My Sister's Boyfriend

Capítulo 15

-Da vuelta aquí… supongo…- le ordeno mientras veo el mensaje que mi padre me ha mandado, con su dirección.- Dios mío. Debió quedarse en casa, sí que debió. Estas calles son como para seres de otro planeta.
-Entonces deberías vivir aquí.- bromeó Justin. Tome fuerza y lo golpeé en el costado con mi mano.- ¡Eh! Era una broma. Por favor ______ solo por ser una estrella del surf, no tienes que hacerte la diva.
-Ahora tú estás bromeando.- negué con la cabeza y miré hacia la calle.- Allí dice el nombre de la calle que buscamos. Estamos yendo en la dirección correcta.
-Soy un as.- comenta Justin mientras levanta los brazos en señal de victoria.- ¿Qué harías sin mí eh?- arquea una ceja y me mira de reojo.- La verdad me lo estoy preguntando muy a menudo.
-Supongo que pedir un taxi.- me encojo de hombros y veo hacia mi derecha.- ¡Para, para! Aquí es. Se supone que es un complejo de apartamentos. Debo bajar a pedir indicaciones.- me volví hacia él y lo escruto con curiosidad.- ¿O es que acaso eres de los chicos que odian detenerse a pedir indicaciones?
-¿Tengo cara de pedir indicaciones?- señaló su perfecto rostro enmarcado con una sonrisa y me guiñó.- Por favor… eso es de antaño.
-Pues resulta que es mucho más práctico y preciso que adivinar.- me desabrocho el cinturón y bajo hacia la caseta de información que hay en la esquina derecha del lugar.- Disculpe, ¿en este bloque vive William Brown? 
-Debería preguntar quién lo busca…- el hombre dejó de ver la televisión y se volvió hacia mí sin ningún signo de compasión.- Y para qué lo busca.
-Soy _____ Brown, soy su hija.- sonrío, intentando romper el hielo con ese hombre extraño.- Vengo a visitarlo. Obviamente.


El hombre ni siquiera asintió amablemente. Solo se levantó de la silla y entró a la caseta hasta el punto de no poder verlo. Escuchaba fragmentos de conversación con su voz, supongo que llamó a mi padre. Sentí una mano en mi cintura y me giré para encontrarme a lado de Justin, quien había bajado del auto y se quedó conmigo. Para cuidarme, supongo. Arqueo una ceja y tuerzo el labio hacia mi lado izquierdo intentando no echarme a reír. El no me suelta. Acaricia mi cintura con una delicadeza que me hace estremecer. Su simple cercanía me hace estar segura de lo que hago y ya no tengo tanto miedo al hombre que me acaba de “dar información”. 


-¿Ves? ¿Qué te creías?- pregunté golpeándolo en las costillas.- Pedir información resulta más útil que adivinar. Los chicos deben aprender eso.- asentí, satisfecha de mi triunfo y me volví hacia la caseta de información.- Y conozco a alguien que tampoco le gusta preguntar cosas… ese hombre es un verdadero bastardo.
-Esa boquita…- Justin me abrazó por detrás y con una mano me sostuvo de la cintura. Con la otra trazó mi labio inferior, inconsciente de que me estaba seduciendo y me estaba derritiendo en su  tacto.- No deberías decir tantas cosas así. Es tu cumpleaños… sé digna de respeto.
-No me dijiste que fuera digna de respeto cuando…- me rindo.- Oh… nunca he hecho nada malo.- me giré hacia él y lo tomé de la camisa.- Es hora de que lo haga. Así que te diré que ese hombre de la caseta es un hijo de puta…
-No lo hagas…- con su meñique trazó de nuevo mi labio inferior.- ______...
-Es un verdadero idiota que se cree demasiado por cuidar una puta caseta…- me estoy comenzando a divertir. Justin ríe y se acerca a mí.- 
-No creo que puedas continuar.- susurró sensualmente casi sobre mis labios.- Calla.
-Haz que me calle…- de alguna manera tenía que vengarme. Susurré igualmente tratando de ser seductora.- Vamos, atrévete.
-Nena…- apretó su cuerpo al mío y relamió sus labios.- 
-¡Puedes pasar!- gritó el hombre del portal.- Tu padre confirmó y ya no debes preguntarme cada que vengas de visita. El ha ordenado una llave y te la dará. Así tu puedes abrir cuando quieras.- hasta su semblante parece más amable ahora que han confirmado.- Buen día.


Al decir eso, volvió a entrar a la caseta y se sentó con los pies encima del escritorio, supongo que mira algún partido en la T.V. me vuelvo hacia Justin y su mirada está perdida en mis labios. Parece perdido en alguna especie de galaxia mental. Su boca está entreabierta y más deseable que antes. Recuerdo el sabor de sus labios y me emociono de nuevo. Quiero besarlo de nuevo, de verdad que quiero besarlo. Lamer sus labios, morderlos, saborear ese sabor dulzón que me encantó. 
Pero no puedo. Ya lo intenté una vez y por poco mando todo a la mierda. Él es el prometido de mi hermana y no puede ser nada más que eso. Y un buen amigo para mí. Por más que duela. 
Trato de hacer una cara amable y no dar a conocer la decepción que me cargo. Empujo juguetonamente a Justin hacia atrás y camino hacia la entrada, ya abierta. Me detengo. Regreso corriendo y abrazo a Justin con todas mis fuerzas y digo gracias repetidas veces. Después de todo, es mi cumpleaños y el se ha tomado el tiempo de darme una sorpresa increíble. Es muy amable conmigo y no debo de portarme tan cortante. Beso su mejilla y me dirijo de nuevo hacia la reja entreabierta. Saludo por última vez a Justin y entro al complejo. Escucho detrás de mí la puerta de su coche cerrándose y después el ruido del motor alejándose. Suspiro y camino más aprisa hasta llegar al apartamento con el número catorce. Golpeo la puerta y rápidamente sale mi padre a recibirme. Mi corazón se encoje y siento unas ganas enormes de abrazarlo y ponerme a llorar como una niña pequeña. Eso hago. Me arrojo a sus brazos y suspiro entrecortadamente. Hace un mes que no lo veía. Solo escuchaba su voz por el teléfono y ahí se distorsiona hasta el más mínimo ruido. ¿Por qué tuvo que ser así? ¿Por qué mi familia se está destruyendo? ¿Es mi culpa? No digo lo que estoy pensando y me separo del abrazo y paso a sentarme en el sofá negro de piel. Amo los gustos de mi padre. 
Me quito los converse y subo mis pies al sofá. Me recuesto y me doy cuenta de que en verdad estoy cansada. Ese paseo por la playa, el surf y el sol me están haciendo efecto. Cierro los ojos y me relajo. Mi padre va por algo de beber y por mientras dejo que el fresco del lugar me invada. Abro los ojos y justo en ese instante mi padre sale de la cocina son dos vasos con agua y hielo. Me siento nuevamente en el sofá y bajo los pies. Bebo un poco de agua y me siento mejor. 


-Dime. ¿Qué has hecho en tu cumpleaños solecito?- pregunta mi padre, con ese apodo tan familiar que me dice desde que salí de mi madre. Literal.- 
-Bueno… fui a la playa y aprendí a surfear un poco.- me encogí de hombros como si surfear fuera algo normal entre mis actividades.- Me llevó Justin. El novio de Alicia. ¿Lo conoces? 
-Sí, yo mismo les recomendé el salón donde será su boda.- mi padre bebe de su vaso y yo me siento mal. ¡Hasta él los apoya!- En mi opinión, Alicia es demasiado madura para un chico como él. 
-¿A qué te refieres?- pregunté tratando de descifrar lo que mi padre quiere decir exactamente.- ¿A que Justin es muy mal partido para ella… o algo así?
-No, hija.- negó antes de tomar algo más de agua.- Alicia es demasiado madura para su edad. Se comporta cono una mujer de treinta años, en su edad que debe divertirse. Y Justin es un chico que vive el presente. Y si me permites decirte, el no se ve con muchas ganas de casarse.
-Se aman.- me forcé a decir.- Es lo que importa. Si no, no hubieran dado esta paso tan significativo en sus vidas. ¿Crees que por un simple juego se casarían? Tú mismo has dicho que mi hermana es muy madura. Sabe lo que hace.
-Parece que te molesta.- se da cuenta mi padre.- ¿Es que acaso no crees que Justin sea una buena persona?- se alarma.- ¿Te ha hecho algo? ¿No es amable?
-Papá, Justin es fantástico.- una sonrisa se forma en mis labios recordando lo increíble que es Justin.- Si no lo fuera, no me hubiera invitado a la playa por mi cumpleaños. Me llevo muy bien con él. Es como si fuera Eddie. 


La verdad lo considero hasta mejor que Eddie. Eso me asusta. Quisiera decirle a mi padre lo que siento por Justin. Pero no lo entendería. Pocas personas lo entienden. Solo Bridgit y Vanessa pueden darse a la tarea de saber de lleno todo este problema, y aún así no pueden vivir en carne propia lo que se siente. Es un problema que debo cargar yo sola y siento que no es justo. Justin es un chico bastante atento conmigo, cosa que casi ningún chico ha sido. Y tal vez por eso siento cosas por él, por comportarse diferente a los demás. Como yo quiero que los chicos se comporten. Austin, es casi igual a él, pero no  puedo ver de otra forma a alguien que es mi mejor amigo. Si hago un esfuerzo, podría, pero si no tuviera a Justin en mi vida. 
Odio mentir sobre esto. Odio ser tan hipócrita. A Vanessa no la dejan salir con chicos. A mi sí, pero el chico que me gusta y el que quiero para mí está ocupado. Y por mi hermana. Aún más grave. Y tengo que mentirles a todos sobre lo que siento. También me puedo mentir a mi misma, pero sé que saldría lastimada. La verdad, ya  estoy siendo lastimada por mis mentiras propias.


“Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti.” - Friedrich Nietzsche 


***


-¿Tienes hambre?- me pregunta mi padre al cabo de un rato de plática.- He aprendido a hacer espagueti con salsa de tomate.- suelta una carcajada y niega con la cabeza.- No te recomiendo que la pruebes.- pone una mano en alto y hace una señal de promesa.- Pronto tendrás a un chef personal, lo prometo. 
-Tómate tu tiempo.- aclaro.- De todas formas no tengo mucha hambre. Mamá cocinó la tarta de chocolate de siempre y comí mucho. Después, con Justin comí waffles y fruta. Y aunque tuve mucho tiempo para recobrarme, siento que aún tengo algo de comida en mi estómago.
-Está bien.- mi padre se levanta y va hacia la cocina de nuevo. Abre un cajón de la alacena y saca una caja del tamaño de un libro. En eso se parece a mi madre, guardando los regalos correspondientes en la alacena.- Feliz cumpleaños hija.
-Gracias.- le doy un abrazo fuerte y a continuación rompo el papel que envuelve la caja. La verdad no tengo idea de lo que sea.- Papá… pudiste haberme dado una pista, por lo menos.


Mi padre no dijo nada. Solo se quedó mirándome con curiosidad en el momento en el que solo quedó la caja cerrada. Al abrirla, me encontré con un gorro tejido de color negro, como el que alguna vez le dije que me apetecía tener. Lo giré entre mis manos y me lo puse en la cabeza con una sonrisa conforme. En la caja había un poco de dinero y una blusa morada con un dibujo de un sol con solo tinta negra. Claro… no podía desperdiciar la oportunidad de buscarme algo con un “solecito”. 
Hablamos de diferentes cosas durante otra hora seguida. Nadie quiso tomar el tema del divorcio, por fortuna. Creo que ni él lo ha asimilado. Tal vez ha llamado a casa como lo hacía antes, avisando que ha salido del trabajo. Dejando a mi madre confundida y tal vez triste o melancólica. 
Al despedirme de mi padre, después de darme la llave para ya no molestar al portero, me viene a la mente Imagine de John Lennon y no sé porqué. Será por el ritmo algo triste e inspirador. Imagino que aún somos felices como la familia que algún día llegamos a ser. A saber por qué no funcionó. Quisiera saberlo, pero creo que me rompería el corazón y el culpable sería brutalmente odiado por mi misma. Mando un mensaje a Austin, de donde debe recogerme y me siento en la banqueta. Justo en frente de la caseta de información. Al cabo de veinte minutos, Austin llega en su auto y entro rápidamente.


-Pediste indicaciones ¿no?- pregunté, segura de su respuesta.- Eres al único chico que conozco que ama pedir indicaciones. 
-Deberías sentirte afortunada de estar con alguien como yo.- guiña mi amigo y yo me pongo roja de vergüenza. Nunca había sido así, hasta que me besó. Estúpidos cambios.- 


“Todos los cambios, aun los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía” - Anatole France.


***


Llegamos a uno de nuestros restaurantes favoritos. Hacen una pizza increíble. Nos sentamos en una mesa redonda, color rojo, justo en el centro del lugar. Al pedir nuestras pizzas, nos dedicamos a hablar de mi día. Le conté a Austin sobre el surf, y aunque sé que no le gustó mucho que fuera con Justin, me pidió que lo llevara alguna vez a ese lugar para tomar unas clases. Que le había encantado la idea. La verdad me gustaría llevarlo alguna vez. La pasaríamos en grande, y sobre todo, a él si quiero lo puedo besar. Mierda. Pero no quiero. Prefiero dejar ese asunto por pendiente. 
Llegan nuestras pizzas y nos disponemos a comer en ese silencio cómodo que solo puede haber entre amigos cercanos. Austin limpia un poco de salsa que ha quedado en la comisura de mi labio. Reímos y volvemos a comer. Llega un momento dado en el que parecemos atacar nuestras rebanadas con tal rapidez, que iniciamos una competencia. La gente de nuestro alrededor nos mira algo asqueada. Que no miren si no les gusta. Yo me la estoy pasando increíble con mi amigo y las personas sobran a nuestro alrededor. 
Salimos forcejeando por el dulce que nos dan al final de cada comida. Corremos hacia el auto que está estacionado a una cuadra de distancia y se dispone a llevarme a casa de Bridgit. Pero como será pijamada, le pido por favor que me lleve a casa, pues necesito darme un baño y tomar las cosas necesarias para la noche. En el camino llamo a Bridgit para avisar que llegaré un poco tarde y aprovecho para decirle que Austin ha sido invitado de último momento. Él siempre está presente en nuestras pijamadas. Suena raro o no, pero la mamá de Bridgit piensa que es gay, por eso no hay problema. Pero fuera de todo eso Austin nos respeta como las amigas que somos, así que no existe ningún tipo de conflicto. 
Al llegar a casa, me doy cuenta de que el auto de Justin está estacionado a lado del de mi madre. No le tomo la importancia debida y bajo. Espero a que Austin baje y me abraza por un lado y caminamos juntos hacia la puerta. Como amigos ebrios. Riendo, armando escándalo y bromeando. Amistades como esa, no se encuentran en casi ningún lugar. Al llegar a la puerta le doy gracias a Austin y él saca algo de su bolsillo. Es una cajita no muy distinta a la que me dio mi madre en la mañana, salvo que el moño es dorado. 


-No debiste Austin.- dije al abrir la caja y encontrar una hermosa cadena dorada con un dije pequeño con una “A.”- ¿Es “A” de Austin? 
-No…- negó intentando no reírse. Sí es de Austin.-Voltéate, así podré ponértela.- obedezco y recojo mi cabello hacia adelante para que pueda abrocharlo. Listo. Me vuelvo de nuevo hacia él y lo escruto con curiosidad.- Es de… A ver a qué horas me besas. 
-Ah… claro.


Asiento y lo miro a los ojos. Si me esfuerzo me gustará, si me esfuerzo me gustará…. Cierro los ojos y espero su beso. Nuestros labios se tocan. Toma mi cintura y me acerca a él con delicadeza. Pasa su lengua por mi labio inferior como antes con la nutella. Lo abrazo por la nuca y dejo que me bese a su gusto. Introduce su lengua en mi boca y yo siento un movimiento en mi estómago. Un montón de mariposas… pero parecen ser murciélagos. Me advierten de algo que no logro descifrar. De pronto se escucha el ruido de la puerta abriéndose en seco y escucho la voz de mi hermana.


-¡Qué lindos! Un par de enamorados intercambiando saliva después de una cita.- su cara parece de verdad encantada.- ¿No son lindos Justin?


Me vuelvo hacia Justin y él está mirándonos con la rabia interior comiéndolo. Sus ojos transmiten ira pura y hace las manos puño, mostrando sus blancos nudillos. Poco falta para que explote. Miro a Austin y también está nervioso. Pero de forma buena. Muerde su labio inferior y sonríe. Está orgulloso de lo que dijo mi hermana. Alguna señal de aprobación. 


-Bueno, te espero en el auto ______.- habló por fin Austin.- Buenas noches.
-Espera, espera.- mi hermana corre detrás de Austin completamente fascinada.- Justin, ahora vuelvo. Voy a decirle a este chico los requerimientos para formar parte de la familia.


La verdad Alicia se llevaba muy bien con Austin por el simple hecho de que la hermana de mi amigo estuvo con ella en la preparatoria. Así que no veo el problema. Entro a casa corriendo, ignorando por completo a Justin. Me siento mal. Fue una falta de respeto. No quiero verlo a la cara, ha de pensar que soy una zorra. Y por descontado, lo soy. 
Abro mi ropero y saco de abajo mi pequeña maleta, un poco de ropa, mi cepillo de dientes y ropa interior. Estoy lista. Tocan a la puerta y pido que pasen. Miro por encima de mi hombro y veo a Justin parado a lado de la entrada. 


-¿Qué pasa?- pregunto intentando no recordar lo de hace unos minutos.- 
-¿Porqué lo besaste?- preguntó él sin expresión alguna.- 
-Él es el chico del que te hablé.- jugué con mi cabello y no me atrevía mirarlo a los ojos.-
-Te prohíbo que estés con ese chico.- vaya… eso no me lo esperaba.- Es una falta de respeto besarte en frente de la familia. 
-Vaya, no creo antes lo hayan mencionado.- espeto a la defensiva.- Justin, sin ofender, pero tu no tienes derecho a regañarme. Mi madre me ha dado permiso.- miento.- Así que por favor no te metas en un asunto que queda muy lejos de ti.
-Mierda ______.- masculló furioso mientras se halaba un poco su cabello con ambas manos en signo de desesperación.- Ese imbécil tenía su lengua en tu boca. Claro que me importa ¿sabes? Tiene que respetarte.- se acerca a mi y siento que quiere golpearme o algo así.- ¿Y si tu madre lo hubiera visto? Es más, Alicia también se vio ofendida.
-No trates de echarme la culpa por algo que no planeé.- me defiendo.- Y él es mi mejor amigo. Te lo conté. ¿O es que ya se te olvidó Justin? 
-Un amigo verdadero no se aprovecha de una chica.- escupe con odio.- El no puede ponerte ni un solo dedo encima.
-¿Por qué?- pregunté en voz baja. A punto de echarme a llorar.-
-Ése estúpido no va a tocarte de nuevo.- fingió no escucharme al principio.- Prometo que ese chico no te volverá a tocar.
-¡¿Porqué?!- grité. Desesperada, culpable y todos los sentimientos mezclados.- 
-¡Porque eres mía!


Se acercó a mí tan rápidamente, que no tuve tiempo de reaccionar. Tomó mi cara con sus manos y me besó con fuerza. Al cerciorarse de que respondí el beso, bajó sus manos hacia mi espalda y me acercó hacia él con tanta fuerza que nuestras narices chocaron y yo lancé un gemido bastante sonoro. Justin retrocedió un poco conmigo en sus brazos y cerró la puerta de mi habitación, escuché el cerrojo y no podía estar más emocionada por este momento. Bajó sus manos a mi trasero, y me hizo dar un saltito para montarme a horcajadas con mis piernas enrolladas en su cintura. Dio la media vuelta y me estampé con la pared, o la puerta… no sé que es esto. Arrinconando mi cuerpo aún más y  haciéndome temblar ante tal contacto. Siento como su lengua se ha vuelto loca en mi boca. Me succiona, me chupa, me muerde. Respira tan entrecortadamente que me hace sentir tan caliente como para bajar de su cintura, recostarme en la cama y dejar que me haga todo lo que quiera. 


-Nena…- gime entre nuestro beso acalorado.- ¿Qué mierda me estás haciendo?- baja sus labios a mi cuello y succiona un poco de mi piel haciendo que grite de placer.
-Justin…- muevo mis caderas a un ritmo constante contra las suyas y siento cómo su erección golpea fuerte contra mí.- Tu también provocas algo increíble en mí…- bajo mis piernas de su cintura y detengo nuestro beso.- Alicia está afuera… Austin me espera… yo… perdona… debo tomar un baño…
-Tomémoslo juntos.- ofrece Justin golpeando mi cuello de nuevo con sus labios.- 


“Si la pasión, si la locura no pasaran alguna vez por las almas… ¿Qué valdría la vida?” - Jacinto Benavente. 


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Aquí está la escena de celos y algo de 
pasion, ah lkdsnfklnsdlkfnds ha llegado el 
momento. De ahora en adelante atentas. Aquí comienza lo bueno.

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Mafer.