My Sister's Boyfriend 

Capítulo 8

Al llegar a casa, llamé a la puerta, como toda la gente normal, pues mi madre aún no tiene la suficiente confianza en mí como para darme mis propias llaves. Esperamos varios segundos y ella abrió, llevándose una mano hacia el rostro, evidentemente aliviada. Suspiró y nos hizo pasar, alegando que estaba muy preocupada, que estaba a punto de llamar a mi padre para buscarme y cosas así o más exageradas. 
Yo me limité a escucharla y encogerme de hombros al mirar el rostro divertido de Justin. Para ser un chico tres años más grande que yo, se comporta como los alocados chicos de mi clase, que por lo contrario, no tolero. ¿Cómo puede ser así? Vaya, ni yo misma se como responder esa pregunta. Lo único que sé es que hoy me la pasé muy bien y no voy a dejar que nadie me lo eche a perder. Suspiro de alivio cuando Justin toma la palabra.


-Lo siento mucho Sara.- se disculpa Justin con mi madre.- Estoy consciente de que debí haberle llamado a usted o a Alicia, y comentarle sobre esto.- se encogió de hombros y formó su sonrisa. La “encantadora”.- Pero bueno, estando sobre este tema, voy a estar planeando la sorpresa de la boda para Alicia, y necesito la ayuda de _______. La pasaré a recoger después de clases y duraremos como mucho tres horas. Prometo que no la distraeré de sus labores. 
-Bueno, tomando en cuenta la salida de hoy, y la actitud de _____ tratándose de salir a comer… es decir, siempre se pone de necia, odia salir a la calle.- ah gracias mamá. Suelto una risita, pues es cierto. Odio la calle.- Bueno, creo que la has hecho mejorar su opinión según me doy cuenta.- me escruta con una ceja en alto.- Admitiré que esto pase. Porque sé que es muy importante para los dos darle a Alicia esa sorpresa.
-Sabía que podía contar contigo madre.- aparece por la puerta principal, la inútil de Alicia con tres bolsas de tiendas de ropa en la mano.- En serio Justin te agradezco haber cuidado a mi hermana. Entré en pánico.
-Si, entraste en pánico.- asentí, sarcásticamente.- Alicia. Te dije que le avisaras a mamá.
-Hermana… te dije que no podía.- enseñó las bolsas que llevaba en las manos.- Tuve que salir para comprar algunas muestras de tela para mi vestido de bodas.
-Uhm…- asiento altaneramente y subo mis pies a la mesa de la sala de estar.- Claro Alicia. Muy en pánico y con la concentración de un gavilán para comprar telas. ¡Qué dedicada hermana! 
-________...- mi madre intentó calmarme, pero sabe que no puede. Siempre es lo mismo.- 
-Como sea.- Alicia se encogió de hombros y miró a Justin. Dejó las bolsas y alzó un poco los brazos.- Justin, tengo que hablar contigo sobre algo. ¿Podemos salir a tomar un poco de aire fresco al patio trasero?
-Claro linda.- Justin se levantó del sofá y pasó por mi lado, apretando mi puño amistosamente.- Te veo mañana _______.
-Claro.- contesté molesta. Mirando la cara de felicidad de Alicia y me volví hacia mi madre. Ella los ve con ternura y no les despega la vista. Suspiro y me levanto escandalosamente antes de que todos se vayan.- 
-¡_______!- me grita mi madre para detenerme.- Aún no hemos terminado de conversar sobre esto.- me hace una seña de que regrese a donde estaba.- No te haz salvado de un castigo. 
-Hablamos después.- crucé mis brazos, y a la defensiva miré a Alicia, que estaba sonriente, tomando la mano de Justin y entrelazando sus dedos.- Mejor hablemos cuando Alicia esté libre. Al fin y al cabo ella también tuvo errores de los cuales comentar hoy. Por el momento… debo ir a hacer tarea. ¿O eso también me vas a prohibir madre?
-_______...- espetó Justin intentando calmarme.- 
-No, no te preocupes Justin.- interrumpió Alicia.- Es así siempre. Su vida es una obra de Broadway. Dramática.
-Hola, espero que estés muy bien.- sonreí y me dirigí hacia las escaleras, me di la media vuelta y sonreí de nuevo.- Justin, de verdad me la pasé bien hoy. Muchas gracias por hacer justicia.


Sin decir nada más subí a mi habitación y saqué mi libro gigante del escritor Moccia. Había una frase perdida por ahí. La había marcado con plumón morado. ¿Dónde se encuentra? Encaja por completo con la situación. ¡Aquí está! Justo en la página 233. Recalcada con plumón morado, justo como la recordaba. Casi al final de la hoja.


“Éramos jóvenes, éramos arrogantes. Éramos ridículos, éramos excesivos, éramos imprudentes, pero teníamos razón.” – Abbie Hoffman. 


Me siento en mi pequeño escritorio, enciendo el ordenador y me pongo a hacer las investigaciones escritas que tengo que llevar al colegio mañana. Termino a eso de las siete de la tarde, termino de ponerle nombre a algunos libros que me dieron hoy para clase, y me meto a mi baño a darme una ducha. Al salir, envuelta en una toalla comienzo a buscar mi ropa interior en el cajón, y mi pijama en otro cajón. Al estar lista, suelto mi cabello, que estaba sujeto con una goma. Lo cepillo y lo vuelto a atar en una coleta alta. Me siento sin saber que hacer en ese momento. No tengo ganas de entrar a las redes sociales, y mucho menos mirar televisión. No tengo ningún libro nuevo y no sé que leer. Me pasa por la mente ir al baño a leer tapas y botes de shampoo, pero me parece estúpido. Aunque muchas veces lo he hecho por el mero hecho de estar aburrida. Decido bajar a la sala. De seguro mi madre ya se fue con sus amigas al cine, pues desde que mi padre no está, ella hace lo que se le da la gana de siete de la tarde en adelante. Tampoco espero encontrarme con Eddie. Tiene trabajo. Y Alicia… se perdió de camino a su habitación y no pienso ayudarla. Enciendo la televisión y pasan un programa cualquiera que ni estoy viendo con atención por estar pensando en muchas cosas y ninguna.
 Estoy ida. No me encuentro y necesito ayuda. Cierro  los ojos y lo siento. Lo recuerdo. Su rostro, sus ojos y su risa. La piel se me estremece y empiezo a hacer volar mi imaginación. Lo imagino a él, tomándome de la cintura, besando mi cuello, mis labios, mi mejilla. Mi frente, puede ser. De nuevo mis labios. Cada vez más rápido y con más intensidad. Lo veo sonriendo al besarme. Es demasiado sexy. Mi respiración se entrecorta. Su lengua entra en mi boca y suspiro de alegría. Recorre mi cuerpo desnudo con sus manos y yo lo abrazo y no lo suelto. Juego con su cabello y vuelvo a sentir su sonrisa en mis labios. De pronto abro los ojos y me encuentro con él, Justin está mirándome. Encima de mí e igual, desnudo como yo. 


-¿Lista?- escucho su voz como un eco.- Quiero llenarte nena. 
-Y yo quiero sentirte Justin.- murmuro, completamente decidida. Mi voz también es un eco.- Fóllame ya.


Un movimiento diferente. Solo escucho un grito mío igualmente de un eco. Y me estampo con la pared. ¿La pared? ¡Ay no, es el piso! Abro los ojos y me doy cuenta de que ha sido un sueño. Un sueño tan salvaje, que me ha hecho caer del sofá. Mi cara me duele, pues me he golpeado demasiado fuerte. Me levanto, me sacudo la ropa y tomo el control remoto, apagando la televisión. Miro el reloj y ya son las diez treinta. ¿Dormí tanto? Me encojo de hombros y me doy cuenta de que siento algo extraño… mi corazón late con fuerza y algo más debajo también lo hace, y dice “oh si”. Me asusto y me echo a correr hacia mi habitación. Cierro la puerta, apago las luces y me aviento a mi cama tapándome hasta la cabeza con las sábanas. ¿Qué creó mi imaginación? ¿Por qué terminó siendo tan real? ¿Así se siente cuando…? Mierda,  triple mierda. He tenido un sueño… de ésos. Como lo que nos cuenta Bridgit. ¡Quíntuple mierda! Tiemblo de nervios y aunque sé que nadie me ve, estoy colorada de vergüenza. ¡Y con Justin! Ahora no volveré a verlo a los ojos nunca.


***


Al día siguiente en la escuela, no hay quien me pare la boca en la hora del almuerzo. Aparto a las chicas del resto del grupo y entramos al baño de chicas, cerrándolo por dentro después de asegurarnos de que solo estamos ahí nosotras. Les cuento todo. Desde que Justin es mí casi cuñado, la maldita de mi hermana, la otra maldita que es mi madre y el ángel que es Justin por defenderme. Hasta que llego a la parte de mi sueño. Bridgit y Vanessa no pueden esperar a lo que sigue. Y eso que ambas ya están entradas en calor. Comienzo a contarles como puedo y no puedo evitar trabarme de los nervios y ponerme roja de pena.


-¿O sea… que él estaba encima de ti… desnudo?- Vane abrió los ojos de sorpresa y también sus mejillas se pusieron coloradas.- ¿Y tú también lo estabas?
-¿Estaban teniendo sexo?- pregunta directamente Bridgit. Ella es más “experimentada” en este asunto.- ¿Cómo te sentías?
-No lo estábamos haciendo.- suspiré mirando hacia abajo.- Solo estábamos ahí… desnudos. A punto de hacerlo.
-¿Cómo le dijiste? ¿Qué te follara?-Vanessa estaba anonadada.- _______...
-¡Ya lo sé!- estoy desesperada. No quiero volver a recordar ese sueño en mi vida.- Y luego… el lo hizo. 
-¿Qué hizo?- preguntaron mis dos amigas a coro.- 
-Me… - subí mi puño hacia arriba y las miré con nerviosismo.- 
-¿Tuviste un orgasmo?- preguntó Bridgit sin pena alguna. Como si siempre escuchara ideas parecidas y ya supiera qué decir.- Dime _____.
-No lo sé… sentía extraño, pero no sé…- jugué con las mangas de mi sudadera y doblé mis pies hacia los lados, nerviosa.- No sé que se sienta. Soy nueva en esto. Tengo miedo. No quiero volver a verlo, pues tengo ese sueño grabado en mi mente.
-¿Dices que hoy vendrá por ti?- me pregunta Bridgit sonriendo pícaramente.- Querida ____... tengo que conocerlo.
-¿¡Para qué?!- mis ojos se abren con exceso de susto.- Tú no irás a contarle…
-Nop.- sacudió su cabeza en señal de negación y me tomó del brazo amistosamente.- Solo quiero verlo. Tú sabes… examinarlo, para llegar a una verdadera conclusión.
-¿Conclusión?
-Si, tú lo sabes.- golpea mi hombro levemente.- Quiero saber si vale la pena tener esos sueños. 
-¡Mira que serás…!


Bridgit se aleja corriendo y yo voy detrás de ella, con Vanessa un poco más atrasada, burlándose de nosotras. Corremos por los pasillos hasta llegar a nuestros casilleros y los golpeamos con fuerza. Respiramos profundamente y sacamos nuestras cosas para dirigirnos hacia la otra clase. 


“Un amigo, es el que sabe todo de ti y a pesar de eso, te quiere” – Elbert Hubbard.


Ha terminado la hora del almuerzo. Durante todas las clases había estado pensando en mi sueño, y en estas cuatro horas más, no fue la excepción. Solo pensaba en eso. De verdad estoy asustada. Conmocionada. Y sobre todo… apenada. Yo nunca en mi sano juicio haría o diría algo semejante. No con él. No con Justin. El realmente me importa y no pienso arruinarlo por un simple sueño. 
Pasan las clases y a la hora de la salida mi cuerpo tiembla de miedo. Al pasar por la puerta principal del colegio, ya no estoy protegida. No tengo escapatoria. ¡Oh por Dios! Hoy no lleva su auto… trae una motocicleta. ¡Es tan sexy! Su camisa es blanca con mangas cortas y sus pantalones son negros. Sus supras, igualmente blancos. Sencillo, pero encantador. 
Mis mejillas se llenan de color y recuerdo sus palabras en mi sueño. “Quiero llenarte”. Grito para mis adentros y pego un brinco y esta vez si grito, pues Bridgit y Vanessa han llegado por detrás y me han sacado violentamente de mis pensamientos. Estoy temblando de nuevo.


-Veamos… ¿Quién es el afortunado?- pregunta Bridgit repasando con la mirada hacia todos lados.- ¡Oh por Dios!
-¿Qué?- preguntamos Vanessa y yo a coro.- 
-Ese chico de blanco con la motocicleta…- se relame los labios y se arregla el cabello.- Lo siento chicas, es mío.
-No, no lo es.- consigo decir.- Él es Justin.
-¡Mierda!- grita Bridgit emocionada y me toma del brazo.- Basta de sueños. Hagamos que esto pase.- lo señala con la mirada.- ¡Tan solo mira cómo te ve, chica! Apuesto a que él te ha hecho más cosas con la mirada, que lo que tú en ese sueño.
-¡Bridgit!
-Te dejamos.- Vanessa toma a Bridgit del brazo.- No queremos ponerte más nerviosa.


Y se alejan. Riéndose. Ya me vengaré. Ahora me encamino hacia Justin con una sonrisa y él la devuelve. Ahí él en su motocicleta se ve tan rebelde, tan Justin. Y está esperando por mí… llego, me pongo a su lado, el baja de la motocicleta y me abraza. ¡Me abraza! Damos una especie de media vuelta durante el abrazo y puedo ver por encima de su hombro a Bridgit y a Vanessa saltando de alegría. Al igual que mi corazón.


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Un capítulo un poquito más largo. Intentaré hacerlos más largos
kasndklasnfklanfk me gustó este capítulo, así como psicodélico aj kldsnfkl

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Mafer.