#MiDemonioÁngel
#capituloseir (primera parte)
Llevo a __ al patio de comidas, y me mira extraño cuando de inmediato empiezo a moverme hacia el restaurante tailandés. Mientras nos acercamos ella se encoge y se cubre la nariz. 

―Oh Dios ―gime. 

Los calentadores delanteros están con espuma seca por la putrefacción, gusanos muertos y moho. Soy casi insensible al olor ahora, pero juzgando por la expresión de __, es asqueroso. Excavamos en la parte trasera por un tiempo, pero la electricidad intermitente del aeropuerto significa que los congeladores solo funcionan a medio tiempo, así que todo lo de adentro está rancio. Voy hacia el cuarto de hamburguesas. __ me da esa mirada curiosa de nuevo y me sigue. En la cinta de congelamiento encontramos unas pocas hamburguesas que están frías, pero que claramente han sido descongeladas y congeladas muchas veces. Moscas muertas salpican el piso blanco del congelador. 

__ suspira. 

―¿Y bien? 

Miro hacia la distancia, pensando. El aeropuerto tiene una barra de sushi… pero recuerdo un poco sobre sushi y si unas pocas horas pueden echar a perder un filete de hamachi7, no quiero ver lo que pueden hacer años. 

―Dios ―dice __, mientras me quedo de pie deliberando―. Tú sí que sabes planear una cita a cenar. ―Abre unas pocas cajas de bollos mohosos, arrugando la nariz―. Nunca has hecho esto antes, ¿verdad? ¿Traer a un humano vivo a casa?

Sacudo la cabeza, disculpándome, pero me estremezco por su uso de la palabra ‘humano’. Nunca me ha gustado esa diferenciación. Ella es una Viva y yo soy un Muerto, pero me gusta pensar que los dos somos humanos. Llámame idealista. 

Levanto mi dedo como si fuera a detenerla. 

―Un… lugar más. 

Caminamos hacia un área lateral no marcada en el patio de comidas. Muchas puertas después, llegamos a la central de almacenamiento del aeropuerto. Me apresuro a abrir la puerta de un congelador y sale una nube de aire congelado. Oculto mi alivio. Se estaba empezando a poner incómodo. Damos un paso hacia dentro y nos paramos entre estanterías amontonadas con bandejas de comida de vuelos. 

―¿Qué tenemos aquí… ―dice __, y empieza a hurgar entre las estanterías bajas, inspeccionando los filetes Salisbury y papas procesadas. Gracias a cualquier conservante que tuvieran, los alimentos parecen ser comestibles. _

_ mira las etiquetas en los estantes superiores que no puede alcanzar y repentinamente sonríe, mostrando hileras de dientes blancos que los frenillos de su juventud hicieron perfectos. 

―¡Mira, pad thai8! Me encanta… ―Se calla, mirándome con inquietud. Apunta al estante―. Comeré eso. 

Me estiro sobre su cabeza y tomo un montón de pad thai congelado. No quiero que ninguno de los Muertos vea a __ comiendo estos desperdicios sin vida, estas calorías vacías, así que la guío hacia una mesa escondida detrás de algunos quioscos de postales caídas. Trato de llevarla tan lejos de la escuela como sea posible, pero todavía podemos escuchar los ecos de los gritos miserables abajo por el pasillo. __ mantiene su cara totalmente plácida incluso durante los gemidos más ruidosos, haciendo todo lo posible por silbar una melodía para demostrar que no se da cuenta de la carnicería. ¿Es por mi beneficio o por el de ella? 

Nos sentamos en la mesa del café y pongo la bandeja de comida en frente de ella. 

―Dis...fruta ―digo. 

Ella pincha la comida congelada con un tenedor de plástico. Me mira. 

―Realmente no recuerdas mucho, ¿cierto? ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que comiste comida real? 

Me encojo de hombros. 

―¿Cuánto tiempo ha pasado desde que moriste o lo que sea? 

Pongo un dedo en mi sien y sacudo la cabeza. 

Ella me mira.

―Bien, no pudo haber pasado mucho tiempo. Te ves muy bien para un cadáver. 

Me estremezco de nuevo por su lenguaje, pero me doy cuenta que posiblemente ella no conoce las sensibles connotaciones culturales de la palabra ‘cadáver.’ H lo usa a veces como broma, y yo lo uso hacia mí mismo en algunos de mis momentos más oscuros, pero viniendo de alguien de afuera, se enciende una indignación de defensa que ella no entendería. Respiro profundo y lo dejo pasar. 

―Como sea, no puedo comérmelo así ―dice, enterrando su tenedor plástico en la comida hasta que uno de los dientes suena―. Iré a encontrar un microondas, espera. 

Se levanta y entra en uno de los restaurantes vacíos. Ha olvidado caminar arrastrando los pies y sus caderas se balancean rítmicamente. Es arriesgado, pero me doy cuenta de que no me importa. 

―Aquí vamos ―dice, cuando regresa, aspirando profundamente el vapor picante―. Mmm. No había comido tailandesa desde hace mucho. Ya no hacemos comida real en el estadio, solo nutrición básica y Carbtein9. Tabletas de Carbtein, polvo de Carbtein, jugo de Carbtein. Por Dios H. Gross10. ―Se sienta y toma un bocado de tofu descongelado y calentado―. Oh, vaya. Esto es casi sabroso. 

Me siento allí y la veo comer. Me doy cuenta que parece tener problemas para conseguir que la masa congelada de fideos baje por su garganta. Voy a buscar al refrigerador del restaurante una botella de cerveza tibia y la pongo sobre la mesa. 

__ deja de comer y mira la botella. Me mira y sonríe. 

―Vaya, Sr. Zombie, lee mi mente. ―Saca la tapa y toma un largo trago―. Tampoco había bebido cerveza en un tiempo. No se permite ninguna sustancia alteradora de mente en el estadio. Tener que estar alerta todo el tiempo, no bajar la guardia, bla bla bla. ―Toma otro trago y me da una mirada evaluadora mezclada con sarcasmo―. Tal vez no eres un monstruo, Sr. Zombie. Quiero decir, cualquiera que aprecie una buena cerveza está al menos la mitad de bien en mi libro. 

La miro y llevo una mano a mi pecho. 

―Mi… nombre… ―tartamudeo, pero no sé cómo continuar. 

Baja la cerveza y se inclina un poco hacia mí. 

―¿Tienes nombre? 

Asiento. Sus labios se curvan en una media sonrisa divertida. 

―¿Cuál es tu nombre? Cierro mis ojos y me esfuerzo en pensar, tratando de sacarlo de la nada, pero lo he tratado tantas veces antes. 

―Lrr ―digo, tratando de pronunciarlo. 

―¿Ler? ¿Tu nombre es Ler? 

Sacudo mi cabeza. 

―Lrrr… 

―¿Lrr? ¿Empieza con L? 

Asiento. 

―¿Lanny? 

Sacudo la cabeza. 

―¿Larry? ¿Lawrence? 

Sacudo la cabeza. 

―Eh… ¿Lee? 

Suspiro y miro la mesa. 

―¿Qué tal si solo te llamo “L”? Es un comienzo, ¿verdad? 

Mis ojos se mueven hacia los de ella. “L”. Una lenta sonrisa se desplaza por mi rostro. 

―Hola L, ―dice―. Soy __, pero eso ya lo sabías, cierto. Supongo que soy una puta celebridad. ―Empuja la cerveza hacia mí―. Toma un trago. 



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- #Lu