SUEÑOS ADOLESCENTES

Capítulo anterior...
Sonrió sólo por el hecho de haber recibido un mensaje de él. Respondió afirmativamente. ¿Cómo no iba a querer saber lo que había pensado Niall? Y además, ¿cómo no iba a querer verle otra vez al día siguiente? Era feliz sólo de imaginar lo que le esperaba.

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Capítulo cincuenta y uno.

Ese domingo, Blanca se despertó muy temprano, impaciente. Una cosa era que Niall apareciera por sorpresa en su casa y otra muy distinta era saber que iba a ir. Se levantó de un salto de la cama. Eran las ocho de la mañana, pero como no sabía a qué hora iba a aparecer el irlandés, empezó a arreglarlo todo.

Hizo su cama con mucho cuidado y ordenó todas las cosas que había por medio en la habitación. Se puso un jersey diferente al del día anterior, pero se cuidó de ponerse también unos leggings, para no encontrarse en el mismo aprieto. Dejó uno de sus hombros al descubierto tirando un poco de la manda izquierda hacia abajo y se arregló el pelo, echándose un poco de espuma y dejándolo caer suelto.

Cogió a Algodón y bajó las escaleras intentando no hacer ruido para no despertar a sus padres, y fue a la cocina. Abrió la puerta despacio y con cuidado.

-¡Buenos días! –la vital voz de su hermano sonó desde el interior de la cocina.
-¡Dios, Marcos, qué susto! –exclamó ella, a la que casi se le escapó el gatito de los brazos. 
-Ya será menos –le enseñó un cartón de leche-, ¿Quieres?
-Prefiero zumo de naranja.
-Eso te lo haces tú –sonrió-. Pero cuando estés menopáusica, te arrepentirás de no haber tomado leche en tu juventud –guardó el cartón.
-Todavía queda mucho para eso –Blanca cogió unas mandarinas del frutero.
-Todo llega… -Marcos metió su vaso de leche en el microondas-. Igual que nuestro invitado, ¿no?

Como siempre, Blanca se quedó con la boca abierta.

-¿Cómo…? –no llegó a terminar la pregunta.
-Mira, te has arreglado pero llevas tu ropa de casa, así que eso sólo puede significar que hay visita que tú sabrás que habrá, y además, como te has arreglado tanto, no es precisamente una chica quien viene. ¿He acertado?
-Pleno –reconoció ella.
-También acertaría el nombre del chico.
-No hace falta que no digas, lo sabes.

Blanca sacó el exprimidor y fue exprimiendo naranja por naranja mientras su hermano se hacía la leche, en silencio.

-A veces me pregunto cómo es posible que seas tan listo –comentó ella.
-Tú eres más lista que yo, sólo que no lo sabes.
-Vale, has dejado de ser inteligente para mí, está claro que, con lo que acabas de decir, no lo eres.
-El tiempo te demostrará que tengo razón.

Marcos se fue de la cocina tras meter su taza en el lavavajillas, dejando a su hermana bebiéndose el zumo de naranja.

Se lavó los dientes a toda prisa pero con más atención que de costumbre. Luego pensó que parecía estúpida, arreglándolo todo como si nunca hubiera visto a Niall a solas, como si lo tuviera que impresionar, cuando se suponía que él ya la quería. A veces casi se le olvidaba que el irlandés ya le había declarado su amor, y todo lo que ocurriese entre ellos estaba en manos de ella. Otras muchas veces se le olvidaba que él era unos tres años mayor que ella, probablemente porque no la trataba como a una niña pequeña, sino como a alguien de su edad.

Sonó el timbre.

-¡Voy yo! –se apresuró a gritar ella.

Bajó las escaleras en tiempo récord y justo antes de abrir la puerta se atusó el pelo. Tal y como esperaba, ante ella estaba Niall, muy sonriente y tan guapo como siempre. Llevaba unos vaqueros y una camisa blanca cubierta casi entera por una rebeca de botones. Al hombro llevaba una guitarra… Espera, ¿Había una, o dos guitarras? ¡Había dos! Imposible. Blanca sacudió la cabeza y miró de nuevo, pero seguía habiendo dos guitarras.

-Buenos días –saludó él alegremente.
-Hola –estaba algo desconcertada.
-¿Puedo? –preguntó, al ver que la muchacha permanecía parada en mitad de la puerta.
-¿Eh? Ah, sí, claro, claro. Adelante.

-¿Quién es? –la voz de la madre de Blanca llegó hasta allí.

La joven miró a Niall un momento.

-¡Un compañero de teatro! –gritó.
-¿Sólo eso? –preguntó él, decepcionado, al subir las escaleras, acompañado de ella- Me gustaría ser… algo más.
-Sería imposible explicarle a mi madre nuestra compleja relación –suspiró abriendo la puerta de su dormitorio para que entraran.
-¿Compleja? –entró- Yo no lo veo así. Veo tus dudas, pero no hay complejidad, no para mí.

Blanca entró tras él y cerró la puerta.

-Mis dudas tienen una respuesta difícil de explicar, normalmente.
-Estoy dispuesto a explicarte lo que quieras –Niall se acercó a donde estaba Algodón, pero al ver que parecía dormir, lo dejó en su cojín.
-No creo que sean dudas que tú puedas resolver –lo miró.
-A lo mejor sí… -su voz se volvió seductora y caminó hacia la muchacha. 

Blanca no sabía cómo reaccionar, así que se quedó quieta como una estatua. El irlandés entrecerró los ojos.

-¿Estás bien? 
-S… sí, claro –logró responder.

Niall terminó de recorrer la distancia que había entre ellos y le dio un tierno beso en los labios. 

-Genial –susurró en su boca.

La joven inspiró su aliento y unió sus labios con los del chico de nuevo. Paró de besarle cuando empezó a faltarle el aire.
Se pasó la lengua por los labios y Niall le apartó un mechón de pelo de la frente con dulzura.

-Eres preciosa, ¿lo sabías? –dijo en voz baja.
-No lo soy…
-Sí que lo eres.

A Blanca le asaltaron unas súbitas ganas de llorar que no comprendía, y se refugió en el pecho de él, que la abrazó con fuerza.

-Entonces, ¿me has perdonado? –preguntó él.

La chica asintió con la cabeza.

-Creo que ya no la quieres a ella.
-De hecho te quiero a ti –le besó el pelo.

Ella subió su mirada y la cruzó con la de él. En los ojos de Blanca se leía la disculpa por no decirle “yo también te quiero”, pero es que no lo sabía. Niall le gustaba mucho, muchísimo. Pero no estaba segura de poder decir con total certeza que estaba enamorada de él. Esa era una de sus dudas. Y no quería decir unas palabras que implicaban tanto si no sabía con certeza que las sentía.

-Está bien –dijo Niall en un susurro.
-¿Por qué… por qué tienes dos guitarras? –preguntó con curiosidad al notarlas en la espalda del chico, al que seguía abrazada.
-¡Ah, eso! –se dio con una mano en la frente- Lo había olvidado. 

Se separó de ella muy a su pesar y dejó las dos guitarras –con sus fundas- en el suelo.

-Pues una de ellas es para ti –informó el chico.

Blanca abrió mucho los ojos.

-¿Para mí? Sabes que no sé tocarla, y tampoco quiero. Ya te lo dije ayer.
-No sabes, pero yo te voy a enseñar.
-Niall, no.
-Blanca, sí. Te voy a explicar por qué.

Ella se cruzó de brazos.

-Adelante.
-¿Recuerdas que te dije que el truco para ganar a Laura… y Harry –dijo el nombre de su amigo con pesar- estaba en hacer algo sencillo?

Blanca asintió con la cabeza.

-¿Y qué hay más sencillo que dos personas en dos sillas con su voz y sus guitarras? –sonrió, animado.
-Sería más sencillo todavía si una de esas personas no tocara la guitarra –apuntó la muchacha.
-¡Eso sería lo fácil! Pero todos saben que tú no tocas. Imagínate sus caras cuando, en dos semanas, te vean tocar una canción –replicó apasionadamente.
-Imagínate tú la mía diciéndote que no. Ni de coña puedo aprenderme una canción en dos semanas.

Niall se acercó a ella.

-Sí que puedes. Es fácil, sólo tienes que creer que puedes. ¡Oh, venga, no me estropees la sorpresa! –exclamó, pero se tapó la boca justo después, arrepintiéndose de lo que se le había escapado.
-¿Qué sorpresa? –preguntó Blanca, curiosa.
-Ninguna –sonrió inocentemente.
-Niall James, dímelo –lo señaló con el dedo índice.
-No.
-Dímelo.
-Lo sabrás si tocas la guitarra –dijo él.
-Cabezota.
-Cotilla.
-Pesado –reprochó Blanca-
-Quejica.
-Tont… -antes de poder terminar, Niall la interrumpió con un beso.

Colocó ambas manos sujetando su rostro.

-Sé que puedes –susurró.

Blanca bajó la mirada.

-Joder, ¡está bien! –accedió finalmente, y le besó de nuevo.

Continuaron besándose unos minutos, sólo parando para respirar, intentando conocer mejor los labios del otro.

-Por cierto… -empezó Blanca.
-Adoro tus ‘por ciertos’ –dijo el irlandés en sus labios.

La muchacha sonrió.

-Pues que probablemente Taylor Swift no sea tu estilo, pero me preguntaba si querías venir al concierto conmig…

Niall la interrumpió.

-Por supuesto –y volvió a besarla.
-Esto…
-¿Sí? –preguntó él.
-Nada, bueno, que el concierto es mañana por la noche.

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En el próximo capítulo...
"-¿Quieres que nos pongamos con esto otra vez? –preguntó Niall mirándola.
-No, quiero besarte –se escuchó decir a sí misma."


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LO SIENTO. Sé que he tardado 345168546854 años en subir capítulo, pero nadie casi comentaba y estaba -y sigo estando- muy desanimada con la novela. En fin, espero que el capítulo os haya gustado, ya es más asdfghjklñ, ¿no? Son lindos *---* 

No sé si ya os lo dije, pero tengo intenciones de acabar la novela lo antes posible. Estoy bastante deprimida con el tema de que lea menos gente aún que antes, y pienso que cuanto antes termine esto, mejor, porque ya no va a mejorar. Como siempre, POR FAVOR, si leéis, COMENTAD en twitpic o MENCIONADME, es muy, muy, MUY importante para mí...

Nada más, mil gracias por leer a las que lo hacéis, siento haber tardado tanto, de verdad... Os quiero <3


AbstractLands.