Bueeeeeenas noches!!! Ya se que hace mucho que no subo pero intentare subir uno cada semana a partir de ahor auqe ya termine los examenes :) IMPORTANTEEEE voy a vovler a hacer la lista de gente a la que avisar porque hay gente que creo que ya no lee y no quiero seguir dando el coñazo cada vez que suba jaja asi que decirmelo si quereis que os siga avisando :)

"-¿Por qué no te vas de una vez? –fue a hablar pero cerró la boca.

- Va a ser lo mejor sí. –se dio la vuelta y apoyó la mano en la pequeña puerta blanca de madera que había en la entrada. 

Suspiró y se pasó una mano por el pelo antes de salir y dirigirse hacia su coche. Escuché que la puerta de casa se abría y entré rápidamente. Pasé corriendo al lado de Ian y me encerré en mi habitación otra vez, cogí el móvil y llamé a la única persona a la que quería ver, Harry. Mientras sonaban los típicos pitidos empecé a llorar otra vez, no entendía como podían seguir quedándome lágrimas."




CAPÍTULO 35

- ¿Qué ha pasado? –dijo nada más descolgar.

- Ha venido a casa –contesté con la voz rota por las lágrimas.

- Voy para allá.

- No –le corté -¿puedo ir yo?

- ¿Sabes dónde es?

- No...

- Te mando la dirección –dijo -¿quién te trae?

- Voy en bus –quería montar en autobús, me gustaban los de Londres con sus dos pisos.

- Vale, te lo mando y tranquila ¿si? –asentí aunque él no me vio –te veo ahora.

- Adiós... –colgué y al instante me llegó un mensaje con la dirección.

La busqué en internet y me aprendí el camino. Como dijo Eve estaba en Primrose Hill, barrio pijo claro.

Me duché rápidamente y empecé a contar otra vez, los baldosines del baño, los tiradores de los cajones... Me puse unos leggins negros y una sudadera gris con el dibujo del monstruo de las galletas. Después de hacer dos transbordos llegué a la dirección de Harry, era una calle privada. La casa era del estilo londinense y le pegaba, parecía bastante acogedora. Llamé a la gran puerta negra, no sabía por qué pero me recordaba a una película de miedo. Mi mente me decía que saliese corriendo ¿qué cojones? ¡Sí era una casa! Al final abrió Harry vestido tan solo con unos vaqueros y una básica blanca, iba descalzo... Me quedé clavada en el sitio ¿que se supone que tenía que decirle?

- Pasa, cuéntame –dijo haciéndose a un lado.

- No te he dejado pensar... –susurré al pasar a su lado y como respuesta se encogió de hombros.

Empezó a andar por un pasillo y entró por la segunda puerta de la izquierda. Le seguí en silencio con miedo de que sí respiraba muy fuerte rompiese algo y llegamos a un salón enorme con una cristalera que parecía dar a un jardín trasero, había tres sofás de cuero negro enfrente de una tele también muy grande.

- Siéntate –dijo dando una palmada a su lado.

Me senté recta como una vela y miré el techo que era bastante alto. En invierno malo, porque el aire caliente se queda todo arriba. ¿Enserio estaba pensando en techos?

- ¿Raquel? –me llamó Harry y me giré. Se había dado una ducha y tenía el pelo ligeramente húmedo –cuéntame que ha pasado.

¿Estaba muy serio o era yo que estaba paranoica? A lo mejor no le gustaba que entrasen en su casa o que tocaran sus cosas... Vale, pues con no tocar nada arreglado.

- ¿Estás bien? ¿Quieres agua?

- No, no, no, estaba pensando. –me miró frunciendo el ceño sin creérselo pero no dijo nada más. 

Le conté lo que había pasado y lo hice sin llorar, me aplaudiría a mi misma por primera vez en estos últimos días.

- Entonces no sabes por qué ha ido a verte –afirmó y negué con la cabeza –a lo mejor tenía una explicación, pero tú no le has dejado hablar –le miré sorprendida de que le defendiera, pero claro ¿que podía esperar sí era uno de sus mejores amigos?

- No quiero escucharle Harry, ya me quedó claro todo ayer y no quiero sus explicaciones.

- Todo el mundo merece una segunda oportunidad –contestó sin más.

Quería gritarle a la cara que por qué se comportaba así, pero no lo vi adecuado. A parte no era una niña de diez años con una rabieta. Lo mejor sería irme, porque estaba claro que Harry estaba enfadado o cansado o simplemente hasta los cojones de mi, cosa que vería normal. Así que me levanté llevándome una mirada confusa por su parte.

- Mejor me voy –di media vuelta sobre mis talones y salí del salón hacia el pasillo que daba a la entrada. 

Cuando abrí la puerta la mano de Harry se plantó en ella cerrándola fuertemente y dándome un susto de campeonato.

- ¿Qué... –se me cortó la voz cuando al darme la vuelta me encontré con su cara a escasos centímetros de la mía.

Me quedé sin respiración por un momento, tenía los ojos cerrados en un gesto de frustración que claramente le provocaba yo.

- ¿Dónde ibas? –preguntó después de respirar hondo antes de abrir los ojos.

- A... –carraspeé porque tenía la boca seca –a casa.

- Pero acabas de llegar –dijo sin apartar sus ojos de los míos y haciendo que todo mi cuerpo se tensara.

- ¿Puedes... Apartarte un poco? No me dejas respirar –negó con la cabeza lentamente ¿cómo que no?

- Estoy harto de apartarme de ti.

Tragué sonoramente al oír sus palabras. Mi corazón empezó a latir con rapidez e incluso mi pecho subía y bajaba más de lo normal, por el sofoco. Intenté disimularlo sin demasiado éxito.
Que estaba harto de apartarse de mi... ¿Y yo de que lo hiciera? Sí, tampoco quería que se apartara, pero era lo que veía como "lo correcto". Claro que eso era cuando estaba con Niall, porque él no se lo merecía y yo le quería <le quiero... ¡No se! ¡Sí!> pero ¿y Harry? ¿A Harry también? No se podía sentir lo mismo por dos personas.

- Dime lo que estás pensando –susurró.

- No quiero que te apartes –dije al final, sin pensar, porque eso había salido de mi boca sin pensarlo.

Una de las comisuras de sus labios se elevó en una media sonrisa perfecta. La mano que no estaba apoyada en la puerta acarició mi pelo hasta ponerlo por detrás de la oreja y dejó la palma descansando sobre mi mejilla.

- Te oigo respirar desde aquí –dijo sin dejar de sonreír.

- Me pones nerviosa –contesté bajando la vista.

- Raquel no tiene que pasar nada si no quieres –suspiré y cerré los ojos, quitó la mano de mi mejilla –venga anda, ¿quieres tomar…

- No, Harry –le agarré por el cuello y pegué mi cuerpo al suyo.

Aunque parecía tranquilo su respiración también estaba acelerada. Miré sus labios y sus ojos intermitentemente. Sonrió y se inclinó para acortar el espacio que separaba nuestros labios. Pasó los brazos alrededor de mi cintura y me apretó contra él. Su lengua se hizo camino hasta dar con la mía y noté como empezaba a marearme. Me puse de puntillas para profundizar el beso y me agarró del trasero levantándome del suelo ligeramente. Se separó y agarró mi mano dirigiéndose por el pasillo. Subió las escaleras y nada más pasar el último escalón me agarró del cuello volviendo a besarme. Abrió una puerta detrás de él y tiró de mi mano sin separarse. Se chocó contra uno de los muebles haciéndome reír. Me fulminó con la mirada y eso, por alguna razón, me gustó demasiado. Era mi perdición. Y él lo sabía perfectamente, no iba a luchar contra ello, no podía y tampoco quería.



Aparcó a la entrada de la casa de Liam y salió del coche rápidamente. Hacía dos semanas que no le veía y era como un hermano, ¡tenía tantas cosas que contarle! Llamó al timbre rápidamente sin parar, así es como llamaba siempre y por eso Liam sabía perfectamente quien era antes incluso de abrirle la puerta.

- ¡Súper! –Se colgó de su cuello y Liam le devolvió el abrazo estrechándola fuertemente -¿qué tal por esas tierras? ¡Cuéntame!

Este se rio ante el entusiasmo de su amiga, claro que no era nada nuevo. Loki, el perro de Liam, apareció por el pasillo encaramándose a las piernas de Cel.

- ¡Hola precioso! –Contestó esta acariciándole por detrás de las orejas -¡yo también te echado de menos! –como respuesta, el perro saltó alrededor de ella.

Liam carraspeó para llamar la atención de Celia.

- ¿Pasas o qué? –se apartó de la puerta dejándola entrar y esta le agarró del brazo dirigiéndose al salón como sí se tratara de su propia casa.

Liam le contó todo lo que había hecho en América, entre lo que destacaba que había ido a hacer surf y que incluso quería comprar una casa en la costa para seguir practicándolo.

- Yo te iría a visitar continuamente –dijo Cel.

- Entonces no la compro, ya suficiente me gorroneas de normal –contestó picándola a lo que ella le fulminó con la mirada.

- Bueno y ¿tú qué tal? ¿Qué has estado haciendo?

Esta se encogió de hombros.

- Poca cosa, salir con Eve y Rach, soffing...

- ¿El qué? –preguntó sin saber que era el soffing.

- Estar tumbado en el sofá Liam, deberías probarlo. 

- ¿Y con Ian?

Celia se encogió de hombros. Aunque Liam fuese su mejor amigo nunca hablaban de "chicos o chicas", con lo que la pregunta le pilló desprevenida.

- Muy bien –Liam asintió -¿por qué?

- Por saber.

- Nunca antes habías querido "saber" –contestó ella haciendo el gesto de las comillas.

- Nunca antes habías tenido un novio formal.

Esta le miró arrugando el ceño, formal decía... 

- Mira que llegas a ser carca algunas veces -contestó medio riendo –y no es "formal" –volvió a usar las comillas –simplemente... Pasamos... Tiempo juntos.

- Te gusta –dijo este –demasiado.

- ¿Como que demasiado? -¿se puede saber que le pasaba a Liam? –oye estás muy tonto desde que has vuelto eh.

- Solo te digo, que le conoces de hace menos de un mes y que tengas cuidado.

Cel no podía creerse lo que sus oídos estaban oyendo. ¿Qué tuviese cuidado? Ian no era una mala persona ni tan siquiera un "chico malo", era un rubio hippie sin preocupaciones. No entendía a que venía todo este rollo, que además estaba arruinando el momento "bienvenida". 

- Pues muy bien –se levantó –cuando te relajes ya, me llamas –agarró la cazadora que había dejado a la entrada y se la puso antes de abrir la puerta. 

- Celia –le llamó Liam antes de que saliera –espera.

Ésta no se giró, tampoco siguió su camino, simplemente esperó a que él se disculpara. 
Liam se pasó la mano por el pelo sin saber muy bien que decir, ni siquiera él sabía lo que había pasado, lo que había dicho le había salido sin pensar. 

- No quería decir eso.

- Pero lo has dicho –le contestó sin apartarse de la puerta. 

Nunca habían discutido, eran amigos de toda la vida y esa era la primera vez que Liam se comportaba de esa manera.

- Venga Cel –dijo al final –lo siento ¿vale? Supongo que sólo me preocupo por ti.

Era su mejor amigo, no podía enfadarse con él y por eso nunca lo había hecho, el único problema es que no entendía a que había venido todo aquello.

- ¿Vas a dejar ese rollo sobreprotector? –le preguntó ella dándose la vuelta para enfrentarle.

- No es ningún rollo sobreprotector –contestó él picado. Celia le fulminó con la mirada –que si… -dijo al final levantado la mano como si se tratara de un juramento.



Me desperté sobresaltada al notar la mano de Harry recorriendo mi espalda desnuda. Me aparté de él rápidamente y me di la vuelta tapándome con la sábana. Finalmente me fijé en su cara de sorpresa, podía imaginar lo que estaba pensando <¿qué narices la pasa?>

- Perdón… -dije con la boca pequeña.

- ¿Por qué? –preguntó mirándome serio.

Me perdí en su rostro, no había nadie con esa cara tan perfecta, los pómulos marcados, los hoyuelos en las mejillas y esos ojos que a veces lucían verdes y otras azules. Carraspeó devolviéndome a la tierra.

- Por, por –tartamudeé –reaccionar así.

- ¿Qué te pasa en la espalda?

Me tensé al instante. Ósea que lo había visto. Me mordí el labio nerviosa y aparté la mirada. Solo había dos personas que lo sabían, mi abuela y el médico.

- Nada –contesté al final.

Harry no dijo nada, pero se me quedó mirando con los ojos entrecerrados, eso era todavía peor a que no dijese nada, parecía que me estaba haciendo un examen.

- ¿Es una cicatriz? –Suspiré y me incorporé sentándome con las piernas cruzadas y cubriéndome con la sábana para que no volviera a verlo -¿qué te pasó? –insistió incorporándose también.

Me fijé en su torso desnudo, con todos esos tatuajes, me encantaría poder repasarlos con los dedos uno a uno, una y otra vez.

- Sabes que puedes confiar en mí –intentó volver a tocarme la espalda pero me aparté rápidamente y le fulminé con la mirada –vale, vale –levantó las manos en señal de que no volvería a intentarlo –solo quiero saber que te ha pasado.

Suspiré nerviosa perdida. ¿Se lo contaba? Le miré de reojo y él medio sonrió intentando animarme a que hablara.

- Vale… -dije al final –pero no me interrumpas –asintió rápidamente claramente interesado en la historia –pues, cuando era pequeña iba con mis padres en un viaje a Granada, yo tenía seis años y el coche empezó a dar bandazos –levanté la vista para encontrarme con su rostro más blanco de lo habitual –no recuerdo cuantas vueltas dio el coche porque me desmayé antes de que parase y… bueno –tragué saliva intentando acabar con el nudo que tenía en la garganta –cuando desperté tenía… la cicatriz paralela a la columna… como has visto –dije con la boca pequeña –y mis padres… bueno… ellos no… -se me quebró la voz y Harry me abrazó fuertemente.

- Lo siento, lo siento, lo siento –susurró a mi oído mientras yo refugiaba mi cara en su pecho –no tendría que haberte preguntado –negué con la cabeza y me separé un poco de él.

- Me alegro de que lo sepas –le dije intentando sonreír ligeramente –eres la primera persona a parte de mi abuela y el médico que lo sabe –asintió mordiéndose el labio inferior ligeramente –no te preocupes –le cogí la mano intentando animarle –fue hace mucho y yo tuve suerte de sobrevivir.

- ¿Tus padres no…? –Negué con la cabeza, ellos murieron en el accidente -¿y cómo te hiciste la cicatriz?

- Por lo visto un cristal de la ventanilla de unos quince centímetros de largo se me clavó ahí –le contesté –no tocó la columna por poco, podría haberme dejado paralítica. Así que me considero muy afortunada en ese sentido la verdad.

Se pasó la mano por el pelo en un gesto nervioso.

- ¿Harry estás bien?

- Es que… no se qué decir…

- No hace falta que digas nada –contesté intentando que no se sintiera tan incómodo -¿Por qué no nos vamos a dormir? –asintió y le empujé ligeramente para recostarme contra su pecho.

- Gracias por contármelo Rach… -asentí sabiendo que en cuanto me durmiese iba a tener pesadillas, siempre me pasaba lo mismo cuando me acordaba de mis padres –eh… -elevó mi rostro con sus manos –no te va a pasar nada ¿vale? Estoy contigo –con el dedo pulgar me quitó una lágrima que había caído sin mi permiso, se incorporó ligeramente y me dio un suave beso en los labios –descansa –volví a apoyarme contra su pecho –no voy a ir a ningún lado, te lo prometo.

Harry era capaz de calmarme con esas palabras, tenían en el efecto de la morfina para mi cerebro y en unos pocos minutos caí dormida abrazada a su cintura.

PD: IMPORTANTEEEE voy a volver a hacer la lista de la gente a la que avisar porque muchas creo que ya no leeis y no quiero daros el coñazo cada vez que suba asi que si quereis que os siga avisando decirmelo :)