My Sister's Boyfriend 
Capítulo 23


-Dejemos el auto aquí.- dice Justin al llegar al típico puesto de aparcamiento de la playa. Salió del auto, rodeó corriendo éste y antes de que yo pudiera abrir la puerta, él lo hizo, como todo un caballero.- Oye, espero que entiendas que desde este momento voy a ser y a hacer todo lo que quieras. Así que seré decente y un caballero. ¿Lo entendemos? 
-Claro…- sonrío mientras tomo mi bolsa del fondo del auto.- Listo, ¿a dónde vamos primero?- Justin sonrió y se acercó a mí tomándome de los hombros y juntando nuestras frentes.- Ah, vaya, creo que no quedaremos aquí… no hay problema…- sus labios me interrumpen y no hay mejor manera que ser interrumpida con un beso suyo.
-Hablas mucho preciosa.- susurró en mis labios, y después los atacó de nuevo.- Primero, correremos en todo el malecón como dos lunáticos ¿vale?- asentí, mordiendo mi labio inferior, sonrojada y encantada.- Después vamos a surfear un poco, pues esta vez yo te voy a ganar en cuanto a domar olas.
-Eso ya lo veremos hombre.- amenacé inclinándome hacia él y besando la punta de su nariz.- He estado practicando equilibrio. En el emocional no me ha ido muy bien, pero creo que al fin lo logré.
-Está bien, me parece perfecto.- tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos con dulzura, se llevó mi manos a sus labios y besó los nudillos.- Y después… oh eso será una sorpresa. Una sorpresa grande. 
-¿Ni siquiera una pista puedes darme?- pregunto impaciente, viendo la sonrisa que se formó en su rostro. Me derrito cual helado en verano.- Por favor, por favor, por favor…
-No.- ríe Justin y comienza a correr hacia el malecón.- ¡Vamos, vamos sígueme! 
-¿Por qué siempre debemos de correr cuando venimos aquí?- pregunto. Pero al verlo un poco lejos, me cuelgo la bolsa y corro tratando de darle alcance.-


Corremos como dos turistas locos es un lugar que hemos visitado tantas veces que podría ser nuestro. En la cima del mundo. Las estatuas siguen abarrotadas de gente a su alrededor tomándose fotos con poses extrañas, puestos de comida en todos lados, en la playa hay gente jugando con una pelota de playa, niños corren felices con flotadores, pronto nos encontramos con algo nuevo. Justo en donde el océano choca con la muralla de concreto, hay ahora un puente de madera por el cual puedes caminar, casi por encima del agua, literal. Justin no duda y sigue  corriendo por ese nuevo puente, pasamos el malecón y el puente pasa por detrás de casas y tiendas que hay en la última calle. Seguimos corriendo por encima del océano enorme y me da miedo mirar abajo. Está como a cinco metros de altura. En los soportes de madera del puente, hay binoculares de monedas nuevos. Y mucha gente abarrotando el lugar. Choco varias veces con desconocidos y me disculpo. Damos una vuelta por una mini curva y de nuevo llegamos a la calle principal. Justo a lado del club de surf. 
Esperamos varios segundos para que nos tocara el turno de apuntar nuestra hora de visita, y la fecha en el formulario. El recepcionista es el mismo de la otra vez, así que vagamente nos reconoce y es algo más amable. Esta vez no nos indica donde están los vestidores, pues ya tenemos una idea de donde se encuentran. En el pasillo, Justin camina detrás de mí y me toma de la mano, mientras que con la otra, toma mi cintura y me acerca a él, besando mi cuello, mientras respira dulcemente en él. Mi piel se eriza y el lo nota. Ríe en voz baja y llegamos a los vestidores, donde nos dan trajes a nuestra medida y nuestras tablas. Estando listos, salimos a la playa y entramos directamente al nivel que dejamos anteriormente. Pronto un instructor se acercó a nosotros intentando ayudarnos. Nos iba diciendo qué olas son aptas para montar, nos recuerda la postura y esas cosas. Pronto ambos estuvimos empatados en cuanto a olas. Al final, Justin cayó de su tabla en la última ola de la hora. No puedo creerlo, he ganado. Alzo las manos al aire y entrechoco una con el instructor. Los tres salimos de las olas y el profesional se marcha, para buscar otro discípulo. Entregamos nuestras tablas y vamos a cambiaros de ropa. Me seco el cabello con una toalla seca y me pongo un traje de baño azul agua. Una blusa amarilla encima y un short de tela blanca. Mis sandalias cómodas y espero a Justin fuera de los vestidores. Sale y no puedo contener la respiración. Trae un traje de baño negro, común e increíble al mismo tiempo, pues lo luce muy bien. Sus abdominales a la vista junto con sus tatuajes que nunca me había puesto a examinar bien. Sonríe y me toma de la mano, dándome un beso increíble. Me abraza con fuerza y sus labios aún saben a mar. A amar. Me siento tan bien y tan libre con él, que no veo la hora de luchar por esto que siento. Y sé que él también lo va a hacer. Estamos juntos y de una forma u otra al fin encontramos armonía con nosotros mismos.


“No se nos otorgará la libertad externa, más que en la medida exacta en que hayamos sabido, en un momento determinado, desarrollar nuestra libertad interna.” – Mahatma Gandhi. 

 
Justin y yo vamos al restaurante del club y tomamos una limonada con un toque de alcohol. Lo beso de nuevo. Nuestro aliento es el mismo ahora. Limón, vodka, una pizca de sal… perfecto. Lo vuelvo a besar. Esta vez no soporto las miradas de los demás y me río en su boca. Él me sigue el juego y nos separamos, contando de nuevo algunas aventuras que tuvimos de pequeños, nuestros miedos, mejores momentos… nos conocemos aún mejor. 
Dejo mis sandalias a lado de nuestra mesa, y ambos corremos hacia el océano de nuevo. Me abraza por la cintura y sus dedos juguetean con mi blusa amarilla. Pasa sus manos debajo de ella y acaricia mi vientre. Las pequeñas olitas que se forman en la orilla mojas a penas nuestros pies. Miramos hacia el horizonte completamente cautivados por el paisaje. Siento sus labios bajar de mi oreja a mi cuello. Cierro los ojos y escucho la playa como sonido de fondo para este momento perfecto. Me aprieta más a su cuerpo y recargo mi cabeza en su hombro hacia atrás, subiendo mis brazos para tocar su cabello. El cierra un poco más el abrazo y toma fuerzas para alzarme y correr hacia las olas. Una ola enorme llega y nos moja del todo. Me río en voz alta y bajo de sus brazos tallándome los ojos dolorosamente salados. Me abraza de nuevo y caemos en el agua. Salimos con el cabello mojado y cubriendo nuestra cara. Toso un poco y después me enseña a nadar en contra de las olas. Es lo más difícil y doloroso del mundo. Nunca se logra nada según parece. Al cabo de una hora y media más o menos, salimos del agua, tomamos otra limonada, junto con una rebanada gigante de pizza esperando a secarnos. Entramos de nuevo a los vestidores y yo solo ato mi cabello en una coleta alta, tomo mis cosas y salgo. Justin sale al mismo tiempo con unos jeans claros y una camisa azul con cuello en V. Se coloca sus lentes de sol y su gorra Supra. Salimos del club, ahora caminando de la mano, sin temer a que alguien pueda vernos. 
Lo dejo esperando un rato a lado de una estatua de una sirena y voy corriendo a una heladería que encontramos en frente. Vainilla para él, fresa de agua para mí. Salgo y él sigue esperando ahí fuera. Cruzo la calle y le entrego su helado. El sonríe y dice gracias, me entrega una cámara digital y me hace ver la imagen. El está mirando provocativamente a esa estatua de sirena. Suelto una carcajada y el me quita mi helado, lo coloca en la base de la sirena junto con el suyo y toma la cámara. Tomo la mano de la sirena y poso para la foto. Después de eso, juntamos nuestros helados y caminamos por el resto del malecón. Tomando fotos a todas las estatuas que podemos, el océano azul al fondo y el pintor de piso que está a varios metros rodeado de gente que elogia su trabajo. 


***


-¿Por qué tengo que vendarme los ojos?- pregunto al cabo de un rato de misterio. Él me está guiando por el camino, y se que la gente nos mira raro.- Podemos caer ambos si no me guías bien ¿vale?
-¿Es que acaso no confías en mí?- pregunta con tono sentido. Por poco y hace que le crea.- Vamos, no falta poco.
-Más te vale eso.- advierto. Siento un beso fugaz y después seguimos caminando.- ¿Ya casi?
-Un par de metros más.- suspira. Sé que está sonriendo.- Un poco… unos cuantos pasos más.


Escucho el fondo. Música de distintos tipos difundida por todos lados, gritos de niños, conversaciones, un mar de personas debe estar aquí. Mirándome como si fuera una loca. Siento como se afloja poco a poco la tela de la pañoleta que me puso Justin. Al caerse, abro los ojos y veo la sorpresa. Estamos en una feria en un muelle. Todo se ve increíblemente hermoso, teñido de la luz del sol a punto de desaparecer. Caminamos directamente hacia el final del muelle y tomamos varias fotos del atardecer. En la última, Justin rodea su brazo por detrás de mi cuello y besa mi mejilla. Decide tomar otra y esta vez, ambos estamos besándonos tiernamente con los ojos cerrados. 


-Definitivamente debo tener esta en mi teléfono.- digo encantada mientras la miro. Dios mío, es tan perfecto… sus lentes de sol le dan un aire divertido y cautivante, con ese lindo piquito de sus labios besándome. Es realmente perfecto.- Te amo Justin.
-Te amo más bonita.- me besa de nuevo.


 Lo abrazo y juego con su cabello. Lo siento suspirar en mis labios. No se detiene, separa sus labios y en un micro segundo los vuelve a juntar, haciendo un ritmo adictivo. Mi frente choca un poco con sus lentes de sol, pero no me importa. Sigo besándolo. Su lengua juguetea en mi labio inferior y me hace cosquillas. Pronto está dentro de mi boca, completamente pacífica y dueña de mí. Le quito la gorra y me separo de nuestro beso. La coloco en mi cabeza y el me toma una foto mientras me la pongo. Salgo con los ojos cerrados, pero se niega a borrarla. Me rindo. Subimos a la rueda de la fortuna y al estar en lo más alto me abraza y me besa de nuevo. Dios, no me canso de besar a este chico. Mi chico de la tienda de música. Coloco mi cabeza en su hombro hasta que termina el juego. 
Al bajar, quiero volver a subir, pero para esconderme. A lo lejos estoy viendo lo más horrible y mata pasiones que he visto en toda mi vida. Justin debió notar mi rostro, pues apretó mi mano un poco más de lo normal y me preguntó qué ocurría. Yo me limité a señalar hacia el frente, observando como Matt me saludaba y casi corría hacia mí. ¿Nos habrá visto? ¿Y si recuerda que Justin es el prometido de Alicia? ¿Le importó que estuviera besando francésmente a un chico? Okay, me va a matar de una forma u otra. 


“Si no te ha sorprendido nada extraño durante el día, es que no ha habido día.” – John Archibald.


-¡Hola ______-boo!- gritó mientras corría hacia mí. Solté la mano de Justin y él se volteó hacia otro lado, para despistar, si es que se puede hacer aún.- ¿Qué haces aquí? ¿Y sola?
-Ahhh…- solté un suspiro desesperado. No lo notó. Genial.- Bueno, vine con unas amigas. Pero ellas se han ido a subir al tornado de la muerte… o como se llame. Y yo, bueno, tenía que ir al baño y las estoy buscando.
-¿Quieres que me quede contigo mientras llegan?- preguntó servicialmente.- No se sabe qué clase de personas pueden venir aquí. Es lugar público, tú sabes.
-Si, claro…- me crucé de brazos, esperando no ser grosera.- No es necesario, de hecho acabo de verlas en el juego de las canastas… eh… debo irme. Fue un gusto verte de nuevo. 
-Mi madre habló con tu familia este fin de semana para invitarlos a todos a una cena que darán por el triunfo de mi hermano. Tú sabes, Nick.- guiña mientras sonríe.- Al fin se ha recibido con honores. 
-¡Oh, felicítalo de mi parte!- debo hacer esto un poco más breve.- Bueno, desearía tener más tiempo, pero es tarde… y mañana debo ir a clases. 
-Mañana es sábado…- duda él mientras se da la media vuelta.- Bueno… fue un placer de todos modos ______. Nos vemos en la cena. 


Se aleja y cuando lo veo desaparecer entre tanta gente, me doy la media vuelta y me encuentro con la escrutante mirada de Justin sobre mí. Se cruza de brazos de una manera un tanto divertida y arquea una ceja.


-¿Se puede saber quién estaba hablando con mi chica?- pregunta en un tono dramático que me hace soltar una carcajada.- Es ese Matt… el que vimos en la tienda de mascotas… ¿es tu mascota?- solté otra carcajada y el empezó a reírse conmigo.- ¿Qué pasa?
-Es que suenas como si estuvieras celoso…- lo acuso y el se hace el ofendido, acercándose a mí.- Eh…
-¿Quieres saber la verdad?- pregunta serio y me hace callarme.- Estoy celoso.


***


-Mira… esa es la Osa Mayor… ¿no?- pregunto señalando una constelación al azar del cielo.- 


Estamos recostados en una manta sobre la arena, justo a unos metros del sitio en donde el auto está aparcado. Estamos abrazados, boca arriba mirando el hermoso cielo de esta noche. Señalando constelaciones y encontrando nuevas figuras, inventando nombres científicos. 


-No… es la Mamá Osa.- se burla Justin.- Debes comprarte un libro sobre constelaciones. 
-Y tú debes comprarte uno sobre nombres adecuados para constelaciones.- golpeo su hombro juguetonamente, el aún así, hace mueca de dolor.- Oye…
-Dime.
-¿Has pensado en cómo decirles a todos?- pegunto cerrando los ojos. Esperando que no se moleste.- Es que no quiero lastimar a nadie.
-Yo tampoco _____.- toma un mechón de mi cabello y empieza a jugar nerviosamente con él.- Pero en este caso, alguien debe de salir lastimado sí o si. O ellos… o nosotros. Probablemente los dos flancos.
-No quiero sonar egoísta.- murmuro.- Pero la verdad no quiero sufrir más. Sé lo que siento y lo que hago. Y lo que quiero. Y yo te quiero. No, no… te amo. He sufrido mucho por ti y creo que es el momento de ser feliz cueste lo que cueste. 
-Te entiendo…- asiente él.- Es difícil ser feliz sin serlo a costa del sufrimiento de los demás… pero se puede. Y tú y yo nos vamos a encargar de conseguir el método adecuado. ¿Estamos juntos en esto?
-Siempre.


Toma mi nuca y me acerca a él. Besándome con el mismo entusiasmo con el que lo ha hecho el resto del día. Esta vez  se recuesta sobre mí delicadamente y acaricia mi rostro. Nuestras respiraciones se agitan y siento como su mano acaricia mi pierna con lentitud. Su lengua toca la mía con voracidad y lujuria. Un gemido se escapa de mis labios y el me vuelve a besar. Siento que su mano toca mi pecho por encima de la blusa y me estremezco.
Aún no creo estar lista para lo que sea que venga. Si es que llegamos a más las otras veces, era por el simple hecho de estar en shock. Pero ahora, estoy emocionada, y completamente enamorada y quiero que sea perfecto. Escucho las olas a lo lejos y decido que aunque haya una playa, justo como en un sueño erótico griego, no sé si pueda hacerlo sin la debida preparación. 

-Justin…- murmuro en sus labios.- No puedo… no… no creo estar lista para este paso.
-No hay nadie linda.- dice juntando sus labios en la piel de mi cuello.- 
-Tengo miedo…- acepté.- Lo siento.
-No importa linda.- dijo separándose de mí y poniéndose de pié.- Juntemos esto y vayamos a dormir ¿está bien?


Asiento y me levanto para ayudarle a doblar la manta. ¿Se molestó? Ah. Es que la verdad no estoy lista para esto. El es el chico indicado… pero aún no estoy en el momento adecuado. Con cara larga, me dirijo a auto, en donde Justin acomoda los asientos para darnos espacio a los dos para dormir. Otra idea perfecta de pasar tiempo con él. Lo ha pensado en todo y yo le he dicho que no. me siento mal. 
Me recuesto a su lado y cierro la puerta del auto. Verifico la hora en mi teléfono y lo pongo a lado mío. Me acurruco sola en un espacio, y a mis espaldas, siento como Justin me abraza de la cintura, acercándome a él. Besa mi mejilla y me hace sonreír.


-Te amo.
-Te amo más.
-Duerme bien bonita.
-Buenas noches. 


“La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días.” – Benjamin Franklin. 

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Oh sí. Estos no pueden ser más tiernos. 
He vuelto chicas... con ganas y energía, ah klsdnfklsndkldgd
bueno, espero que tangan una excelente semana, 
que le vaya bien en pruebas, en trabajos, exposiciones del demonio,
y todo eso ¿vale? Prométanme que le pondrán ganas y swag ;)
(Salvo Yess, esa mujer está de vacaciones y está 
presumiéndome que se levanta temprano, ah :c) okay ya dslknfklds 

#MuchLove #FelizSemana #BienvenidasNuevasLectoras


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Mafer.