"Te pegaría tantas piñas, una tras otra, por todas las cagadas que te mandas, no pensás antes de actuar, seguís siendo un inmaduro, te falta crecer un montón, y sos un idiota. Me haces enojar con tus actitudes, me irritas, me alteras. Detesto que seas tan infantil, impulsivo, maleducado, que no te cuides, que no guardes tus tontas opiniones y que todo te chupe un huevo. Detesto eso. Pero a la vez amo todos esos defectos porque te convierten en lo que sos ahora, un pibe hermoso, divertido, que por más de recibir golpes día a día se sigue manteniendo de pie. ¿Pero sabes qué? También odio no ser capaz de odiarte. Odio amarte, porque duele. Mucho. Quiero odiarte, quiero dejar de sufrir por vos pero no puedo, porque ya sos una parte de mí, entraste a mi mundo en un abrir y cerrar de ojos, te aferraste muy fuerte a mi vida que no me diste ni tiempo a prepararme para tu llegada. Odio que me hagas esto, y ni siquiera sos consciente de lo que provocas. No te das una idea. Odio llorar por vos. Odio sufrir por vos. Te odio porque no puedo odiarte. Me haces sentir mal de una manera hermosa, y me haces sentir bien de una manera horrible. Te pegaría muchísimas veces, para desquitarme, para que sientas el mismo dolor que siento yo cuando me cae la ficha de que no te tengo a mi lado. Me cansas, me agotas, pero sigo acá, apoyándote en las buenas y en las malas porque así lo prometí hace mucho tiempo. Porque te amo, mucho, con todas y cada una de las partículas de mi ser.
Te odio tanto, estúpido.
Mentira.
Te amo."