Call it love.
Capítulo 2.
A la mañana siguiente me desperté con el sonido de mi teléfono, el que creía que había perdido, había estado toda la noche a mi lado y no me había dado cuenta… No es posible, ayer el móvil no estaba… De eso estaba segura.
Lo cogí de mala manera para apagar aquel infernal ruido que me despertara, encender, encender, encender… Por fin lo desbloqueé.
Un mensaje invadió la pantalla de mi móvil.
Un mensaje de… Niall?
‘Buenos días princesa.’ 
Esto no es posible, yo no le he pedido su número, ni el a mi el mío…
Me dispuse a escribirle ‘Buenos días’ y preguntarle todo cuando mi móvil recibió otro mensaje.
‘Que tal has dormido?’ ‘Ayer parecías muy cansada, estás muy mona cuando duermes’
Mis ojos se hicieron más grandes y en forma de O, Niall había entrado en mi casa y me había visto mientras dormía, que vergüenza…
No podía dejar que esto quedara así, me dispuse a mandarle un mensaje, cuando se abrió la puerta de mi habitación. 
-Jovencita! ¿Que son esas horas de llegar a casa?
-Lo siento papá. Pretendía llegar más temprano pero tuve un problema.
-Está bien, pero no te ocurrió nada verdad? Estás bien?
-Si papá, estoy bien…
El se acercó hacia mi y posó un suave beso en mi frente.
-Tengo que decirte algo.
-Adelante. Dije preocupada.
-Tu madre y yo nos vamos a ir durante 2 semanas de vacaciones y tendrás que dormir tu sola en casa.
-Yo sola? Dije alterada.
-Si, tu sola, pero si quieres puedes traer a alguna amiga, pero solo amigas, nada de chicos por mi casa.
-Está bien papá, gracias. Y, cuando os marchais? 
-Dentro de media hora. Prepárate que tienes que acompañarnos al aeropuerto. Dijo con una dulce voz.
-Está bien papá…
Llegamos al aeropuerto después de veinte largos minutos conduciendo el pequeño coche de mi padre, me despedí de ellos con una sonrisa en la cara, cogí el móvil para enviarle un mensaje a mis amigas, así ya no dormiría sola.
 Mierda, por un momento me había olvidado de Niall.
Llegué a casa y me tumbé en el sofá, haciéndole pequeñas caricias en forma de círculos a mi perro en su brillante pelaje, cogí el móvil, estaba dispuesta a enviarle un mensaje a Niall cuando tocaron en el timbre.
Abrí la puerta.
-Hola preciosa.
-Niall? Que haces aquí? Dije con una amplia sonrisa y cierta duda.
-Vengo a visitar a mi princesa. 
-Pues debe de ser la vecina de enfrente porque aquí no está tu princesa… Dije con cierta burla.
Niall comenzó a reírse, por el gesto que mostraba su rostro no parecía que ninguna chica se le resistiera nunca tanto, pero esta vez iba a ser diferente, no soy de esas chicas. Niall me parecía muy adorable, pero apenas lo conocía. Se puso en frente de mi, pues hasta ese momento había estado apoyado sobre la pared de mi portal, con una pose de chico malo de instituto.
Se acercó a mi. Me miró atentamente a los ojos, él sabía perfectamente que eso me ponía nerviosa.
-¿Quieres venir a cenar conmigo esta noche? Preguntó con media sonrisa en la cara.
-¿Tengo que ir?  ¿Me obligas? Dije riendo.
-Como tu veas, tu sabrás, supongo que no tienes nada mejor que hacer…
-Está bien, iré.
-Te recojo a las diez, te parece bien?
-No, a las diez y cinco. Dije riendo.
-Te gusta llevarme la contraria verdad? Dijo sonrojado.
-Puede. Contesté riendo.
-Está bien, hasta esta noche. ¿Me das un abrazo?
-No, te quedas con las ganas.
Salió bajando las tres escaleras que había del portal al suelo, el viento sacudía mi pelo, me mordí el labio disimuladamente sin que el se diera cuenta,  pero conseguí escuchar un ‘Sí!’ de su boca, parecía entusiasmado, aunque era raro, me habían dicho que había tenido ya muchas novias…
Cerré la puerta dejándome caer al suelo y acabar sentada, un suspiró salió de mi boca, y en ese momento me di cuenta de que este chico realmente podría llegar a gustarme.
Llegaron las diez y Niall no estaba todavía, estuve esperando durante tres minutos y vi acercarse un coche negro que se parecía al suyo.
-Llegas tarde, dije cuando bajó la ventanilla.
-No tal, tu me dijiste a las diez y cinco. Dijo entre risas.
-Em… Niall, a que esperas para arrancar? 
-A que tus labios lleguen a los míos de una vez.
Me quedé de piedra, sin palabras, no sabía lo que decir.