Capítulo 6
29 de diciembre de 2010
–No puedo creer que ya cumplas 17, estás tan grande bebé. –dijo mi madre mientras casi me privaba de aire con su abrazo nostálgico. La verdad, ni yo creía que ya tenía 17 años. En menos de un año me iría a la universidad. Las clases terminaban en Junio, lo que significaba que mi vida universitaria comenzaría a fines de agosto. No sabía si sentir miedo o estar emocionada. Era una extraña mezcla de emociones. Echaría de menos Holmes Chapel, pero siempre que lo necesitara, aquí estaría la ciudad que me vio crecer. 
Me dieron una beca en la universidad de Oxford para estudiar Leyes, era sin duda una oportunidad que no podía desperdiciar. Mi madre está algo angustiada, Oxford queda un poco lejos de Holmes, pero sabe que es lo mejor para mí y para mi futuro, el cual antes se veía incierto, pero poco a poco se ha ido formando con más seguridad. Tengo grandes expectativas que pretendo cumplir y no me pienso rendir por nada del mundo. Siempre me he considerado muy soñadora, pero este es un sueño que sobrepasa la realidad y lo creo posible, se está cumpliendo. 
Leah está decidiendo entre la universidad de Cambridge y Oxford. Aún no está segura, está esperando la mejor oferta, pero está segura que quiere estudiar Ciencias políticas.
Nicole irá a la universidad de Manchester, entrará a estudiar Arquitectura como siempre quiso.
El sueño de Abby también es estudiar Leyes, está decidiendo entre la universidad de Liverpool y la de Manchester. 
Supongo que todas vamos a estar algo separadas, pero seguiremos reuniéndonos aquí en la ciudad, será el punto de encuentro siempre. Las quiero mucho como para que la distancia se interponga en nuestra amistad.
Muchas cosas han cambiado. Además de crecer, maduré mucho y pude, por fin, tomar las decisiones que influirán en mi futuro. Ya era tiempo.
Había sido un día agitado, y aun debía esperar a las chicas que iban a venir por mí para ir a ‘celebrar’ mi cumpleaños. Subí a mi habitación para ponerme una chaqueta, como era de costumbre en estas fechas, hacía mucho frío.
Me acosté en la cama boca arriba observando el techo. Cerré los ojos para relajarme y de pronto la imagen de Harry vino a mi mente. ¿Cómo podía recordarlo aun después de tanto tiempo? Abrí los ojos con rapidez. No iba a permitir que volviera a apoderarse de mis pensamientos, ya había tenido bastante de él, me había dado suficientes amarguras, no valía la pena pensar en él si él nunca pensó en mí. 
Lo último que supe de Harry fue gracias al programa de televisión. Supe que ahí, en The X Factor, formó una banda llamada ‘One Direction’ o algo así. Juntos llegaron muy lejos en la competencia, lograron ganar el 3° lugar y ahora estaban de gira por el país. Supongo que él debe estar satisfecho, ese fue siempre su sueño, y me alegro que haya podido cumplirlo. Era doloroso, sin embargo, que fuera tan popular. Últimamente, sentía que estaba en todos lados. Incluso no estando aquí, era de quien todos hablaban. La diferencia era que ahora todos hablaban de él pero a nivel nacional, y eso era aún peor para mí.
Me levanté y fui directo al armario a buscar mi chaqueta. Justo cuando me la puse el timbre sonó. ‘Justo a tiempo’, pensé. Leah era muy puntual. Más ahora que tenía su licencia de conducir y podía ir ella misma a donde quería. Mientras salía de mi habitación, logré escuchar a mi mamá.
–Sky, es para ti. -¿Desde cuándo recibía así a una amiga mía? 
–Ya voy, pero ¿por qué no la haces pasar? –pregunté extrañada. 
–¿A quién? ¿Al repartidor? ¡No seas tonta hija! –dijo mientras soltaba una carcajada. Me sonrojé un poco, en realidad era una locura, pero no era quien yo esperaba.
–Pensé que podía ser Leah. –me uní a su risa mientras terminaba de bajar las escaleras. Llegué a la puerta y un hombre de cabellos blancos sostenía un pequeño paquete con una calcomanía color rojo que decía ‘Frágil’. Le sonreí mientras firmaba el papel que me indicaba. –Gracias. –le dije. El hombre se alejó después de devolverme la sonrisa. 
Me senté en la escalera y, de nuevo, el paquete tenía solo una estampilla. Era como repetir lo del año pasado. Mi padre nunca había querido admitir que él me había regalado la hermosa pulsera que justo ahora tenía puesta en la muñeca derecha. Siempre pensé que era innecesario que lo negara, pero tal vez así era más divertido. Este año, decidió seguir con su juego y estaba segura que él había enviado este paquete. No tenía idea de que era, así me apresuré en abrirlo, estaba ansiosa por ver lo que había elegido este año, papá siempre sabía que regalarme. Cuando desenvolví la caja, logré ver otra un poco más pequeña rodeada por una cinta color lila, era mi color favorito. Arranqué la cinta y abrí la caja más pequeña. 
–¡Oh por Dios! –dije casi en un susurro que solo yo oí. Tomé la pequeña figura con mucha delicadeza entre mis manos y me acerqué para verla mejor. Era una figura de cristal muy fina de una bailarina de ballet de no más de 10 centímetros. 
Era hermosa. La verdad, los obsequios de mi padre me sorprendían cada vez más. Creo que a medida que los años pasaban, eran mejores y más creativos. Sabía exactamente lo que me gustaba. Cuando era pequeña, siempre quise ser bailarina, pero por la situación económica que teníamos en ese entonces no pude serlo. Nunca dejé de ir a los teatros a ver las presentaciones, me gustaba mucho el ballet. Muy pocas personas sabían eso sobre mí, entre esas mi padre. Por eso, no me cabía duda que era él, si no ¿quién sería? No había forma de descubrirlo ya que no había tarjeta, remitente, ni nada.
El timbre sonó justo a mi lado y me sacó de mis pensamientos. Volví a guardar la muñeca de cristal con cuidado en la caja y abrí la puerta. Esta vez sí era Leah. 
–¡Feliz cumpleaños Kyppy! –me abrazó de inmediato. –Te traje tu regalo ahora, quiero que lo uses ya. –dijo entregándome una bolsita de género abultada de color calipso. Cerré la puerta detrás de ella y la hice pasar a la sala.
–¡Gracias! Me pregunto que será… –abrí la bolsita y saqué unos lindos pendientes de plata, casi hacían juego con la pulsera de mi papá. –¡Son muy lindos! ¡Combinan con mi pulsera, gracias Le! –le devolví el abrazo y me puse los pendientes de inmediato. 
–¿Ya nos vamos? –preguntó ella.
–Sí, solo iré a dejar esto a mi cuarto, ya vuelvo. –dije enseñándole la cajita que contenía la figura de cristal. 
–¿Y eso? ¿Qué es? –preguntó con curiosidad tomando la caja y mirando dentro de ella. –¡Dios! Es muy linda, ¿quién te la dio?
–Llegó por correo. No tenía tarjeta, pero supongo que fue papá, ya sabes como es. Este año no podrá venir, así que supongo que envió el regalo por correo. Se le está haciendo costumbre, creo. –dije sonriendo divertida.
–Él te envió la pulsera también, ¿verdad? –preguntó algo… ¿confundida?
–Sí.
–Emm… es extraño, ¿no crees?
–¿Extraño? ¿Por qué?
–No lo sé, solo es raro que él te enviara la pulsera por correo si iba a venir a la fiesta. 
–A mí me pareció extraño también, pero luego pensé que podía querer sorprenderme o algo así.
–Sí, típico de tu padre. 
–Mi mamá está en la cocina, ve a saludarla si quieres mientras yo voy a arriba. Ya vuelvo. –dije mientras corría a mi habitación. 
Dejé lo que tenía que dejar ahí y me miré al espejo por última vez. Llevaba puesto unos jeans, unas botas de taco mediano color crema, una camiseta gruesa de botones blanca y encima una chaqueta de cuero color crema. Llevaba poco maquillaje, no solía maquillarme mucho, solo un poco de brillo labial, delineador y rímel. Me acomodé el cabello en una trenza hacia un costado y volví a mirar hacia el espejo. Recordé que a Harry le gustaba mi cabello peinado así. Sin darme cuenta estaba dejándome llevar por sus estúpidos recuerdos, sacudí mi cabeza con fuerza para apartarlo de ahí y me decidí a bajar para ir con Leah. 
Iríamos al cine y aun debíamos pasar a buscar a Nicole y Abby a sus casas. Si no nos dábamos prisa, llegaríamos tarde a la película. Luego volveríamos a casa, mi madre prepararía una cena especial para celebrar. Ese sería mi último cumpleaños en casa, debía aprovecharlo al máximo mientras durara.

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No podía creer que ya había pasado un año desde que me había ido de Holmes. Mi vida había cambiado radicalmente desde entonces. Conocí a 4 maravillosos chicos que se han convertido en los mejores amigos que pude pedir. Liam, es una persona amable y confiable, mejor amigo que él no había. Louis, con quien me río todo el tiempo, es del tipo divertidos con quienes nunca te aburrirás. Niall, mi dulce y buen amigo Niall, es como mi gemelo perdido de Irlanda. Y Zayn, el egocéntrico más simpático y divertido de la tierra. 
Claro que extrañaba muchas cosas de mi ciudad, entre ellas a Sky más que a nada. ¿Cómo podía quererla tanto como al principio después de un año? Para cualquiera parecería una locura, pero yo me había prometido no olvidarla, aunque sinceramente nunca creí que pudiera hacerlo. 
Hoy era su cumpleaños 17. Me moría por tomar el teléfono y llamarla, decirle que la extraño y que aunque yo no estaba ahí físicamente, lo estaba en espíritu. Que no hay minuto que pase de mi vida sin que la piense, la sueñe o la recuerde. 
Ayer volví a enviarle un obsequio, tal como lo hice el año pasado. Íbamos por el centro comercial con los chicos, caminábamos con cuidado de que nos reconocieran, la fama era algo loca. Yo iba muy atento, estaba buscando un regalo para Sky y no pensaba en irme de ahí hasta encontrarlo. Pasamos frente a una tienda no muy llamativa, al principio no le presté atención, pero luego me acerqué a la vitrina y entonces vi el regalo perfecto. Una pequeña muñeca de cristal de una bailarina de ballet. Recuerdo que Sky soñaba con bailar ballet desde pequeña, pero nunca pudo. Amaba el ballet, por eso supe que la pequeña figurita le encantaría apenas la viera. Claro, me gustaría ver su expresión al abrirla, pero como no podía, debía conformarme con imaginar lo feliz que estaría.
–Harry, ya vámonos. Un par de chicas ya nos vieron, esto se volverá loco en pocos minutos. –me dijo algo emocionado Liam. Le gustaban mucho las fans -¿Qué miras tanto? –me preguntó cuándo se dio cuenta que yo miraba con atención la vitrina de esa tienda, aparentemente, poco interesante.
–No es nada. –dije distraído. – Si quieren adelántense. Debo comprar unas cosas.
–Está bien, pero no te tardes. No creo que quieras enfrentarte a las fans tu solo. –dijo Zayn con la cara llena de risa. Ahora que éramos famosos, era muy difícil estar en un lugar por más de una hora sin que las fans nos reconocieran. No era algo que nos molestara, estamos viviendo nuestro sueño, no podíamos pedir otra cosa, pero a veces, necesitábamos tiempo para nosotros.
–Vamos hacia la salida, si no nos encuentras ahí, te esperamos en el auto. –terminó de decir Niall mientras se alejaban.
–Extráñame Hazza… –me dijo el bromista de Louis.
–Lo haré Boo Bear. –intenté parecer serio y poner cara de sufrimiento, pero me era imposible. Esos chicos eran, simplemente, lo máximo. 
Entré a la tienda y no me demoré mucho en salir. Sabía perfectamente que iba a llevar. Luego de que la dueña de la tienda, amablemente, me envolviera la muñequita en una bonita caja y le pusiera una cinta del color favorito de Sky, pagué y me dispuse a salir ahí antes que todo se saliera de control. Zayn no bromeaba cuando decía que no quería enfrentarme a las fans yo solo. 
Esa misma tarde, me salí de la casa que comparto con los chicos en un momento que nadie se dio cuenta y me fui directo a la oficina de correos de Londres. Envié el paquete con destino a: Holmes Chapel, Cheshire.