My Sister's Boyfriend

Capítulo 20


Los días siguientes transcurrieron con una verdadera calma. Justin casi no estaba en casa, pues de nuevo había entrado a su trabajo después de las pequeñas vacaciones de verano que le daban. Yo traté de pasármela bien con Austin y lo hacía. Pero por alguna manera, me sentía como si estuviera jugando con mi mejor amigo, y no estuviera saliendo con él. 
Debe saber que estoy muy floja con la relación, pues solo me da un par de besos en todos los momentos que nos vemos. Eso sí, siempre me abraza, o me sostiene la mano. Es un caballero. Siempre que va por mí en la mañana, aunque haga algo de frío, se sale del auto y me abre la puerta. Yo, siendo decente, le agradezco, le doy los buenos días y beso sus labios. Siento una especie de cariño y me siento tan cómoda con él, que no me da tiempo de ponerme a pensar en Justin. Tal vez estoy empezando a corresponder a Austin, y eso me hace feliz a mí también. Es lo mejor. Se merece todo. 
Ese día después de clase, por alguna razón yo quise caminar de regreso a casa, y despedí a Austin en la salida del colegio. Me dio un beso tan largo y apasionado, que no supe como responder bien. Me impresionó la forma en que lo hizo. Y me abrazó con más fuerza. Como si tuviera miedo a perderme. Jugó con mi cabello y después me brindó una sonrisa hermosa. Dijimos adiós y el entró a su auto y se marchó. Yo decidí caminar hacia casa… mejor no. Crucé la acera, y subí hacia el puente para peatones. Con algo de miedo me apoyé sobre el barandal y miré a los autos por abajo mío. Me mareé al cabo de un rato y seguí caminando. Al bajar del puente, caminé calles abajo. Justo como la vez anterior. Después de casi veinte minutos caminando, llegué a la calle abandonada. Pasé por detrás de los vagones de ferrocarril, y llegué al parque. Subí a uno de los columpios, y junté mis manos arriba de mis rodillas. Me balanceo un poco con mis pies y el aire me pega de lleno. Pensé que había terminado el temporal de lluvias, pero el cielo se ve cada vez más gris. No debí de haber venido. Está muy lejos de mi casa, y tendré que caminar. Suspiro pesadamente y me pongo mis auriculares, intentando escuchar una canción alegre, que me alegre el día. La da dee es una buena opción. Me balanceo en el columpio cada vez más alto y de nuevo me recuesto en él para que mi cabello llegue hasta el piso. Debería de darme miedo por estar sola en un lugar desierto, pero hoy estoy más extraña que asustada. Cierro los ojos y siento la intensidad con la que subo hacia el cielo, y después vuelvo a bajar. Como si estuviera volando. De pronto algo me detiene. Abro los ojos de golpe y mi corazón salta desbocado. ¿Porqué me detuve? Giré mi cabeza hacia atrás y vi a Justin sosteniéndome de la cintura. Su mirada es distante.


-No deberías estar aquí sola con este clima.- advirtió mirando hacia el cielo, un trueno lejano se hizo presente.- ¿Tu novio te abandonó?
-Yo decidí venir.- me defendí.- No le eches la culpa a Austin, el quería acompañarme.- mentí.- Solo que siempre necesito un momento sola, para pensar… ya sabes. 
-¿Puedo…?- señaló el otro columpio vacío. Yo solo asentí y seguí columpiándome como si el no estuviera conmigo. 


“La soledad es muy hermosa... cuando se tiene alguien a quien decírselo.”- Gustavo Adolfo Bécquer


Mi corazón sentía que él estaba algo triste. Hasta mi calculador cerebro lo sabía. Me daban ganas de besarlo, abrazarlo y decirle que todo estaría bien, sea cual sea el problema.
Pero me negué. Seguí columpiándome con cierta seriedad incómoda. Otro trueno se escuchó, un poco más cerca. Siento esa lejana adrenalina de saber que lloverá seguramente y estoy lejos de casa. Me quito los auriculares y los guardo en mi bolsa. Empiezo a buscar entre todas mis cosas, como si en verdad quisiera encontrar algo importante. Justin sigue en silencio. Sonrío al saber que me estoy sintiendo un poco mejor cuando rebusco entre las cosas. Me siento ocupada y más cómoda. 


-Está bien, ya me he cansado de esto.- dice Justin y se levanta, quedando justo en frente de mí, obligándome a frenar la velocidad del columpio.- ¿Cuándo vas a dejar de ser así?
-¿Así cómo? – pregunté exaltada. No sabía que él iba a actuar así.- 
- Intentas evitarme, te comportas como una niña malcriada…- reclama él, con tono desesperado.- Y ese novio tuyo… 
-¿De qué hablas?- pregunté sorprendida.- No te permito que me hables así. Tú no eres nadie como para criticar mi forma de ser. ¿O es que quieres que yo te diga lo que odio de ti? 
-El simple hecho de verte ese día y saber que salías con ese idiota me enfermó.- los celos se notaban al máximo. Lo he logrado. He logrado llegar a su punto débil.- Es decir, y que Alicia dijera eso de los dos… de que tú y el… ¿sabes cómo te vio? Como un maldito lobo hambriento. Queriéndote llevar a la cama, besarte y eso no… yo no puedo…
-Oh vaya, ya salió la sorpresa.- me levanté y quedé frente a él. Nuestros alientos chocaban con cierta violencia.- No quieres que un chico que sale conmigo me lleve a la cama… pero ¿y tú qué? ¿A ti que más te da? Tú por poco lo logras dos veces. ¿No es así?


Justin se queda callado. Me mira con sorpresa y se muerde el labio inferior, nervioso. De nuevo su mirada se pone tensa y se vuelve hacia el otro lado. Al regresar a mirarme, sus ojos se ven diferentes. Con una ligera capa húmeda sobre ellos. 


-Yo… nena…- tomó un mechón de mi cabello y lo puso detrás de mi oreja.- 
-Solo llévame a casa.- murmuré a punto de echarme a llorar.- Es lo mejor que podemos hacer. Ya empezará a llover dentro de poco.


Justo después de decir eso, una gota cayó a en mi cabello y acto seguido, un montón sobre nosotros. Tomé mis cosas y caminamos lo más rápido que pudimos hacia el auto de Justin, el cual estaba estacionado justo en frente de las vías de tren. Justo antes de que la lluvia se arreciara, logramos entrar y cerrar por dentro. Suspiré y esperé a que Justin encendiera el auto para poder marcharnos, pero él escribía un mensaje con su teléfono, y parecía que ni siquiera había sacado sus llaves para encenderlo. Comencé a rebuscar nada en mi bolsa de nuevo, para matar o por lo menos disimular este silencio incómodo que nuevamente me quiere matar. Al cabo de poco rato, miré por el rabillo del ojo a Justin, quien estaba mirándome fijamente sin decir una palabra. Es un macabro. Su mirada no transmite nada más que odio o algo así. Ni siquiera puedo descifrar lo que siente por mí en estos momentos. Así que me armo de valor y me pongo a decir lo primero que me viene a la cabeza.


-Bueno… ¿qué estás esperando? ¿Podemos irnos?- pregunto apurándolo, el reacciona pero no deja de mirarme.- ¿Qué pasa?
-No podemos irnos.- niega mirando hacia el frente.- Llueve demasiado como para poder ver bien por la carretera. 
-Ah, vale, entonces esperemos.- asiento de mala gana. La verdad preferiría irme ya, y arriesgarme a morir, antes de estar con Justin en este silencio infernal.- Llamaré a mamá para que sepa que estoy bien.
-Ya he avisado a Alicia.- dice al revisar su teléfono nuevamente.- Me ha prometido que avisaría esta vez. No queremos problemas de nuevo.
-Bueno… gracias.- suspiro. La verdad ya no sé que más decirle.- Quiero que tengas claro que no me he comportado como tú dices. Y ten por seguro que me doy a respetar. Austin no se ha pasado de la raya conmigo, si te interesa mucho saber. Apenas y puede tomarme de la mano y besarme sin ponerse nervioso.
-¿Te ha besado?- se inmuta. Se remueve en su asiento, de manera que queda de frente hacia mí.- Vaya. Va rápido.
-Eres un anciano.- me burlo.- Mira. Los jóvenes de hoy no se andan con esas tonterías de preguntarse si te va a llamar, si quiere algo contigo o no. solamente van al punto.- me encojo de hombros y dejo mi bolsa en el piso del auto.- Claro, a veces quiero ese tipo de amor que vivieron mis padres… pero luego creo que no es suficiente. Más de la mitad de las parejas de esa generación ahora no viven juntos. Mis padres se separaron hace como siete meses y medio, y yo pienso que si las personas tuvieran más experiencia, o sea, si hubieran sido como son ahora, sufrido tanto… tal vez funcione.
-No te entiendes ni tú misma.- defiende Justin. Ha cambiado su forma de mirarme. Ahora vuelve a ser el tierno con tacto de antes.- ¿No te gustaría vivir un amor eterno? Es decir, te enamoras de un solo chico, en el mundo, el es todo para ti. Duras tanto con él que llega el momento de casarse… y todo funciona. Todos viven su vida juntos. Con problemas superados, felicidades compartidas… ¿No te gustaría eso?
-El amor eterno no existe.- contesté fríamente. Mirándolo con un ligero toque de resentimiento.- Nada de eso existe. Solo existe el amor. Eso es todo lo que puedo decirte. No estoy muy interesada en eso ¿sabes? Siendo hija de padres recién divorciados me doy cuenta de que el amor es una mierda. Existe, pero es una verdadera mierda. Te hará llorar, sangrar, esperar por horas, te hace sentir bien en un momento, y justo después… bam. Todo explota y te sientes la persona más miserable del mundo. Y terminas estando con alguien con el que sientes… responsabilidad. Compromiso.
-¿Estás diciendo que no amas a Austin?- sonríe Justin, arqueando una ceja.- _______, debes cuidar lo que dices.
-Sé que es cruel… pero no he llegado a amarlo.- siento que a él le da gusto saber esto. Es un maldito egoísta.- Tal vez con el tiempo acepte sus errores, y sus defectos. Es decir, aún tengo solo dieciocho años. 
-¿Y si encontraras a alguien que te haga sentir… mejor?- toma mis manos y empieza a jugar con el anillo que tengo en mi dedo pulgar.- ¿Dejarías a Austin?
-Estoy esperando que Austin sea ese alguien.- muevo mi dedo meñique, de manera que acaricie su piel… me siento tan bien y tan mal por estar diciendo eso, justo en este momento.- Sería lo más justo. Siempre ha estado ahí para mí, de una forma u otra, es el que merece más.
-No se trata de merecer.- niega Justin y se acerca peligrosamente hacia mí.- Se trata de sentir.


Sin agregar nada más, hace que nuestras narices choquen, y sonríe. Se relame los labios y toma los míos con tanta rapidez, que no me da tiempo de alejarme. Acaricia mi rostro a la vez que me besa. Sus labios están justo como los dejé… en juego, claro. Muerde mi labio inferior y de una forma u otra, logra halarme hacia él y pasar hacia su asiento. Quedando a horcajadas sobre su cuerpo. Sus manos bajan al borde de mi blusa y se cuelan debajo de la tela. Da un empujón a mi espalda y me acerca más a él. Su lengua entra en mi boca con una sensualidad que me deja sin aliento. Soy tan tonta. Tonta. Tonta. Todo lo que estaba defendiendo, es lo que él me hace sentir. Por más que luche contra todo esto, no puedo. Simplemente me ha atrapado y estoy tan perdida, que creo que mi única salida es él. Y me dejo llevar por sus movimientos, su forma de tratarme justo ahora. Con tanta delicadeza y al mismo tiempo esa sensualidad excitante. 
Sus manos suben hacia el borde de mi sostén y tocan mis pechos por encima de éste. Dejo escapar un gemido de satisfacción y lo siento sonreír en mis labios, atrapándolos con sus dientes de nuevo, para luego meter la lengua, chocando con la mía. Subo mis brazos y lo abrazo del cuello. Muevo mis caderas hacia adelante, para acercarme más a él. Totalmente tenso, deseoso de mí. La lluvia da un sonido tan hermoso, hace este momento más perfecto. Me separo de sus labios y dejo que me quite la blusa lentamente. Agacha su cabeza y besa mi vientre. De nuevo esa sensualidad, su lengua acaricia mi  piel y me hace estremecerme. 


-Si se trata de sentir…- dice rozando sus labios cerca de mi ombligo.- ¿Qué sientes ahora? Nena, dime que es lo que sientes.
-Justin…


Simplemente no puedo hablar. Estoy tan consumida por el placer que él me brinda, que no tengo las neuronas enfocadas en pensar o en responder. No soy coherente. Solo él puede causar tanto desastre en mí. Un hermoso desastre. Sube sus besos por mi estómago e introduce sus manos por debajo de mi sujetador. Levantándolo. Tocándome. Sintiendo lo excitada que estoy. No me contengo y gimo de nuevo, un poco más fuerte. A él lo escucho jadear, sin alejar sus labios de mi cuello. Mis caderas ya no se quedan quietas, me muevo más, para volverme loca, volverlo loco a él. Y no sé de dónde puedo sacar el puto valor para hacerlo. No sé de donde saco el valor para dejarme tocar de esta forma. Y por un chico que no me quiere ni nada. Peor… el prometido de mi hermana. Me siento casi al límite al sentir sus labios atrapar los míos de nuevo, gimiendo sin control cada vez que nuestras caderas chocan. Su lengua recorre mi boca por última vez antes de bajar por mi mandíbula… sé a donde se dirige y vuelvo a gemir con anticipación. Llega a mi garganta y escucho un gemido suyo. Un dedo se mueve sobre la loma de un pecho, y me siento al límite. Me mira algunos instantes y sonríe. Su mirada no transmite nada más que locura. Locura de la buena. Relame sus labios y está a punto de atraparme… pero ese maldito karma regresa, esta vez en forma de llamada telefónica. El se aparta, su mirada de locura desaparece. Ambos tenemos miedo. Estoy mitad desnuda en frente de él, y lo primero que hago es bajar mi sostén y acomodarlo de nuevo. Junto mi blusa que estaba colgada en el salpicadero y me la pongo lo más rápido que puedo. Justin toma su teléfono insistente y responde. Ni siquiera me tomo el tiempo de escuchar lo que dice. Me reacomodo de nuevo en el asiento del copiloto, tomo mis cosas y abro la puerta. Aún la lluvia está tan fuerte, que al instante estoy toda mojada. Escucho que Justin intenta terminar la llamada, para venir por mí. Me echo a correr, con esa adrenalina diferente. Ahora es la adrenalina de saber que alguien te persigue. Con esa intensidad nivel “psicótico maniático”. Mis lágrimas comienzan a salir, como siempre, justo después de este tipo de sesión de cachondeo que se sale de control y alguien o algo nos hace recobrar el conocimiento. Tiene que entrar en mi mente de una buena vez. Justin no es para mí. Se va a casar. Se casará con mi hermana. Y yo no puedo hacer nada para evitarlo. 


“Lo prohibido tiene un sabor misterioso hasta que se hace costumbre.” – Anónimo.


Al entrar a la carretera transitada, tuve que caminar por la orilla. Ya escucho a las personas que van en sus autos y me ven: “Mírala, niña estúpida, caminando en la lluvia”. Hay algo en la lluvia que me relaja, aunque mis cosas estén hechas un desastre ahora mismo. Espero que sea cierto eso de que mi bolsa es especial para mantener seco su contenido. Si no… bueno, la garantía ya expiró. 
Escucho un claxon detrás de mí y suspiro pesadamente. Pero si no estoy tapando el paso. No soy tan gigante. De nuevo, el insistente sonido me hace volverme. Justin aparca el auto, justo detrás de mí, y sale. Para mojarse completamente después. Toma mi brazo y me jala con fuerza hacia él.


-¿Qué mierda estás haciendo?- me gritó. Completamente enojado.- ¿Estás loca o qué? Puedes enfermarte gravemente.
-¿Y tú que estabas pensando?- pregunté sin moverme ni un solo centímetro.- ¿Por qué iniciaste con esto? ¿Por qué me tratas así?
-¿Así cómo?- escupe en mi cara con los ojo entrecerrados por la lluvia.- 
-Justo como lo hiciste hace un momento en el auto.- pregunto al fin.- ¿Qué diablos quieres de mí? ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué me dejas sentir esto por ti? Te vas a casar con mi hermana, por una puta vez debemos entenderlo. Un juegue conmigo. No me trates como tu juguete por favor. Dime que es lo que quieres. 
-¿Quieres saber qué es lo que quiero?-grita sobre la tormenta.- Por una puñetera vez te lo diré. No estoy seguro de qué mierda me pasa contigo, pero te deseo, cada que te veo, quiero que tú seas la chica con la que voy a casarme. Cada vez que te veo con ese imbécil, quisiera ser yo. Quisiera que todo fuera tan fácil para mí, como lo es para ti.
-¿Fácil?- me mofé de él.- ¡Por Dios Justin! ¿Crees que es fácil para mí estar enamorada del prometido de mi hermana? Pues déjame aclararlo. Es una puta molestia. Es una mierda que me recuerdo día tras día. Me hago miserable, soy infeliz. Y sí, esto es por tu culpa, de alguna forma. ¡Listo! ¡Lo dije! 


¿Qué había yo hecho? Mi corazón dolía y mis lágrimas se mezclaban con la lluvia. Sollozaba sin control y Justin estaba ahí. Justo en frente mío. En shock. Sin hacer nada. En su mirada estaba esa típica señal de que estaba arrepentido de lo que dijo. Yo también lo estaba. De seguro no lo soportamos más. Él siente algo por mí, pero no puedo ponerme feliz. ¿Y si no es nada más que deseo? ¿Qué pasa con Alicia? No puedo defraudar a alguien que es de mi familia. por más feliz que esté de que Justin quiera estar conmigo, me siento miserable, pues estoy haciendo algo horrible.


-Sube al auto.- ordena amargamente, se da la media vuelta y se dirige al vehículo.-


Sin dejar de llorar, camino hacia donde me ordena, subo, y cierro la puerta. Me doy la media vuelta y apoyo mi mejilla en el respaldo del asiento. Mis lágrimas calientes resbalan por mis mejillas y esta vez no me preocupo por guardar silencio. Lloro con tanta fuerza, que me siento morir. Al llegar a casa, bajo sin decir las gracias y corro adentro. Antes de que mi madre se de cuenta, subo a mi habitación, pongo cerrojo, y entro a darme una ducha caliente, me envuelvo en mi pijama, aunque son las cuatro de la tarde. Hago mis deberes sin concentrarme y me pongo a llorar de nuevo. 
Tanta felicidad para nada. Tanto planear y añorar enamorarme, para que el destino me ponga con estos problemas. No son los de rutina… son proporcionalmente peores. Estoy enamorada. Contradigo lo que esta tarde alegué. Puede que este dolor sea para siempre. Pero ahora tengo más fuerza para seguir. Quiero que Justin deje de ser así. Que no siga atormentándome más. Seguiré con Austin aunque la conciencia me esté matando. Prometo no defraudarlo nunca, a partir de este momento. El se merece todo y yo no le he dado nada. Esto es una maldita locura. Todo es una locura. Esta locura que se llama amor. 


“En el amor siempre hay algo de locura, mas en la locura siempre hay algo de razón.” - Friedrich Nietzsche 


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Chicas... neta, pobre raya. Justin es un bipolarote, ah (nueva palabra)
sldfnlksdnflkdsnklfds

Mañana ya es oficial. Entro de nuevo a clases. Mierda.
¡Deseenme mucha suerte! creo que la voy
a necesitar. :s

Capítulo dedicado a @DianaDoma pues es su cumpleaños.
¡Muchas felicidades! :)

#MuchLove #BienvenidasNuevasLectoras #FelizInicioDeSemana 


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Mafer.