#UnCambio

Capítulo 2

Abrí mis ojos pesadamente cuando el sonido irritante del despertador sonaba con todas sus fuerzas. Posé mi vista en él; eran las 3:00am. Ya era lunes. Me levanté y fui a hacer mi rutina de siempre. Me senté en el inodoro como todas las mañanas; tenía que dejar salir todo el líquido retenido en la noche. Lavé mi cara, cepillé mis dientes y entré a bañarme. Después de media hora salí del baño; con una toalla corta en mi cuerpo y mi cabello esparciendo agua. Me vestí con un short de blue jean y un sweater amarillo. Dejé mi cabello suelto y como es rulo, lo alboroté un poco. No usaba maquillaje así que no perdí tiempo en eso. De zapatos llevaba sandalias de color negro. Guardé las cosas esenciales en mi bolso de mano y saqué la maleta grande, ya lista, de la esquina de mi cuarto. Bajé. Mis abuelos aún seguían dormidos, me iría sola al aeropuerto. Escribí una nota y la pegué al refrigerador; decía que los llamaría cuando llegara a Atlanta. Respecto a la conversación, no tocamos el tema al día siguiente. No queríamos hablar de eso.

Llegué al aeropuerto y ya había actividad. Fui a corroborar mi boleto y ahora me toca esperar la entrada. No veía a ninguno de mis compañeros incluido Ryan Butler. Me dirijo a un kiosco a comprar algunas cosas; aún no había comido y necesitaba llenar mi estómago con algo, aunque sea con chuchería.

Comiendo me dirijo a unas sillas ubicadas cerca de las puertas de entrada a inmigración. Esperé, esperé y esperé, a la media hora visualizo una gran melena color rojo, era  Stephanie Stuart. Espero a que se acerque más a mí. Me ve y me saluda con la mano yo solo le sonrío tímidamente. Sigue con su camino a verificar su boleto y a los pocos minutos ya estaba sentada a mi lado; a diferencia de mí, sus padres la acompañaban. Me los presentó; son encantadores, chistosos, hermosos y activos.

Esperamos varios minutos más y ya varios habían llegado solo faltaba Butler, mi compañero de viaje. Cada pareja se sentó junta y hablaban, ya se conocían entre ellos por lo que la conversación se les daban fáciles. Varios padres se encontraban con nosotros esperando a que nos dieran la entrada, faltaba solo poco para hacerlo. Ryan llegó y a los 5 minutos nos permitieron entrar.

Los padres se despedían de sus hijos con abrazos y besos, traté no mirar hacia atrás y fui la primera en llegar al detector de metales, me quito todas las cosas que pudieran sonar y el personal de seguridad que media más de un metro noventa me deja pasar. Entregué mi pasaporte y continué a entrar al área de abordaje. Nos tocaría esperar media hora más para poder sentarnos tranquilos en el avión.

Al cruzar la puerta muchos recuerdos vinieron a mí, y no recuerdos agradables de recordar especialmente si estuviste a los 6 años, sin padres, en un aeropuerto tan grande como este; iba con mis abuelos pero fue… diferente, me sentía sola. Quedé parada unos cuantos minutos apreciando el ambiente: personas con maletas caminando, aeromozas y pilotos juntos, latinos, puertas, personal de limpieza… Lamo mis labios y suspiro fuerte.

-¿Qué tienes? –Me pregunta Butler sacándome de mis pensamientos-

Lo miró y le sonrío tímidamente. Toma mi mano delicadamente y dirijo mi mirada hacia abajo; miro nuestras manos. Dirige su mirada a mí; me mira tiernamente, quizá para detallarme. Él agarrando mi mano… definitivamente no es una buena idea. Suelto su mano y continuo a caminar. Era la puerta 16 a la que me dirigía. Llego y me siento a esperar la media hora de espera, al rato llegan mis demás compañeros.

Se escucha el altavoz y a los segundos una larga cola, para poder abordar el avión, se forma. Fuimos unos de los primeros en entrar, nos dirigimos a nuestros puestos cada uno y si… a Ryan le tocaba a mi lado. Lo miro y él a mí. Ya sentados él empieza a hablar.

-Disculpa lo de hace rato –Me dice bajo-

Subo los hombros en forma de respuesta. Volteo y me dedico a ver por la pequeña ventana. Una vez listos, el cartel del cinturón se enciende y todos continuamos a abrochárnoslo. 

La sensación de despegar ya la había olvidado; vacía y desesperante. Agarro mi iPod y empiezo a escuchar música; Ed Sheeran canta a mi oído, dulce y suavemente. Serán unas largas cinco horas de viaje. Cierro mis ojos y me relajo…

*** 


-Emily, ¡Despierta! –Me dice Ryan bajo-

Abro mis ojos y adormecida lo miro. ¿Por qué carajo me despertó?

-La comida –Dice sonriendo-

Me acomodo mejor en el asiento y continuo a rascar mis ojos, retiro mis auriculares de mis orejas y el sonido de las personas hablando me envuelve enseguida. Justo la aeromoza pasa a nuestro lado, nos brinda comida y bebida y continua con la pareja de adelante. Me dedico a comer educadamente. Ryan no me ha dirigido la mirada desde ya hace 20 minutos. Esto se está volviendo incómodo. Ya había terminado y solo faltaba el postre; lo abro y empiezo a comer cuando Ryan me interrumpe.

-Estuvo bien ¿cierto? –Me mira intensamente mientras limpia su boca-

-Sí. -Digo mirándolo rápido-

Continuo comiendo y de nuevo Ryan me queda mirando, lo único que quiero es que lo deje de hacer. Es muy incómodo. Un silencio enorme crece entre los dos.

-¿Puedes dejar de hacer eso? –Lo miro por fin-

-¿Hacer qué? 

-Mirarme intensamente –Pongo los ojos en blanco-

Justo va pasando la azafata por nuestro lado. Nos retira las bandejas y toda basura que pueda haber y continúa con la pareja de adelante. 

Miro a Ryan una vez más y ruedo mis ojos hacia la ventana negando con mi cabeza. Saco mi IPod de nuevo e intento desenredar los auriculares; ¿Por qué siempre se enredan como si tuvieran siglos guardados? deberían inventar algo para ahorrarnos el trabajo de desenredarlos.

-¿Qué acaso eres ilegal que no puedo mirarte? –Me interrumpe Ryan-

Lo miro confundida aun peleando con el cable en mis manos.

-Es incómodo.

-Pues, para mí no lo es, Emily –Dice con voz baja y sonriendo de medio lado-

Ruedo mis ojos y por fin logro desenredar los auriculares, me los coloco y de nuevo me desconecto del mundo aunque la mirada impenetrable de Ryan no me deja hacerlo por completo.
***


Ya llegamos. ¡Aleluya!. Estaba perdiendo el trasero que me quedaba. Ya hemos salido al hotel y en una van vamos todos, por supuesto yo voy en el último puesto. Escucho el parloteo de las chicas y las risas de los chicos; se dividieron en grupos, ahora de chicos y chicas, mi grupo soy yo y… nadie más.

El chofer se detiene enfrente de una gran puerta de cristal, varios botones entran y salen.

-¡Llegamos! –Dice el conductor-

Caleb abre la puerta y todos empezamos a salir, buscamos nuestras maletas y nos adentramos al hotel. Es increíble, el piso, los muebles, las pinturas, las flores, las luces… todo parece de película. Todo combinado con blanco, azul celeste y beige. Parecía de en sueño. El grupo de chicos se dirigió a la recepción, confirmaron su estadía y continuaron a acercase al ascensor. Nosotras hicimos lo mismo.

Nuestras habitaciones quedaban en el piso 24. El cuarto tenía dos camas matrimoniales, es decir, dormiríamos dos en cada una. La decoración era parecida a la del lobi solo que esta vez televisores pantalla plana adornaban gran parte de la habitación.

Entramos y nos acomodamos. No compartiría una cama, así que me fui directo al sillón, igual se sentía cómodo. Las chicas hablaban de lo grandioso que sería esta experiencia y de encontrarse a productores, fotógrafos y famosos en el festival. Yo por otra parte, trataba de observar en donde nos hospedaríamos estas dos semanas. Entré al baño. Era todo blanco con azul celeste, un gran espejo justo al frente de lava manos, la puerta de la ducha era de vidrio con detalles opacos para tapar las partes íntimas. Sin duda era hermoso y relajante. Salgo y me dirijo a la pequeña sala, en donde dormiría. 

Las chicas ya se habían acomodado en las camas y seguían hablando, esta vez la oí decir que saldrían a buscar acción. Me invitaron pero me negué, soy más de leer un libro o ver películas. Ellas salieron y ahora me encuentro sola. Suspiro viendo a todas partes, analizando la situación. Dirijo mí vista a mi maleta y luego a un inmenso reloj puesto en la pared. Son las 12:43pm. Pienso en la comida, aún tengo hambre. Busco mi tarjeta y brazalete, que nos entregaron al registrarnos y salgo en busca de algún restaurante.

Bajo en el ascensor y me dirijo a la recepción donde se encontraba una chica realmente hermosa; ojos grises, morena, y con la piel más hermosa que he visto en mi vida.

-Hola –Le sonrió amablemente- ¿En dónde queda algún restaurante?

-En el cuarto piso a mano derecha. Hay varios –Me devuelve la sonrisa-

Me alejo y busco el cuarto piso, una vez que llego una hilera de restaurantes aparecen. Burger King, Mcdonalds, Fridays, Startbucks, KFC, Taco Bell y todos los que te puedas imaginar. Para cada gusto. 
*** 


-¡Emily! –Me llamaban- Oye, esta noche vamos a reunirnos todos. ¿Te nos unes?

Era Ryan quien me preguntaba y andaba acompañado con los chicos y chicas.

Ya era algo de noche y regresaba de mi rápido tour del hotel. Estaba por entrar a la habitación. Los chicos estaban saliendo de la de ellos.

Analicé la situación. Quedé en silencio.

-Vamos, Emily –Dice Ryan- Mañana comenzará el festival. No vamos a divertirnos… mucho –Rió lo que causo el mismo efecto en los demás-

Dirijo mi vista a la puerta y busco la tarjeta en mi bolsillo derecho del short.

-Oye, ¿Hiciste un pequeño tour aquí, cierto?

Lo miré sin hacer ningún gesto.

-Estaremos en la azotea –Me sonrió pícaramente- 

-No está permitido ir allí –digo calmada-

-Ladea su cabeza- Rompamos las reglas –Me guiña el ojo- ¡Vamos chicos!

Y todos se alejan. Pongos mis ojos en blanco y continúo a abrir la puerta.
*** 

Paso canales de arriba abajo. Pensaba que por ser otro país daban cosas diferentes o más interesantes. Definitivamente no sirvo para ver televisión. Ya he pedido tres margaritas a la habitación y estoy empezando a sentir los efectos, aunque no sean tan vistosos, mi cabeza está empezando a dar pequeñas vueltas.  Apago el televisor y me dirijo al pequeño balcón. Desde ahí se ve la piscina y varias personas aún en ella. Más que todo parejas y familias completas.

Me pregunto ¿Qué estarán haciendo los muchachos? Bueno, en cierto punto Ryan tiene razón, es el único día que vamos a tener “libre”. Suspiro y me concentro en las personas que se encuentran en la piscina.

A la hora, me encuentro caminando hacía la azotea ¿Qué pasa conmigo? Deben ser las margaritas. Me voy por las escaleras, no son muchos pisos, seis en total. Llego frente a la puerta y pienso antes de entrar. ¿Es una buena idea? En fin. Abro la puerta y Ryan, quien era el único que no se besaba, me mira. Me hace una seña y paso. Me siento a su lado y dirijo mi vista a los chicos. Stephanie con Caleb, Payton con William y Laura con Brandon. No es por ser una asquerosa pero puedes comparar los episodios de Bear Gryll, el chico que hace A prueba De Todo, cuando come gusanos, escorpiones y cualquier cosa viviente, con esos besos; así de asquerosos se veían. Los veo con cara de asco, aunque no lo notan. Vuelvo mi mirada a Ryan. Me sonríe.

-Estuvimos bebiendo –Asiente-

-¡Oh!

Me paro y voy hacia el borde del edificio. Me cruzo de brazos. El ambiente, las luces, la oscuridad. Era hermoso. Atlanta de noche es asombroso. Los sonidos de los carros: las bocinas, los frenos. Los motores de los aires funcionando. Siento cuando Ryan se para a mi lado y veo cuando mete sus manos en sus bolsillos. Suspira.

-Hermoso ¿cierto? –Dice mirando hacia el horizonte-

-Sí. –digo sin mirarlo-

-La primera vez que vine, mi mejor amigo me acompañó. 

Dirigí mi mirada lentamente hacia él. Esperé a que continuara.

-Creo que fue un año atrás –Asiente- Cada vez que no tenía que hacer nada, ya sabes, alguna entrevista, un concierto, o algo, nos escapábamos de su equipo y subíamos aquí. Decía que podía relajarse y no tenía la presión de los paparazis-

Devuelvo mi mirada a la ciudad y pienso en sus palabras. ¿Conciertos, entrevistas? ¿Quién es su mejor amigo?

-¿Entrevistas? –Lo miro- ¿Conciertos? –Frunzo el ceño- ¿Quién es tu amigo, Ryan?

-Me sonríe- Debes conocerlo- Me mira detalladamente- Justin… Bieber 

-¡Oh! –Me sorprendo. Asiento-

De nuevo dirijo mi vista a la ciudad. ¿No puedo creerlo? Ryan Butler, el mejor amigo del cantante famoso Justin Bieber, por Dios, tiene que estar bromeando. Eso no puede ser verdad. Ese niñito malcriado tiene mejores amigos y está justo a mi lado, si claro. No le creo.

-Créeme. Tienes que conocerlo, Emily –Interrumpe mis pensamientos-

Lo miro rápido ¿Cómo sabe qué estoy pensando? Le sonrió de medio lado. Me separo del borde y empiezo a caminar rodeando la pequeña pared que me separa del abismo, siento como Ryan me sigue. 

-Así que… Justin Bieber es tu mejor amigo –Digo-

-Sí. –Me sonríe-

-Aja

-En serio. Si no me crees puedo hablar con él

Rio bajo y me paro en el borde, si doy un paso en falso caeré 30 pisos. Vi como Ryan se asustó e intentó agarrarme del brazo.

-¿Quieres matarte? –Me dice tratando de calmar su respiración-

Sonrío, aunque sé que él no vio mi expresión.

-¿Cómo se llama tu novia? –Pregunto calmada viendo hacia abajo-

-¿Cómo sabes que tengo novia? –Hizo un gesto de sorpresa-

-Sonreí- No te besabas con nadie –Lo miré-

-Eso fue porque tu no estabas –Dijo rápido- Y… se llama Sarah –Sonrió-

Guardo mis manos en los bolsillos de mi sweater y estoy segura que es la primera vez que me sonrojo. Sigo caminando por el borde mientras Ryan me ve los pies, cuidando mis pasos. 

-Sarah… lindo nombre –Digo y me concentro en los carros-

Siento la mirada de Ryan encima de mí, tan intensa como la presión que sienten las chicas al darse cuenta que el chico que les gusta las mira.

-¿Por qué viniste, Emily? No es que está prohibido subir aquí. –Sonríe de medio lado-

Sonrió y escucho como los chicos, antes besándose, ríen. 

-Rompamos las reglas –lo miro y le guiño el ojo justo como él lo hizo conmigo-

Ríe.

-Pensaba que no tenías sentido del humor-

Subo mis hombros. De nuevo el silencio se apodera  del momento pero solo varios segundos.

-¿Por qué eres así, Emily? –Dice serio-

Lo miro.

-Digo… -Se incomoda con mi mirada- Eres linda, tienes un gran cuerpo, eres divertida, tienes sentido del humor. –Se ruboriza- Nunca te había visto reír o sonreír y ahora que lo haces me doy cuenta que tienes una hermosa sonrisa. –Me mira- Eres todo lo que un chico busca. 

Desde que empezó a hablar no había quitado mi mirada de encima de él. Aprecio sus halagos pero en mi vocabulario no están las palabras: Te amo, de parte de un chico.
Me bajo del borde de un brinco y quedo delante de él.

-No vine a hacer amigos ni mucho menos a conocer a Justin Bieber. –Dije con sarcasmo- Vine por estudio, solo eso. –Dije calmada viéndolo-

-Emily… -Rodó sus ojos- Tienes que salir de la caja en la que vives. Deja los malditos libros en el cuarto. No todo sale ahí –Hizo una pausa- Has estudiado con nosotros dos malditos años y ni siquiera te conocemos. No sabemos nada de ti, a parte de la dirección de tu casa. Tienes que vivir la vida y salir de tu retorcida mente. –Su voz estaba subiendo de tono- Deja que las cosas fluyan –Me mira directamente a los ojos- Estábamos hablando bien, ¿Por qué tienes que salir con tus comentarios? ¿Qué acaso no puedo saber un poco más de ti? ¿Por qué te cierras tanto? Me caes bien, por lo menos permíteme convertirme en un gran amigo. -Quedó en silencio al igual que yo. Mordí mi labio- ¿Qué te pasó?... ¿Qué paso en tu infancia? –Me mira-

Suspiré hondo y di dos pasos hacia atrás. ¿Cómo sabe que algo pasó en mí infancia?

-¿Qué tantos problemas tienes encima? Quiero saber más de ti. 

Niego lentamente y mis ojos se cristalizan.

-No. ¿No qué, Emily? Habla, desahógate. –Toma mis manos-

Las miro y luego veo sus ojos, que ya no estaban tan azules como hace varios minutos atrás. Trago fuerte y pestañeo para que las lágrimas no salgan. Me suelto de su agarre y me alejo de él caminando. Escucho como me llama, pero no volteo. Siento la mirada de los chicos en mí y sin mirarlos fui a la puerta y salí de la azotea. Me dirigí al cuarto y me lancé en el mueble. 

Creo que subir no ha sido una buena idea. Creo que las margaritas hicieron una parte del trabajo que fue hablar. Nunca antes había hablado con alguien tanto tiempo como lo hice con Butler, pero… ¿Qué tiene este chico? ¿Por qué se tiene que interesar en mi vida? Que se preocupe por la de él y ya. Que sepa mi dirección y ya… 

Saco mi teléfono de mi bolsillo y busco el número de mi abuelo.

-¿Abuelo?

-Hija –Escucho como sonríe- ¿Cómo estás?

-Bien –Le devuelvo la sonrisa- ¿Cómo han estado ustedes?

-Muy bien. Tu abuela olvida unas que otras cosas, pequeñas como: las llaves, el control remoto. También a veces, los nombres de las cosas, pero creo que ya la edad le está pegando –Rió, lo que causo en mí el mismo efecto aunque sabíamos que la edad no tenía voz ni voto- Y mi corazón aun funciona perfectamente bien.

-Está bien. Bueno, sé que es tarde allá. Te dejo –Mi abuelo responde- Ok. Sí. Adiós.

Sonrió una última vez y cuelgo la llamada. Voy al closet de la habitación y saco una cobija. La coloco encima del mueble y me dirijo al baño a hacer la rutina correspondiente. Entro a la ducha y siento como el agua caliente toca suavemente mi cuerpo, restriego el jabón por mi cuerpo y esta vez el agua está aún más caliente, tanto que mi piel queda roja al contacto. Duro varios minutos allí cuando decido salir. Enrollo la toalla a mi cuerpo y continuo a cepillarme los dientes. Salgo, me visto, me peino y me acuesto. Cierro mis ojos y lo siguiente que recuerdo es una inmensa oscuridad.
 



GRACIAS POR LEER :) 
LA BROMA QUE LE HICIMOS A JUSTIN FUE EPICA PERO RECUERDEN NO ABRIR NINGUN LINK QUE MONTE. NO SE CONFIEN.
LAS AMO. 
EN LA NOVELA, PRONTO EMILY CONOCERÁ A JUSTIN... O NO. QUIZA EL DESTINO ELIJA SU CAMINO.
LAS AMOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.

Pd1: Si cambias de nombre de user, avisame para seguir etiquetandote.
Pd2: Si pueden hacerle publicidad se lo agradeceria muchisimo. Yo tambien lo haré.