Stuck In The Past


Capítulo 19


Cuando cierro la puerta tras de mí, no puedo creer lo que estoy viendo. Una chica bajita y de cabello largo se mira en el espejo y justo después cierra los ojos y baila esa tonada pop que no tiene nada que ver con el ballet. Nunca había visto a una chica tan tranquila. Joder, hasta si parece que está bailando dormida o algo así. Me siento hasta a salvo en este lugar y olvido completamente que soy un jodido ilegal que está intentando robar algo de más o menos valor en este lugar. Me alegro profundamente que nadie me haya visto. Tal vez pueda conversar con esta chica pequeña… cuando se vuelve, puedo ver cómo arquea su espalda y soy consciente de que tiene buen cuerpo. Gracias a Dios por las mallas. 
Ella me mira y grita graciosamente, a lo que mi reacción es solo sonreír. Ahora que la miro bien, está preciosa. Me creerán un sensible, pero… que me den un golpe si esta chica no estaba hermosa. Instintivamente llevó sus manos hacia su cabello y comenzó a juguetear con él como si se salvara de algún peligro si tan solo lo hacía. Parece ser callada y sensible…


—Vete de aquí. Lárgate de mi espacio. —Whoa. Estaba equivocado. Tengamos un poco de diversión. —
—No me consta que este lugar tenga tu nombre, así que no me voy. —Me siento cerca de la pared para recargar mi espalda y saco un cigarrillo. A las chicas buenas las atraen chicos malos ¿no? ¿Es un cliché verdad? —Vamos, vamos no te detengas. Te ves tan sexy bailando así. Hasta me podría gustar. 


Noté cómo sus mejillas se sonrojaban y solo me pude detener a mi mismo por el maldito ego que a veces me favorece. Ahora no juega con su cabello. Solamente lleva una mano hacia su boca y comienza a morder su uña de su dedo meñique. Dobla sus pies hacia afuera y hacia adentro cual niña pequeña. Nerviosa. 
Me cuesta creer que por ese simple movimiento quisiera arrancarle toda su ropa. Sus ojos grandes me observan y siento de todo, menos amabilidad. En realidad pensé que este bombón podría ser la excepción a todas esas chicas ricas que, aunque se  sienten atraídas, son unas hijas de perra que piensan que me rebajo a rogarles. Ah no. 


—Apaga ese cigarrillo por lo menos ¿no? —Nop. —¿Sabías que quien vive con un fumador, tiene más posibilidades de enfermarse de cáncer que el mismo?


Nah. Ni idea. 


—¿Qué bueno que no vives conmigo verdad? —Le guiño y se vuelve a sonrojar. Madre mía. No quiero perder los estribos, no puedo. —Te he dicho que continúes. Anda, anda. No te quedes allí parada. 


Ella resopla y se da la media vuelta… joder, de verdad qué bonito trasero. De verdad que quisiera aunque sea tener una foto de ella y presumirla con el grupo alegando que me la follé hoy mismo, en pleno robo y en pleno piso de este lugar. Es más… ¿porqué esperar? Ella ya está haciendo calentamiento, la miro… ¿es que acaso esos estiramientos eran posibles? ¿No le duele? De verdad que es valiente. Y flexible… si tan solo yo pudiera… no. Me denunciaría esta niña rica. ¿Dónde tendrá una foto? ¡Eureka! En su ipod que está conectado a las bocinas. 
Doy una última calada antes de levantarme del suelo y camino rápidamente hacia la mesa en donde está su reproductor. Ella sigue concentrada mirándose. Suspiro exageradamente y desconecto el aparato de las bocinas. Lo escondo rápidamente en mi chaqueta y camino hacia ella dispuesto a darle un beso. Tan solo un besito de despedida, vamos… se que le gustará. Solo que ella casi lo hace antes que yo. Se da la media vuelta, y choca con mi pecho. Retrocede asustada y abro un poco los brazos dispuesto a recibirla. 


—Oh… tan pronto y me abrazas. —La escucho farfullar después de mi comentario. —Me debo sentir amado si una terca y molesta bailarina de ballet me abraza. 


La empiezo a molestar de nuevo, y logro ver cómo su ojo izquierdo sufre un tic casi invisible cuando se irrita. Intento no echarme a reír en su cara y la reto a seguir defendiéndose. Hay tensión sexual, lo siento. Veo como se sonroja al ver que la observo fijamente a los ojos. Es genial poder dominarla así. Baja la guardia cuando la miro fijamente. 
El único problema aquí es que por poco y yo también me quedo sin palabras. No sé cómo puedo responderle con solo tonterías, pero parece que lo hago bien. Ni siquiera sé lo que yo mismo estoy diciendo. 
Después de que llega el policía, nos interrumpe en un omento privado muy violento para mi vocabulario, juego otro par de bromas con ambos. Ella no sabe que hemos salido por mucho tiempo, como se lo dije al oficial, y justo cuando me voy, le planto un beso en los labios. Demonios… suaves y dulces. Jugueteo un poco mordiendo su labio y luego meto mi lengua en su boca, sintiendo cómo sus hombros se tensan. 
Bien.
Muy bien.
Cuando la suelto, el oficial amablemente me muestra la salida. Abotono mi chaqueta y de un momento a otro tomo velocidad y dejo atrás al policía, quien rápidamente comprende lo que pasa. He sido yo el que ha entrado a hurtar y ahora mismo me ha dejado ir. 
Río mientras me encuentro con mis compañeros y tomo mi motocicleta, dando gas y acelerando hasta dejar atrás el lugar aquel donde conocí a esa pequeña con carácter de un ogro. Debo admitir que es buena besando. Tal vez ha practicado con sus muñecas. Río. Y de pronto mi estómago se contrae extrañamente como nunca lo ha hecho. ¿Y si ella tiene un chico con el cual practicar? Bueno… en esas escuelas no tienen mucho tiempo para salir, pero… ¿Y si lo hace? ¿Y si no la vuelvo a ver? No sé porqué me pregunto esto, pero lo hago. Miro hacia atrás, como si ella me estuviera siguiendo, pero no es así. Suspiro y me regaño. No es posible. Solo me estoy jugando una broma, supongo. 


—¿Cómo es posible que nos todos hayamos recolectado más que tú? —Pregunta Rob algo sacado de quicio, pero con semblante divertido. —¿Qué mierda hacías?
—Me tiré a una chica. —Contesto interrumpiendo mis pensamientos, mientras tomo el ipod del  bolsillo de mi chaqueta para buscar alguna foto. Por suerte no tiene contraseña. —Y bueno… le robé su ipod.
—Nunca pierdes tiempo. —Ríe Jace acercándose a mí con curiosidad. —Vamos, vamos quiero verla. ¿Hay alguna foto ahí?
—Creo que sí, solo espera. —Busco entre las fotos y encuentro una con la chica sonriendo simplemente a la cámara. Es preciosa. —Es ella.
—Parece de dieciséis años. Hombre. —Ríe Jace y la observa con más detenimiento. —Bueno, es muy atractiva, ¿qué tal?
—Si hubiera sido malo no lo contaría. —Encojo mis hombros arrogantemente. —¿Qué puedo decir? Es muy flexible. Basta de esta mierda ¿bien? Debemos ir a cobrar lo que nos den por estas cosas. Ya, vamos, no debemos perder el tiempo.


***


Enciende su motocicleta y se apresura a dirigir al grupo. Durante el resto de la noche no vuelve a pensar en aquella chica, ni en su pasado beso. De hecho, justo al llegar a su casa, Lorraine, una chica que ha conocido meses atrás, lo está esperando en la sala de estar, junto con otros compañeros. La toma de la mano y suben a su habitación. 
Sin pensar.
Sin actuar bien.
Solo lo hacen. Al final ambos se quedan dormidos y el se levanta a media noche para sacarla de su habitación, pero la escucha hablando en el baño con alguien. ¿Será Joe? No puede ser. Espera a que termina la conversación en la que escucha frases como “nada nuevo”, “tendremos que hacerlo otra vez”. Sonríe para sus adentros. Hasta puede follarse a sus rivales. No es selectivo con sus chicas. Las adora por ser tan libres, y dejar que él haga lo que se le de la gana con ellas. Cuando Lorraine cuelga, Justin corre hacia la cama y se recuesta, fingiendo que duerme. De pronto nota que Lorraine se marcha sin que él le tenga que avisar. Perfecto. Cierra los ojos y se queda profundamente dormido. Puede divertirse un poco con la chica antes de pensar hacer algo. Posiblemente ella lo deje por devoción a él. Posiblemente. Nadie puede decirle que no. Y si lo hicieran, él no saldría lastimado nunca.
Nunca.


***


En la siguiente estación, el tren se detiene. Justin se levanta y va directamente al baño, sin mirar siquiera a su amigo Jace sentado en frente suyo. Se mira al espejo. Se nota demacrado y con los ojos completamente tristes. Abre el grifo y junta un poco de agua con sus manos, para llevárselas a su rostro. Se refresca un poco y suspira. Pronto _______ habrá bajado y tal vez nunca la vuelva a ver. Definitivamente no quiere estar mal con ella en estos momentos. Si es el final, debe ser justo. Sale del baño y busca entre sus cosas. De todas formas planeaba regresarlo algún día. Tima el ipod que tiempo atrás tomó del reproductor de _______ y sale de la habitación. Va directamente a la habitación de a lado, pero ya está vacía. Han salido rápidamente, supone. Se vuelve y corre por el pasillo hacia la salida.
Jace lo sigue, pero pronto se detiene. No puede juzgar a su amigo ahora. Solo apoyarlo. Se vuelve a la habitación y se pone a hojear un periódico. 
Justin baja del tren y busca con la mirada a _______ o a Addy. En ningún lado las encuentra. Corre hacia la salida del lugar, buscando a las chicas. Mira hacia todos lados, pero no logra verlas. Está a punto de regresar, camina hacia la entrada de nuevo, y justo a lado del dispensador de golosinas, encuentra a las chicas pagando por algo para comer. Mira a ______. Recuerda la primera vez que la vio. Ahora es mucho más hermosa. Con esa cara de chica buena, su semblante triste… simplemente no puede dejarlo todo así.
Corre hacia ella y la toma por la cintura, alzándola en el aire. Ella grita y se vuelve a él, sorprendida. Justin la baja, y quita el cabello de ella que esté tapando su rostro. Quedándose serio por unos segundos. 


—No puedo dejar que te vayas así nada más. —Susurra desesperado. —¿Cómo vas a practicar?  Es decir… un idiota te robó un ipod.
—¿De qué estás hablando?
—De esto… —Saca de su bolsillo el ipod y lo coloca en las manos de la chica. —No le hice ningún cambio… bueno… solo robé unas fotos tuyas. Pero solo eso. Lo siento. Debí habértelo entregado antes. Quiero estar bien contigo. Solo eso. Dime que estamos bien y... bueno, todo estará bien.
—Vaya… —Suspira _____ mirando el ipod. —Me tomaste desprevenida. Yo… yo creo que podemos estar bien, solo con un tiempo… es decir…
—No digas nada más. —Asintió Justin obviamente arrepentido. —Sé lo que hice, pero confío en que pronto pueda arreglarlo.
—Suerte con lo que sea que hagas. —_______ le regaló media sonrisa. —Estaré bien. De verdad.
—Lo se. 


Le sonrió tristemente antes de revolver su cabello juguetonamente con su mano y dándose la media vuelta hacia el tren. 
Aunque fue extraño, puede decir que el asunto está algo mejor. Ella no cree que con eso llegue a perdonarlo, pero puede sentirse tranquila al no haber resultados de una pelea monumental de por medio. Tanto tiempo lejos podría mejorar las cosas y eso es lo que espera más que nada del distanciamiento. Observa su ipod un poco más, antes de volverse hacia Addy y salir de la estación con rapidez para alcanzar un taxi hacia la Academia.
Tiene algo claro: nada de baja autoestima, nada de exigirse demasiado. Sabe lo que puede hacer y cree que con eso puede lograr mucho, aunque tiene por seguro que tendrá que iniciar desde cero. Todo con tal de estar a salvo. 


—Creo que debería ir a ver a mi madre. —Duda por unos segundos. —Oh… y debo renunciar a mi puesto pendiente en la revista. No me he presentado… no creo que sea un problema para ellos no lidiar conmigo.
—¿Estás segura de lo que estás haciendo? —Addy la toma de la mano. —Será difícil, pero puedo ayudarte.
—Entonces puedo estar segura de todo. —Termina ella. —Sé perfectamente lo que voy a hacer.


***


Él ve la oportunidad. La chica sale por el periódico a las tres de la madrugada siempre. Es una lunática. Su melena rubia está sujeta en una coleta. Deja la puerta abierta y el aprovecha para entrar. Saca su arma y se sienta en el sofá frente a la entrada. Cuando ella lo ve, por instinto grita y él se levanta para cubrir sus labios. Apunta con el arma en su cien y cierra la puerta. 
Un perro pequeño, de pelaje blanco le ladra ferozmente, pero él no le teme. Es solo un perro de juguete, piensa. Siente como Lorraine grita sobre su mano tapando su boca.  El ríe y niega con la cabeza varias veces.


—Oh no nena… no permitimos hablar. —Siente un escozor en la nariz, resultado de inhalar alguna droga para hacerse más violento. —Te dije que no. Qué coincidencia… es decir… no puede hablar, pero le cuentas a ese hijo de perra todo de mí. ¿Quién te ha enviado? Apuesto a que Joe.
—No te lo diré jamás. —Justin suelta un poco la boca de la chica y ese quejido resuena en la habitación. —Pero te vas a morir en manos de las personas que confías.
—No te creo.
—Piensa bien y si quieres hacer algo, hazlo ya.


No lo pensó dos veces y jaló el gatillo. Una vez… la vio tirada en el suelo y disparó tres veces más. El pequeño perro siguió ladrando y el antes de salir le disparó, pero solamente lo hirió en una pata. 
Corre hacia el parque próximo, y se sienta en una banca, respirando entrecortadamente. Enciende un cigarrillo e intenta relajarse. Piensa en las palabras de Lorraine y todo tiene sentido. Ella no hablaba de si quería asesinarla, lo hiciera de una vez. Lo estaba advirtiendo. Justamente tiene sentido después de que todo se ha caído. Ahora no puede hacer nada. Solo huir.


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Hemos vivido un asesinato. D:
P.D: Justin está completamente loco.



#GraciasPorLeer #FelizSemana ;)

<3


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Mafer.