Stuck In The Reality

Capítulo 6


August casi se vuelve loco llamando a seguridad, a los profesores… básicamente toda la academia tiene que llegar ahí en ese momento. Hasta la directora, a quien casi nunca nadie puede ver a no ser que tenga una cita de espera de casi seis meses. La señorita Foster (que en realidad tiene sesenta y cinco años y nadie puede creer que sea una “señorita”, pero tal vez siguió el mito de las bailarinas en sus tempos) llega y observa todo el lugar. Hace una mueca de disgusto y toma el altoparlante que trae August. Lo enciende y comienza a hablar.


-Si alguno de los presentes sabe algo sobre esto, por favor no dude en presentarse en las oficinas.- mira a su alrededor nuevamente como teniendo la esperanza de que todo haya sido pintado con tinta lavable o mágica que se quita después de un tiempo. Lamentablemente no es así.- Su denuncia será anónima, tomando en cuenta que los grafitis parecen amenazas hacia alguien de nosotros. Haremos investigaciones.


Sin decir nada más, la señorita Foster sale del lugar con miedo, como si pensara que los delincuentes siguen ahí. August ordena que el resto se retire, para iniciar con la búsqueda de pistas. Tal cual. El sitio parece el epicentro de un crimen fatal, que por descontado lo es, pero no tan grave. Las clases seguirán siendo el las aulas, por ahora. Las chicas corren apresuradas hacia el aula y comienzan a estirar. La profesora Donaire regaña varias veces a Addy por bostezar. Y como siempre, le riñe por su color de cabello. Addy no presta atención. Está más concentrada en recordar su viaje de regreso con Jace.


***


Justin y Jace van en camino a almorzar. Se han despertado más o menos a las doce de la tarde, y de por sí se les hace poco. Pero la noche anterior no cenaron por ayudar a dos amigas, con intención de tener algo más. Pero solo uno de ellos vio a la chica con sujetador. Jace por su parte, se divirtió mucho con Addy sin pasarse de la raya. 


-Ella es, viejo.- dice Jace sentándose en una silla del restaurante.- Con esa Addy puedo olvidar por completo a Carter. En serio.- toma la carta y comienza a leerla con atención, pero sin dejar de hablar.- Es una chica muy divertida, y podemos decir que tiene modales de una princesa, pero al mismo tiempo puede ser ruda y sabe defenderse. Creo que dice más maldades que yo.
-Te creo.- ríe Justin.- Tu dices maldades al igual que una lechuga.- sacude la cabeza, fingiendo decepción.- Creo que tu estancia en esa escuela de alta sociedad cuando tenías cinco años te afectó un poco. Debes aprender a expresarte.
-Ya lo hago.- le recuerda el chico de ojos azules.- Creo música.
-En ese caso, debes de decir maldades en tu música.- ríe Justin descaradamente.- Ese sería un buen gran paso.
-¿Puedo hacerte una pregunta?- Jace hace la carta a un lado. Con demasiado interés.- Es algo de lo que nunca hemos hablado, y la verdad quiero saber qué pasa.
-Vaya, hoy estás más profundo que una piscina de niños.- se burla Justin, pero luego adopta un aire serio.- Está bien, basta. Dime qué quieres.
-¿Porqué dejaste de hacer música?- pregunta Jace sin querer mirar a los ojos a su amigo.- 
-¿Puedo tomar su orden?- llega la camarera, y como siempre, inoportuna. Jace le lanza una mirada asesina, Justin suspira. Lo ha salvado de responder.- Si desean puedo volver más tarde.
-No linda.- coquetea Justin. A pesar de que la camarera tiene diez o quince años más.- A mí me puedes traer una hamburguesa con todo.- la mujer anota y se vuelve hacia Jace.
-Yo quiero lo mismo.- dice Jace para que la camarera se aleje rápido.- Y dos cervezas.
-Exacto.- asiente Justin. La camarera se va, y debe encontrar una plática que lo salve.- Y la chica… Addy… ¿la volverás a ver? 
-Justin…- Jace habla en serio. Justin no puede hacer nada. Es imposible luchar con la voluntad de hierro de su amigo.- Responde. 
-Bueno, es solo que me harté.- se encoge de hombros.- Me harté de ser ese romántico de siempre. Yo quería intentar algo nuevo, ya ves. Y me va muy bien con las chicas justo como estoy.
-¿Pero en verdad expresas lo que sientes?- le pregunta Jace cada vez más dudoso.- Tal vez quieras enmascarar lo que en verdad te está pasando. 
-No lo creo.- Niega Justin.- No me gusta hablar del tema, es sencillo, pero me siento incómodo. ¿Entiendes? Fue una decisión sin razón. Eso es todo. 
-Tomaré eso como una respuesta negativa, de todas formas.- Jace sacude la cabeza un poco decepcionado. Creía que su amigo confiaba de más en él.- Cuando tengas la verdad para contarme, prestaré atención.
-Esa es la verdad.- responde Justin serio.- Eso es todo, no tengo porqué mentir sobre eso.


¿Eso fue verdad? Ni Justin mismo se lo cree. Piensa que es mejor tener esa idea por la cual abandonó por completo esa música. 
Sus pedidos llegan y se disponen a comer con rapidez. Aunque ahora no hay muchas cosas por hacer, se disponen a apresurarse para oír las nuevas noticias de la noche anterior, ya que ambos no se quedaron lo suficiente en el club. Y sobre todo, deben de ponerse a buscar al responsable por el cual Joe se haya enterado del ataque. El plan ya no está en marcha. Su prioridad es descubrir al bocón. Justin aún tiene sus dudas acerca de Carter. Así que sin decirle nada a Jace, al salir del restaurante, inventa que debe ir a visitar a su madre. La verdad es que su madre trabaja todo el día y no tiene tiempo para verlo. Aunque él deposita dinero en la cuenta de Pattie, ella insiste en trabajar para tener algo de dinero extra. A veces piensa que su madre sabe a lo que en verdad se dedica. Y le da miedo. Ella es a la única persona a la que le teme. Le teme al hecho de que no quiera volver a verlo después de saberlo todo. La ama demasiado. Tal vez al único ser en la tierra al que él ama.
Conduce en silencio hacia la casa de Carter, su prima. Jace sabe que él ni siquiera se puede detener con chicas que son familiares, pero él solo dice que la acecha por broma. Carter es como su hermana y por ella es que conoce todo este mundo en el que ahora se siente parte. Le debe mucho. 
Aparca en frente de una típica casa clásica, con porche y jardín de rosas. Sus tíos han de estar trabajando. Toca el timbre varias veces y al abrirse la puerta, aparece la cara desmaquillada y natural de Carter. La rubia le sonríe y se quita para que él pueda pasar. Se dan un abrazo y él besa su mejilla.


-¿Qué pasa Justin?- pregunta Carter invitándolo a pasar.- Siéntate. ¿Quieres algo?
-Vengo de desayunar, gracias.- dice negando. Se sienta en el sofá grande del living y sube los pies a la mesa.- ¿Qué tal te va después de que mandaste a Jace a la mierda?
-Sabes que los dos decidimos terminar…- duda la rubia mientras se sienta en frente de su primo.- No estaba lista para una relación seria, como él lo planteó.- se encoge de hombros y se ata su largo cabello rubio en una coleta.- Aún estoy esperando mi solicitud, y la verdad es que él hablaba de matrimonio. 
-Vaya, el santo hablando de la biblia en frente del demonio.- se burla Justin.- Carter, como sea… lo dejaste hecho un muerto viviente. No vine a pedirte que regresaras con él, porque no me conviene. Cuando están de melosos en verdad me enferman. Solo vine a hacerte unas cuentas preguntas.
-¿Sobre qué?- pregunta Carter sin inmutarse.- Si es sobre Darcy, déjame decirte que no estoy al pendiente de sus gustos sexuales o algo parecido. Pero algo que sé es que dice y presume que eres el mejor, cosa que odio saber porque somos familia Justin. Deberían ser más discretos.
-Eso no era.- ríe Justin mientras se acaricia el mentón.- Pero me has dejado satisfecho con eso.- ríe de nuevo.- Vaya, la pequeña sabe demasiado de mí. Ya se lo agradeceré. Por ahora, solo quiero saber qué mierda platican tú y mi pequeña con Joe Weed.
-Nada en lo absoluto.- se encoje de hombros Carter sin siquiera ponerse nerviosa. Es obvio que habla con la verdad.- Solo estamos de fiesta con ellos, a veces me persuaden para que les cuente algo sobre ti, pero solo eso. Y nunca digo nada, no es que sepa toda tu vida. Es como si hubieras aparecido hace dos años en el mundo como una especie de extraterrestre inmortal. 
-Gracias.- asiente Justin completamente de acuerdo con la comparación.- Es la verdad Carter. Aparecí como Jason McCann hace apenas dos años. No hay mucho de mi vida que puedan decir. Vengo de otra parte del país supuestamente. Y me echaron por matar a alguien importante. Eso es todo. Y la verdad no me quejo de mis antecedentes.
-Mi tía odia a Jason McCann.- le recuerda Carter.- Justin, debes ser más cuidadoso ahora que Joe sabe todos y cada uno de tus pasos.- le advierte.- No tengo permitido decir todo lo que escucho, me matarían. Pero lo único que te puedo decir es que ellos hablan en exceso sobre ti y alguien de tu confianza está hablando. Debes de ponerte con mucha atención desde ahora. Me preocupo por ti. Puedes morir o pueden hacerle algo a tu madre.
-Lo sé Carter.- suspira pesadamente.- Esto es una puta mafia. Entras y nunca vuelves a salir a no ser que te maten.- esta vez no lo toma de broma.- No me arrepiento de haber entrado, pero no quiero que lastimen a mi familia. En especial a mi madre y a Rachel, tu madre. 
-Por eso me urge conseguir entrada en la universidad.- recuerda Carter.- Quiero desaparecer de aquí y olvidarme de lo que he pasado, no estoy orgullosa de lo que soy. Ni quiero que los demás me recuerden que soy una adicta. Solo quiero conseguir un empleo y olvidarme de todo. 
-Tengo fe en que uno de los dos se va a salvar.- asiente Justin.- Pero no seré yo.


***


Solo, en su habitación contemplando hacia la ventana abierta que da a la calle. Está en el segundo piso así que no le importa. Su cigarrillo lleno de hierba está armado y encendido. Da el segundo jalón y se siente pesado. Ya es costumbre y le gusta. Después de un tiempo escuchando los ruidos como si fueran un eco sordo, se levanta y camina hacia su armario. Lo abre y ahí guardada y algo llena de polvo está su guitarra acústica. La toma y comienza a revisar si está afinada, hace unos ajustes mínimos y se dedica a tocar los acordes de una canción cursi. Come Home To Me es una de sus canciones favoritas. En un susurro comienza a cantar el coro, cerrando los ojos de vez en cuando. Alguna vez dedicó esa canción. Alguna vez sintió lo que sienten los enamorados. Aún recuerda a la chica y se le hace un hueco en el corazón. Kate. Su chica, su… única chica. Alguna vez fueron infinitos, hasta que lo infinito llegó a su único fin. Abre sus ojos y se siente triste. No es el efecto de la marihuana. Para nada. Deja de tocar y sale de su casa, reprimiendo sus dolorosos recuerdos. 


***


Ella, mirándose en el espejo de su habitación. Toma sus mejillas en su rostro y las masajea de un lado al otro para tratar de verse un poco más delgada de la cara. No funciona. No se gusta mucho. Su madre siempre la somete a dietas duras pero no ve resultados. Sigue siendo un poco rellenita y odia que sus pechos quepan apenas en sus manos. Eso no es normal. Mira su trasero y lo odia. Tiene mucho que perder de ese lado. Sus brazos no son como ella quiere. Hasta su estómago plano no la convence. Es fea, pero aún puede hacer algo. Mira el sándwich que tiene en su buró y hace una mueca de asco, aunque no se lo cause. No lo toca. Lo regresará intacto al comedor. Tampoco se trata de desperdiciar comida.  En ese caso, toma una botella de agua fría y se la toma en unos minutos. Va a la oficina de August y pide permiso para ocupar la sala de espejos. Le dan las llaves y un reproductor. Le pide su ipod a Addy, pues el suyo… bueno… se fue. 

Abre el aula y conecta el reproductor con el ipod. Pone las luces en volumen entre medio y bajo. Se mira al espejo y toma confianza de nuevo. Con su traje se siente más segura, como si ya estuviera en las pruebas y debe de mostrar fuerza. 
Solo quiere practicar estiramientos y pasos que aún no le salen. A Addy no le gusta la canción que ella va a bailar, así que elige a Paramore para activarse. Still Into You se escucha y ella comienza a bailar. Se siente como una de las bailarinas del video de dicha canción. Se pone alegre después de su autodestrucción y baila con ganas. Con una sonrisa gira sobre sí misma en puntas. Mueve los brazos alegremente y canta el coro. Con gracia da un brinco y cae en posición. Cierra de nuevo los ojos y su sonrisa se mantiene. Da vueltas y vueltas, y vueltas… se pierde en la música y en sus movimientos.


-Buen baile, la verdad me sorprendes mucho.- escucha una voz conocida detrás de ella. Se da la media vuelta.- Así es… vamos a romper una promesa tuya. 


 Al abrir los ojos, está a punto de gritar pero se contiene. Una silueta la observa. Está él. Es Jason. Está sentado en frente suyo hacia la ventana que está abierta y hace que el aire entre y se cuele por las cortinas. Se ha colado de nuevo. Como todo el delincuente hecho y derecho que es. La mira, no… la observa. El le sonríe con esa típica sonrisa que siempre lleva con él. Es hermoso, piensa ella. Hermoso y perverso. Debería de odiarlo. Pero no puede, algo en ella lo impide. Su corazón late con algo extraño, un sentimiento que nunca ha sentido.
En cambio él, después del recuerdo con Kate y la canción con la guitarra, se ha puesto algo triste. Pero por alguna razón mirándola a ella se alegra más. Es algo loco que ni él entiende. Es mucho mejor que la hierba, es mucho mejor que la cocaína, mucho mejor que la bebida o el sexo. Hay algo que lo hace feliz. Algo en esa chica que lo divierte.  Está feliz, tiene adrenalina, podría bailar con ella estúpidamente toda la noche con una sonrisa en el rostro. “No debería sentir las mariposas…”



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No, no las deberían de sentir, pero lo hacen
solo que no lo aceptan, ah. 

¡Chicas deseenme suerte con los concursos en los
que participo! Dios, tengo miedo #Believe :) 


#FelizMartes #MuchLove #Graciasporleer 




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