Novela ‘Desigual’

{Maratón, Capitulos 46;47;48}

Capitulo 46.

-Está bien. No llores – pasé mis dedos por sus lágrimas. 

-No estoy llorando… - la voz se le oía cortada. 

Sonreí – No Justin, no estás llorando no… - me reí y le besé la mejilla. 

Él me tomó de la cintura para evitar que me apartara. 

-Con un beso en la mejilla no me siento mejor… - susurró. 

-Pues confórmate – me reí.

-mmm… no  

Justin me tomó las mejillas con ambas manos, y me besó dulcemente los labios. Claro que no es necesario aclarar que yo le correspondí. Bueno, en fin. 

-Ya, ya, hay mucha gente – lo detuve. Él me sonrió y me extendió la mano para que la tomara y siguiéramos caminando. 

El día estaba hermoso. El sol deslumbrante, alumbraba perfectamente. Él me tomaba la mano con firmeza, mientras me contaba que tal había estado su día. 

-… entonces el profesor me señaló y me preguntó si había estudiado para hoy – dijo él.

-¿Y habías estudiado? – lo miré. Él negó. –Ay, Justin, ponte las pilas – lo regañé.

-Es que no puedo. Odio biología. – sonrió. 

-Pero debes estudiar, o tendrás examen – le avisé. 

-Lo sé. Ya van dos veces que llaman a mi madre por eso… pero simplemente odio eso – se excusó. 

-haz un esfuerzo – lo animé. – yo odio física, no puedo con ella. Es demasiado difícil para mi capacidad – me reí. 

-Por favor, tienes muy buenas calificaciones en todas las materias. Seguro que no te cuesta nada – dijo él. 

-Claro que si, no soy perfecta, claro que me cuestan algunas cosas – le afirmé. En ese momento giré mi cabeza y vi un poco más adelante a una niña. Una pequeña, estaba sentada en el suelo con una lata en su mano. Estaba pidiendo. Se me partió el alma. A la vez que me trajo algunos recuerdos. 

Me paré en seco mientras la observaba, a Justin le llamó la atención y me miró con cierta confusión. 

-¿Qué pasa Caro? – me preguntó acariciando mi brazo. 

Mis ojos empezaron a aguarse mientras miraba la pequeña niña. Era tan pequeña, y pasando por esas cosas. Justin miró en mi misma dirección y luego de percatarse me abrazó. 

Tiró de mi brazo para que sigamos caminando y puso su mano en su bolsillo. Tomó un billete que era lo único que tenía y se lo dio a la niña. La niña levantó la vista para observarnos. Era preciosa, su pelo rubio reflejaba con el sol, al igual que sus hermosos ojos azules, los cuales estaban algo enrojecidos. Miró a Justin y luego a mí, que no dejaba de derramar lágrimas. 

Justin me quedó mirando, tal vez esperando que hiciera o dijera algo a la pequeña. Pero no pude, me inundé mas en lágrimas mientras la pequeña niña me observaba sin comprender. Justin me pasó un brazo por los hombros mientras me besaba la mejilla, alejándome de allí. 

-Caro… -me hablo suave- por dios, no llores que me pongo mal – me puso un mechón de pelo detrás de la oreja. Yo solo lo miré y lo abracé fuerte. Mojando de lágrimas su remera. Él me devolvió el abrazo y luego me llevó a un banco a sentarnos. 

Me acarició el pelo hasta que pude calmarme. No podía creer como alguien era capaz de abandonar una pequeña tan hermosa, tan indefensa, tan inocente. 

-Sé que es triste que una pequeña niña esté en esas condiciones, son unos idiotas los padres, no saben valorar a sus hijos, no saben como cuidarlos, no saben mantenerlos y los mandan a la calle a pedir, horrible, pero por favor, cálmate que odio verte llorar – me besó la nariz. 

-Justin… - murmuré. 

-Dime – me dijo a mis espaldas, me estaba abrazando, por lo tanto no veía su rostro, ni él el mío. 

-¿Si te digo algo, nada cambiará entre nosotros? – dije con la voz aguada. 

-Claro que no, dime – me dijo suavemente. Me sequé mis lágrimas y respiré hondo. 

-Yo… yo pasé por eso Justin. Me fui de mi casa, y estuve días viviendo en la calle, sin nada de comer, sin nadie que me apoye, sola – comencé a llorar de nuevo y noté como Justin me abrazaba aún más fuerte. 

-¿Por qué te fuiste de tu casa? – me miró a los ojos. Bajé la mirada. –Caro, dime por qué lo hiciste. 

-Mis padres no eran mis padres. Yo, soy adoptada – mis lágrimas inundaron mis ojos. –Ellos jamás me trataron bien, me maltrataban de pequeña. –lloré.

Él me vio con preocupación, y para evitar que siguiera llorando me besó. Luego de unos segundos separó sus labios de los míos y juntó nuestras frentes. Sus hermosos ojos mieles me observaron con detenimiento. 

-Me tienes a mí. Puedes confiarme todo. Te aseguro que nadie lo sabrá. Que puedes contar con que te escucharé siempre. – me habló a milímetros de mi boca. Sólo asentí. –Vamos, que Sara va a preocuparse. – me dijo y me levanté.

Caminamos unas cuadras más. Y llegamos. No habíamos hablado en el resto del camino. Yo suspiraba, y cada vez que emitía sonido Justin me apretaba la mano, dándome confianza. Nos quedamos frente a frente, en silencio. 

-Gracias por acompañarme – dije.

-Por nada – me pasó delicadamente una mano por el rostro. Cerré los ojos. – Gracias por confiar en mí – no abrí los ojos, pero supe que sonrió. 

Sonreí también.

Capitulo 47.

Entré y dejé mi bolso encima del sofá. En el momento en que apareció Sara desde la cocina. 

-Hola – me saludó.  -¿Qué tal te fue? 

-Bien bien – sonreí. Ella se sentó en el sofá y yo la imité. 

-¿Qué pasa? -  me miró.

-¿Por? – la miré.

-Tienes las mejillas enrojecidas – sonrió- ¿Te acompaño Justin? 

-Sí – sonreí- es muy amable. 

-Aja. – rió ella. 

-¿Qué? – me hice la tonta.

-Nada nada… - murmuró ella, y yo me reí. 

-Lo quiero sólo como amigo – le aclaré. 

-Sí claro, amigo – se rió ella, y yo me reí.

Quedo un silencio por unos minutos. Noté que Sara movía las manos, nerviosa. 

-¿Estás nerviosa? – la miré frunciendo el ceño.

-No, no. – me respondió. 

-¿Quieres decirme algo? – le insistí. Ella aguardó silencio. 

-Vamos a cenar. – dijo, decidí dejarla. Tal vez me lo diría mas tarde. Cenamos juntas, ella intentaba hablar de temas comúnmente, pero yo notaba que estaba un poco rara. Luego de que la ayudé a ordenar la cocina, subí las escaleras para cepillarme los dientes. 

Luego caminé a mi habitación, abrí las sábanas de mi cama y me metí dentro. 

-¿Puedo pasar? – Sara me habló del otro lado de la puerta. 

-Claro, pasa – respondí. Ella se había puesto su camisón, era celeste, y le daba por debajo de las rodillas. Se acercó y se sentó en la cama, mirándome.

-Hay algo que debes saber. – me dijo. 

-Dime – dije sin la menor preocupación de que fuera algo malo. 

-Quiero que cuando te lo diga, reacciones lo más normal posible, por favor – me pidió suave. Y fue ahí que me di cuenta de que a lo mejor si era necesario preocuparme. Asentí. 

Ella tomó aire, aguardó unos segundos. Me tomó la mano. 

-Hoy vino una pareja, preguntando por una joven… - me miró. – de más o menos 16, alta, morocha y de ojos verdes… - se me apretó el corazón. 

-¿E…eran ellos? – mis ojos otra vez llenándose de lágrimas.

-No mi amor, no eran ellos. –Suspiré aliviada- Pero… creo que ellos sí eran tus padres. 

-¿Cómo? – contuve las lágrimas.

-Flashback-

Narra Sara.

Estaba terminando de barrer la cocina, cuando tocaron el timbre de la puerta. Dejé la escoba apoyada en la pared y fui a abrir. 
Al abrir la puerta me encuentro con dos personas que no conozco. Una pareja. Una mujer alta, morocha, con unos ojos claros. Y un hombre también alto, un poco más que la mujer, pero no mucho. Castaño y ojos cafés. Los dos me miraban con preocupación.

-Buenas tardes – hablé.

-Buenas tardes – me respondió el hombre. La mujer solo me observaba. –Perdone la molestia, pero aquí vive una joven?

-¿Qué joven? – pregunté.

-Morocha, alta, de ojos verdes, como los de ella – señaló a la mujer que estaba a su lado- de unos 16 años más o menos…

Me quedé en silencio. 

-Oiga, no se asuste. Si nos permite, estamos buscándola hace mucho, somos… somos sus padres biológicos. Nos dijeron que la hallaríamos aquí – habló firme el hombre. 

-Por favor, quiero conocer a mi hija – sollozó la mujer. Los miré. 

-Ella ahora no está. 

-¿Cuándo podemos encontrarla? – preguntó la mujer. 

-Les diré algo. Denme un número de contacto, y yo los llamaré. No puedo dejar que ustedes vengan de un día para otro y aparezcan aquí, podría afectarle. Denme tiempo a que yo le explique y cuando ella se sienta preparada, los llamaré. – dije y ellos estuvieron de acuerdo. 

-Fin de FlashBack-

-Pe…¿pero como me encontraron? – dijo con la voz cortada. 

-No se cariño. Pero ahora quiero que descanses, quiero que lo pienses, y cuando tengas una respuesta dímela – me dio un papel doblado, me besó la mejilla y se fue a su habitación. 
 
Capitulo 48.

Me desperté con dificultad. Anoche me había quedado mucho tiempo pensando, llorando, interrogándome. Fui al baño, lavé mi rostro con agua fría. Me miré al espejo, tenía grandes ojeras. Estaba estresada, no había dormido nada. Y era tarde. Me vestí rápido y tomé mis cosas. 

-Caro, ven a desayunar -  me llamó Sara desde la cocina. Pero no tenia ganas de hablar con nadie, de ver a nadie, quería estar sola. Así que me fui, sin avisar. 

Caminé rápido. Estaba de malhumor. No era que no quisiera conocerlos. Sólo que me había tomado por sorpresa, y no fue el mejor momento para que aparecieran. 

Llegué al instituto. ¿Qué clase tenía? Ya ni lo recordaba. De todas formas la clase estaba por terminar. Así que me senté en el pasillo con la espalda recostada en la pared. 

¿Por qué me había tocado esta vida? ¿Por qué no podía tener una familia bonita, numerosa y que me quisieran? ¿Era tan difícil eso? Tantas personas que la tienen y no la valoran, ¿Por qué no me dan una a mi que en verdad la quiero? 

Sonó la campana y limpié rápido mis lagrimas, no quería que nadie me viera, esperé a que todos salieran de clase para hablar con el profesor. 

-Ehrm, buenos dias – el profesor se giró para verme y bufó. 

-¿Otra vez usted? 

-Lo… lo siento. – dije apenada. 

-Pero esto ya va pasando muchas veces, ¡me dice no volverá a pasar pero siempre vuelve a suceder! ¿quiere que hable con un adulto responsable? 

-No, no. Por favor. – supliqué. 

-Bueno. Es la última oportunidad que le doy. – asentí y me retire del salón.

Me acomodé el cabello. No me había peinado mucho. Lo tenía alborotado. Me pasé los dedos por éste. Y caminé por el pasillo. 

Había recreo. Pero no quería encontrarme con nadie. Así que me paré enfrente del aula de la siguiente clase y esperé. Estaba vacía, ni siquiera el profesor había llegado. Me crucé de brazos. 

Otra vez sonó la campana y ví al profesor entrar. Me senté al fondo. Los bancos de adelante aún estaban vacíos. Segundos después todos empezaron a entrar. Conversando, riendo, bromeando. Luego vi entrar a Justin con un amigo. Ambos reían. Justin me miró y me sonrió, yo le hice una pequeña sonrisa, y miré al profesor. Él me quedó mirando. Como para que lo mirara, y cuando notó que era el único parado y todos ya se habían sentado, se sentó. 

La clase fue normal. Trabajos, tareas, proyectos, lo de siempre. Notaba que Justin se giraba para llamar mi atención, pero no quería. No quería mirarlo o me largaría a llorar. Prácticamente evité su mirada los 90 minutos siguientes. 

La campana sonó. No quería hablar con nadie. Quería evitar a Justin, ya que me preguntaría que me pasaba y tendría que explicarle. No era que no confiara en él, solo quería estar sola. No había manera de evitarlo, aunque saliera última o primera del salón, él iba a verme. 

-Señor Bieber, necesito hablar con usted, ¿Puede quedarse un segundo? – lo llamó el profesor. Él me miró como diciéndome que no me vaya, pero era lo que necesitaba. 

Cuando Justin se volteó para hablar con el profesor me fui de allí. Me metí al baño de chicas, y me largué a llorar. De nuevo. Tenía un nudo en la garganta, que no me dejaba tranquila. 

-¿Quién está ahí? – preguntó una voz. Era Jen. Seguramente había oido mi sollozo. Me quedé en silencio. Esperando a que se fuera. -¿Hola? – insistió ella. Luego de eso senti unos pasos alejarse. Se había ido. 

Después de asegurarme de que no había nadie más dentro del baño, abrí la puerta y me lavé la cara de nuevo. Respiré hondo. Diciendome a mi misma que no iba a llorar más, debía pensar en otra cosa. Me dolía la cabeza, hacía muchas horas que no comía, y además  habia llorado mucho. 

Salí del baño y las miradas de las personas no tardaron en posarse en mi rostro. Y claro, parecía un zombie. Pero no me importó. Fui a mi casillero, sone mi nariz. Estaba roja también. Sentí unas manos en mi cintura. No.

-Al fin te encuentro – me dijo. 

-Justin – suspiré.

-¿Por qué te fuiste? – me dijo. – Parece que estuvieras huyendo de mí. No como eh! – bromeó. Me quedé en silencio. No quería girarme, iba a verme toda ojerosa, con los ojos rojos, y despeinada. 

-Caroo – me dijo de una forma divertida.

-¿mmm? – respondí. Si le hablaba notaría que mi voz estaba algo aguada.

-¿Me das un besito? – me preguntó en el oido. Me estremecí. Sonreí. Negué con la cabeza. -¿Por qué? Por favor – hizo voz tierna. Me mordí el labio. 

Él se puso frente a mi, y me observó. Suspiró al verme así, y yo me apené y giré el rostro. Me tomó con sus dos manos, y me obligó a mirarlo. Bajé la vista. 

-¿Necesitas que te escuche? – me preguntó dulcemente. Negué con la cabeza. 

-Quiero estar sola… - murmuré con la voz quebrada.

-No puedo dejarte sola si estás así… - me dijo.

-Por favor – sentía que las lágrimas iban a salirse. Pero no quería volver a llorar. Él se mojó los labios sin saber que hacer. 

-Te propongo algo. Vamos a un lugar donde estemos solos. Si no quieres no me digas nada, pero no puedo dejarte sola. No puedo dejar que llores sola. Quiero al menos hacerte compañía en silencio. ¿sí? – me besó la mejilla. 

Asentí y me tomó la mano. 

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Hola lindas. Lamento tardar. Pero es que ustedes tardan en comentar! { no les estoy hechando la culpa} bueno, les subi 3 capítulos por la tardanza, y porque quiero acabarla lo más rapido posible. Perdonen si tengo errores al redactar, pero es que esta novela es algo dificil ( aun no lo notan porque no ha llegado la  parte complicada ) y no se como organizar  los sucesos, se me dificulta y me tengo que concentrar mas de lo comun para que salga bien :) espero puedan entenderme! saben que las amo

no me abandonen! :(

comenta si quieres que te avise al próximo♥