Stuck In The Past


Capítulo 8


Durante su trayecto hacia el edificio, piensa en cómo le irá en su primer día. Después de mucho tiempo sin ninguna obligación más que hacer sus respectivos ejercicios mentales, y comer toda su comida, lo demás no parece nada fácil. Pero si le gusta, y si estudió, es obvio que no debe ser tan pesado. Debe exhalar dos veces antes de decidirse a entrar por las puertas de cristal. 
La misma decoración de la recepción aparece ante sus ojos y saluda con una sonrisa a Greg, el recepcionista. Éste levanta los pulgares en alto y le indica que se acerque con él. Ella camina algo confundida, y mira su reloj. En tres minutos comienza su turno, así que puede empezar a charlar. 
Greg se agacha y tarda un poco rebuscando entre sus cajones. Cuando se levanta de nuevo, le entrega un papel a _______ con su horario, explicándole los códigos de colores que él mismo perfeccionó para ella. Luego busca en otro cajón y saca su nueva credencial.


—Normalmente no hago nada de esto con todos los que entran. —Explica. —Pero como eres amiga de Dina, lo menos que podría hacer es apoyarte ahora que eres del grupo.
—¿Eres amigo de Dina? ¿Ya la conocías? —Pregunta _______ mirando su horario. —Eso explica porqué nos vimos en The Devil.
—En parte. Pero yo no pude ayudarla a conseguir empleo, así que… sin celos por el momento. Ella consiguió el trabajo bajo sus méritos. 
—Vaya, no hace falta que lo digas. —Suspira, acomodando su bolsa en el hombro. —Ella es muy bonita y talentosa. Sé que merecía el empleo.
—Tú también, no seas modesta. —Greg se coloca los auriculares y comienza a teclear en su computadora. —Que tengas suerte en tu primer día. Siempre es sencillo. 
—Gracias.


Se aleja de la recepción y se apresura a tomar el ascensor hasta el piso cinco. Donde estará listo su nuevo trabajo, sea el que sea que le tengan asignado. Al llegar a dicho piso, se acerca a la recepción y a lado está el láser donde marca su entrada. Justamente a las nueve. En el sillón de la sala, está Dina y varias personas, chicas y chicos (supone que todos modelos) esperando al director del lugar. Saluda a Dina y se sienta a su lado, comenzando una plática sobre en dónde se metió la noche de The Devil. Solo le contó algo sobre un encuentro con una persona de su pasado con la cual debía arreglar las cosas. No fue muy explícita, pues aún lo logra procesar todo lo malo que pasó aquella noche. De lo bueno, lo recuerda más que nada, pero parece que a su mente le pareció mucho mejor borrar los hechos menos relevantes. 
Solo conoce a Dina entre toda esa gente. Pero su mirada se concentra en un chico alto y rubio. Parece ser un nuevo modelo contratado, supone. Su aspecto es ése. Está muy concentrado en su teléfono. Pero cuando alza la vista, la mira directamente. Su mirada es profunda y ruda aún teniendo color azul claro. ________ desvía la mirada, por atender una pregunta de Dina. Ambas comienzan a platicar y se olvida por completo del chico.
Una puerta se abre y de ahí sale un hombre alto, delgado y atractivo, de cerca de unos treinta y cinco años de edad. Con presencia de empresario. Todas las personas presentes se ponen de pie educadamente y sonríen, obviamente nerviosos. Las chicas acomodan sus perfectas faldas y los hombres, para verse más serios, se cruzan de brazos. _______ imita a las chicas y adopta una posición madura y seria. 
El hombre se posiciona frente a ellos con una media sonrisa decidida en el rostro y les hace un ademán para que entren detrás de él a la oficina. Todos lo obedecen y se acomodan en una silla, frente a una mesa larga de madera. El director se quedó hacia el frente del lugar, a lado de una pantalla iluminada por el proyector que se posicionaba justo en el medio de la mesa. 


—Bueno, les doy a todos una cordial bienvenida a Faces. Yo soy el director en jefe de la revista. John Kingston a sus órdenes. —Dobla las mangas de su traje unos escasos centímetros y comienza a mostrar su lenguaje corporal, moviendo mucho los brazos, y sonriendo amablemente. —Como en todo trabajo, tenemos dinámicas especiales para asignar puestos y calificar su rendimiento. Ahora, decidí hacerlo algo diferente a algunas veces anteriores. Por el momento solo les explicaré el reglamento de las instalaciones.


Al parecer la mayoría eran modelos. Solo mencionó a dos fotógrafos. Ella y alguien más. Lástima que no dijo los nombres, pues todo ellos parecían ser sacados de una revista, para… exactamente una revista. 
Durante la explicación ______ prestaba atención y realizaba apuntes rápidos en su libreta. Levantó la vista hacia el frente, y miraba a John hablar y moverse. Al girarse a la derecha, ve a Dina haciendo apuntes igualmente y a la izquierda tenía al chico de ojos azules que casualmente no tomaba apuntes y no miraba siquiera al director. 
Sus miradas se fijan por un momento y recibe una sonrisa preciosa del chico. En su labio inferior hay una especie de marca, como de un piercing que ha sido retirado. Un chico malo, o tal vez lo requirió en su trabajo de modelo… ¿Qué importa?
Después de varias especificaciones, habló sobre las llegadas tarde, sanciones, horarios para el almuerzo que ya deben de estar marcados en los horarios, horario de salida y vestimenta de trabajo. Todos deben de ir formales, a no ser que los modelos tengan alguna sesión y necesiten cambiarse. Después de eso, miró su reloj y decidió terminar el repaso de reglas rápidamente para no quitar tiempo del almuerzo. Al levantarse, _______ recoge sus cosas, dispuesta a salir rápidamente de la oficina en busca de Dina, quien se adelantó. Antes de salir, siente un toque en su hombro y se vuelve rápidamente. El chico de ojos azules le vuelve a sonreír y estira su mano hacia ella.


—No pude evitar notar que me mirabas… lo siento. —_______ toma su mano, indecisa y saluda. —Christian Kingston. 
—______ Lombardi. —Se lleva una mano a los labios y suspira sonoramente. —¿Eres hijo de John Kingston, el director?
—Bueno, debí no haber dicho mi apellido ¿cierto? —Guiña y lame su labio inferior en una fracción de segundo. —Sé que te molestaría que te pidiera que guardaras el secreto ¿verdad? Eres la única que lo debe saber.
—Tarde o temprano te darás cuenta de que eso no se puede ocultar. —______ sonríe y cierra la cremallera de su bolso, dispuesta a ir corriendo detrás de Dina. —Debo ir a desayunar, nos vemos en un rato Kingston.
—Vaya, qué discreción.


_______ corre hacia el ascensor  y presiona el botón varias veces, algo nerviosa por haber hablado con el hijo del director de la empresa. No cree justo de que le hayan dado el empleo a él, dado a que muchos seguramente dieron todo su esfuerzo para conseguir el puesto, que posiblemente él ahora lleva. Un modelo no debe ser difícil… es decir, con el apellido Kingston ya puede lograr mucho. Cuando el ascensor llega al primer piso, sale corriendo hacia donde Greg. Lo aluda y sale hacia la calle en busca de Diane. Pronto recibe un mensaje de ella que dice que la espere en la entrada, que tuvo que ir al baño, por un problema femenino. 
Se recarga en la pared, a lado de la puerta corrediza del edificio y se pone a teclear un mensaje a Justin, avisando que estaba todo bien y que ahora debe ir a desayunar. Él responde inmediatamente.
“Me alegra que te vaya bien cariño. He ido a comprar las vitaminas que necesitas y pondré algunas cosas en tu habitación… ¿o quieres que las ponga en la mía?”
________ ríe por lo bajo y alza la mirada. Christian Kingston está saliendo del edificio y de nuevo sus miradas se cruzan. El sonríe y de nuevo camina hacia ella. Teclea rápido el mensaje y guarda su teléfono en su bolso. Christian se cruza de brazos y hace un mohín. De nuevo logra ver la marca del supuesto piercing. 


—¿Qué se te ofrece? —Preguntan al unísono. —
—Habla primero. —Christian es más rápido. —
—Bueno, la misma pregunta. ¿Qué se te ofrece Christian Kingston?
—Nunca lo superarás ¿eh? —El chico se cruza de brazos y su mirada penetrante ataca de nuevo. —Bueno, cuando alguien me sonríe, supongo que necesitan de mí o algo así. Así que… aquí estoy.
—No. Yo… bueno… —Tartamudea y se deja en evidencia su nerviosismo. —No te sonreía a ti. ¿Sabes? Es que mi novio me envió un mensaje y yo…
—Oh mierda.
—¿Qué ocurre?
—Me acabas de romper el corazón diciéndome que tienes novio.
—Vamos Kingston, son solo dos minutos de nuestra presentación. —______ se aleja un poco de él, pero no le teme. Su sonrisa irradia confianza. —No seas así.
—Bueno, es un problema grave. Muy grave Lombardi. —Asiente, como si quisiera parecer comprensible. —¿Acaso eres italiana? Las extranjeras me atraen. Ya lo decía yo desde que te ví entrar al edificio. 
—¿Me has estado espiando a caso? —Pensándolo bien… ahora le teme un poco. —No quiero parecer grosera, pero no tienes porqué dejarte llevar por mi apellido. Soy solo descendencia. No tengo muchas raíces italianas, por suerte. 
—Está bien, me rindo. —Alza las manos y se aleja dando pasos hacia atrás. —Bueno, como sea, Lombardi. Tengo ases bajo la manga. Espero que tu chico también.
—Como sea.
—Grosera.
—Solo… ve a almorzar. —Suspira, rendida. — Yo también necesito proteínas.
—Entonces vamos juntos. —Ofrece, con su sonrisa amable de nuevo en el rostro. —Lo entiendo. No quieres. Como sea… ten un buen día.
—Igual.


Se cuza de brazos al observar a Christian alejarse. Se vuelve hacia otro lado cuando presiente que él se volverá hacia ella. Cuando más o menos lo siente alejado, se vuelve hacia la puerta, y Diane sale corriendo hacia ella. Toma su cabello en un moño alto y le sonríe.


—Lo siento mucho, nunca pensé que en mi primer día… —Aclara la garganta dramáticamente y suspira. —Como sea, no tengo porqué decirte detalles. ¿Hambre?
—Demasiada.
—Entonces corramos, quedan quince minutos. 

Durante su almuerzo improvisado con una rosquilla y un café expreso gigante, conversaron poco, pues se les hacía tarde para terminar el almuerzo. Al pagar y retirarse de la cafetería se apresuraron a entrar de nuevo al edificio y al mismo piso. Cuando entraron a la oficina, había pocas personas (entre ellas Christian, quien sigue sentado en el mismo lugar). Dina tiene la idea de sentarse más cerca para ver mejor la presentación y eso hacen. Aunque ______ se sienta mal por hacerle pensar al chico que tal vez de verdad la asustó. Cada que se vuelve hacia él, está muy concentrado en su teléfono. Serio. Nada que ver con el tipo alegre y carismático que conoció hace varios minutos. Eso es ser bastante voluble. Como sea, en cuestión de minutos, entra el resto de los modelos y el posible fotógrafo. Después llega John Kingston y no puede evitar compararlos a él y a su hijo. Tienen la misma mirada color azul y el mismo tono de piel y de cabello. Si no hubiera estado nerviosa y hubiera prestado más atención, lo hubiera adivinado sin que Chris se lo dijera. ¿Qué? ¿Acaba de llamarlo Chris? No, no. El joven Kingston. 


—Bueno, esta vez tuvimos dos seleccionados en cuanto a fotografía. Así que supongo que será el primer reto. —John enciende el proyector y comienza a explicar las partes de su nuevo proyecto. —Deben crear la sección de “Vamos a la Calle” de la revista. Consiste en lo obvio… salir a la calle, a un lugar interesante y presentarlo por medio de fotos y entrevistas. Podrán usar a los modelos presentes, y les prestaré a los mejores editores. ¿Está bien? 


Todos asienten. John saca una hoja de papel de su carpeta, y relee los nombres. 


—Muy bien, señorita Lombardi, y Kingston. ¿Listos para enfrentarse?


Espera… ¿Qué? ¿Christian es el fotógrafo?


—Tendrán un mes para planear y realizar todo el trabajo. Después de eso, publicaremos en nuestra página su trabajo. El fotógrafo con más votos gana. —Hago apuntes rápidamente, pero en estado de shock. —El ganador, será el fotógrafo en jefe y el perdedor, será el fotógrafo asistente. ¿Estamos bien?


Asiente. No se atreve a mirar a Christian. Solo imagina la sonrisa de satisfacción, porque obviamente sabía más que ella. Sabía de la competencia y sabía lo demás. El resto de las explicaciones generales se le pasan rápidamente y a la hora de su salida, se siente abrumada y tal vez algo triste. Pasa su credencial por el láser y sale corriendo con la excusa de que se le hace tarde para una cita importante. Manda un mensaje a Justin y espera nuevamente a lado de la puerta de cristal. Diane sale y la despide con una sonrisa. El resto de los chicos salen y hasta el final Christian. Se acerca a una motocicleta Harley color azul oscuro y se sienta en el sillín. Acomoda el retrovisor a su rostro y se coloca el piercing en el labio con mucho cuidado. Es atractivo hasta el punto del egocentrismo. Le recuerda a alguien… y en ese momento ese alguien llega en el auto por ella. Esta vez está vestido casualmente y su cabello vuelve a estar arreglado, maldice por lo bajo. Le gusta más cuando está desaliñado. Camina hacia el auto y sube. Justin la atrae hacia del y la besa. Se alejan y ella logra ver por el retrovisor la mirada de Christian y su media sonrisa arrogante. 


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Nuevo personaje. Lo amo, es como muy...
dsklfnkdslnfklds rápido. Ah.


Espero que les esté gustando la novela, sus
comentarios son ksdnkfsdkl gracias. <3


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