My Sister's Boyfriend 

Capítulo 7


Siento sus labios tan cerca, que por poco los rozo. Dios mío, quiero besarlo, sí que quiero besarlo. Acariciar su cabello, su rostro, su piel… sentir esos labios tan perfectos haciendo esa presión deliciosa con los míos, quiero que nuestras respiraciones se mezclen y nos quedemos sin aire. Que me lleve al cielo. Lo quiero más que a nada. Más que a nadie. 
Mis manos actúan solas y me encuentro acariciando su brazo izquierdo. Muerdo mi labio inferior y me dejo llevar por lo que siento. Él toma mi cintura y me acerca un poco a él. Relame sus labios de nuevo y en cada movimiento suyo me pongo tan nerviosa, que mi respiración sigue agitada, y ya no es por correr tanto. Se acerca, se está acercando, me quiere besar. ¡Me va a besar! Si, si. Si quiero. No le diremos nada a Alicia ¿Si? Oh mi chico de la tienda de música, te estoy deseando a muerte. Cierro los ojos. Me dejo llevar. Siento su aliento en mi oído y me tengo que esforzar para no gemir. Lo hace tan bien… me acaricia la cintura tan bien. Escucho su voz tan sexy, en forma de susurro y suelto un gemido tan bajo, que creo que ni él lo escuchó. Tal vez fue mental. No escuché bien lo que dijo, así que hago un sonido con el que le hago entender que no entendí, que lo repita.


-Dije que quien llegue al último a Starbucks, paga.- ríe y me suelta. Sale corriendo en la dirección a dicha cafetería y yo me siento tonta.- ¡Corre, si no quieres perder!


Suspiro. Me hago a la idea de que el solo quiere ser amable. Tal vez le caigo bien y quiere que no me sienta tan mal pues se casará con mi hermana mayor. Mierda, maldita Alicia. Suelto una carcajada y me echo a correr lo más rápido que me dejan correr mis pies. Le doy alcance. ¡Gracias basquetbol! En serio hace maravillas con la rapidez. Golpeo su hombro con firmeza y me adelanto un poco más. Casi tiro a un chico un poco más menor que yo, que llevaba un helado grande en su mano. Pobre helado, no vivió para contarlo. Solo grité un “lo siento” y seguí mi camino. Oh dios, me he perdido. ¿Dónde está Starbucks? Me detengo y miro hacia atrás. Justin viene un poco lejos. Miro a otro lado y justo a la vuelta de esa pequeña esquina está Starbucks. Sonrío triunfante y doy un paso antes de que mi teléfono suene en mis pantalones. Me detengo por completo y miro el identificador. Alicia. ¡Aguafiestas! Contesto y espero a que su voz llegue a mis oídos.


-¿Se puede saber en dónde estás?- está alarmada.- Mi mamá está buscándote en casa de Bridgite y de Vanessa.- casi me está gritando.- Hace una hora que debiste haber llegado, o por lo menos  llamar ______. Y luego te quejas de las situaciones difíciles. ¡Tú las causas!
-Mantén la calma por favor.- la tranquilizo.- Estoy con tu novio.- odio esa frase.- Estamos haciendo lo que tu nos pediste. Fuimos a comer algo y ahora estamos a punto de regresar. ¿Puedes llamar a mamá y decirle eso?
-Llámala tú.- qué ingrata. Ni porque estoy haciéndole un favor.- 
-No tengo saldo.- me defiendo.- Vamos, si quieres que se tranquilice, llámala.- le aconsejo.- O te tendrás que esperar a que yo llegue. Pero créeme que es mejor que le llames.
-Está bien.- resopla y cuelga. ¡Qué antipática!- 


No me acabo de dar cuenta de que Justin hace tiempo que entró a Starbucks. Me ha ganado. Por suerte, llevo mi dinero conmigo. Camino y entro al lugar, donde él está esperándome sonriente. A lado de la barra. Guardo mi teléfono y me precipito al asiento más cercano a él. 


-¿Qué vas a pedir?- pregunto amablemente.- Debo pagar esta clase de apuesta. 
-No te preocupes, solo fue un juego. Yo pago lo mío.- y me impide hablar.- En serio _____. Eres muy lenta y debo de pagar lo mío.
-¡Oye!- grité un poco más fuerte, llamé la atención.- Soy rápida, solo que Alicia me llamó. 
-¿En serio?- no preguntes por ella cuando estás en una casi cita conmigo.- ¿Qué te dijo? 
-Bueno, como no tengo saldo, no pude llamar a casa para avisar que llegaré tarde. Ella me llamó pues mi madre me está buscando, y estaba preocupada, pero ya todo bien. Ella le llamará.
-Lo siento, debí haberle avisado.- es cierto. Lo está haciendo clandestinamente. ¡No le dijo a Alicia que iba a salir conmigo!- Es solo que no debía decirle que estaba en una cita con su hermana porque quería aclarar lo que pasó cuando la conocí en la playa.


Lo miro. Está serio. ¡¿Entonces esto no es por la sorpresa?! ¡Es por nosotros! Dios mío este hombre está lleno de sorpresas. 


-Eso está claro.- sonreí falsamente.- Nos conocimos por casualidad y es todo. Ahora creo que somos algo así como socios.- de nuevo, golpeo su hombro.-  ¿Verdad socio?
-Eso es verdad.- contesta un poco menos nervioso y se dirige a la mesera.- ¿Disculpe, me puede dar un café americano grande, y a ella otro mediano por favor? Ah, y… un café pendiente.
-Claro.- asiente la chica.- Lo del café pendiente va en aquella vasija transparente.
-Gracias.


Justin se levanta y va a depositar lo del café pendiente. Mierda. ¿Lo hace? ¿Lo tiene como costumbre? ¿Desde cuándo? Sonrío, y casi me entran ganas de llorar, por él. Porque no es mío. Y creo que nunca lo fue y nunca lo será. Solo es mi “socio”. 
Pero madre mía, ¡no me lo puedo acabar de creer!  O sea… ¡El pide cafés pendientes! Intento no parecer tan conmocionada, y noto que el me sigue con la mirada. Empalidezco esta vez. Estoy en pánico. ¿Es que acaso estaba leyendo mi mente? Saco mi teléfono y hago como que reviso un mensaje que me acaba de llegar. Río. Como si fuera una clase de mensajes de esos de los que esperas con ansias durante todo el día. Como lo fue el de él, hace unos días atrás. De hecho ese mensaje leo una y otra vez antes de mirarlo de nuevo. 


-¿Qué?-pregunto aún con la sonrisa falsa.- Me miras como si tuviera “Cerveza gratis” tatuado en mi frente.
-Es que tienes una sonrisa muy agradable.- se hecha hacia atrás de su siento y cruza los brazos.- Tú y Alicia son completamente diferentes.- aclara la garganta y pasa una mano por su cabello.- Es decir… ambas son geniales muy a su estilo. Tú eres la clase de chica que no se preocupa por lo que la gente piense de ella, y Alicia siempre busca opiniones.
-No es verdad.- niego rápidamente.- A mi me importan las opiniones de los demás. Como a todos, pero solo tomo en cuenta las que creo útiles. 
-¿Y esa frase de dónde la sacaste?- me pregunta interesado.- ¿Un libro?
-Nop.- niego mientras señalo mi cien.- De aquí. Tal vez lo he oído en alguna parte, pero se me ocurrió a mí decirlo en sí.


La encargada nos entrega nuestras bebidas calientes y salimos directo al lugar donde dejamos aparcado el auto. Me siento un poco mayo, tal vez dieciocho, o hasta diecinueve… en un momento me siento feliz, como si fuera yo la pareja de Justin. Doy sorbos tan largos a mi café, que casi no tengo tiempo para responder preguntas. Él solo trata de dejarme en claro lo que pasó en la playa, pero yo siempre me las ingenio para no hablar del tema y él cede. Tal vez tampoco está listo para hablar ahora. Tenemos que darnos tiempo. 


***


Estamos sentados en el auto y mi teléfono comienza a sonar. Es un número desconocido. Dudo en atender, pero no puedo con la tentación, sirve que aprovecho que Justin quiere retomar ese tema incómodo. No, no quiero hablar de eso, así que es mejor contestar esta extraña llamada. 


-¿Hola?
-______ ¿Se puede saber dónde estás?- pregunta mi madre a gritos. En tono de desesperación.- Te he estado buscando por todas partes. 
-Estaba con Vanessa en la biblioteca.- miento, recordando la cita de Vanessa.- La acompañé a esperar al profesor de literatura por sus clases extra.
-Pero Bridgit me dijo que te habías ido con un chico, que ella te vio de lejos.- oh… mierda. Doble mierda.- ¿______ me estás diciendo la verdad? ¡Más te vale que no mientas!
-Mamá…- miro a Justin y me siento algo culpable por mentir.- Después de dejar a Vanessa en la biblioteca, salí de clase y Justin, el novio de Alicia vino por mí.- odio usar esos tipos de frases.- Estamos planeando una sorpresa para ella, y como la amas, creo que puedo hacerlo ¿o no?
-¿Pero no avisar hija?- pregunta mi madre un poco más tranquila.- Te regalé ese teléfono para estar en contacto contigo. Y no llamas. ¿Qué clase de inversión es esa?
-Pero… mamá.- estoy a punto de enloquecer de furia.- Me llamó mi hermana. Yo le dije que te avisara porque yo no llevo saldo. De eso hace una hora. 
-¿Y tu no podías hacerlo? ¿Ponerle algo de saldo, o algo?- mierda, que obsesión en culparme solo a mí.- ______, tu hermana está ocupada haciendo los preparativos, trabajando y estudiando. No puede ser que no seas considerada con ella.
-Hablamos luego.- cuelgo. Molesta. No, furiosa. Y no me limito.- ¡Alicia de mierda! Le dije que le avisara, por un demonio, ¿ni esa puta cosa puede hacer bien? Claro, yo sola tengo que pagar por sus estupideces.
-¿Qué ocurrió?- pregunta Justin. Oh, sí… estoy con Justin.- 
-Nada… solo que mi hermana olvidó avisarle a mamá sobre mi ausencia.- limpio mis lágrimas de furia y guardo mi teléfono.- Y ahora tendré un castigo por su culpa. 
-No te preocupes.- se gira en su asiento, hacia mí.- Yo hablaré con las dos. No tienes porqué sufrir por algo que se puede resolver.- este hombre es increíble.- ¿Te gusta la idea belleza?
-Sí, claro…- susurro con la voz cortada. Hago una especie de “flash back” en mi mente y me doy cuenta de que me volvió a decir… así.- No me digas así. Por favor.
-¿Porqué no?- me pregunta. Yo estoy llorando de nuevo, con una causa diferente. Él toma mi barbilla y me mira a los ojos.- Solo digo la verdad. ¿O es que no puedo?
-Si Alicia lo escucha, no le gustará.- niego con la cabeza.- Justin... yo… no puedo seguir planeando esto.- está decidido. No puedo. Él es demasiado perfecto.- No tengo idea de que le guste a Alicia la verdad, y me siento una inútil, y solo te estoy retrasando.- miento, la verdad tengo muchas ideas, pero odio la idea de que él la ame tanto.- Simplemente no puedo. Lo siento.
-Entiendo.- asiente y no suelta mí barbilla. Con su otra mano limpia mis lágrimas teñidas de negro.- Pero en serio necesito tu ayuda. Vamos… eres buena, solo confía. Yo hablaré con Alicia y con tu madre. ¿Te parece? Esto no volverá a ser un problema. 
-Gracias.- miro sus ojos. Mi corazón empieza a latir con fuerza.- ¿Podemos marcharnos?


Justin enciende el auto y nos ponemos en marcha hacia casa. Sin música esta vez. Solo nuestras respiraciones y ruidos del camino. Yo sigo llorando mirando por a ventana, escondiendo mis lágrimas. No es justo. Alicia es egoísta, una mandona, no es una buena persona. Y Justin es lo contrario. El mejor chico que pude conocer. No es justo. No sé que es lo que siento, porque al verlo siento que lo deseo mucho. Pero cuando habla de Alicia, o sobre la boda, o la sorpresa, siento un remolino en el pecho y un dolor en mi garganta. Mi corazón se detiene y me golpea por dentro. No sé lo que sea, pero se siente horrible. 


“El deseo nos fuerza a amar lo que nos hará sufrir” – Marcel Proust. 



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Cada día quiero matar más a Alicia. 
Okay, ya lkdsnlfkndsklfds ¿Qué les pareció?
Espero que comenten, porque se que hay fantasmas :c

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Mafer.