My Sister's Boyfriend 

Capítulo 1


“La vida sería imposible si todo se recordase. El secreto está en saber elegir lo que debe olvidarse.”
Roger Martin du Gard

***

El aire golpea mi cara y siento cómo el cabello revienta un poco en mi piel. Duele pero lo dejo estar. Puedo lidiar con esa intensidad, pues nada se compara con los balones que terminan casi explotando en mi rostro a lo largo del curso escolar durante la temporada de básquetbol femenino. Mi deporte favorito. Con eso me salvo de escalar esa cuerda que te raspa todo el cuerpo y esa campana que está arriba de ti, como burlándose de que no la alcanzas, con una risa maliciosa que se mezcla con las demás chicas infelices que esperan su turno y de paso, se llevan una buena comedia contigo. Estúpidas. Yo solo pienso el insulto, en cuanto a Bridgit, una de mis mejores amigas, que en serio se los grita con fuerza y dedicación. 
La miro. Está feliz, conduciendo por la carretera y a nuestro lado está en mar. Azul, ondeado y esperando por nosotras. Después me vuelvo hacia mi amiga. Usa gafas de sol Ray Ban, último modelo, un tanto excesivas de estilo, pero le funciona. Menea su cabellera negra de un lado a otro al ritmo de la música de Ain’t Fun de su grupo musical favorito que es Paramore. Es algo irónico, pues ella nunca ha vivido en el mundo real. Sus padres son “multi, mega millonarios” como diría Vanessa, mi otra mejor amiga. Bueno, la verdad es que Bridgit es muy predecible. Su nombre es único, refinado e inigualable. Desde el jardín de niños, ni una sola chica ha coincidido con su nombre. Ella está llena de lujos y comodidades. Tiene ascendencia Italiana y de pequeña conoció a la princesa Diana. Siempre está a la moda y parece que nunca se tiene que preocupar por nada. Es una especia de princesa, de la realeza baja, pero de la buena. Es una especie de juego que he pensado desde hace tiempo. Pero bueno, no deben entenderme. Es solo que a veces quisiera ser como ella. 
Giro mi mirada hacia la playa que está a mi lado derecho ahora mismo. Llena de turistas, casi todos completamente bronceados y musculosos. Hasta las chicas. Al bajar del auto miro mi pequeño cuerpo debajo de este short blanco, blusa holgada fucsia traslúcida, y mi cabello suelto y largo que me hace ver aún más pequeña. Me tranquilizo. Tengo tan solo diecisiete. La naturaleza sigue su curso. Pronto podré ser como mi hermana Alicia, que en mi opinión tiene el cuerpo de modelo retirada: aún perfecto. Estamos hablando de una mujer de veinte años que levanta el perfecto uno setenta y cinco del piso, delgada, pero no en exceso, con piel blanca, mas no parece vampira, cabello castaño claro (aunque es estilizado), sonrisa de comercial, y perfectita en todo lo que hace. Yo a su lado solo soy un duende con cabello largo y oscuro. Y eso me anima a huir de casa apenas cumpliendo los dieciocho. Bueno… se que regresaría hecha una mierda a los diez días. Moriré virgen y adicta al café. Prefiero no pensar en eso. 
Caminamos las tres mejores amigas hacia la playa desde el estacionamiento y me siento una diosa. ¿Porqué? A lado de estas dos, los chicos si me pueden mirar un poco. Sonrío y miro hacia el frente. La playa está completamente abarrotada, y se ve lindo. Es un día lindo. Estoy a veinte kilómetros de distancia de casa y de la perfectita Alicia. Debo ser feliz solo por eso. De pronto siento que nos paramos en seco. Vuelvo a mi mundo y volteo hacia atrás. Bridgit tiene la misma cara de disgusto que yo. Vanessa se ha quedado en un puesto de cocteles de fruta. Vanessa y su constante hambre. ¿Qué más les puedo decir? Vanessa es la chica que mas come en el mundo y no engorda por el hecho de que ama la gimnasia. Ella y yo somos de la clase media, y a veces nos sentimos mal de dejar que Bridgit pague todo. Como este viaje. Pero ella siempre encuentra la forma de hacernos saber que ella es caritativa. 
Colocamos nuestras toallas en la arena y nos recostamos para tomar el sol. Oh si, de esto hablaba. Me burlo de Vanessa que se deja caer al piso con brusquedad, pues no quiere soltar ni un minuto si piña enorme llena de frutas dentro. Me pongo mis lentes de sol y una brisa llena de arena caliente me golpea en el rostro. Un niñito de cómo cinco años se está riendo de mí el muy idiota. Me levanto y me dirijo hacia el estacionamiento. Creo que ni Bridgit ni Vanessa me notaron. Allá ellas, de seguro les tocará más arena. 
Al llegar al auto, desato de la parte de atrás mi bicicleta. Es así como antigua, vintage no sé… la amo. Me subo y comienzo a pedalear ciudad adentro. Recto por la carretera principal a la playa. Me voy cuidando de los autos y supuestos motociclistas idiotas que se la pasan molestado a la gente con bicicletas. Me detengo en una acera que se ve más o menos amigable y me coloco mi pequeña bolsita atada a la cintura. Noto el nombre del lugar “Music Rocks!” Vaya. Río y entro lentamente al hacer a un lado la puerta corrediza de cristal. Hay libros, juegos de video y todo relacionado con la música. Hay una especie de reproductor en la esquina, en medio de miles de posters de bandas clásicas. Voy hacia el aparato extraño, y busco entre el alfabeto de álbumes. Encuentro a Avril Lavigne con “The Best Damn Thing” elijo Inocence, del álbum y me pongo los auriculares blancos que están a lado, justamente para escuchar la música elegida. Así, por lo menos podemos escuchar el álbum completo antes de comprarlo y decidir si sí vale la pena o no. 
Cierro los ojos y me pongo a pensar… siempre que escucho música he de ponerme a pensar mucho, y diría que en exceso. En vez de ir a una fiesta feliz porque voy a ver personas, siento alegría porque habrá música y bailaré y me pondré a pensar. A ese nivel desde que lo recuerdo. La canción me llega. No porque tenga un significado en la letra con el que me identifique, solo que recuerdo a Matt, mi amor del año pasado. No significó mucho, pero con él tuve mi primera relación seria. Nada de solo ir por helados, o por pizza y ver películas. Sino, que, con él podía hablar de todo y ver la luna y las estrellas y todo eso. Pero solo fue un amor de verano. Pasajero. Lo recuerdo. Recuerdo nuestro primer momento feliz.


La playa. Hace un año, a finales del verano. Había ido a la playa con los amigos de mi padre, que por supuesto, tienen una casa ahí. Disfrutábamos yo y mis hermanos la playa, la calidez y sobre todo, el descanso. Ahí estaba él. Matt. A veces su mamá le decía Matty. Él se ruborizaba y decía “No… mamá”. 
Siempre lo había visto como un amigo. Es decir, de pequeños éramos completamente diferentes. Yo, muy seria, (demasiado) y con mis dos coletas largas. Y él, en su breve etapa de peso alto, muy hablador y molesto. Pero esta vez me parecía diferente. Él, ahí, delgado, cabello castaño oscuro que cubre su frente con su típico “peinado- despeinado” digno de un chico que trae muertas a todas. Todo mío. Ya no eran juegos ni peleas. Era coqueteo. Solo eso. Y me gustaba. Pero él se mostraba tímido conmigo, solo hablábamos cuando era necesario. (Caso de extrema emergencia). Así que… estaba manteniendo al margen mis esperanzas. 
Viernes en la noche, ese mismo año, todo cambió. Fiesta de Carly, hermana mayor de Matt. Todo era muy serio, elegante y aburrido. Hasta que llegó el grupo musical y puso de ambiente a la gente. Yo bailaba a lado de mi hermano Eddie. Él y yo siempre nos hemos llevado genial, y nunca me escruta cuando se da cuenta de cosas que pueden ponerme en evidencia. Lo adoro. En fin, bailamos y siento que alguien me toca el hombro, y me doy la media vuelta aún siguiendo la música. Es Matt. Parece que es un sueño.


-¡Eh! ¿Puedo decirte que hoy te ves muy bonita?- me mira encantado, yo no sé si dejar de bailar o qué hacer.- 
-Ah, gracias.- digo por encima de la música.- Mmm…- vaya, que bonita respuesta. ¡Di algo más!- Aunque ya estoy algo cansada.
-¿Quieres ir a pasear a la playa?- extiende su mano en frente de mí.- Vamos.
-Vale.- toco el hombro de Eddie.- ¡Hey, voy a estar en la playa platicando con Matt!
-Claro, yo le digo a mamá.- Eddie se marcha antes. De seguro va a tomar algo.- 


Tomo la mano de Matt y nos apresuramos a la playa. Está oscureciendo. El cielo está de color rosa, mezclado con gris, azul, negro y naranja. Es precioso. Y el azul pálido del mar lo hace un paisaje completo. Suelto la mano de Matt algo cohibida y nos dirigimos hacia el muelle, donde el padre de Matt tiene aparcado su pequeño bote familiar. Hay un montón de botes más, a saber si serán de ellos también. 


-Desde aquí se puede ver la lluvia de estrellas cada año.- insiste en tomar mi mano y esta vez con más fuerza.- ¿Nunca te traje a verlas verdad?
-No.- si con trabajos me hablabas, me dan ganas de contestarle, pero me mantengo callada.- No teníamos una muy sana comunicación.- río para compensarlo.- ¡Con eso quiero decir que peleábamos mucho!
-Lo lamento ¿si?- está sonriendo. Ojalá que no note que me he puesto roja como un tomate.- Todo en paz. Pero sé que querías besarme.
-¿Qué?- pregunto de improviso.- ¿Yo? ¿Besarte?
-Si.- suelta mi mano, un poco nervioso.- La vez de la boda de mi tía, que coincidió con su llegada.- se encoge de hombros sin dejar de verme.- Nuestras madres estaban conversando sobre un futuro, y lo mucho que les agradaría que fuésemos pareja.- mira hacia el cielo.- Supongo que nuestros hermanos se dejaron llevar y nos estaban obligando a besarnos. 
-Ya lo recuerdo.- lo sigo y miro el cielo también.- ¡Matt, Matt, he visto una!- señalo el cielo, frenética.- ¡Justo ahí, una estrella fugaz! 
-¿Ahí?- toma mi cintura y acerca su mejilla a la mía señalando hacia el cielo.- Oh, has encontrado una.- sonríe.- ¿Has pedido un deseo?
-Sí, lo he hecho.
-Buscaré una.- al cabo de unos segundos comienza a gritar.- ¡Lo he hecho! He encontrado mi estrella y he pedido mi deseo.
-¡Eso!


No decimos nada, solo miramos el cielo y observamos las estrellas. Siento su mano recorrer mis espalda, acercándome más a él, poco a poco, lento y con algo de miedo. Me doy media vuelta y me topo con su mirada. Empalidezco ante la cercanía y casi al instante me lleno de un color rojo en el rostro. Lo siento tan cerca. Me besa, dulce y delicadamente pasa sus labios sobre los míos y su aliento huele a coctel de frutas. Me acaricia el cabello y baja sus manos. Toma uno de mis pechos y lo masajea lentamente. Ah no. Ya basta. Lo aviento un poco y dejo de besarlo.


-Matt.- lo miro amenazadoramente antes de darme la media vuelta y marcharme.- Apestas a frutas.


Lo sé, no se me ocurrió otra cosa y fue patético, pero por alguna razón, el resto de las vacaciones él no volvió a acercarse y ya no comió frutas en mi presencia. Fue patético. ¡Tenía quince! No sabía como defenderme. Pero fue mi primer beso. Ya sé, yo siempre he sido una chica atrasada. Besando por primera vez a los quince, viendo una porno con mí prima a los quince y medio y apagar el televisor al minuto y jurado por todo nunca tener sexo en la vida. ¿De fumar? Ni hablamos. Mejor sigo buscando en el playlist. 


¡Marina and the Diamonds! Selecciono la canción y me coloco los auriculares blancos. Me dan ganas de bailar con esa canción. “How to be a Heartbreaker”. Quisiera ser una rompecorazones. Recuerdo el duende de cabello largo y mejor me meneo al ritmo de la música. Canto en voz baja y miro a través del cristal de la pantalla. Un chico me observa, no logro ver su rostro pues está a contra luz, pero sé que es un chico. Me ruborizo. Dejo que la canción termine y suspiro. Me quito los auriculares y continúo buscando entre los numerosos escaparates llenos de CD’s y DVD’s. 
Paseo mis dedos entre los productos, eligiendo cual se ajustaría a mi presupuesto. Me pierdo entre un póster de alguna banda extraña y mis dedos siguen haciendo su baile. Se enredan con otros dedos, reacciono y me aparto mirando al dueño de esos largos dedos. Por Dios. Me sonrojo. Lo miro a los ojos y el sonríe. No, por favor no sonrías, que me vuelvo un tomate con pies y cabello. 


-Veo que te gusta Marina and the Diamonds.- sigue sonriendo. Está de buen humor.- ¿Estás siguiendo el manual para romper corazones?-me escruta con curiosidad, esperando mi respuesta.- 
-No.- que patética respuesta. ¡Di algo más!- No me considero una rompecorazones. 
-Ah, claro que lo eres.- ¿es un cumplido?- Pero nunca llegarás a vencer a Elvis en cuanto a los corazones rotos. 
-Soy más bien del Stg. Peppers Lonley Hearts Club Band de los Beatles.- empiezo con mis comparaciones musicales.- O termino contando siete cosas que odio de las personas. 
-¡También los Beatles y Miley Cyrus!- abre los brazos teatralmente.- Oh mujer divina.


Abro los ojos como platos. ¿Me está tomando el pelo? ¿Un chico que ama a Cyrus? Vuelvo  a mi mundo (de nuevo) y le sonrío tímidamente. Sus ojos mieles me escrutan divertidamente y me vuelvo a ruborizar. Esto ya es una costumbre. Deambulamos por las estanterías y siempre coincidimos y tomamos el mismo CD o el mismo DVD. Está predestinado. ¿Si o no?


-Vamos, por lo menos deja que te compre un CD.- guiña y me siento morir.- ¿Qué tal el loco de Jim Morrison? ¿Eres su fan no?
-No soy su fan.- niego con la cabeza.- El es mi novio.
-Lo dudo…- toma el CD de los Doors y lo pone en frente de la mirada de la cajera.- Sal afuera.- se dirige hacia mí y me dan ganas de decirle “a donde salir sino afuera” pero me detengo.- No quiero que veas el precio. Es un regalo, así que…


Sonrío y lo dejo estar. Este hombre es imposible. Imposiblemente atractivo. Me gustaría llamarlo “atractivoso” pero me detengo. Solo falta eso para que me diga “niñita inmadura” y por descontado, no lo soy. El se ve como de unos veinte años o más… justo como mi hermana. Qué asco. No volveré a pensar en mi hermana a la hora de ver a un chico. Se acerca a mí y me entrega el CD ya sin envoltorio.


-Para que me recuerdes cuando lo escuches.- sonríe y yo agacho mi mirada.- ¿Porqué tan nerviosa?- me escruta.- ¿Vamos por un helado?


Miro hacia la playa y no diviso a mis amigas. ¿Y si se preocupan por mi? Bueno, por eso se lleva el celular ¿no? me vuelvo y le sonrío, contestándole un despreocupado. Sí. 


-Pero esta vez, yo invito. 


“A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo.”
Jean de La Fontaine 



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¡Hola a todas! Bueno, esta es la nueva novela, espero que les haya gustado este
capítulo, que a mi me encantó por esas frases. Cada capítulo tendrá mínimo una
frase inspiradora. Mi motivo hacia eso es poder ayudar en algo, tal vez coincida con alguna 
situación de su vida o así. Se sientan identificadas.

IMPORTANTE. 

Voy iniciando y buscaré lectoras por todos lados, así que
en estos días podré tardar tiempo en subir, pero solo
será temporal. 

*Por favor comenta, si twitpic no te deja, déjame un tweet, tal vez
no los conteste todos, pero sí los leo. 
*Si te aviso dos veces, regañame, y si no te aviso, tambien, ah. 
*Espero que les guste la historia, pueden dejarme por DM ideas
para la historia, ya sea por sus vivencias personales o ideas que tengan. 


#MuchLove

Mafer.