NOVELA:Un asunto de familia
maraton 


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_____ no sabía cómo responder a aquella pregunta. Sentía temor y vergüenza.

Justin se tranquilizó al ver su expresión. Todavía no había sonreído o actuado como si quisiera aprovecharse de él después de su abierta confesión.
 
Se echó hacia atrás y cruzó las piernas.
 
—Bueno, bueno. Eso sí que es ponerse colorada. ¿Te da vergüenza? —dijo con cierto tono burlón.
 
—Sí —respondió _______ mordiéndose el labio.
 
Justin se levantó, se sentó a su lado y le puso un dedo en el labio para que dejara de mordérselo. Le acarició la mejilla con ternura sin dejar de observarla.
 
—Yo también —confesó inesperadamente—. Pero puede que lo estemos porque nunca hemos hablado sinceramente.
 
—Creo que tú ya has dicho bastante —murmuró ________.
 
Justin dejó escapar una larga exclamación de asombro.
 
—Minifaldas —dijo—, seda, cuatro novios a la vez, escotes. Y nunca se me ocurrió que todo era fingido. Qué mojigata.
 
— ¡Mira quién está llamando mojigata a quién! —dijo _________ con furia.
 
— ¿Quién? ¿Yo? —exclamó Justin  con asombro.

—Sí, tú —dijo _______ con nerviosismo—. Me has hecho pasar un infierno, me has humillado, avergonzado, y todo porque abrí los ojos a destiempo. Y ni siquiera podía mirarte, porque lo que sentía era tan dulce que...
 
_______ se interrumpió al darse cuenta de lo que estaba admitiendo.
 
Pero si ella se sentía incómoda, él no. La expresión de su rostro cambió como por encanto y su cuerpo se relajó.
Luego dejó escapar un largo suspiro.
 
—Gracias —dijo con voz grave.
 
________ no supo cómo entender aquello.
 
— ¿Por qué? —dijo.
 
Justin bajó la mirada.
 
—Por hacer el recuerdo soportable —dijo.
 
—No te comprendo.
 
—Yo creía que me mirabas porque querías verme frágil y vulnerable.
 
Los ojos de _______ se colmaron de lágrimas. Siempre había creído que Justin  era invulnerable, el hombre que tenía ante sí era desconocido para ella. Era un hombre que había conocido el dolor, la pena y la humillación. Se preguntaba si lo que le había confesado sería tan sólo la punta del iceberg, si aún tenía muchos recuerdos dolorosos. Seguramente aquella amargura con las mujeres no se debía sólo a la relación de su madre con Jeremy

Con vacilación le tocó la mano, ligeramente, preguntándose si le permitiría tocarle.
 
Aparentemente, así era. Justin abrió la mano y entrelazó sus dedos a los de _______. Luego se giró y la miró a los ojos.
 
—Así que no puedes matar a una mosca, ¿eh? —le preguntó con suavidad—. Ya sé que no. Recuerdo que una vez diste un grito cuando viste a una culebra atrapada en la carretilla que utilizabas para limpiar el jardín, y que la moviste para que pudiera escapar.

A _______le gustaba que tuvieran las manos entrelazadas.
 
—No me gustan las serpientes
 
—Lo sé.
 
_______ frotó los dedos contra los suyos y lo miró a los ojos.
Justin hizo un gesto de asombro 

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—No te sientes muy segura conmigo después de todos estos años, ¿verdad?
 
________ sonrió.
 
—Nunca sé cómo vas a reaccionar —confesó.
 
—Dime lo que sentiste cuando hicimos el amor en mi estudio —dijo Justin mirándola a los ojos.
 
_______ se sonrojó y trató de apartar la mirada, pero Justin no estaba dispuesto a dejar que evitara la respuesta.
 
—Hemos llegado demasiado lejos como para que haya secretos entre nosotros —dijo Justin—. Vamos a casarnos. ¿Te hice daño al retroceder?
 
________ agachó la mirada.
 
—Dímelo —le pidió Justin
 
—Oh, no. Sentí tanto placer que pensé que me moría. Abrí los ojos y te vi, pero apenas era consciente. Luego quisiste retirarte, pero había sido tan dulce que yo quería que siguieras dentro de mí, así que me resistí... —dijo _______, y tragó saliva.

_______ podía oír la respiración de Justin
 
—Debiste decirme lo que querías.
 
—No podía. Yo creía que me odiabas.
 
Justin profirió un gruñido y apretó la mano.
 
—Me odiaba a mí mismo —dijo con aspereza—. Me he odiado desde que estuvimos en Francia, cuando me metí en tu habitación y prácticamente te violé.
 
—No fue así —replicó _________ —. Yo también te deseaba, sólo que no te conocía.
 
—Eras virgen —dijo llevándose la mano de _______ a los labios y besándola ligeramente—. Pero te deseaba tanto que busqué excusas para irme a la cama contigo.
 
_______ tenía una sensación cálida en su interior, como si él hubiera compartido algo muy íntimo con ella. Y lo había hecho. Ciertamente, su pérdida de control era parte del problema, junto al recuerdo de su madre humillando al padre de Justin.
 
________ le acarició el cabello con ternura.
 
—Después de perder... al niño —dijo—, el médico me dijo que debía haberme hecho un examen ginecológico antes de tener relaciones. Yo estaba... casi, intacta.
 
—Ya me di cuenta —murmuró Justin, complacido con la caricia de ________ en su cabello.

—Justin, no puedo hablar de esto —dijo _______ sonrojándose.
 
Justin se inclinó y le acarició la frente con la mejilla.
—Sí puedes —susurró—. Porque yo tengo que saberlo. En el estudio, cuando perdí el control y te tomé, ¿te dolió?
 
________ se ruborizó al recordar la exquisita manera en que Justin había perdido el control.
 
—No —respondió.
 
— ¡Gracias a Dios! Yo odiaba a tu madre por lo que había hecho con mi padre —dijo Justin, y le acarició el cabello a ________ —. Pero no era culpa tuya. Siento haberte hecho pagar por algo que no era culpa tuya, ________.

— ¿Por qué nunca me contaste nada de lo que pasaba entre mi madre y jeremy?
 
—Al principio, porque eras muy inocente con respecto al sexo. Luego se levantaron demasiadas barreras entre nosotros y se me hacía muy duro atravesarlas —dijo Justin, y tomó la mano de ________ y la puso sobre su pecho—. He vivido dentro de mí mismo durante la mayor parte de mi vida adulta. He guardado secretos que no he compartido con nadie. Era lo que quería, o al menos eso pensaba, pero ahora —dijo mirándola a los ojos—, los dos tenemos que dejar de huir. No se puede huir de un niño.
 
— ¡Eso me gusta!
 
—Sí, ¿verdad? —Dijo Justin con una tierna sonrisa—. A mí también. ¿Qué ibas a hacer? ¿Irte e inventar un marido?
________ se sonrojó.
 
—Deja de leerme el pensamiento.
 
—Ojalá hubiera podido leerlo hace unos años. Nos habría ahorrado mucha tristeza. Todavía no sé por qué ni siquiera se me ocurrió que podías haberte quedado embarazada después de aquella noche en la Riviera.

—Puede que yo no fuera la única que trataba de huir.
 
Justin cerró los ojos. Sí, él también había querido escapar, sin pensar en las consecuencias de sus actos. ¿Acaso _______ le estaba culpando de algo? ¿Se estaba burlando? ¿Trataba de aprovecharse de él? No, ella no sabía cómo era su madre, ¿o sí? Trató de apartarse, pero ________ lo retuvo, porque sabía muy bien por qué se sentía incómodo de repente.
 
—Hay una gran diferencia entre la ironía y el sarcasmo —le dijo—. El sarcasmo siempre se emplea para hacer daño, la ironía no. No voy a vivir contigo si te ofendes por cada cosa que diga.
 
— ¿No crees que vas demasiado lejos? —dijo Justin.
 
—De ninguna manera. Has pensado que me estaba burlando de ti, pero yo no soy mi madre y tú no eres tu padre —prosiguió __________ con firmeza—. ¡No puedo ni matar a una serpiente y tú crees que disfrutaría humillándote!
 
Dicho de aquella manera, él tampoco podía. ________ no tenía un instinto dañino. Nunca se le había ocurrido pensar que en realidad era tan dulce como su madre cruel, pero en aquellos momentos no tenía más remedio.
 
Volvió a apoyarse en el respaldo de la silla y la miró a los ojos.
 
—En realidad no te conozco —dijo al cabo de unos instantes de silencio—. Nos hemos evitado durante años. Como tú me dijiste, nunca hemos hablado de verdad hasta estas últimas semanas.

—Lo sé.
 
Justin  se rió.
 
—Supongo que tengo tantas heridas como tú.
 
—Pero parece que no tienes ninguna —replicó _______ con los ojos fijos en él—. ¿Le diste a aquella mujer el ratón de plata que te regalé?
 
Justin supo al instante a qué se refería.
 
—Lo tengo en un cajón de mi mesilla —dijo.
 
________ estaba sorprendida y complacida.
 
—Me alegro —dijo sonriendo tímidamente.
 
Justin no le devolvió la sonrisa.
 
—Me arrepiento de muchas de las cosas que hecho. Hacer que te sintieras como una estúpida por regalarme algo está a la cabeza de ellas. Me sorprendió que me hicieras un regalo después de cómo te trataba.

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— ¿Porque te hice sentirte culpable?
 
—Algo así. Puede que también me sintiera avergonzado. Yo nunca te regalé nada.
 
—Ni yo esperaba que lo hicieras.
 
Justin le acarició el cabello.
 
—Está todo guardado en un armario —dijo.
 
— ¿Qué está en un armario?
 
—Todos los regalos que te compré, pero no te di.
 
El corazón de ________ comenzó a latir muy deprisa.
 
— ¿Qué regalos?
 
Justin se encogió de hombros.
 
—El collar de esmeraldas que te gustaba cuando tenías diecinueve años. El óleo que pintó el artista que conocimos aquel verano. El catálogo de aquella exposición que venía de Europa y no podías comprar porque era muy caro. Y algunas cosas más.

_______ no podía creer que Justin hubiera hecho tanto por ella.
 
—Pero, ¿por qué no me los diste?
 
—Cómo iba a dártelos después de las cosas que te decía y que te hacía —replicó Justin—. Comprándolos me sentía mejor.
 
Tomó la mano de ________ y acarició la sortija de esmeralda.
 
—Esto lo compré cuando te marchaste de Francia —añadió.
 
________ se quedó boquiabierta.
 
— ¿Qué?
 
—Vergüenza, culpabilidad, no sé. Iba a pedirte que te casaras conmigo.
 
—Pero no lo hiciste —susurró _________ débilmente.
 
—Claro que no —dijo Justin entre dientes—, Cuando fui a tu apartamento una semana después que te marcharas de Francia, un hombre me abrió la puerta y me dijo que estabas en la ducha. Sólo llevaba puesto unos vaqueros.

—Era Harvey —dijo _________ con tristeza—. El hijo de mi casero. Su hermano y él estaban haciéndome unos armarios para la cocina. Sí, supongo que yo estaría en la ducha... ¡Nunca me dijo que había venido alguien!
 
Justin hizo una mueca.
 
—Y tú pensaste que era mi amante —añadió ________.
 
—Me pareció obvio —asintió Justin—. Me marché con unos celos terribles. Estaba tan destrozado que volví a Francia.
 
A ________ le dieron ganas de llorar. Si Harvey no hubiera abierto la puerta, si ella no hubiera estado en la ducha, si...
 
— ¿Te das cuenta de cómo me sentía la mañana que fui a buscarte para llevarte a Sheridan? ¿Te acuerdas de lo que dije? —Preguntó Justin—. Un mensaje no recibido, una carta no escrita, una llamada de teléfono que no te decides a hacer, y se destruyen dos vidas.
 
Justin seguía con la mano de _______ entre sus manos, contemplando la sortija de esmeralda.
 
—Y sabías que me encantaban las esmeraldas —dijo _______ con suavidad.
 
—Por supuesto —dijo Justin, sin mencionar cómo lo sabía ni lo mucho que le había costado encontrar un anillo exactamente como aquél.

De repente, _________ se acordó.
 
—Vi un anillo como éste en una revista —dijo—. La dejé abierta sobre el sofá para enseñársela a Corlie, porque me encantó. Debió ser justo antes de empezar la universidad.
 
—Llevabas puesta una camiseta rosa y unos shorts —dijo Justin—. Ibas descalza y el cabello te llegaba a la cintura. Me asomé por la puerta y te vi sobre la alfombra, mirando la revista, y tuve que salir corriendo.
 
________ le miró a los ojos.
 
— ¿Por qué? —preguntó.
 
Justin se rió.
 
— ¿No lo adivinas? Porque ocurrió lo mismo que me ocurre cuando estoy cerca de ti. Me excité.
 
— ¡Pero si te comportabas como si no soportaras mi presencia!
 
— ¡Claro que sí! Si te decía la verdad, te daría el arma perfecta contra mí —replicó Justin
 
________ comprendió. Había pasado todos aquellos años protegiéndose a sí mismo, evitando cualquier intimidad o el más sencillo afecto porque pensaba que eran debilidades de las que las mujeres podían aprovecharse. No había duda de por qué le llamaban "el hombre de hielo". En cierto sentido lo era. _________ se preguntó qué podría derretirlo. Tal vez el niño.
 
 ¡El niño! Inconscientemente, _________ apoyó las manos en el estómago.

Aquella acción involuntaria devolvió a Justin algunos desagradables recuerdos. Pero al ver el gesto de _________ se tranquilizó. Luego apoyó las suyas sobre las pequeñas manos femeninas.
 
—Esta vez cuidaré de ti —dijo con calma—. Aunque signifique alquilar una habitación de hospital para que estés en la cama los nueve meses.
 
—Esta vez no lo perderemos, cariño —susurró ______ acariciándole con dulzura—. Te lo prometo.
 
— ¿Qué me has llamado? —murmuró Justin sin moverse.
________ vaciló.
 
— ¿Qué me has llamado? —insistió Justin
 
—He dicho... cariño.
 
Justin se separó un poco, lo suficiente para poder ver la cara de ________, que se había sonrojado.
 
—No, no tengas miedo —le dijo—. Me gusta.
 
— ¿Sí?

—Sí —dijo Justin sonriendo.
 
_________ suspiró con satisfacción y le miró.
 
Justin la observó. Tenía el cabello revuelto, así que lo acarició y lo echó para atrás.
 
— ¿Te sientes mejor?
 
_______ asintió.
 
—Noto malestar en el estómago, pero es normal.
 
—Mi médico podrá darte algo.
 
—No, no quiero tomar ni una aspirina mientras esté embarazada. No quiero arriesgarme.
 
Justin agachó la cabeza, para que _______ no pudiera ver la expresión de sus ojos.

— ¿Quieres al niño porque quieres ser madre o porque es mi hijo?
 
— ¿Vas a fingir que no lo sabes? Solías reírte de lo que sentía por ti.
 
—Sí, ya lo sé —dijo Justin, y la miró a los ojos—. Cómo me duele. Me porté cruelmente contigo y, aún así, no cambiaste. No sabes qué tormento era saber que para tenerte lo único que tenía que hacer era tocarte. Espero no haber matado ese sentimiento en ti. No sé nada del amor, _______, pero quiero que tú me ames. Si puedes.
 
La besó en la frente, en los párpados, y _______ se echó a llorar.
 
—Te quiero desde la primera vez que te vi —susurró _______ sin dejar de sollozar—. Te quiero mucho, Justin, mucho, mucho...
 
Justin la besó. Al principio con insistencia, casi con crueldad, dominado por el deseo. Pero al darse cuenta de lo débil que estaba _______, aflojó los brazos y su beso fue más dulce y tierno.
 
Cuando se irguió tenía una expresión de asombro. Aquella era su mujer. La mujer que le amaba. Tenía un hijo suyo en las entrañas e iba a ser su esposa.
 
—Podemos... si quieres —susurró _________ —. Quiero decir, no me siento tan mal.
 
—No sería un hombre si en este momento sólo pensara en el sexo —replicó Justin acariciándole el cabello—. Vas a ser la madre de mi hijo. No podría estar más orgulloso.
 
_______ sonrió.
 
—Hemos hecho el amor una sola vez y ya estoy embarazada. A no ser que queramos tener veinte hijos, supongo que uno de los dos tendrá que hacer algo cuando nazca el niño.
 
—Yo haré algo —dijo Justin—. No quiero que tomes nada que pueda hacerte daño.
 
—No tengo por qué tomar nada, puedo ponerme algo.
 
—Ya veremos.
 
________ le acarició la cara y luego el hombro y el pecho.
 
—Podría emborracharme con esto.
 
— ¿Con qué?
 
—Con sólo tocarte —dijo ________ sin ser consciente del efecto de sus palabras en el hombre que la estrechaba entre sus brazos—. Soñaba con ello.
 
— ¿Incluso después de volver de Francia? —preguntó Justin con repentina amargura.
 
—Incluso después de volver de Francia —le confesó ________ y luego lo miró—. Oh, Justin, el amor es el sentimiento más terco de la tierra.
 
—Debe serlo.
 
_______ se inclinó y le besó en los párpados.
 
— ¿Cuándo quieres que nos vayamos a Sheridan?
 
—Ahora.
 
— ¿Ahora? Pero...
 
—Quiero que nos casemos —dijo él con firmeza—. Y quiero hacerlo antes que cambies de opinión.
 
—Pero si no voy a cambiar de opinión.
 
Justin no estaba completamente seguro de ello. Había cometido tantos errores que no podía arriesgarse a cometer uno más.
 
—Y no volveremos a dormir juntos hasta que tengas la alianza en el dedo —añadió.
 
—Eso es chantaje —protestó _______.
 
— ¿Perdona?
 
—Negarte a entregarme tu cuerpo para que me case contigo. ¡Me niego!
 
—No, no puedes negarte.
 
A _______ le encantaba el brillo que tenían los ojos de Justin cuando algo le sorprendía. Sonrió. Tal vez no la amara, pero la deseaba y le tenía mucho cariño.
 
—Sí, lo haré —asintió—. Si tienes tanta prisa por perder tu libertad, ¿quién soy yo para ponerme en tu camino? ¡Voy a hacer las maletas ahora mismo!