My Sister's Boyfriend

Capítulo 11


Tomo del brazo a Bridgit y la jalo hacia una tienda. La que está de nuestro lado. La más cercana. Casi caemos sobre un aparador, pero estamos a salvo. No puedo dejar que Justin me vea aún con su regalo… de compensación. Claro. Echo una mirada hacia afuera y él no me ha visto. Camina solitario, mirando entre tiendas, como si no tuviera nada que hacer y solo estuviera ahí para matar el tiempo. No puedo evitar ver cómo luce hoy. Tan lindo, con sus pantalones blancos, su camisa manga larga color gris oscuro y converse color negro. 
Estaba tan concentrada en él que ignoré a Bridgit, quien repetía mi nombre varias veces. No fue hasta que tocó mi hombro y me volví hacia ella. Me encontré con una mirada extrañada, divertida y pícara. Señaló a su alrededor con una media sonrisa asomándose en sus labios. Miré a mí alrededor como ella lo indicaba, y me quise morir al instante. ¿Estábamos en una Sex Shop? Mierda. Mierda. Mierda, mierda. Me quedé estática mirando a mi alrededor y todo se volvió borroso… volví a cruzar mi mirada con la de Bridgit y ella no pudo soportar más la risa. Al cabo de un segundo, ambas estábamos retorciéndonos de risa mirando las cosas tan peculiares que había en esa tienda.


-Tal vez debería venir a comprar algo luego.- asegura Bridgit cuando salimos de la tienda, ya pasado un tiempo.- Nunca se sabe qué modelos ingleses conocerás durante las cenas de tus tías fotógrafas.
-Oh sí, qué suerte la tuya el acostarte con un completo desconocido.- me mofo de ella.- La verdad tu tía hace buenas fiestas, pero… yo no haría eso. ¡Y menos con algo sacado de una tienda como esa!
-¡Madre mía!- mi amiga abre los ojos más de lo normal. Lo que es ya de por sí extraño.- ¿Qué tal si regresamos a la tienda? Vamos _____ regresemos.
-No…- mi amiga, desesperada, me toma de los brazos y me da la media vuelta. Justo en frente de nosotras viene Justin, caminando por el pasillo, mirando entre las tiendas. No nos ha visto.- ¡Entra a esa maldita tienda!


Nos damos la media vuelta, decididas a entrar a la tienda de nuevo, pero a mitad del camino, justo en la entrada, mi brazo siente un peso extra y un apretón amistoso. Me vuelvo, nerviosa y sonrojada. Justin está en frente mío sonriendo amablemente como siempre. El alma se me cae a los pies. Me observa, tranquilo y le echa un vistazo a Bridgit. 


-Hola.- dice ella en voz baja. Descarada. Ni porque ve que estamos en la puerta de una tienda sexual.- ¿Qué tal te va Justin?
-Muy bien, no pensé encontrarlas aquí…- Justin mira hacia dentro de la tienda y ahoga su risa.- Justamente aquí. 
-Eh… -estoy demasiado roja. Parezco el planeta Marte.- No íbamos a entrar… salíamos.
-Ah.- asiente, obviamente divertido por mi reacción.- ¿Y se puede saber qué compraron?- me escruta y su sonrisa amplia me hace sentir incómoda y a la vez encantada. ¡Qué hermosa vista!- Bueno… no es de mi incumbencia. Sé que en ese caso, pasarás un cumpleaños especial.
-No, no nada de eso.- Bridgit sale a mi rescate.- Es un regalo, para mi madre. Tú sabes, hacemos este tipo de cosas. Ella se va a una fiesta de su amiga, que se va a casar, y ellas hacen ese tipo de bromas, eh… de hecho, puedo entrar yo sola. Nos vemos _____.


Qué valiente. Entrar otra vez a ese mini pedacito de infierno. Ni loca vuelvo a entrar ahí. He sido suficientemente perturbada mentalmente por esta vida. Pero, sobre todo eso, nunca había visto a Bridgit tan nerviosa por algo. Nunca. Da la impresión de que en verdad odió la tienda, pero, bueno. Ha entrado y según veo al voltear hacia su dirección, está observando los productos verdaderamente interesada. Repito. Qué valiente es ella.
Me vuelvo hacia Justin, quien está arqueando una ceja y su sonrisa maliciosa está presente aún. Odio sonrojarme, y ya lo he hecho como tres veces en solo un minuto. Eso es ser un desastre con la confianza. Ya no hay escapatoria, la verdad tengo que hacer esto ahora mismo si no, explotaré. 


-Quiero hablar contigo.- susurro mirando hacia mis pies.- ¿Podemos ir a otro lugar? Odio hablar de cosas importantes con tanta gente a mí alrededor.
-Claro, vamos.- toma mi mano, justo como él siempre lo hace. Como un hermano mayor. Me siento feliz con su simple tacto.- ¿Puedo preguntarte algo?
-Lo que quieras.- espero no haber sonado demasiado necesitada.- Vamos, vamos. Me dejas con la duda. 
-¿Qué hacías en una tienda de ésas?- comenzó a reírse sin intención y yo le seguí el juego. La verdad fue divertido, ahora que lo pienso.- Hubieras visto tu rostro cuando saliste.- soltó otra risa histérica. Nunca había escuchado su risa. Es hermosa.- ¿Tiene algo que ver con tu cumpleaños? No me creo eso que dijo tu amiga. 
-Bueno, lo has descubierto. Mi fiesta será temática y hemos decidido hacer el tema de lo “prohibido”. Si quieres te invito.- su sonrisa se disminuye y me mira con atención. Se muerde el labio inferior, nervioso, y yo me hecho a reír.- ¡Oh hubieras visto tu cara! De verdad esto se siente bien. Una venganza tan obvia. 
-¿Entonces…?- rascó su nuca, evidentemente apenado.- Olvídalo. Yo, no debí meterme en tus asuntos.
-Olvidémoslo ¿si?- suspiré y empecé a caminar por el gran pasillo abarrotado de gente, aún tomando su mano.- Tengo un lugar a donde llevarte. He ido allí desde que era pequeña.
-¿Otra tienda sexual?- se burla. Le doy un codazo en las costillas y suelta mi mano para sobarse.- ¡Ay! ______, era solo una broma.
-Cuidado conmigo Bieber.- lo amenazo, esta vez no me permito sonrojarme.- Antes de pedirte que te calles, dime por favor si traes tu moto. 


***


Llegamos al estacionamiento y ahí está. Su motocicleta de chico malo está aparcada justo delante de nosotros. El toma mis bolsas sin preguntar qué contiene o para quién es ese teléfono. Solo las pone en un lugar seguro y sube a la moto, en seguida, me ofrece su mano como soporte y subo detrás de él, aferrándome por completo a su cintura. Antes de que él se ponga en marcha, mando un mensaje a mi madre, para decirle que estoy con Justin planeando la sorpresa. Qué mentira más grande. Estamos juntos esta vez por algo que no tiene nada que ver con mi hermana. Me siento feliz. El se coloca sus lentes oscuros y enciende la moto. Da gas y acelera para adentraros al tráfico, autos varados, y el calor del sol. Esta vez me aseguro de que nada se caiga de mis manos resbaladizas. 
Le voy dando instrucciones de a donde dirigirse, en qué calle dar vuelta y en qué dirección darla. El solo sigue mis instrucciones y no pregunta nada más. Solo lo que interesa. Es como Eddie. No pregunta mucho, solo ejecuta y eso me agrada. Hay personas a las que debes de explicarle paso por paso lo que deben de hacer y por qué deben de hacerlo, cuando estamos perdiendo tiempo valioso. Por suerte, ya tengo dos conocidos que no hacen preguntas. Confían plenamente en mí y eso me anima. 


“Nuestro ánimo se inclina a confiar en aquellos a quienes no conocemos por esta razón: porque todavía no nos han traicionado.” – Samuel Johnson. 


Al fin llegamos. Es una calle cerrada. Una carretera abierta abandonada, por así decirlo. A lado hay unas vías viejas de tren, también abandonadas, con unos vagones viejos y oxidados en ellas. Aquí mi padre trajo a Alicia y a Eddie a enseñarlos a conducir, y es prácticamente el lugar donde yo seguiré con la tradición familiar. Solo que esta vez no será el auto viejo de mi padre, sino una motocicleta. La de Justin. Él dijo que me enseñaría y bueno… aquí estamos. El aparca la moto y mira a su alrededor,  entusiasmado a donde hemos llegado. Bajamos de su moto y miramos a nuestro alrededor. Está prácticamente igual a como lo dejamos ya casi un año atrás. Los autos y el resto del tráfico se escuchan distantes y yo decido que es hora de darle la noticia a Justin.


-Bueno… ven, sígueme.- le digo cuando tomo la bolsa de su lugar más o menos seguro en la moto y guío a Justin hacia donde están los matorrales enormes, haciendo sombra. Justo a lado de los vagones.- Ven… cuidado con las serpientes.
-¿Serpientes?- pregunta Justin mirando sus pies y caminando cuidadosa y divertidamente.- Esto es peligroso… ¿lo sabías?
-Segunda parte de la broma.- me burlo y sigo caminando.- Aquí no hay nada de qué preocuparse.- digo con tranquilidad.- Mi padre nos ha traído a este lugar desde pequeños. Claro, en ese entonces nada estaba tan abandonado. 


Caminamos un poco más y desaparecemos por detrás de los vagones. Topándonos de frente con un parque abandonado. Al igual que el resto de la carretera. Juegos de niños están oxidados y solitarios. Hasta el aire es más denso, pero no me da miedo. Estoy con Justin y mirando su rostro, sé que está más que encantado con este lugar. Sonríe y se sienta en un columpio, indicándome que me siente en el que está a su lado. Suspiro y me siento, tomando las cadenas viejas que los sostienen a los lados. Abro la bolsa y saco la caja, con el nuevo teléfono de Justin.


-El otro día que yo tomé tu teléfono…- creo que es difícil confesar lo mala que he sido. Evito su mirada y trato de cubrir mi cara sonrojada con mi cabello.- Eh… lo siento. Yo no…
-Se cayó.- contestó Justin. Me volví al instante a mirarlo. Él me sonreía de una manera increíble, como si no le importara eso.- Lo sé. Lo vi por el retrovisor. – soltó una risa divertida, mirando hacia abajo.- La verdad me pareció que te morirías ahí. Hubieras visto tu cara. Y cómo viste la hora en el reloj del señor del auto plata.
-Lo siento mucho.- con este chico, es más que natural sonrojarse.- De verdad lo siento, siento no haberte dicho, siento no recordártelo. Yo sé que no vas a poder reparar el daño, pero yo intento aclarar las cosas y… bueno… ten.- le entrego la caja. El la toma y la abre. Me mira como si estuviera loca por haber hecho eso.- No me mires así. Es mí forma de querer disculparme. 
-Nena, en serio no debiste hacerlo.- me regresa la caja, después de guardar de nuevo el teléfono.- No puedo aceptarlo. De seguro gastaste todo tu dinero de cumpleaños.
-Y el de mi hermano.- negué con la cabeza, humilde.- Pero todavía queda la mitad. No necesito dinero, mi cumpleaños será fenomenal contigo…


Cierro los ojos. Mierda. He dicho la verdad, la cruda verdad. Estoy a punto de abrir los ojos, pero me siento atrapada en un abrazo. Abro los ojos y me doy cuenta de que Justin se ha tomado el tiempo de levantarse del columpio, dejar las cosas en el asiento y abrazarme. Cierro los ojos y correspondo el abrazo. Coloco mis brazos alrededor de su cintura y escondo mi cara en su cuello. Suspiro lentamente y siento como él gime tiernamente al sentir mi aliento en su cuello, me aprieta más a su cuerpo y besa mi mejilla.


-Gracias.- susurra en mi oído y yo me siento una paleta de hielo en pleno verano.- 
-No es nada.- respondo al abandonar su abrazo.- Como dije, es mi forma de disculparme.
-Supongo que no permitirás que no lo acepte.- pasa su dedo índice por mi nariz y me siento caer desmayada a sus pies.- Tengo que agradecerte con esas lecciones. 
-No, esas lecciones son completamente aparte.- me quejé.- No debes agradecer con nada. Ya te dije que eso es mi forma de arreglar lo ocurrido.
-Eres muy orgullosa _____.- negó dramáticamente con la cabeza.- Hagamos algo. Quien llegue más alto en estas cosas, decide qué hacer.- señala los columpios y luego me mira de nuevo.- ¿Hecho?
-Justin. Estos columpios deben tener unos veinte años aquí.- le hago notar.- Tuvimos suerte en no caer de trasero con solo sentarnos.
-Hay que tomar riesgos.- giñó y bajó la caja del teléfono al suelo, a lado de los soportes de hierro.- ¿O es que tienes miedo a perder?
-Eso nunca Bieber.- amenazo y subo me apoyo en mis piernas para darme impulso hacia arriba.- ¡Vamos, no te quedes ahí observando!- lo imito.-  ¿O es que el del miedo es otro? ¿Ah? 
-Eso nunca Brown.- me imita y se impulsa con sus pies, llegando alto.- ¡Sabes que es imposible luchar!


Ambos nos impulsábamos más y más y llegábamos cada vez más alto a cada impulso. Yo, como siempre ha sido mi costumbre, casi me recostaba sobre el columpio, haciendo que mi cabello tocara el piso y mis pies quedaran estirados hacia arriba. Gritaba de emoción, amenazaba a Justin de que iba a perder, el me respondía con algún comentario gracioso. 
Al no poder llegar mas alto, ambos decidimos saltar a la cuenta de tres. Uno… dos… tres. Ambos nos soltamos del columpio y saltamos hacia adelante. Yo por poco me caía, el no perdió el equilibrio ni un segundo. Éste hombre hace todo bien. Durante los cinco minutos que nos partimos de risa, el tomó la caja, la metió en la bolsa y tomó mi mano, guiándome hacia donde estaba la moto. Al llegar, depositó la bolsa en el lugar seguro en done la había dejado antes. Me hizo una seña, y yo, nerviosa, me dirigí hacia él, con toda delicadeza me ayudó a subir a la moto, tomó mi mano y me ayudó a encenderla. Podría decirse que la encendimos juntos. a continuación se sentó detrás de mí, colocando los brazos a mis lados y tomando mis manos sobre el manubrio, me ayudó a dar gas y me indicó cómo ponerla en marcha. Lo hice demasiado fuerte y salimos disparados hacia adelante y al segundo nos detuvimos. Me tomó varios intentos y varias caricias de Justin en mis manos y en mi cintura. Su voz resonaba en mi cuello como un susurro sensual. Pero era su voz,  así de profunda, reconfortante y atractiva. Cerré los ojos ante sus susurros y al abrirlos tenía claro lo que tenía que hacer. Lo que él me decía. No fui un as de la motocicleta en esos minutos de enseñanza, pero por lo menos sabía encenderla y ponerla en marcha sin quedar en vergüenza.
 Acordamos en tomar otra lección otro día, ya que eran casi las cuatro, y tenía que regresar a casa. Sabía que le había mandado el mensaje a mi madre, pero todavía se puede preocupar si no llego a la hora que siempre hemos acordado. 
Se me hace tan raro pasar más tiempo con Justin que lo que él pasa con mi hermana. Sonrío y lo abrazo, mientras conduce la moto. Entramos de nuevo al tráfico, pero ya es menos. Ya pasó la hora de las salidas de la escuela, de los momentos de descanso en el trabajo y esas cosas. Nos paramos en el semáforo en rojo y se me ocurre una broma y una pregunta. Me acerco a su oído y le susurro amigablemente.


-Ni se te ocurra preguntar la hora Bieber.- escucho su risa fuerte y me siento conforme… ahora formulo una pregunta.- ¿Cómo conociste a Alicia?


Observé por el parabrisas como su sonrisa se desvanecía de a poco. Relamió sus labios, y aunque no veía sus ojos, pues estaba con sus gafas oscuras, sé que estaba tratando de decirme que no quiere hablar de eso. Pero fingí no captar el mensaje y esperé su respuesta.


-Su amiga, Elisabeth, nos presentó en una fiesta.- contestó sin emociones.- 
-Ah.


Guardé silencio y me aferré de nuevo a él. Tratando de entender porqué cambió su semblante al tocar ese tema. Miré hacia la carretera y me perdí en mis pensamientos. Yo lo conocí en una tienda de música. Fue un encuentro cultural de coincidencia. Y mi hermana lo conoció por meras formalidades, sus fiestas aburridas, o en exceso extravagantes. Social. Nada de cultura en esos lugares. Tal vez a él no le gusta esa parte de la historia porque no quería asistir a la fiesta, tal vez. 
De pronto otro pensamiento. ¿Y si no hubiera ido a la fiesta? ¿Nos habríamos conocido de todas maneras? ¿Ahora tendríamos algo? Tal vez alguien en esa fiesta le mencionó un grupo musical y por eso el fue ese día a la tienda de música a buscar un CD, o algo así. Mierda. Alicia y yo seguiríamos siendo hermanas normales. Bueno, no tanto.


***


Después de darme las gracias por milésima vez y regalarme otro abrazo, Justin se despidió, me dejó en la entrada de casa y se marchó. Sin ni siquiera pedirme que saludara a Alicia de su parte. No se fue sin antes recordarme que pasaría por mí para llevarme a desayunar por mi cumpleaños. Salté como cinco veces seguidas y entré a casa.
Tomé una ducha con el CD que me regaló Justin, sonando por toda la habitación. Cepillé mi cabello y me senté en mi cama a hacer mis deberes, pues quiero tener todo el fin de semana sin trabajo. Que prácticamente se tornaron fáciles y no tengo idea de porqué. Era física y matemáticas. ¿Qué tan loco es esto? Me siento tan feliz que quiero gritarlo. Mañana. Mañana. Justin está haciendo mi vida tan fácil… recuerdo a Alicia. Oh… también la torna difícil. 


“El primer amor es una pequeña locura y una gran curiosidad.” - George Bernard Shaw.



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¿Listas para el maratón de mañana? Yo no klndfkldnskflds
apenas llevo escrito un capítulo sdklflkds pero lo voy a lograr.

#MuchLove #Bienvenidasnuevaslectoras #HoliAgosto

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Mafer.