My Sister's Boyfriend

Capítulo 6


Trato de salir, pero él ha puesto el seguro en la puerta, para evitar mi escape. Qué inteligente, ni yo lo hubiera planeado o pensado mejor. De verdad necesita ser reconocido por el equipo de seguridad del presidente… o por la mafia. 
A pesar de que estoy encerrada, me pongo a patalear y maltratar la puerta tanto como puedo, solo por el placer de verlo molesto y arrepentido de haberme subido al auto por la fuerza. Tengo planes. Tengo que ver la televisión toda la tarde. ¿Es que no es consiente de las ocupaciones de una chica de mi edad? Escucho cómo él quita el seguro al auto y entra rápidamente y lo vuelve a poner. Ni yo pude haber escapado a esa rapidez. Me mira por unos segundos y observa la puerta. Tiene marcas de las suelas de mis botas y como no las he lavado desde que inició el tiempo de lluvias, están llenas de lodo seco y de algunos bichos que he pisado sin querer de las zonas más sucias que te puedes imaginar. 
Me mira, me escruta como si tratara de leer mis pensamientos, pero no dejo que lea ni la portada de mi mente. Le dirijo una mirada retadora, intentando persuadirlo a molestarse. El arquea una ceja y sonríe altaneramente. ¡Estúpido! Me pongo nerviosa, tomo mi cabello y lo coloco tapando lo más que pueda de mi rostro. Estoy rojísima. El intenta no reírse y se vuelve con una sonrisa triunfadora. Ya me las pagará. ¿Porqué tiene que tener esa sonrisa descaradamente tentadora? Sus ojos me observa, aunque él está volteando hacia el volante. Me sigue observando. Cada movimiento. Daría todo porque él fuera algo especial para mí, que hubiera venido por mí para disfrutarme, algo así como darme a entender que soy solo de él y no me dejará ir. Pero no. Lástima. Alicia es la indicada para este cuento que solo me he estado imaginando. 
Suspiro cansadamente y subo mis pies al salpicadero, como último intento de hacerlo sacar de quicio. Rebusco en mi bolsa y saco mis auriculares pero se me caen y tengo que bajar los pies para buscarlos en el piso, él es más rápido. Enciende el reproductor del auto y conecta su ipod. Find your love. ¿Acaso es una broma de mal gusto? El maldito título es una señal de su parte. Lo miro y el sigue escrutándome con esa sonrisa y esa ceja juguetona. Vuelvo a acomodarme con los pies en el salpicadero y esta vez hago mucho ruido. 


-Baja tus pies de ahí.- ordena riendo. Sabe que estoy molesta.- No maltrates mi auto, apenas llevo días con él. 
-Resulta que tú me secuestraste.- al fin hablo e intento no ponerme roja.- Así que lo menos que puedes hacer es dejarme que me ponga cómoda.- me encojo de hombros e imito su sonrisa.- Así que… ahórrate comentarios. ¿O quieres dejar que la sorpresa se arruine? ¿Eso quieres? A Alicia no le gustará. 
-Como sea.- enciende el auto y se queda callado durante el transcurso.- 


En el camino no deja de mirar mis pies por encima. Estoy dejando marcas en el salpicadero. Me divierto. Me estoy divirtiendo. Abro la ventana y dejo que el aire haga lo suyo. Apesta a aire acondicionado. Justin prefiere no ponerse a discutir y apaga el motor del aire del auto y mejor abre su ventana. Golpeo levemente mis piernas al ritmo de la música y muevo la cabeza. De nuevo una duda asalta mi cabeza y deja atrás las muchas otras que se han estado formulando a lo largo de este estúpido y prolongado silencio. Pero esta vez puedo formular una pregunta coherente. 


-¿Me puedes decir a dónde me llevas?- volteo y lo miro. Dios ¡No puede verse más guapo! Serio, de perfil, concentrado… ¿Y si paramos el auto y hacemos algo gracioso en el asiento de atrás? Me río y el me mira. Estoy roja de nuevo por ese pensamiento.- Mira, estoy accediendo a ayudarte. Pero dime a dónde me llevas. Es lo único que quiero.


No. No es lo único que quiero. Lo quiero a él y no me he dado cuanta de esa necesidad mortal. ¿Cómo conoció a Alicia? ¿Estaba saliendo con ella cuando me conoció a mí? ¿Le gusto, de alguna manera? Él aparca el coche a lado de una acera, y se voltea un poco para mirarme de frente. Estoy tan nerviosa, que bajo los pies del salpicadero y hasta limpio el lugar en donde quedó sucio. El sonríe, mira hacia abajo, relame sus labios y me vuelve a mirar. ¡Joder! Está buenísimo. ¡Maldita Alicia la perfectita! 


-Necesito tu ayuda.- me dice en casi un susurro y me siento prácticamente emocionada por eso.- Quiero darle una sorpresa a tu hermana, como ella de seguro te dijo. Solo que no sé que hacer.- se rasca la nuca con desesperación o nerviosismo, y se vuelve a relamer los labios. ¡Bésame ya!- Tú has vivido diecisiete años de tu vida con ella. La conoces mejor que yo. 
-Se supone que quieres casarte.- me encojo de hombros y oculto mi rostro dolido.- ¿No debes estar muy enamorado y conocer a alguien como la palma de tu mano para querer dar ese paso tan importante? 
-Bueno, sí.- sé que no quiere dar detalles. Dado a que él sabe muy bien que esto es incómodo.- Pero necesito una segunda opinión. 
-¿Puedes decirme a donde vamos?- mi voz está a un paso de estar quebrada.- 
-Vamos a comer, a un restaurante que conozco.- enciende de nuevo el auto y empieza a conducir de nuevo.- Ahí platicaremos cómodamente lo que sea.
-Está bien. 


Asiento y vuelvo a subir mis pies al salpicadero. De una u otra forma lo tengo que castigar por ser tan sexy. De pronto los bajo de nuevo y busco en mi bolsa, algún pasador o un lazo para recogerme el cabello. Cuando encuentro un lazo multicolor, tomo todo mi cabello y lo recojo, asegurándolo con el lazo. Suspiro y resoplo, intentando acomodar el mechón que quedó justo en mi frente. Como siempre, no se digna a acomodarse. Cierro mi bolsa y no me da tiempo de subir mis pies de nuevo, porque hemos llegado. Justin aparca el auto en el estacionamiento y sale rápidamente. Yo abro mi puerta y salgo. Me encuentro de frente con Justin y su mano extendida hacia mí. ¿Es que acaso iba a ayudarme a bajar? ¿Por qué Dios mío? ¿Por qué no es mío? Tan caballeroso, tan sexy… quiero castigarlo de nuevo. Ya veré con qué. 


-Gracias.- le digo sonriendo.- Pero las princesas hace tiempo que dejamos de depender de ustedes.-Toco su hombro y lo animo.- Sigue siendo así. Porque las princesas también podemos bajar la guardia y ustedes son los únicos que nos pueden salvar.


Espero que no lo haya tomado muy personalmente. Yo sí. Caminamos en silencio hasta la entrada y elegimos una mesa a lado de la ventana. Amo esas mesas. Y creo que él también. Alicia siempre quiere estar en una mesa redonda. Muy de la realeza, aunque no tenga nada que ver. Éste hombre está teniendo más cosas en común conmigo que con ella. Otra excusa para castigar.
Me siento en el sillón de tapiz rojo y él se siente en frente mío. Mira la ventana y sé que está pensando en la vez que fuimos a tomar un batido. Estamos justamente como aquella vez. Solo que yo no llevo el traje de baño debajo de mi ropa, y tengo el cabello acomodado de una manera ridícula. Él se ve exactamente igual. Solo que hoy lleva una camisa negra. Y juguetea con sus lentes de sol que están en sus manos. ¿Qué hice para merecer esto? Lo miro directamente y lo examino. Sé que no debo de fijarme más en las apariencias, lo tengo presente. Pero vamos, él fue un caballero conmigo. ¿Eso cuenta? 
La mesera interrumpe mis pensamientos, preguntándonos sobre lo que vamos a comer. Yo llevo varias horas sin probar bocado, así que me aprovecho.


-¿Me podría traer un sándwich de pavo con papas a la francesa?- pregunto amablemente.- 
-Por supuesto lindura.- me cae bien esta señora.- ¿Y para tu novio?


Ay por dios. Me pongo a toser, pues me he ahogado de a poco con mi propia saliva que se fue por otro camino y sin escalas. Justin me mira con cara de pánico, y la mesera me da varias palmaditas en la espalda. Cuando me relajo, me doy cuenta de que varia gente nos está mirando y quiero que me trague la tierra. Observo a la mesera y me brinda una sonrisa de apoyo. Se vuelve hacia Justin y le pregunta de nuevo qué va a comer. El quiere una hamburguesa con papas. Le quitaré sus papas. Sonrío al pensarlo y pido un vaso de agua, para aclarar la garganta.


***


El vaso llega junto con la comida y muy rápido. De seguro fue por mi ataque de tos y de nervios. Tomo lo más rápido que puedo y comienzo a comer. Entre cada bocado, despejo mi boca y le pregunto cosas a Justin, para tratar de olvidar ese incidente.


-A ver… ¿Tienes alguna idea de qué podrías darle?- esto apesta. Y ya me he terminado mis papas fritas.- Alicia estarán encantada con lo que sea. Le encantan los detalles improvisados. ¿Qué tal un discurso?
-Divago mucho.- contesta tomando su vaso y dando un trago grande y prolongado a su Coca-Cola.- Terminaré contando sobre alguna otra cosa, y aburriré a todos. 
-Divagar es exceso de imaginación, muchacho.- guiño. Estoy entrando en confianza, como la última vez. Y me gusta más que estar peleando con él.- Sé que dices eso porque tal vez muchas personas te han dicho que eres malo redactando y te dicen que eres un experto en divagar y te avientan y chocas con el piso.- el no deja de mirarme con atención. Yo tomo una papa frita de su plato.- En las tinieblas, la imaginación trabaja más activamente, que en plena luz.- triunfante por mi frase, le robo otra papa.- 
-¿Eso quien lo dijo?- me mira sorprendido.- ¿Tú?
-Nop.- le robo otra papa frita.- Lo dijo Immanuel Kant. Un filósofo alemán.- tomo otra papa.- Leo mucho.- otra papa.- Por eso encuentro muchas frases perdidas en miles de hojas llenas de muchas palabras. Pero, afortunadamente, las rescato.- otra papa.- ¿Sabes? Tu puedes redactar bien si te lo propones.- otra.- La clave está en leerlo una y otra vez y si ves que te sales del tema, retomarlo de nuevo. Es fácil. Y divagar no es malo. Ya te dije que es exceso de imaginación.
-Lo entiendo.- parece impresionado.- Buen consejo, lo pensaré. – asiente.- Pero, mira… ¡eres una distractora!
-¿Yo?- pregunto como si no tuviera idea de lo que está hablando.- ¿Porqué?
-Te has robado todas mis papas fritas mientras me soltabas ese sermón.- señala su plato y efectivamente, ya está vacío.- ¿Por lo menos es cierto lo que me dijiste?
-Puede ser…


Me levanto y salgo corriendo del lugar. Abro la puerta y veo hacia atrás. Justin se levanta rápidamente, saca su cartera y deposita el dinero en la mesa. Guarda su cartera y comienza a correr detrás de mí. ¡Viene por mí! Río y me echo a correr de nuevo, entrando de lleno al centro comercial que está a lado. Empujamos gente, reímos, el por poco y me alcanza en una tienda de ropa, pero logro escapar brincando por una vitrina que casi rompo. 
Doy vuelta en una esquina y me recargo un poco. Descanso. Veo hacia el pasillo anterior y no veo a Justin. Resoplo y me abanico con la mano. Estoy sudando. Vuelvo a voltear para cerciorarme de que él no me haya alcanzado. El me asusta. Está dando la vuelta en el mismo instante en el que yo me asomo. Me preparo para correr, pero esta vez Justin me atrapa. Me toma de la cintura y me carga en su hombro y comienza a dar vueltas. 


-¡Eh!- grito y pataleo.- ¡Acabamos de comer!


Él, consciente de que puedo vomitar en su espalda, me baja y nuestras miradas se encuentran. Todo se desvanece a nuestro alrededor. Se queda serio y su mano, tímidamente hace un recorrido por mi mejilla hacia mi barbilla. Relame sus labios y yo me siento desfallecer. Me pongo rojísima, lo nota y sonríe. De nuevo se pone serio y me mira a los ojos. Con una especie de culpa consumiéndolos. No intenta nada. Solo me mira. Y por un segundo sé que quiere besarme. Me besa con la mirada y con su imaginación divagante. Por un segundo creo que está pensando en que se siente culpable por tener a Alicia en lugar mío. 


“El alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada”.- Gustavo Adolfo Bécquer. 


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AMÉ ESTE CAPÍTULO.
Espero que piensen lo mismo que yo, ah kdfknsdklfsd

bueno, sobra decirles que les agradezco por comentar, 
me encantan sus comentarios, son divertidos, y asi 
con todo el #SwagExtremo <3. 

#AbrazosDeViernes 

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Mafer.