Stuck In The Past


Capítulo 6


— ¿Hola? —Pregunto. El otro lado de la línea se escucha su respiración. — ¿Así que tecleaste mi teléfono sin permiso ah?
—Perdona, fue una broma de mal gusto, pero teníamos que mantenernos en contacto. Supongo que fue un error. —La risa de Dina se contagia y sonrío. —Solo llamo para decirte que he conseguido el empleo. No te conté, pero bueno, acertaste. Ahora soy modelo. 
—Me parece muy bien Dina, te felicito. 
—Bueno, era todo, es decir… de alguna forma tenía que llamarte para hacerte saber mi pequeña broma. —Sonaba cual niña quien acababa de hacer una travesura, que por descontado, lo hizo. —Y como no nos conocimos muy bien, pensé en salir alguna vez.
—Me parece una buena idea, pero no puedo. —Pienso en que la chica es atractiva, pero hay un problema. — ¿Sabes? Acabo de entrar en un tipo de prueba con mi chica, tuvimos malos días y quiero hacer lo que esté en mis manos para recuperarla, no creo que sea buen momento.
—En ese caso, aprovecha ese tiempo. —Anima Dina. —De verdad que tiene mucha suerte de tenerte.


Debo tomarlo como un coqueteo. ¿O no? Sin querer sonrío y no borro esa línea curva de mi rostro hasta que se despide Dina y colgamos al mismo tiempo.  Me recuesto en mi cama y hago memoria de lo que pasó anoche. Logré ver a _______ después de un tiempo, la obligué a hablar conmigo y de nuevo estamos juntos. 
Nunca antes me había sentido tan feliz al ver terminado algo que comenzó mal. Es algún tipo de señal de lo que en verdad necesito, de lo que en verdad me importa. Ahora solo debo concentrarme en no echarlo a perder. Eso implica no hacer nada estúpida que pueda dañar lo que tengo con ______. Dina es muy linda, atractiva y amable, pero apenas la conoce y no querría tener una cita con ella, sabiendo que ______ puede enterarse. Ahora estoy con ella, y es lo único de lo que me debo preocupar. 
Tomo mi teléfono de nuevo e intento mandarle un mensaje a mi chica. Pero me doy cuenta de que hace seis meses ella se excluyó de todo y tal vez cambió su número. Mando un mensaje largo a Jace explicándole mi arreglo con _______, que ahora estamos bien y que necesito su número.  Al cabo de un rato, mi amigo responde diciéndome que según él, el número sigue siendo el mismo. Intento una vez saludando por medio de un nuevo mensaje. Yo no he cambiado mi número y confío en que ella lo tenga, o por lo menos lo recuerde. 
“El mismo… supongo. ¿Quién eres?” me responde el mensaje. Entonces sonrío y comienzo a escribir rápidamente un enorme mensaje.
“Soy el chico que te ama demasiado, y que no puede vivir sin ti. De hecho, ahora que te dejé en la puerta de ese lugar, sentí que te decía adiós por última vez. Por favor prométeme que nos veremos pronto, o me veré obligado a perseguirte de nuevo y forzarte a subir a mi auto. Ah, y te invito esta noche a mi casa. Cenaremos, conversaremos y te haré el amor otra vez. ¿Aceptas pequeña?” 
El mensaje se tardó varios segundos más en enviarse. Después de quedarme mirando la pantalla por casi una eternidad, ella respondió.
“Maldita sea, Justin casi me sacas un susto de muerte. ¿Sabes cuántos criminales peligrosos hay en el mundo haciendo bromas de éste tipo?”
Me río fuertemente y de pronto me siento un estúpido por sonreírle a una pantalla. Pero recuerdo que ella está del otro lado de ésta. No puede ser mejor. Soy el hombre más afortunado del mundo entero.
“Muchos. Yo soy uno, recuérdalo” y le envío un guiño. En cuanto suelto el teléfono en la cama, comienza a sonar en modo de llamada. Lo tomo de nuevo y contesto sin ver siquiera el número. Sé que es ella.


—Basta de mensajes por favor, sabes que me asustaste mucho. ¿Verdad? Hablo en serio Justin. No me habían mandado mensaje antes, desde que lo entregué. 
—Bien, bien tranquilízate linda, ya ha pasado, y lo siento. —Digo entre risas y aclaro la garganta. —Como sea... ¿Aceptas mi invitación? 
—No puedo. Mañana inicio con mi trabajo y necesito dormirme temprano. —Se disculpa con un hilo de voz, probablemente aún no le tengan permitido hablar allí dentro. —No es nada personal, me gustaría pasar todo el tiempo del mundo contigo.
—Entonces veremos qué hacer. —Una idea se viene a mi mente. Me levanto, tomo las llaves y salgo hacia el estacionamiento. —No te muevas de ahí ¿vale? En un rato llego.
—No puedo tener visitas… —La escucho insistir, pero rompo la llamada. Esta es una buena idea y no pienso desperdiciarla. —


***


Nerviosa, muevo mis pies de un lado al otro de la habitación, revisando mi teléfono cada cinco segundos, después de tomar algún objeto de aquí, otro de allá... examinándolos con desinterés. Solo quiero matar el tiempo. Cuando no tengo otro objeto más que revisar, dado a que hay pocos en una habitación de rehabilitación, me recargo en la pared a lado de la puerta y espero a que me llamen. De un momento a otro la puerta se abre y pego un salto de conmoción. Lidia entra y cierra la puerta a sus espaldas, con una cara que no podría describir de tora manera más que emocionada. 


—Acabo de conocer a tu Justin. —Se pone a aplaudir y me mira pícaramente, dado a que le he contado todo sobre la noche anterior. —No te culpo chica, no te culpo.
— ¿Qué te ha dicho? Me dijo que tenía planeado algo, pero me dejó con dudas. No quiero que haga algo loco, como siempre lo hace.
—Su pregunta me pareció muy razonable. —Asiente Lidia dándose palmaditas en su barbilla con el dedo índice. —
— ¿Qué te ha dicho? Es decir... ¿Qué te ha preguntado?
—Te repito que fue razonable.


Lidia se acerca a mi armario y lo abre. Comienza a sacar toda mi ropa, y no es que tenga mucha. Abre la maleta y la deposita sin cuidado en ella. Yo solo me quedo parada mirándola y preguntándome qué fue lo que hizo Justin, o si esto siquiera es parte de su plan o me están echando de aquí a la fuerza. 
Lidia no tarda en guardar todas mis cosas y baja la maleta con ruedas al piso, dándomela. Yo no entiendo qué pasa, ni qué hice mal, o qué hizo Justin. Me indica que la siga y eso hago. Tomamos el ascensor hasta el primer piso y cuando se abre, veo a Justin sentado en el recibidor, leyendo cómodamente un periódico. Cuando me ve, sonríe y se levanta, caminando hacia mí. Me abraza y yo ni siquiera me jacto de lo que pasa. Solo le parece gracioso ver mi rostro de preocupación y de ansiedad. Si sigue así, lo golpeo. De verdad que sí.


—Gracias Lidia, fue muy bueno contar con tu comprensión. —Agradece Justin ofreciendo un apretón de manos a mi enfermera. —Ahora, debemos irnos.
— ¿Alguien puede decirme qué pasa? —Pregunto con los brazos estirados hacia los lados dramáticamente, dando a entender mi confusión. —Justin explícamelo.
—Expliqué que como es tu primera semana de trabajo, tal vez deberías contar con el apoyo moral de alguien que te ama. —Giña y vuelve a explicar. —Tú sabes… los primeros días son los más difíciles.
—Te dije que era razonable, linda. —Apoya Lidia abriendo mi carpeta con mi expediente dentro, y se la entrega a Justin. —Aquí tenemos su régimen. Cualquier duda, ya tengo tu teléfono y dirección. Así que haré visitas de inspección. —No había visto a Lidia tan feliz desde que ganó un cupón para una pizza gratis. —Mucha suerte a ambos.
—Gracias Lidia. Serás bienvenida. —Se despide Justin y rodea mis hombros con su brazo. —Vamos a casa, linda. 


Aún no creo que lo haya hecho de ésta forma. Es demasiado increíble, inoportuno y divertido. No entiendo cómo es que ambos lograron convencer a la directora Western de que esto era lo correcto. 
De hecho, ahora lo creo. Siendo honesta. Justin y Lidia tienen un gran poder de persuasión y hasta ahora logro comprender, que entre ellos dos juntos, usando su encanto, lograrían hasta que me apartaran el régimen. Y no dudo que lo hayan intentado. Pero hay límites también. Así que por solo la razón de ir a vivir con Justin por un tiempo me siento increíblemente libre de nuevo. 
Durante todo el camino le hago preguntas a Justin sobre cómo fue que logró todo esto, diciéndole que es un genio y que nunca me habría pasado por la cabeza esa idea, y mucho menos ese tipo de petición improvisada. Sus argumentos me han dejado con la boca abierta, y eso que no me los ha dicho todos exactamente completos. 
Me ayuda con mi maleta del estacionamiento subimos las escaleras y llegamos al apartamento. Entra, deja la maleta a lado de la puerta y enciende el aire acondicionado por medio de un control táctil instalado en la pared a lado de la entrada. Observo su casa y la recuerdo un poco de la última vez que la vi.
No recuerdo mucho, dado que él me llevó a la fuerza y la mayor parte del tiempo estuvimos peleando. Pero en mi mente se pintan poco a poco los rasgos interesantes, y me doy cuenta de que ha cambiado mucho. Ya no está todo en completo orden, ahora parece una casa normal, de un chico normal. No está encendido el reproductor esta vez y siento el ambiente más cómodo y acogedor. ¿Tendrá que ver con el humor? 
Justin pasa a mi lado y aprieta mi hombro con suavidad al instante. Se dirige a la cocina y desde ahí me ofrece algo de comer o de tomar. Le digo que no, gracias. En sus manos tiene la carpeta de mi régimen y se sienta en la barra del desayunador, después de haberse destapad una lata de soda. Da un trago y levanta la vista hacia mí. Sonríe y baja la lata.


—De ese pasillo largo en adelante, hay habitaciones. Elige la tuya. —Por un momento pensé que dormiríamos juntos. —O es que acaso… —Me ha leído el pensamiento. —No te preocupes, solo elige uno para que guardes tus cosas. Lo siento, pero en mi armario no hay mucho lugar. 


Sonrío en forma de agradecimiento, tomo mi maleta y dejo a Justin solo en la cocina leyendo mi expediente. Camino por el pasillo y me detengo en la habitación en la que Justin me encerró la última vez que estuve aquí. Es el suyo. Salgo rápido y cruzo el pasillo para dar con el que será mi cuarto. Está limpio, con sábanas azules bien acomodadas y las paredes son blancas. De verdad que tengo miedo de siquiera tocarlo. Dejo mi maleta y salgo de nuevo hacia la cocina, donde Justin sigue atento a las hojas de la carpeta. Me siento a su lado y beso su mejilla, el se vuelve y me sonríe tiernamente, besando mi frente. 


—Lo siento por todo esto. —Murmuro escondiendo mi rostro en su cuello. —No sé que es lo que siento cuando te veo leyendo todo lo malo que me ha pasad, pero puedo asegurar que no pienso nada positivo. 
—Yo al contrario estoy orgulloso de ti, nena. —Justin cierra la carpeta a medio leer, y me rodea con sus fuertes brazo. —Eres tan fuerte… has pasado por mucho y tienes todo el crédito del mundo. Mereces ser feliz y yo voy a hacer que eso pase.
—Un ejemplo es vivir juntos ¿eh? —Le pregunto arqueando una ceja. —
—Si puedes vivir conmigo, créeme que eres una diosa invencible. —Bromea y luego se levanta, tomando sus llaves de nuevo. —Entonces debo traer algo de fruta, nada de alcohol, mucha carne para la señorita y… ¿donas?
—Una debilidad. —Admito encogiéndome de hombros. —
—Voy a comprar todo eso, y regreso pronto ¿vale? —Se inclina hacia mí y me besa. Succionando mis labios tan apasionadamente, que quiero explotar. —Te tengo conmigo y nada ni nadie va a impedirlo. Prepárate. Toma un baño y usa algo bonito porque esta noche cenaremos aquí, miraremos una película y…


Lo dejó a la imaginación. Pero sé a lo que se refiere. Mi piel se eriza y le sonrío levemente como respuesta. Es obvio que lo ha notado. Guiña y sale del apartamento. 
Doy un trago enorme a la lata que él dejó a medio tomar en la barra y me levanto, caminando hacia la habitación. Tomo mi maleta y la dejo caer cautelosamente sobre la cama, abriéndola de un movimiento. Comienzo a desempacar mi poca ropa que llevo, algunos zapatos y me siento extraña cuando noto que solo abarcan la mitad de ese enorme clóset. Me encojo de hombros y tomo mi ropa interior, y unos jeans bonitos, a juego con una blusa color amarillo pálido. Abro la única puerta que hay en la habitación y encuentro el baño. Me desnudo, me hago un moño desordenado con mi cabello y entro al agua regulada. Enjabono mi cuerpo solamente, y al terminar, me envuelvo una toalla blanca que está colgada en la puerta corrediza. Ato la toalla en mi cabello y salgo del baño, tomando de mi maleta mi neceser y vuelvo al lavabo. Cepillo mis dientes y me visto. Suelto mi cabello y hago una trenza a modo de diadema, desde un extremo a otro, dejando el resto del cabello suelto. 
Sonrío al espejo y me retiro. Según algunos consejos, cuando inicio a rehabilitarme, tengo que dejarme de ver detenidamente antes de encontrar algún defecto creado por mi mente. No tiene caso ahora, pues es uno de los días que me siento bien. No excelente. Solo bien. Y eso es un avance. 
Deambulo por la casa y cuando no tengo a donde más ir, me siento en el sofá del living y hojeo una revista de autos que estaba en la mesa de centro. Escucho la puerta abrirse y me pongo de pie por inercia. Justin entra con bolsas llenas de productos y debe cerrar con el pié. Corro a ayudarlo y tomo dos bolsas, depositándoles en la barra, a lado de mi carpeta. Él me mira de arriba abajo y arquea una ceja. Solo pienso en decirle “Es lo más bonito que pude conseguir”. Pero parece bastarle. Sonríe, deja las bolsas y corre a abrazarme. Besa mu cuello y me aprieta contra su pecho. Como diría Lidia… “Fue muy razonable”. 



-----------------------------


¿Les pareció razonable? 
Porque a mí si. Ah.

Hoy me dieron activación física 
nivel ninja. I'M A PURPLE NINJA ah
Me duele todo, debo dormir. 

Espero que les haya gustado. 
#MuchLove #AbrazosVirtuales


*PRIMERA TEMPORADA (Stuck In The Reality) AQUÍ: http://twitpic.com/dhdwej 
*Si cambias de username avísame por favor.
*Si no te avisé, o lo hice dos veces, regañame.
*Amo que comentes. ;)
*#NL si eres nueva y quieres que te avise. 

Mafer.