All that you are.

Capitulo 3.



Se habían preocupado tanto por mí que ni siquiera me habían llamado para saber donde había ido. Así que fui a decirles hola y me metí en mi cuarto. Cogí mi libro y me puse a leer. Aquellas páginas eran como el refugio que ni siquiera se podía encontrar en hablarlo con alguien. Querer a alguien a quien no conoces y decirlo por ahí? Mejor leer al que sea dulce y escondido, una amor prohibido, que nadie lo pueda objetar. Cada uno se lo puede tomar como quiera, pero creo que Nunca me abandones es un libro indispensable en la vida. 

En dos horas ya había llegado a la segunda parte del libro y decidí dejarlo para más tarde. Una de las malas costumbres que tengo es darle vueltas todo el tiempo a las cosas que podría hacer para conocerle, pero siempre acabo quedándome quieta sin hacer nada. ¿Buscar un buen billete de avión? ¿Comprar unas entradas? ¿Ir por donde se supone que el pasa los días a verle? De todas esas el billete de avión me rondaba cada día. Tenia el dinero suficiente pero nunca daba el paso, eso es una de las causa por las que no lo hablaba todo con Marta, ella sabía de su existencia pero no todo lo que yo podía llegar a quererle y todas las tonterías que podía llegar ha hacer. Estoy segura que si algún día tomaba la decisión de ir a buscarlo ella vendría conmigo cual policía que te vigila para que cumplas las reglas. Las reglas. En las reglas estaba tener que encontrarlo, presentarme, que me tomara por una loca y que me volviera a casa desengañada y con el corazón roto para siempre? No podía ir a conocerlo, y que le diría si estuviera en frente de mi? Mejor dejar de pensar en ello con eso solo consigo quedar más atontada de lo que lo estoy normalmente. 

Sonó mi móvil. Como no, Marta. A veces creía que estaba loca, viviendo a tres calles de mi casa y me llamaba a todas horas. En realidad me encantaba que lo hiciera. Yo siempre dejo mi móvil sonar un rato cuando me llaman por el simple placer de escuchar una parte de Give your heart a break. Al final contesté. Me dijo que tenía algo que decirme que era muy importante. Me hablaba tan rápido que tuve de procesarlo todo muy rápido. Algo de que sus padres le habían adelantado el regalo de cumpleaños y que cuando me enseñara lo que era no me lo creería. Mientras ya deliraba explicando cosas extrañas pasando de un tema al otro solo me dio tiempo a preguntar “¿Vienes o vengo?” La respuesta fue en “vengo, vengo”. No se que era, pero como no le hubieran regalado Ewan McGregor con un lazo rojo en la cabeza no se que podía ser la razón de tanta emoción. Al final quedemos para que viniera por allí a las nueve para quedarse en casa a dormir. El regalo ya parecía que fuera para mí con lo que me estaba involucrando, me puso hasta nerviosa. ¿Que era? ¿Que era? En nada lo sabría y espero no tener que soportar el nivel de hiperactividad de Marta toda la noche. En verdad adoraba eso de ella. La esperaba cual regalo de reyes.