Stuck In The Past


Capítulo 5


Después de dormitar en su pecho, me encuentro aún con su mirada despierta y atenta hacia mí. Me parece la criatura más inocente del mundo, aunque estemos así, tan juntos, desnudos y después de haber hecho el amor. Aún su cuello está algo húmedo por el sudor, pero su respiración se ha normalizado. Ella juega con los dedos de mi mano derecha y me hace cosquillas con cada toque. Su cabello está echado hacia atrás, sobrepasando el sofá, cayendo al vacío. Beso su cuello otra vez y suspira.
Se levanta un poco, y me incorporo con ella hasta quedar sentado en el sofá. Ella levanta sus bragas del piso y se las pone, junto con el resto de su ropa. Me mira seria y busca su celular en su bolsillo. Teclea un par de palabras y espera. 
Yo la miro, sin entender qué he hecho mal. ¿La he lastimado? ¿No estaba lista? ¿Se ha enojado conmigo? No puedo comprenderla, la verdad. Si no hubiera estado lista me lo hubiera dicho. La conozco. En un estado de shock me coloco mis bóxers y me siento, mirando al piso. Segundos después, ella se sienta del otro extremo del sofá y se recuesta nuevamente. Me vuelvo hacia ella y me sonríe, indicándome que me vuelva a recostar en sus brazos. Forzó media sonrisa y lo hago. Aunque sigo dudando de lo que ha pasado.


—Lidia me ha dejado estar contigo hasta mañana. —Indica ella en un hilo de voz, su voz se escucha perezosa y alegre. — ¿Está bien verdad?
—Solo si me dices quien es Lidia. —Contesto acariciando su cintura por debajo de su blusa. —
—Bueno, voy a contarte todo. —Dice ______ mirando hacia el balcón. —En primera, no te preocupes. Solo me vestí porque hace frío.
—Lo hubieras dicho. —Me levanto, me pongo mis pantalones y me aproximo hacia la puerta de la habitación. —Si quiero saberlo todo, tenemos que acomodarnos. Pasaremos la noche aquí. ¿Cierto? 
—Claro, si tú quieres estar aquí. —Asiente la chica, sentándose en el extremo del sofá. —Eh, ¿a dónde vas?
—Voy al auto por algunas cosas, regreso rápido. 


Bajo las escaleras de dos en dos y salgo por la puerta principal. Quito la alarma al auto y saco unas mantas limpias que siempre llevo en la parte de atrás. Cierro el auto y lo aseguro de nuevo y entro al lugar, subiendo de nuevo los escalones hasta llegar a la habitación. _______ está cerrando la gran ventana y enciende una lámpara vieja que está en una especie de mesa en la esquina de la habitación. Me sorprende que aún sirva. Tiendo las mantas en el sofá y nos recostamos de nuevo. Besos sus labios rápidamente y entrelazo nuestras manos. Juego con sus dedos y me imagino cómo luciría con un anillo de compromiso, enorme y hermoso. Desde ese arranque en el estacionamiento, la idea se ha sembrado en mi mente. Tal vez sea una buena idea después de todo. 


—Bueno, todo listo. ¿Aún quieres que te cuente? —Pregunta ______ arqueando una ceja. —No quiero que después de esto nos pongamos extraños Justin. Quiero que todo sea como antes… eh, es decir, la parte buena de lo que éramos antes.
— ¿Me estás aceptando de nuevo? —Pregunto mirándola pícaramente y metiendo mis manos debajo de su blusa al mismo tiempo que le beso la mejilla. —Mierda, ¿para qué te vestiste?
—Basta. —Ríe quitando mis manos de su cintura y recobra la compostura. —Vale… quitando todo lo que pasó contigo y aquella chica en la fiesta, prefiero olvidarlo. Esa fiesta fue de locos, y sé que fue tu intención, pero por la influencia de todos los narcóticos. Y prometo nunca volver a algo así.
—Mucho mejor. —Asiento subiendo la manta hacia mi pecho. —En serio lo siento nena.
—Yo también.


Unos minutos se queda en silencio. Como una señal de que lo que está a punto de contarme es difícil, y tiene que saber las palabras exactas antes de decir algo que pueda interpretarse mal. Acaricio su rostro, ella parpadea y vuelve a mirarme. Sus ojos están de nuevo tristes y me preocupo. Sé que es extraño cambiar tantas veces de estado de ánimo, pero conozco a ______ y debe tener una razón importante. Así que le doy su tiempo para estar a gusto de nuevo conmigo.


—Hace tiempo atrás, cuando iniciábamos a salir, tenía muchos problemas en la Academia de baile. —Recuerda recargando su cabeza en el sofá, mirando al techo. —La profesora Donaire dejó de tratarme bien en ese tiempo. No digo que por tu culpa, pero en parte desde que supo que tenía algo que ver contigo, se hizo muy fría conmigo. No entiendo muy bien porqué… tal vez pensaba que su única alumna sobresaliente se atrasaría.
—Tal vez estaba enamorada de mí. —Bromeo, pero no estoy sonriendo. Lo digo de una manera algo realista, y ella solo suspira. —
—Está vieja Justin, lo sabes. —Contesta en voz baja. —La razón de esto, es que Donaire me llamó la atención cuando me vio contigo. Me dijo que si quería ir a competencias y tener un puesto importante, necesitaba dar mi cien porciento y más. Y luego… me obligó a hacer más entrenamiento porque… —Toma aire sonoramente y después exhala. —…según ella estaba pasada de peso.
—Eso no es posible. —Niego sin entender bien a dónde lleva esto. —Tú eres algo así como perfecta amor. —Rodeo su cintura nuevamente con mi mano y le beso el cuello. —
—Para ella no lo era, supongo. —Se encoge de hombros y aclara la garganta. —Bueno, yo seguí las instrucciones y pronto me di cuenta de que eso no era suficiente. Desde pequeña estuve con el prototipo de chica perfecta que quería alcanzar. Nunca fui muy buena con la comida y soportaba pasar horas de hambre hasta por días. Nunca te dije nada porque pensé que eso estaba bien. Durante mi última actuación, cuando me obligaron a no verte durante un mes, no comí nada más que una manzana u otra fruta al día. Con ejercicios extenuantes y cuatro horas de sueño. Creí que era normal pero…


Se detuvo. Levanté mi mirada a su rostro, y logré ver a una chica completamente derrumbada. No era como nuestra pelea, no era como cuando me contaba sobre las peleas con su madre. No. Era diferente. Ella estaba tan decaída y derrumbada y me siento culpable por no haberme dado cuenta en ese tiempo. 
Una lágrima cae sobre su mejilla y me encargo de limpiarla con mis dedos. Ella lucha con dureza para no volver a llorar y se tranquiliza un poco.


—Después de que te vi así con aquella chica en la fiesta, me derrumbé y me quedé totalmente paralizada. —Continúa. —Nunca soporté las emociones fuertes, y la descompensación de todo ese tiempo fue la gota que colmó el vaso. Colapsé. Caí desmayada al piso y desperté en un hospital, totalmente sola. —Con una voz temblorosa, exhala de nuevo y continúa. —Tengo anemia, y estoy pasando por un duro régimen para poder superarlo. He respondido bien al primer tratamiento y hay posibilidad de que me mejore. No quería que supieras dónde vivo porque estoy en una clínica. En parte porque lo que tenía era un desorden de alimentación y debía estar bajo supervisión. Así estuve todos estos meses y por fin puedo volver a salir, vivir normalmente, y aún mejor que antes. Es una oportunidad única en la vida Justin, y quiero compartirla contigo. 
—Dios, yo… —Me quedo pasmado, mirándola. Ella desvía la mirada, intentando no ponerse a llorar de nuevo. La abrazo más fuerte y me escondo en su cuello, dejando mis lágrimas en su piel. —Perdóname. 
—Tú no tienes la culpa. —Añade llorando. —Toda la culpa la tengo yo por dejarme llevar por lo que las demás personas querían para mí. Debí hacerte cas desde un principio y des afanarme de todo…
—No ______. —Me levanto del sofá y pego un golpe con mi puño a la pared. —Todo esto es mi culpa. Yo te pude haber ayudado, pude haberme dado cuenta de algo, estar disponible para lo que quisieras hablar… pero fui un puto egoísta. Te llevo a todos lados conmigo, quiero que hagas lo que me gusta y nunca te pregunté si estaba bien.
—Nunca te lo hubiera dicho, yo tampoco sabía que estaba mal. —Me defiende levantándose y toma mis hombros con sus pequeñas manos. —
—Si yo lo hubiera notado… soy un maldito. —Me regaño recargando mi cabeza en la pared al mismo tiempo que mi respiración se agita. —No soy digno de ti. Tú luchas demasiado y yo soy una vergüenza. 
—No digas eso Justin por favor. —Me abraza por detrás. —He superado todo esto. Por esa misma razón no quería contártelo aún. Por eso quería irme sin verte esta noche. Pero creo que fue una buena decisión estar contigo. Desde el principio. 
—No merezco todo lo que eres. —Me doy media vuelta y me encuentro con sus hermosos ojos escrutándome, llorosos. —Eres mucho más de lo que yo merezco. 
—No es verdad. —Toma mi rostro con sus manos y me besa fugazmente. —Yo estoy contigo porque siento que puedo ser feliz a tu lado. Por siempre. Siento que lo nuestro puede ser más que un simple flirteo que pasó en el verano. ¿No te das cuenta? Tú me seguiste, fuiste paciente conmigo, juzgando el mal genio que tenías antes. Antes eras tan perfecto para mí, así con tus arrebatos de furia y lastimándome… imagínate ahora. Has cambiado. Ahora estoy segura de aceptar lo mucho que te amé antes. Y claro… lo mucho que te amo ahora. 
—Yo estoy seguro de que te amaré siempre. —Confieso abrazándola y levantándola del piso en mis brazos. —No estaba bromeando con pedirte matrimonio nena. En verdad quiero que te cases conmigo.
—Estaría encantada. —Sonríe lanzándose a mis brazos. —Te amo.
—Te amo.


***


Siento su aliento en mi pecho y abro los ojos. Mi _______ duerme tranquila, abrazándome con fuerza. Subo mi mano hacia su hombro desnudo y acaricio su piel, acercándola a mí lentamente para darle un beso en la frente. Regreso mi mirada al techo y dibujo una sonrisa en mi cara. 
_______ ha aceptado ser mi esposa.
Sin siquiera un anillo de por medio.
Pero aún así es oficial. 
Me siento pleno esta vez. Recuerdo los altibajos que fue el día de ayer. Iniciamos con una pelea, hicimos las pases, después hicimos el amor, justo después nos debatimos entre quién era culpable de nuestros problemas y la conocí aún más de lo que creí conocerla. Y al final, le pedí que fuera mi esposa y la amé de nuevo, y ella me contó sobre su empleo y sobre el día que iniciaría. Después de seis meses al fin encuentro mi lugar. 
Cierro los ojos y dormito un rato más. Cuando los vuelvo a abrir, ella sigue dormida. Estiro mi mano y tomo mi teléfono que está en la mesa a lado de la vieja lámpara aún encendida. Es muy tarde. Le hago cosquillas en su oreja hasta que despierta con buen humor. Le doy unas palmadas en sus mejillas, jugando con ella y suelta un carcajada. 


—Vamos, vamos, tienes que despertarte. Que tu reloj interno se acostumbre a levantarse temprano si quieres conservar tu empleo.
—Basta, aún tengo mucho tiempo para dormir. —Tapa su rostro con la manta y se queja por debajo. —¿Puedes dejar de hacerme cosquillas?
—Despiértate.
—Estoy despierta tonto.
—Entonces levántate. —La fuerzo. —Vamos, tienes que desayunar.
—No uses esa excusa. También tengo horario y falta mucho para el desayuno. No molestes. —Se defiende. —Déjame dormir.
—No. ¡Te compro lo que quieras pero ya levántate!
—No puedo.
— ¿Por qué?
— ¡Porque tus piernas están enredadas con las mías!


***


Sonrío cuando la veo terminar su último bocado. Pero tampoco quiero ser tan obvio como para tratarla diferente, pues se que a ella no le gustaría. Así que finjo limpiarme la boca con una servilleta de papel para ocultar mi sonrisa. Ella termina de un trago su segundo vaso de jugo de naranja y se limpia bruscamente con el puño.


—Ahhh esto era lo que necesitaba. —Dice palmeando su estómago varias veces. —
—Y no querías desayunar. —Puntualizo terminando mi desayuno también. —Ahora imagino si hubieras tenido hambre.
—Deja de burlarte. —Contesta ______ retirando su plato un poco de ella. —Creo que mi hambre ha sido causada por actividades un tanto nuevas y extenuantes para mí.


Me río de su comentario, entendiendo por completo a lo que se refiere. Al pagar nuestra comida, salimos hacia mi auto y la llevo directo al centro donde está. Parece estar acostumbrada a la idea, por más que parece algo triste. Me despido con un beso y la observo entrar al edificio. Hasta cuando no la veo por completo, me dirijo a casa. Al fin puedo vivir en donde me gusta, mi casa normal, sin recuerdos de Kate o de algo más. Me doy una ducha al salir y vestirme, me siento en mi cama y veo algo de televisión. Mi teléfono, que está en el buró comienza a sonar y me levanto a contestarlo. En el identificador de llamadas está el nombre de Dina Lawrence. Pero… yo no recuerdo haber guardado su número. Tal vez ella lo guardó cuando lo perdí y tuvo que entregármelo. Suspiro pesadamente y decido contestar. 




----------------------


Oh... -.- ella se ha atrevido.


Aquí les dejo el capítulo, que iba a subir ayer, 
pero por culpa de mi prima no pude hacerlo. 
(Aparte de que tenía que estudiar historia) D:

Bueno, ya todo bien. Espero que les guste :)

#MuchLove #Swaggy #AbrazosVirtuales 


*PRIMERA TEMPORADA (Stuck In The Reality) AQUÍ: http://twitpic.com/dhdwej 
*Si cambias de username avísame por favor.
*Si no te avisé, o lo hice dos veces, regañame.
*Amo que comentes. ;)
*#NL si eres nueva y quieres que te avise. 

Mafer.