THE BOY BEHIND THE POSTERS

#CAPITULO #59
—Amor no llores —Justin me apretó fuerte —No me gusta verte llorar —me beso la frente mientras me protegía con sus brazos
—Lo…lo siento no, no me pon…pongas atención —gimotee tratando de calmarme
—No iré si no quieres que vaya —me tomo el rostro con ambas manos y me obligo a verlo a los ojos
—No, no digas bobadas —trate de reírme —Hace mucho que quieres ver a tus abuelos tienes que ir —hice mi mayor esfuerzo por sonreír
—Pero no quiero que te quedes así —sonó preocupado entonces sentí como se agarraban de mi pierna
— ¿______ por qué lloras? —escuche la dulce voz de la pequeña Jazzy
—No te preocupes no me pasa nada, solo me entro arena en los ojos —me agache a su altura
—En los dos —me tomo la cara con sus pequeñas manos y me examino
—Si en los dos —asentí
—Entonces ¿Por qué mi hermano te abrazaba? —pregunto Jazzy confundida
—Porque le dolía y yo quería consolarla —Justin se agacho a nuestra altura
—Me están mintiendo —susurro Jazzy con el ceño fruncido
—Para nada princesa, ven te invitare un granizado —la tome en mis brazos y caminamos hacia mi lugar de trabajo
—Hola ______, hola novio de _____ —Kelly llego a nuestro lado —Hola preciosa —Kelly saludo con dos besos a Jazzy y ella solo rio
—Hola —dijo tímidamente
—Soy Justin —Justin le tendió la mano a Kelly
—Lo sé, _______ habla mucho de ti por aquí —Kelly se burlo
—No le pongas atención —me reí y negué con la cabeza
—Hermosa quieres algo de tomar, aprovechemos que el jefe no está —dijo pícaramente
—Si —Jazzy celebro y salto de mis brazos
***
Ese mismo día en la tarde luego de que Kelly dejara ir a Jazzy, Anthony entro en el establecimiento con gafas oscuras y lucía como le hubiera pasado un remolque por encima.
—Buenas Tardes —lo saludo Kelly
Anthony por su parte movió la cabeza en modo de saludo y se encerró en su oficina.
—Seguramente se trasnocho con una de sus golfas -susurro en voz baja Kelly mientras se reía
— ¿golfas? —pregunte confundida
—Vamos ______, no creerías que Anthony de verdad es un santo —me vio riéndose
— ¿Estás segura de lo que dices? —la mire dudosa
—Completamente segura y no sabes cuánto —suspiro y en sus ojos vi un poco de tristeza, así que decidí mejor no preguntar y dejar pasar el tema.
Diez minutos antes de terminar mi turno, tome valentía y me dirigí a la oficina de Anthony.
— ¿Puedo pasar? —dije temerosa llamando a la puerta
—Claro _______ sigue -—Anthony sonó muy amable.
— ¿Puedo hablar contigo un minuto? —pregunte
—Sigue siéntate —me indico — ¿qué pasa? —pregunto
—Bueno veras, me preguntaba si existe la posibilidad de que me dieras libre una semana —me mordí el labio inferior
— ¿Para qué? —sonó interesado
Lo pensé dos segundo antes de hablar, si le contaba la verdad me daría un rotundo no así que decidí mentir un poco.
—Es que hace mucho que no veo a mis abuelos y me gustaría ir a verlos. —mentí y me sentí un poco mal, ni siquiera conocía a mis abuelos.
—Bueno ______ lo que pasa es que solo llevas una semana trabajando y pues estamos en temporada no puedo darle vacaciones a mis empleados —me sonrió cruzándose de brazos
—Entiendo —suspire desilusionada
—De todas maneras si tus abuelos pasan por Australia invítales un batido de mi parte —me sonrió, quise matarlo y salí de allí.
***
— ¿Que tienes? —me pregunto Justin cuando me subí al auto
—Nada, solo estoy algo cansada —suspire y cerré los ojos recargando la cabeza contra el vidrio.
— ¿Quieres saludar a Zeus? —le pregunte a Justin cuando se estaciono frente a mi apartamento
—Claro —sonrió y bajo del auto
Apenas abrí la puerta del apartamento abrí tanto la boca que mi quijada casi llegaba hasta el suelo, había plumas por doquier y Zeus jugaba con ¡los cojines favoritos de mi madre!, el apartamento era un caos completo y Zeus me había condenado a muerte.
—Dios mío Zeus que hiciste —gemí y me tape la boca con ambas manos.
—Tu mama te va a matar —Justin le hablo a Zeus mientras lo cargaba en su brazos
— ¡Mi mama me va a matar! —me senté en el suelo
—Amor vamos no es tan grave son solo cojines —Justin intento animarme
—No para ella —temí de su reacción.
—Vamos te ayudare a limpiar esto —me tomo de la mano y me hizo levantarme
Luego de casi media hora ya teníamos casi todo ordenado...casi, había tenido que mantener un ojo en Zeus porque cada vez que me descuidaba él se acercaba mas a la bolsa donde habíamos recogido casi todas las plumas.
— ¿Quieres algo de tomar? —le pregunte a Justin
—Si por favor —hizo cara de cansancio
—Y tu hay quieto...te estoy vigilando Zeus, te estoy vigilando —le fruncí el ceño y me dirigí a la cocina
No alcance ni a terminar de servir las bebidas cuando el grito de Justin me hizo pegar un brinco.
— ¡No Zeus no! ¡Ven acá! —grito y corrí apresuradamente hacia la sala.
Zeus corría por toda la sala siendo perseguido por Justin, a ese no lo vi el problema, el problema estaba en que corrió con la bolsa llena de plumas en su boca.
— ¡No Zeus porque haces esto! —le quite la bolsa de la boca enfadada —Vete de aquí perro feo —le dije molesta y lo empuje suavemente con la pierna lejos de mi.
— ¡No Zeus esto no es para jugar! —Justin lo regaño y me sentí algo mal.
—Ya déjalo es solo un cachorro, mejor ayúdame a limpiar...de nuevo —suspire
Pasamos una hora y media dejando todo el apartamento perfectamente limpio, Zeus se había lanzado a los brazos de morfeo y se había quedado profundamente dormido sobre uno de los sofás, así que decidí dejarlo descansar y no molestarlo.
—Gracias por la ayuda —le di un beso en la mejilla a mi novio y me deje caer rendida del cansancio en el sofá.
—Por nada —se sentó a mi lado y me beso la frente -¿te molesta si descanso un rato aquí? -me pregunto
—Por supuesto que no —sonreí y recargue mi cabeza en su hombro mientras el encendía el televisor y pasaba un brazo alrededor de mi cintura.
—Oye —Justin me llamo al oído
—Hmm —me limite a mascullar
—Te amo —susurro despacio mientras me besaba en la cien
Sonreí como una tonta mientras me abrazaba a el —Te amo —levante un poco el rostro y le di un beso en la mejilla antes de quedarme profundamente dormida entre sus brazos.
***
El rayo de luz que entraba vacilante por la ventaba logro despertarme, me senté pesadamente en la cama y vi el reloj sobre mi mesa de noche las 8:00 am era sábado no debía trabajar esa era una buena noticia, lo malo era que ya había pasado una semana y Justin partía ese día a Canadá…por dos meses.


CARIBBEAN CRUISING

#CAPITULO #26

Estaba paseando por mi habitación, tratando de no estar nerviosa. Tratando de no mal interpretar el comentario de Jake.
Después de que le susurré el número de mi camarote en su oído, me sonrío y me guiñó un ojo. Luego se levantó, anunciando que nos vería a todos a las nueve de la mañana, y se fue.
Revisé mi reloj, terminé mi margarita, bailé de nuevo con Marc, me declaré eliminada de un día tan agotador, y regresé a mi camarote. Estaba mareada por las margaritas, y realmente deseé no haber bebido tanto. La tentación de recostarme y tomar una siesta rápida era tan genial.
Me puse mi perfume de poción especial de amor que compré en St. Thomas detrás de mis orejas, en mis muñecas, y en el hueco de mi garganta. Cepillé mis dientes e hice gárgaras.
Hice hacia atrás la colcha, decidí que era una invitación demasiado evidente, e hice la cama.
Venía para planear un picnic. ¿Qué es lo que hay que decir de un picnic? ¿Hablar de la comida? ¿Dónde tenerlo? ¿En qué especia de manta sentarnos?
Apreté mis manos en puños, y traté de no emocionarme demasiado. Pero era casi imposible.
Esto podía ser. Eso podía realmente ser.
Jake y yo habíamos hecho clic desde el comienzo. Era lindo. Había un aspecto romántico en involucrarse con un miembro de la tripulación. ¿No pasaba siempre en las películas?
Sabía que supuestamente Jake no debía interesarse en los pasajeros, pero cuando se era almas gemelas…
El teléfono sonó, casi dándome un ataque cardíaco. Lo cogí.
—¿Hola?
—Hola, _______, es mamá.
Me senté en la cama, deseando no haber contestado el teléfono, pero creí que quizás era Jake.
—Mamá, hola.
—No había escuchado de ti así que quise chequear. Aunque eres difícil de ubicar. Parece que nunca estás en tu camarote.
—Generalmente salgo a divertirme, mamá.
—Me alegra escucharlo. ¿Qué has hecho?
Rodé mis ojos. Su sincronización no podía ser peor. Realmente quería prepararme psicológicamente para la llegada de Jake. Sin embargo, no podía ser grosera con mi mamá.
—He hecho snorkel, compré, hice paralelismo… muchas cosas, mamá. Y tengo fotos, por lo que puedo mostrarte todo cuando lleguemos a casa.
—Quieres que nos encontremos mañana…
—Me encantaría mamá, pero ya habíamos hecho planes para ir a las Ruinas Mayas.
—Eso suena divertido. Me alegra que hayas encontrado amigos para pasar el rato.
Un suave toque en la puerta me hizo saltar.
—De hecho, mamá, alguien está aquí ahora así que me tengo que ir.
—Está bien. Dile a Justin que decimos hola. A Walter también le cuesta ponerse en contacto con él.
—Nos estamos divirtiendo, mamá. Hablaré contigo después.
Después de colgar, corrí a través del cuarto, y abrí la puerta. No pude detenerme de sonreírle a Jake.
—Hola.
—Hola. —Se deslizó dentro y cerró rápidamente la puerta—. No quiero que nadie me vea o que tenga una impresión incorrecta.
—Claro. Lamento haberte tenido esperando. Mi mamá escogió un mal momento para llamar.
—¿Está en el crucero? —preguntó.
—Sí.
Miró alrededor del cuarto.
—No va a aparecerse aquí, ¿verdad?
Me reí despacio.
—No. Está en su luna de miel. Tengo este cuarto para mí sola. ¿Quieres algo del mini bar?
—Claro, una cerveza estaría bien.
—Bien, claro. Seguro.
No podía creer lo nerviosa que estaba. Tenía todas las luces apagadas, excepto por la lámpara de mi cama. Y estaba prendida con un voltaje bajo. Quería un ambiente romántico en la habitación. Tomé una cerveza del mini bar y se la entregué a Jake. Me sequé las manos en el vestido que estaba usando.
—Te cambiaste de ropa —dijo Jake.
Asentí.
—Sí. Sólo… no sé. Sólo creí que tenía que hacerlo.
Dejó la cerveza a un lado sin siquiera abrirla.
—Estás nerviosa —dijo suavemente.
—Nunca antes había tenido un chico en mi camarote —confesé.
—No puedes decirle a nadie que estuve aquí.
—Oh, no lo haré —prometí.
—Están todas estas reglas —dijo—, nadie presta realmente atención a ninguna de ellas. Todos las rompemos. Mientras no nos descubran…
—Entiendo —le aseguré.
Dio un paso hacia mí y tomó mis manos.
—Es realmente difícil cuando veo a una mujer hermosa, y sé que es intocable.
Sentí el calor quemar mi cara.
—No soy intocable.
Sonrío.
—Me alegro.
Me besó, y decidí que, definitivamente, mis técnicas de coqueteo habían mejorado. El beso era caliente y lento. No había dudas en mi mente de lo que él quería, y a dónde nos llevaría este beso. Un fuerte golpe hizo que saltáramos alejándonos. Me eché a reír tímidamente, avergonzada de haber reaccionado como si un arma se hubiese disparado en la habitación.
—Creo que hay alguien tocando pasillo abajo —dije.
Juntó sus cejas.
—No sonó como si fuese en el pasillo. Sonó como si fuese aquí.
—Eso es imposible.
Pero el golpe volvió, y, demonios, sonaba exactamente como si fuera…
Me giré. Justin estaba de pie en mi balcón, presionándose contra la puerta de vidrio.
— ¿Qué demonios? —murmuré.
Caminé a través del cuarto y abrí la puerta.
—¿Qué estás haciendo? ¿Cómo llegaste a mi balcón?
—Salté desde el mío. No me imaginé que Casanova te dejaría abrir la puerta hacia el pasillo.
Avanzó hacia mí cuarto como si yo lo hubiese invitado, o peor, como si le perteneciese.
—Hey, Justin —dijo Jake—. Esto no es lo que parece.
Justin cruzó sus brazos sobre su pecho.
—¿Qué es esto exactamente, Jake?
—Nada que te importe, eso es lo que es —dije, dejando mi rabia fluir. No podía creer que él estuviera aquí, arruinando mi noche perfecta.
—Mira, _______…
—Sé que Walter quería que me cuidaras, pero no soy una niña. Puede hacer mis propias decisiones.
—¿Walter? —preguntó Jake.
—Y tus propios errores —dijo Justin.
—Esto no es un error —repliqué.
—¿No? ¿Quieres saber dónde estaba él esta tarde cuando nosotros estábamos haciendo snorkel? No se quedó en el agua con nosotros. Y no dejó el agua solo.
Sentí como si me hubiese golpeado.
—No sabes de lo que estás hablando.
—¿No lo sé? —Le dio a Jake una mirada dura—. Dile, Jake, o lo haré yo. Dile con quién estabas. ¿Sabes cómo sé con quién estuvo? Porque pasé treinta minutos consolándola mientras lloraba.
Había estado hablando con Donna la última vez que lo vi. Donna, quien había estado en la excursión con nosotros.
Me giré hacia Jake.
—¿Jake?
—¿Quién es Walter? —preguntó él.
—Mi padrastro.
—No Walter Hunt.
Asentí.
—Sí, ¿y?
—Mierda. —Se volvió tan blanco como la parte inferior de un pez raya. Miró a Justin y levantó las manos—. Puedo explicarlo.
Me quede mirándolo sintiendo una turbulencia en mi estómago.
—Justin me está diciendo la verdad. ¿Estuviste con alguien esta tarde?
—Era un crucero de fiesta —dijo Jake—. Me quedé con los solteros, ¿Por qué crees que estás aquí? Vamos todos queremos pasar un buen momento.
Si quería pasar un buen momento, quería tener una aventura, pero de alguna manera esperaba más compromiso del chico. No quería ser como Brooke, intentando con cada chico. Quería un chico que creyera que era especial, pensé que traería el nacho que comería.
—Creo que deberías irte —dije.
—Mira, _______, pensé que estabas buscando pasarla bien; hubiera sido bueno. Tú sabes, algunas risas. Buenos momentos.
—Sólo vete.
Dio un paso hacia atrás.
—No le dirás nada al Sr. Hunt ¿verdad?
—¡No! No le diré nada a nadie. —Estaba mayormente avergonzada. No quería que nadie supiera cuán estúpida había sido. Era suficientemente malo que Justin fuera a enterarse.
Jake desvió la mirada hacia Justin.
—Todo es por pasarla bien, amigo. Tú puedes entender eso.
—Entiendo que cuando mañana atraquemos, será mejor que renuncies, te bajes del barco, y no vuelvas a él. O yo le diré al Sr. Hunt.
Si las miradas pudieran matar creo que la que Jake le dio a Justin podría haber detenido su corazón. Jake giró sobre sus talones, abrió la puerta y se marchó. Me dejé caer sobre el borde de la cama.
—¿Realmente no vas a decirle a Walter verdad?
—Si veo a Jake en este barco mañana por la noche, lo haré. Walter no necesita un Gigoló en su crucero.
Mi cabeza se levantó.
—¿Walter es el dueño del barco?
—Sí. ¿Por qué crees que vamos por una ruta tan diferente que la mayoría de las líneas de crucero toman? Walter lo personalizó para su luna de miel, y extendió una oferta especial al público. No tiene sentido zarpar el barco si tiene habitaciones vacías.
Enterré la cara en mis manos, sin preocuparme realmente por Walter, o su crucero, o la ruta que estábamos tomando. Todo lo que le importaba es que conocí a un chico que resulto ser el Sr. Equivocado.
—Estoy tan avergonzada. Pensé que Jake creía que era especial.
—Tú eres especial. —Justin se arrodillo delante de mí—. Escucha Jake es un jugador. El jugo contigo, Donna y a otras muchas chicas en este barco.
Me levanté de la cama.
—Todos somos jugadores, Justin.
—Mira, ______, sé que querías que algo especial pasara en este crucero. Pero no con un tipo como Jake. Cualquier tipo en esa mesa esta noche sería mejor que Jake.
—¡Sólo que ninguno de esos chicos en la mesa esta noche, creo chispas como Jake lo hizo! Simplemente no lo entiendes. No sabes lo que estoy buscando, ni lo que quiero. Sigues entrometiéndote cuando no es de tu incumbencia.
Me di la vuelta y le di la espalda. Sentí lagrimas escocer en mis ojos, y no sabía cuánto tiempo más pudiera aguantar, antes de romperme completamente.
—¿Podrías sólo irte?
—¿Vas a estar bien?
—No, no voy a estar bien. Me siento usada ¿de acuerdo? ¿Estás feliz?
—No particularmente, pero te hubieras sentido más utilizada en la mañana, cuando te dieras cuenta que este tipo pone muescas en su cabecera náutica.
—A menos que nunca lo hubiera descubierto. Entonces, hubiera sido feliz en mi bendita ignorancia.
—Pero mereces algo mejor que eso, ______. Mereces algo mejor que él.
Entonces, se fue, y estaba a solas en una habitación que de pronto parecía muy tranquila y olían a perfume de diseñador.
Oh, Dios, no quería volver a oler esa fragancia nunca más. Siempre me recordaría la noche que casi había sido una tonta.
¿Casi había sido? ¿A quién estaba engañando? Había sido una tonta por completo.
Fui al baño, localizando la botella de perfume, traté de no recordar cuánto me había divertido comprándola, desenrosqué la tapa y vertí el contenido en el inodoro, tiré de la cadena y boté la botella vacía en la basura. Probablemente era una reacción exagerada, pero sentía que tenía que hacer algo.
Atrapé mi reflejo en el espejo. Con mi dedo índice y pulgar creé una L y la presioné contra mi frente.
—¡Perdedora!
Regresé a mi habitación, prendí la lámpara y me hice un ovillo en la cama. Empecé a llorar. Las lágrimas brotaron desde lo más profundo de mí. Era tan estúpida. En todo este viaje había estado tan preocupada por perder mi virginidad. Mi obsesión había contaminado todo. Era una idiota.
Jake era exactamente lo que había estado buscando. Una aventura de una noche. Una perfecta aventura de una noche.
Maldito Ryan por tener razón. Hubiera odiado a Jake y a mí misma en la mañana. Me hubiera sentido vacía. Diversión por una noche, pero cuando el amanecer cruzara el horizonte, ¿qué hubiéramos tenido?
Nada realmente. Nada que hubiera durado.
Escuché un golpe suave en la puerta. Iba a matar a Justin si no me dejaba sola. Me forcé a salir de la cama y dirigirme hacia la puerta. Miré por la mirilla. No era Justin.
Abrí la puerta.
—¿Brooke que estás haciendo aquí?
—Justin me llamó. Pensó que tal vez podrías necesitar alguien con quien hablar.
Puse mis ojos en blanco.
—Él necesita pensar en sus propios asuntos.
—Me contó todo así que realmente, ¿cómo estás?
—Sobreviviré.
Alzó una casa blanca. Encima de ella había una bolsa marrón.
—No estaba segura cuál era tu comida cuando estabas deprimida, así que allané Krispy Kreme y la tienda de Häagen Dazs.
—¿Donas y helado?
—Sí, decadente, ¿eh? ¿Puedo entrar?
Realmente no estaba de humor para compañía, pero, ¿cómo podía rechazar comida amistosa?
—Seguro.
Di un paso hacia atrás y ella entró.
—¿Comemos en la terraza —preguntó.
—¿Para que Justin pueda escucharnos hablar? No lo creo.
—De acuerdo, ¿qué hay de aquí? —Extendió una toalla sobre la cama y puso sus ofertas sobre ella—. Vamos.
Me senté, ahuecando las almohadas detrás de mi espalda, y me recosté contra la cabecera. Tomé una dona de la caja. Prácticamente se derritió en mi boca.
—Sabes ______, el noventa y nueve por ciento de los hombres, son unos idiotas. Ellos sólo quieren meternos en la cama.
—Supuestamente, piensan en el sexo una vez cada siete segundos —le dije.
—Más bien como cada tres segundos. Ésa es la razón por la que es difícil tener una conversación con un chico. Pierden la línea de pensamiento después de tres segundos, y están pensando en sexo, de nuevo.
—Sabes, Brooke he estado completamente loca por ser virgen, quería tener una aventura con alguien que no volvería a ver, simplemente para que pudiera superar esta cosa de la virginidad.
Abrió un pequeño envase de helado y sumergió una cuchara de plástico.
—Mira _______. Te lo estoy diciendo, como una amiga que ha estado ahí, y de hecho es mejor cuando el chico es especial.
—¿Chris fue especial? —pregunté.
—Sí, lo fue. —Se metió una cucharada de helado en la boca—. Le envié una postal del Infierno.
—¿Qué escribiste en ella?
—Algo original: “Desearía que estuvieras aquí” —suspiró—. La cosa es ______, que realmente desearía que estuviera aquí.
Y yo deseaba encontrar un hombre que me importara tanto.
—Tengo esta estúpida lista de cosas que quería lograr mientras estaba en el crucero —le dije—. ¿Quieres ayudarme a revisarla?
Ella sonrió.
—¡Seguro!
+ Olvídate de una aventura de verano. ¡Sólo diviértete!


#Hola
Chicas muchas gracias por todos los comentarios pasaron de los 100 Yeiiii para el próximo igual mas de 100 comentarios vamos yo se que pueden las quiero mucho ♥ xoxo
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