#LoveOrFriendship

#Capitulo67

-Viniste –Corro y me cuelgo en su cuello-

-Claro, no me perdería tu regreso al baile por nada del mundo –Me dice bajo al oído mientras varias chicas de la academia ahogan un grito-

Sonrío ampliamente aún colgada en su cuello.

-Gracias por estar aquí-

Lo escucho sonreír. Me aferra más a su cuerpo y me siento segura. Escucho varias voces detrás de mí. Me separo de Justin y me volteo.

-¡_________!- Ryan se me abalanza-

Lo recibo con los brazos abiertos y ambos reímos bajo. Nos separamos y así sucesivamente fui saludando a cada uno de los chicos. Compartimos algunas palabras y como siempre no faltaron las risas.

-Emily… -Me llama el director-

-Discúlpenme –Le digo a los chicos y camino hacia el director-

-Felicidades. Lo hiciste excelente –Me sonríe. Ve hacia detrás de mí, volteo y Bryan se está acercando a nosotros. Le sonrío- Excelente trabajo. Asombroso –Bryan me abraza. Aún seguimos con nuestros trajes puestos- Bryan, gracias por bailar con nosotros. Creo que ya puedes volver a Londres y seguir bailando en la compañía donde bailas. De nuevo, felicidades y muchos éxitos, chico –Ahora el director me mira a mí- ¿Seguirás con nosotros?

Le sonrío y asiento.

-Bien. Tenemos muchas producciones en mente. Nos encantaría que formaras parte de ellas también –Me sonríe- De nuevo, felicidades.

Nos toca el hombro a cada uno, nos dedica una última sonrisa y se voltea para hablar con Marlena que luce un poco, mucho estresada. Me volteo a Bryan. Nos miramos y siento mis mejillas arder.

-Gracias por todo –Le digo tímidamente- 

-Gracias a ti, por dejarme compartir mi pasión contigo. Gracias __________. Eres increíble –Me sonríe y veo sus ojos brillar y llego a pensar que está orgulloso de mí-

Le sonrío y mis ojos se cristalizan. ¡Oh, no. No quiero llorar! Coloca su mano en mi mejilla y sin de poder controlarla, una lágrima me recorre la mejilla. La seca rápidamente y me da un beso en la frente. Agarro su muñeca y la aprieto levemente.

-Sigue haciendo lo que mejor haces, Bryan. Gracias por enseñarme… un poco de todo –Sonrío. Él también lo hace- Eres increíble, en serio. Ve a seguir siendo extraordinario. Algún día de estos nos veremos de nuevo. Te quiero. Gracias.

Suspira y me abraza fuerte. De nuevo de mis mejillas brotan las lágrimas y… espero que el maquillaje siga intacto.

-Tú también eres extraordinaria, _________. Y aunque no lo creas también he aprendido muchas cosas de ti, y pues, claro que nos volveremos a ver. Tengo tu número, no creas que podrás deshacerte de mí tan fácilmente –Ríe, lo que causa en mí el mismo efecto-

Nos separamos y me besa en la mejilla. Me sonrojo y bajo mi mirada.

-Ven, te presentaré a mis amigos –Lo agarro de la mano y lo jalo hacia los chicos-

-Chicos, Él es Bryan. Bryan, mis amigos. Amigos, Bryan –Les sonrío-

Se dan la mano mientras van diciendo su nombre. El último en saludar es a Justin. Está tenso. Se dan la mano pero la expresión de Justin es seria y por un momento me siento confundida. Es solo un amigo, no sé porque se pone así.

-Un placer conocerlos, chicos, pero hoy mismo agarro un vuelo a Londres y ya debería estar en el aeropuerto –Les sonríe-

Se despiden y con Justin nada más lo hace con la cabeza. Frunzo el ceño pero no le doy mucha importancia. Los chicos siguen hablando y yo me alejo de ellos junto con Bryan.

-Creo que tu amigo tiene serios problemas conmigo –Me dice disimuladamente entre risas-

Río bajo. Pasa su brazo por detrás de mí cuello y me hace inclinarme a su cuerpo. Seguimos caminando y llegamos hasta la entrada de su camerino.

-Que tengas buen viaje –Digo tiernamente-

-Gracias, preciosa –Me guiña el ojo y nos despedimos por última vez-

Me volteo y lo dejo quitándose el maquillaje. Llego hasta donde están los chicos.

-Ya. ¿Nos vamos? –Pregunto-

-Sí, vamos –dice Ryan- 

Busco mis cosas rápido y me coloco un sobre todo para taparme del frío. Me quito las zapatillas de baile y me coloco mis zapatos normales. Llegamos al estacionamiento y enseguida todos los chicos: Ryan, Madison, Caleb, Chaz, Vero, Helen y Nolan entran rápido a la camioneta de Ryan. ¿Dónde me iré? Miro a Justin que me sonríe con esa sonrisa de “Sé un secreto que tú no” Le sonrío y camino hacia él.

-Ellos se nos adelantaran –Me mira pícaramente y estoy segura que me sonrojé inmediatamente- Esta noche es de nosotros dos nada más-

Me sonríe de oreja a oreja permitiéndome ver su hermosa sonrisa y sus dientes, lo que hace que yo sonría igual. Caminamos hasta su carro, un lamborgini, cabe destacar. Delante de nosotros va una camioneta negra, supongo que son Kenny y Moshe. Una vez adentro, coloco todas mis cosas atrás, me acomodo en el asiento y me abrocho el cinturón.

-¿A dónde vamos? –Digo con emoción-

¡Esto es tan…! ¡Lo amo!

-Es una sorpresa –Dice emocionado, como un niño pequeño-

Finjo una mueca de desagrado y río, él hace lo mismo. Pone en marcha el carro y salimos de ahí.

*** 

Siento cuando el carro se detiene. Abro mis ojos lentamente y la poca luz del estacionamiento da con mis ojos.

-Ya llegamos, mi bella durmiente –Dice Justin bajo-

Lo miro y me sonríe tiernamente. ¡Oh, Dios! Dijo “Mi bella durmiente” ¡Soy su bella durmiente! ¿Ah? Siento mis mejilla arder y agradezco a la mala iluminación del lugar.

Desabrocho el cinturón y nos dedicamos a bajar. ¡Friday´s! Estamos en Friday´s. Sonrió al ver el gran letrero. Me abrazo y enseguida Justin aparece a mi lado. Me tiende la mano. Se la tomo y ambos entramos al restaurante.



-¿Ya sabes que vas a pedir? –Me pregunta-

Lo miro a los ojos y me siento perdida por un momento, pero luego su sonrisa me hace regresar, tan rápido como un pellizco te hace despertar.

-Lo mismo que tú –Le sonrío pícaramente-

-¿Ah sí? –Me mira asombrado pero divertido-

-Pero, ¿y si no quiero comer… –Me mira serio- precisamente comida? –Sube una ceja-

Siento mi cuerpo desvanecerse y quedar hecho polvo debajo de la silla. El corazón se me acelera e instintivamente lamo mis labios. Este… ¿Juego? Me intimida. Muy pocas veces había visto esta parte de él y nunca lo había visto comportarse así conmigo. Trato de pensar en algo para romper la tensión que se está creando entre nosotros. Le sonrío y dejo la carta en la mesa.

-¿Qué fue eso con Bryan? –Le digo dando un sorbo al jugo que nos trajeron hace varios minutos atrás-

Veo su cuerpo tensarse y enseguida se relaja visiblemente. Me mira y sonríe.

-Nada –Dice subiendo sus hombros levemente-

Mmm… lo que vi no fue precisamente nada.

-Vamos, habla –Digo divertida-

-__________...

Lo miro atenta esperando a que continúe.

-No fue nada, en serio –Se sonroja-

-¿Nada? ¿Seguro? –Le sonrío de medio lado-

-Yo… ¿Por qué te abrazó? –Se incorpora en la silla-

Oh, ahora soy yo la acribillada por preguntas. ¡Eso es trampa, Bieber!

-Porque es mi amigo –Le digo rápido, justificándome-

-Y, si es solo tu amigo ¿Por qué tiene que estar abrazándote y besándote y mirándote? –Piensa- Todo el tiempo-

Ruedo los ojos.

-Admítelo, Bieber. Tienes celos –Lo miro y río bajo- 

-Oh, vamos. Claro no. Solo protejo lo que es mío, nada más –Dice sin mucha importancia y da un sorbo a su jugo-

-¿Lo que es tuyo? Mmm… ¿Ahora soy tuya? –Le sonrío pícaramente-

Veo cuando se sonroja y lame sus labios rápidamente. Está nervioso.

-Eres mi amiga, así que sí, eres mía –Sube una ceja y me mira divertido-

Me seguirá el juego… ¡Oh, ok!

-Mmm… entonces, soy tuya –Lo miro. Le sonrío- Ok. Interesante-

-Sí, mía –Dice bajo, apenas audible-

Siento mis mejillas arder y bajo la cabeza para que no lo note. Se acerca una mesera y queda petrificada cuando ve a Justin. Se sonroja y sus manos empiezan a temblar. ¡Tranquila, él es mío… Mi amigo! Niego lentamente para sacar el pensamiento.

-¿Ya sabes lo que pedirás? –Vuelve a preguntarme Justin-

-Ya te dije, quiero lo mismo que tú –lo miro-

Me mira directo a los ojos y después de unos largos segundo me sonríe sensualmente.

-Si aún no saben entonces puedo venir en diez minutos –Dice la chica-

-No. Ya sabemos lo que queremos, ¿No __________?

Asiento nerviosa. Ambos sabemos que no nos referimos a la comida. Justin se dirige a la chica.

-Dos raciones de dedos de pollo, una pasta a la boloñesa, una ensalada cesar y dos margaritas, por favor –En todo momento Justin no ha dejado de mirarme-

Me sonrojo visiblemente y él ríe bajo.

-Enseguida, señor –Dice la chica y se retira-

-Pensé que pedirías postre también –Lo reto-

-Tengo pensado otra cosa como postre –Dice sensualmente-

¡Oh, Dios! Soy muy débil para jugar este juego. Mi corazón se saldrá en cualquier momento. Bajo la mirada y doy otro sorbo al jugo. Esto es una revelación. Sabía que Justin tenía su parte salvaje e irresistible pero nunca llegué a pensar que lo utilizaría conmigo. Hasta ahora solo había visto su parte romántica, nunca pensé que… que… Está volviendo a coquetear conmigo. Dios. Aagg, como lo extrañaba. ¿Por qué aún no se ha atrevido a pedirme ser su novia? Ah, claro, porque no soy Selena… Ay, no importa. Me atrevo a intentarlo.

-¿Qué piensas, _________? –Dice sacándome de mis pensamientos-

-Ah… que tengo hambre –Digo sin darle mucha importancia-

Ríe bajo y bufa.

-Eres una pésima mentirosa. Recuerda que te conozco desde que estabas en pañales… -Lo miro y frunzo el ceño ¡Mentiroso! Me sonríe- Bueno, desde que ambos estábamos en pre-escolar.

Trato de zafarme de su pregunta. Piensa, piensa.

-Hablé con tu papá –Digo rápido-

-¿Eso es lo que piensas? –Frunce el ceño- ¿En mi papá?

Río.

-Sí –Miento pero al menos se lo cree-

-Ok, ¿de qué hablaron? –Se incorpora en la silla y me mira atento-

-De cosas. De la vida. De tus hermanos, fue una charla interesante, la verdad- Lo miro con aire de superioridad-

-__________... –Dice cansado alargando mi nombre-

-De ti y de mí –Le suelto rápido, agarro el jugo y le doy otro sorbo-

Siento que mi corazón se saldrá en cualquier momento. Respiro hondo sin que lo note y trato de controlar mis nervios.

-De nosotros… -Dice bajo, apenas audible, más para él que para mí-

Queda pensando, en silencio. Analizando sus palabras. Sí, Justin de nosotros, hablamos de nosotros. La mesera llega y nos deja todos los platos. En la puerta se ven varios paparazis. Ay, que fastidio, ya llegaron. Creo que se me abrió el apetito. Necesito llenar mi estómago. Saco mi pequeño bolso en donde llevo la insulina y a escondidas me inyecto.

Tomo un dedo de pollo, lo mojo en salsa y continúo a comer. Justin logra salir de su trance y se dedica a comer. No tocamos el tema en lo absoluto, solo hablamos de… otras cosas más.
*** 

Termino de reír.

-Eso fue una locura. Cada vez que te vas de tour siempre llegas con miles de historias graciosas.

-Es que mis beliebers son graciosas, ¿Qué más te puedo decir? –Me sonríe-

Aparca en frente de mi casa, me ayuda a sacar mis cosas detrás de su carro y ambos bajamos. No querrán saber cómo salimos apenas con vida del restaurante, ya mañana se enteraran igual. La camioneta negra se estaciona delante de nosotros. Abro la puerta y pasamos. Dejamos mis cosas en la sala y se oye el televisor del cuarto de mi hermana. No fue a verme porque tenía que trabajar hasta tarde.

-Ya llegué –Grito desde abajo-

-Ok –Escucho una respuesta en grito de mi hermana-

-Gracias, Justin –Le digo tímidamente-

Y por un momento recuerdo como comenzó nuestra noche y me sonrojo. Me sonríe.

-Pensé que querías el postre –Me dice bajo y me mira fijamente a los ojos-

Abro los ojos como plato y siento mi corazón dispararse. ¡Era en juego!

-¿Lo quieres ahora? –Me pregunta atento-

Abro la boca y me quedo sin aíre en los pulmones. ¡Dios!

-Ok, ya que no hablas –Me sonríe- Igual te lo daré.

Me agarra de la mano y me lleva al jardín de mi casa. ¡Oh, dios! Respira, respira. Salimos y el jardín está todo decorado con luces de navidad amarillas por todos lados, velas y… ¿a qué huele? ¿A Jazmín? ¿Qué? Se voltea para verme a la cara.

-_________... ¿Quieres ser mi novia? –Me mira con los ojos brillosos-

¿Qué?






#UnCambio

#Capitulo13

Uno, dos, tres, cuatro, cinco… espero tenga el teléfono lejos y no sea que no me quiere atender. La llamada se cae y vuelvo de nuevo a repicar, esta vez sí contesta.

-¿Si? –Oigo su voz-

Me da una parálisis en todo el cuerpo y soy incapaz de decir algo.

-¿Quién habla?

Oh, Dios. ¡Habla, Emily!

-Mmm… soy Emily –digo con timidez-

¿Qué pasa contigo, Emily? Me estás empezando a caer mal, aparece mi fastidiosa conciencia.

-Emily. Uau, que sorpresa… dime ¿Pasa algo? –Puedo escucharlo esbozar una sonrisa-

Me acomodo mejor en el piso y apoyo mis codos en mis rodillas. Tranquila, Tood. Suspiro alto en el altavoz.

-¿Estás bien, Emily? –Suena preocupado-

-Sí –Respondo de inmediato al escuchar su tono de voz-

-¿Pasa algo?

-Perdí la tarjeta de mi cuarto… –Me llevo la mano libre a la frente. ¡Qué vergüenza!-

Lo escucho reír bajo y sé que se burla de mí. Ruedo mis ojos y me dedico a pararme del piso y caminar hacia el ascensor. Presiono el botón y espero a que llegue.

-No la tengo yo –ríe bajo- En serio.

Entre cierro mis ojos al entrar en el ascensor. No le creo. Aprieto el botón del número cuatro, el piso de restaurantes… y no sé porque estoy haciendo esto… ¿Por qué me muevo mientras hablo por teléfono? Porque estás nerviosa, por eso, interrumpe mi conciencia. Ruedo mis ojos y veo las puertas cerrarse. El ascensor empieza a bajar.

-No me crees, lo sé. Pero es en serio que no la tengo yo –Me dice-

Otro más que puede leerme los pensamientos. Si habla en serio… tan serio como dice, entonces tengo un gran problema. Las puertas del ascensor se abren y salgo, desorientada en el espacio. ¿Qué hago aquí? ¿Por qué estoy aquí?

-Avísale a tus amigas… y… problema resuelto- Me dice sonriendo-

¡No son mis amigas! Y aparte… no tengo sus números.

-¡Ja!- Digo con sarcasmo-

Veo hacia todos lados, la verdad no sé qué hago aquí. Los turistas están metidos en sus mundos y los empresarios con sus computadores se ven en todas partes.

-¿En dónde estás? –Me pregunta serio-

Mi corazón se acelera y siento que se me corta la respiración. Me voy a una esquina sola y en silencio. Respira, Emily. Respira. 

-No te importa –Digo rápido-

Te ocultas y le mientes… ¿Qué carajos pasa contigo, Emily?, protesta mi conciencia. Intento concentrarme. Ay, Dios ¿Qué hago aquí abajo? Oigo que bufa bajo.

-¿Quieres que te ayude o no?

Pienso… ¿En serio quiero su ayuda? ¡Si, Emily. Sí!, me suplica la pequeña diva.

-Deja de morderte el labio –Me dice impasiblemente-

¿Qué? ¿Cómo sabe que muerdo mi labio? Abro mis ojos como plato y me volteo de inmediato. Suelto mi labio rápido. Está por aquí. Miro a todas partes. Tengo el corazón en la boca y siento la sangre recorriendo mi cuerpo rápidamente. Oigo su risa baja y seductoramente sexy al otro lado de la bocina. Control, Emily.

Miro a todas partes buscándolo, miro en cada fila de cada restaurante. Empiezo a caminar por el largo pasillo buscando con mi mirada. Vamos, Tood. Concéntrate. Es famoso debe tener a muchas chicas a su alrededor… ay no seas ridícula, está hablando contigo tranquilamente. Cierto, entonces, busca al hombre negro, con tatuajes y labios gruesos. ¡Kenny, su nombre es Kenny!, interviene la diva toda entusiasmada, al parecer se divierte. Miro hacia las mesas.

-Entonces, ¿Quieres mi ayuda o no?

-Sí –Digo tan rápido que me regaño mentalmente por haberlo hecho-

¡Emily! lo sé, lo sé. Pensar antes de hablar. Entendido. Es que estoy realmente nerviosa, ¡Joder!

-Deja de caminar desesperadamente y cálmate. No vas a encontrarme –Me dice tranquilo-

Dejo de sentir mi corazón latir y ya he perdido mi sentido común de nuevo. Me paro en seco y esto me empieza a dar miedo. Frunzo el ceño y espero a que continúe a hablar, pero no lo hace. Me desespero… Sigo esperando y me regreso de espalda. Doy cuatro pasos hacia atrás y choco fuertemente con un mesero, los tacos, las salsas, los refrescos, servilletas, hielos, cubiertos y bandejas me caen encima. Escucho dos gritos agudos provenientes de unas señoras mayores y un “¡Cuidado!” de alguna persona. Levanto mis brazos para protegerme la cabeza y pierdo el contacto con Justin. Caigo de culo sobre el piso. Varias personas se paran de las mesas, el mesero se sonroja, varios hombres se acercan a mí. ¡Mátenme ahora! Los refrescos me han caído encima al igual que los tacos. Tengo hielos en lugares que el hielo nunca debería tocar. Los cubiertos me rebotaron en los brazos, las bandejas hicieron lo mismo. Las servilletas, algunas de ellas aún siguen cayendo lentamente a mí lado. Las salsas me cayeron entre el pantalón y la camisa y me salpicaron por todos lados. Siento mis mejillas arder, y esta es la primera vez que solo yo me hago sonrojar.

-¡Oh! Disculpe, señorita –Me dice el mesero apenado-

¡Mejor ni se te ocurra tocarme! Te mataré si lo haces. Me ofrece la mano pero no la agarro, me paro por mí misma. Lo miro y… si las miradas mataran el pobre chico ya estaría muerto. ¡Fue tu culpa, Emily!, me dice la pequeña diva. Te le atravesaste, me regaña. Le ruedo los ojos y trato de secar mi cara del frío refresco que me ha caído encima.

-¡Emily! –Justin sale de la nada y su voz suena preocupada- ¿Estás bien? –Me pregunta analizándome todo el cuerpo-

Respira, Emily y… no lo mires a los ojos… ni los labios. Escucho varios asombros de las personas presentes y varias chicas decir “Mamá, es Justin Bieber”. Lo miro de reojo y trato de quitar un poco de salsa que me ha caído por los brazos.

Justin se voltea al mesero y de pronto tengo al gran señor negro, con tatuajes y labios gruesos a mi lado.

-¿Puede traerme una toalla? Por favor –Le dice Justin al mesero amablemente-

El mesero asiente, aún apenado y rápidamente se aleja de la multitud que nos observa.

Me siento como una idiota y empiezo a caminar hacia el ascensor. ¡Esto ha sido lo más vergonzoso de toda mi vida! Ahora siento frío. Camino con mi mirada al piso y siento todas las miradas en mí. Escucho decir a Justin “Disculpen. Aquí no ha pasado nada” ¿Qué no ha pasado nada? ¡Mírenme! Si pasó algo. Ruedo mis ojos y estoy realmente furiosa. Todo por una estúpida llave… tarjeta. No debí ir a la azotea desde un principio ¡Ah Maldición!

-Emily… -Escucho a Justin acercándose por detrás-

No me cruzo de brazo porque es realmente asqueroso hacerlo cuando tienes salsa, líquido, hielo y resto de comida encima, así que solo me limito con rodar los ojos.

-¿Te encuentras bien? –Noto la preocupación en su voz-

No le respondo. Me toma de los hombros y me voltea. Quedamos de frente y empieza a limpiarme. El gran señor negro, con tatuajes y labrios gruesos queda varios metros alejados de nosotros. Me toma la mano y pasa el paño limpiándome y quitándome la salsa, continua por los dedos y luego la palma de la mano. Miro cada uno de sus movimientos. Su contacto me vuelve loca y soy incapaz de moverme, protestar o decir algo. Siento mi corazón agitarse pero sigo concentrada en lo que hace. Continúa con la otra mano, y repite el proceso. Sube por mi brazo y lo limpia lo más que puede, repite el proceso en el otro brazo. Respira, Emily. Me doy cuenta que sostengo el aire y lo suelto bajo, sin que lo note pero de reojo logro ver un pequeño dobles en sus labios… sus… labios… ¡No lo veas! Vuelvo a centrar mi mirada en sus movimientos. La pequeña diva está en bragas y sujetador a la espera de cualquier acción. Está concentrado en lo que hace y se ve realmente hermoso. Sus labios están entre abiertos y su respiración es calmada. Luce pensativo. Mueve la toalla de arriba abajo, limpiándome. Cuidadosamente. Delicadamente. Siento su dedo pulgar rozándome la piel y mi corazón da un brinco.

Me suelta las manos y nos sostenemos las miradas. Luce aturdido, preocupado pero también relajado. Está pensado en algo, lo sé, pero… ¿Qué?

-¿Quieres quedarte conmigo mientras esperas a tus… lo que sean? –Dice bajo-

Me siento idiota y por la pena que acabo de pasar por alguna extraña razón siento que debería desaparecer del mundo por varios minutos. Pienso en su proposición… ¿Quiero? ¡Sí! Dice la pequeña diva que ya está sudando de lo excitada que está. Espero respuesta de mi conciencia pero al parecer ha desaparecido.

-Sí –digo bajo y con… timidez- Quiero tu ayuda.

Él es el único que logra ponerme así y, me gusta.

Se inclina, presiona el botón y enseguida las puertas del ascensor se abren. Entramos y el señor grande, con tatuajes y labios gruesos también. Las puertas del ascensor se cierran y subimos en silencio. Mi corazón va a mil por segundo y ya he perdido la capacidad del habla y un poco la motora, mi cerebro ya no está mandando bien las órdenes.

Las puertas vuelven a abrirse y siento el corazón en la boca ahora. Salimos y caminamos hasta llegar a la puerta de su cuarto. Desliza la tarjeta y ésta se abre. Me da permiso para que pase y vuelvo a quedar asombrada por lo grande que es. Ellos pasan detrás de mí. El señor negro, con tatuajes y labios gruesos, desaparece enseguida. ¿Su trabajo no es cuidar a Justin Bieber? ¿Por qué se va?

-¿Quieres una toalla? –Justin me saca de mis pensamientos-

Me mira atento, esperando alguna respuesta. ¿Una toalla?, quiero bañarme.

-¿O bañarte? –Me dice-

Volvió a leer tus pensamientos, Emily ¡Corre!, interviene la pequeña diva que ahora, después de tanta excitación está asustada. ¿Quién la entiende?

-Bañarme –digo en voz baja-

Me mira divertido y me sonríe. Me desarma, me desploma. Me tortura. Me mata. Camina hacia una puerta y la abre, es un pequeño closet. Saca una toalla, cierra la puerta y se acerca a mí. Mi respiración empieza a agitarse pero trato de controlarla. Me sonríe seductoramente y me tiende la toalla. ¡Oh, Mi Dios! La tomo con timidez.

-Hay dos baños aquí. Uno al final del pasillo, doblas a la derecha, la segunda puerta. El otro, en mi habitación –Me sonríe de medio lado- Tú eliges.

Claro, él tiene su habitación, dentro de una habitación de hotel… Mejor elijo el baño de su cuarto. Podré cerrar con seguro la puerta de su habitación y luego la del baño, es más seguro. Me siento más protegida.

Él se aparta de mi frente y reaccionando camino hacia su cuarto. Antes de cerrar la puerta le echo un vistazo. Está parado, mirándome, con sus manos en los bolsillos y… perdido.

-No entrarás ¿Cierto? –Le pregunto alto para que pueda escucharme-

Niega riendo bajo.

-Si te atreves a hacerlo, te juro que…

¿Qué le haría? No soy capaz de hacerle algo. Piensa, algo que le duela… Veo cuando el empieza a acercarse a mí y sostengo el aíre. Como es más alto que yo tengo que subir mi mirada y enseguida me siento intimidada. Quedamos de frente.

-No lo haré, señorita Tood. No soy Christian Grey –Me dice bajo, muy bajo-

Siento mi cuerpo tensarse y soy incapaz de volver a tomar aire y mi pulmones me lo piden a gritos. Se acerca a mi oído lentamente. Tortuosamente.

-Y… deja de morderte el labio- me dice con voz ronca-

Lo suelto en seguida y bajo mi mirada. Mi corazón ha pasado a la historia. Se separa de mí y me mira.

-Respira, Emily –Dice-

Y enseguida, disimuladamente lleno de aire mis pulmones. Oh, Dios. Ya sabe cómo me pone su presencia. Me sonríe. Soy incapaz de protestarle, bajo mí mirada rápido hacia sus zapatos y  rápidamente, paso por la puerta.

Entro al cuarto y me aseguro de cerrar la puerta con seguro. Camino hacia el baño, entro y vuelvo a cerrar la puerta con seguro. Me volteo para continuar y mis ojos no pueden creer lo que ven. Es todo blanco y de un lado hay una bañera en la que caben cuatro personas. En la otra esquina hay una ducha, con una grifería en la que el agua cae en forma de cascada y sale agua de varios grifos que están pegados a la pared. ¡Uau! Esto es realmente increíble. El inodoro y el lavamanos son de mármol y todo es blanco, con azul celeste y beige. Después de varios segundos de admiración del baño continuo a sacarme la ropa. La tiro en el piso. Entro a la ducha y enseguida el agua tibia empieza a recorrer mi cuerpo. Es un sensor de movimiento ¿Es en serio? ¿Esto existe? Empiezo a remojarme, dejo que el agua caiga y caiga. Tomo el jabón líquido, echo un poco en mi mano y enseguida el olor inunda el lugar; jazmín. Lo hago espuma en mi mano y continúo a restregarlo por mi cuerpo. Tomo el champú; Head And Shoulders. ¡Ja. Genial! Yo también utilizo de estos.  Una vez que me siento limpia, salgo de la ducha. Tomo la toalla y me seco. Cuando ya estoy seca enrollo la toalla en mi cuerpo. Me paro en frente del gran espejo en frente del lavamanos; Me veo diferente o… ¿Tenía mucho tiempo sin verme en un espejo? Mis mejillas están más rosadas de lo que recuerdo… en fin. Recojo mi ropa y… ¿Qué me pondré ahora? Algo que odio es ponerme las bragas sucias. El sujetador… puedo con él pero las bragas… No. Nunca.

Dejo mi ropa a un lado y salgo del baño. Está solo. Suspiro relajada. Camino hacia una peinadora, abro una gaveta y no hay nada. Las abro todas y están vacías. Suspiro angustiada y miro a todas partes buscando su maleta, la encuentro en una esquina, abierta y desordenada. Ruedo mis ojos y continúo a acercarme. Empiezo a revisar; camisas, pantalones, pañuelos, medias y cosas locas. Reviso en un bolsillo y ¡Bingo! Busco el más pequeño y me lo coloco y justo en ese momento caigo en cuenta de que uso la ropa interior de la super estrella Justin Bieber. ¿Esto en verdad está sucediendo? En el borde del bóxer dice Calvin Klein y me siento realmente mal haciendo esto. Entro de nuevo al baño y me coloco el sujetador y… ahora la ropa. ¿Agarro su ropa? Da igual, total puede reponerla. “43 dólares no le harán nada a mi cuenta del banco” recuerdo lo que me dijo en el restaurante. Tampoco lo harán… ¿Cuánto, 100 dólares…?

Me devuelvo a su maleta y busco una camiseta blanca, no sé cuál marca es y re busco un pantalón que no se me caiga, todos sobre pasan mi talla. Logro ver un mono de chándal color gris; el mismo que llevaba la noche que lo vi por primera vez.  Lo agarro y  lo detallo. ¡Con esto puesto debe verse muy sexy! se me dibuja una sonrisa pero enseguida aparto el pensamiento. Veo por dentro y tiene cuerdas. ¡Genial. Lo podré apretar a mi cadera! Me lo coloco y me queda grande pero con la cuerda en la cadera se mantiene arriba. El mono se arrastra por el piso y me cubre los pies completamente. Busco un peine, lo encuentro encima de una mesa. Lo agarro y continúo a peinarme. Alboroto mi cabello para que luzca salvaje y caigo en cuenta de que lo estoy arreglando para él. Niego y me regaño mentalmente. ¡Oh, Dios! Entro de nuevo al baño y cuelgo la toalla en un perchero libre. Busco dentro de las gavetas que se encuentran dentro del baño buscando una bolsa para meter la ropa asquerosamente sucia. La encuentro y enseguida, arrugo la ropa en mi mano y la meto en forma de bola en la bolsa. Salgo del baño y ya estoy lista. ¡Mi teléfono! Oh no, otra vez no. ¡Joder! ¿Por qué me pasa siempre a mí? ¡Maldición!

Suspiro y esta vez deseo con todas mis fuerzas que lo tenga Justin. Ya estoy lista… pero ahora siento pena. ¡Ah! Odio sentirme así. ¿Qué carajos pasa conmigo? Dios, ayúdame.

¡Emily, no seas cobarde y sal! Tomo una gran bocanada de aíre y me propongo a salir. Abro la puerta y paso al pasillo. La suite está en silencio. Camino hasta el comienzo del pasillo y suspiro bajo. Esto es intimidante y emocionante a la vez. Salgo y miro hacia la cocina, no hay nadie. Veo hacia la sala, no hay nadie. ¿Estoy sola? Justo escucho varios pasos de algún lugar. Veo hacia dónde provino el sonido y camino. Los ruidos me van guiando hasta que llego a un pasillo con una entrada al final. ¿Voy hacia allá? Escucho varias notas de piano y al instante sonrío. Amo el sonido del piano. Me acerco lentamente y presto atención a las notas que salen que conforman una hermosa melodía; otra pieza de Chopin, Nocturna en si bemol menor de la Opera nueve, número uno. Favorita de mi abuelo. Llego hasta el umbral de la puerta y admiro a Justin tocando, se ha quitado la chaqueta que llevaba puesta y se ve más relajado. Me cruzo de brazos y cierro mis ojos para disfrutar de las gloriosas notas que salen de aquel instrumento a varios metros de mí. Los vuelvo a abrir y me apoyo en el marco de la puerta. Este sonido es el único que logra relajarme y… me trae tantos recuerdos. Admiro a Justin tocar. Tiene la boca entre abierta y está muy concentrado en lo que hace. Veo hacia una esquina y está el señor negro, con tatuajes y labios gruesos, sentado en un sillón con una mesita al frente, utilizando el teléfono, al parecer también está relajado porque no ha notado mi presencia. Detallo la habitación; Mismos muebles beige como en el que duermo, la mesita es de metal con vidrio, las paredes blancas, adornos azul celeste. El piano es negro y de cola. Miro hacia abajo y ahora es que me doy cuenta que el piso es de mármol, el de nuestro cuarto es porcelanato beige. Varias flores como decoración y una lámpara en medio de la habitación. Me encuentro con un reloj; son las 10:30pm. ¿Ya, tan rápido? ¿Las chicas abran llegado ya? ¡Mi teléfono!

Bajo mis brazos y paso a la habitación, Justin sube su mirada a mí y sigue tocando. El señor negro, con tatuajes y labios gruesos me mira serio, seguro esperando mi próximo movimiento. Bajo mi mirada al piso porque me siento realmente incómoda. Justin corta la canción pero la termina suave y con una nota de sol mayor. Levanto mi mirada y me sonríe, yo hago lo mismo. Paso mis brazos hacia atrás de mi espalda y me tomo las manos. Justin me detalla y esboza una sonrisa más amplia mostrando sus dientes y dándome una clara imagen de su hermosa sonrisa… ¡Emily!

-Te queda bien mi ropa –Me dice entre risas-

Me sonrojo y muevo el mono con mis manos mostrándole que me queda grande. Él vuelve a reír y el señor negro, con tatuajes y labios gruesos también lo hace. Primera vez en mi vida que estoy tan tímida como lo estoy ahora y la verdad no sé por qué estoy así. Aun no me creo que esto esté sucediendo.

-¿Quieres llamar a… lo que sean tuyo, ahora? –Me pregunta parándose de la banca del piano. El señor negro, con tatuajes y labios gruesos vuelve a fijar su mirada en el teléfono. ¡Sí, estoy indefensa! ¡No haré nada malo…! Quizás-

Me sonrojo y lo miro a los ojos, él fija su mirada en mí.

-Mmm… creo que… perdí el teléfono –Digo nerviosa-

Me sonríe y vuelve a tocar su bolsillo, lo saca y se acerca a mí más. ¡No, no lo hagas! No podré concentrarme, después. Me lo extiende y yo lo agarro tímidamente. Nuestros dedos se rozan y mi corazón vuelve a latir fuerte.

-Voy… a… mmm… -le muestro el teléfono-

Me sonríe y entiende.

-Ven –Me hace una seña para que lo siga-

Lo hago, caminamos de nuevo por el pasillo y atravesamos una puerta de cristal que me muestra la imagen perfecta de Atlanta. ¡Esta vista es increíble! Desde mi habitación nada más se ve la piscina, no es gran cosa, pero esto… ya veo porque la pusieron como una suite.

-Aquí podrás hablar mejor –Me sonríe- Estaré adentro- Me guiña el ojo y entra-

¡Oh Dios, Justin Bieber me guiñó el ojo! Suspiro y una sonrisa se me dibuja en la cara. Busco el número de Ryan y lo llamo, no me cae y enseguida supongo que están en la discoteca. Vuelvo a llamarlo y nada. Intento de nuevo y nada, deben estarla pasando muy bien. Me resigno y empiezo a sentir nervios. Me tocará dormir con Justin Bieber. La pequeña diva, que sigue en ropa interior, hace pequeños brincos y aplaude felizmente para luego dejarse caer en la cama. Me abrazo y empiezo a sentir frío. Entro a la habitación y veo a Justin parado con sus manos en los bolsillos y su cabeza hacia abajo ¿Preocupado? Aún me cuesta descifrar lo que piensa ¡Y lo que siente! Me recuerda mi conciencia. Cierto, eso también. Sube su mirada.

-¿Y?

-Nada –subo los hombros levemente-

Apenas se ve una sombra de una risa en sus labios. ¿Quería que esto pasara?

-Bueno, puedes dormir aquí –Dice bajo-

Asiento y empiezo a sentir calor. ¿Dormir? ¿Sola o con él? ¡Con él! Me suplica la pequeña diva arrodillada. ¡Sola!, protesta mi conciencia.

-Es tarde. ¿Quieres? –Me mira impasiblemente y lame sus labios-

No sé si esa pregunta es con doble sentido y no estoy segura sí quiso decirlo así. Me sonrojo y frunzo el ceño levemente. ¿Quiero? ¿Qué quiero?

-Dormir, claro –Asegura-

¡No!, grita la pequeña diva, echándose a llorar. Sí, dormir, claro, lo mismo pensé.

Asiento insegura y volvemos a su habitación. Entramos y me abrazo instintivamente. Veo la enorme cama. Dormir, Emily. Solo dormir.

-Cómo te pusiste mi mono de dormir, ahora, gracias a ti, tendré que ensuciar más ropa –dice sonriéndome-

Frunzo el ceño y él continua a buscar su ropa entre su maleta.

-¿No pudiste haber hecho más desastre, Emily? –Me dice refiriéndose a la ropa de su maleta-

-Discúlpame, pero eso ya estaba desordenado –Le digo entornando los ojos-

-Desordenado ordenadamente –Me dice con una sonrisa en su cara-

Estoy parada como una estatua en la puerta. Justin saca un mono y una camiseta, justo igual que yo. Me sonrojo y empiezo a temblar. Control, Tood, control. Se para y se voltea hacia a mí. El corazón se para de inmediato. ¡Dios! Me sonríe y bajo mi mirada, él se voltea y ahora está de espalda a mí. Quita su camisa y me da la oportunidad de admirar su musculosa y definida espalda. ¡Tiene un tatuaje! Y… es de un… ¿indio?, bueno, tendré que investigar para saber la historia. Lo detallo. Me imagino mis manos encima de ella y enseguida niego levemente para sacar ese pensamiento. Concéntrate. Se coloca la franelilla y Justo cuando se voltea yo bajo mi mirada. Rápido entra al baño y a los segundos sale con el mono de chándal puesto, es de un azul eléctrico. Tira la ropa que llevaba puesta encima de la maleta y me mira; sus ojos ya no están del color miel hermosos que los recuerdo, están oscuros y eso me asusta. Su mirada está turbia y me mira impasiblemente. No logro descifrar nada.

-¿Lista?







ESPERO LES HAYA GUSTA. DISCULPEN POR TARDAR, LOS ESTUDIOS NO ME DEJAN SIGO SIN TENER INTERNET EN MI CASA.

COMENTEN Y PARA LAS NUEVAS LECTORAS, SI QUIEREN QUE LES AVISE, DIGANME.