Este quiero dedicárselo a @Aitanaa_Simon porque es su cumpleaños. ¡Felicidades cielo! Por lo demás, cómo siempre, si queréis que os avise, DM. Si se me ha olvidado avisar a alguien, lo siento, mi ordenador anda mal y a veces no se me cargan ni las menciones ni los DM's. Intentaré que todo esté bien a la próxima. Espero que os guste este capítulo tanto cómo a mí, porque es uno de los que más me he currado. ¡Os quiero y gracias por leer!

CAPÍTULO 24 (Narra Niall)

Contuve la respiración en aquellos aproximádamente 5 segundos en los que ví cómo Cris, mi Cris, se besaba con otro tío. Noté cómo una sensación extraña y para nada agradable crecía en mi interior. No era rabia, no era enfado. Tampoco estaba molesto. Dolido era la palabra. ¿Por qué me había mentido? ¿Por qué me había dejado besarla?

Fue entonces cuando ella abrió los ojos y me vio. Tuvo que darse cuenta de mi cara, porque cuando comenzaba a irme sin tan siquiera mirarle a la cara una vez más, gritó mi nombre.

- ¡Niall! ¡No! ¡Espera!

Seguí caminando, no quería escucharle, no quería mentiras, quería irme a mi casa y olvidarme de todo. Hacer cómo si no me la hubiera encontrado nunca. Hacer que esta ilusión que había crecido una vez más en mí se esfumase. Pero no pude. Su brazo agarró con firmeza mi hombro, y tras un largo suspiro, me giré, mirándola directamente a los ojos.

- ¿Qué? - Dije, con un tono cansado.
- Intenté explicártelo Niall, pero...
- No hay peros, Cris. - Le corté.
- Sí los hay. Yo, yo... 
- No me digas que me quieres a mí, porque ha quedado bastante claro que no.
- Niall. - Me dijo, con los ojos llorosos - ¿Tengo que recordarte cómo... acabó?

Noté un dolor agudo en el pecho, mientras los recuerdos venían a mi mente.

*Flashback*

Me desperté aquella mañana con una gran sonrisa. Llevaba tres años veraneando en el mismo sitio, y hacía tres años que conocía a Cris, aquella chica que no podía sacarme de mi mente. La espera se hacía larga, hablábamos de vez en cuando por Skype y a veces nos mandábamos SMS. Iba tachando los días en el calendario para poder volver a verla, y cómo las dos últimas semanas, iba a volver a hacerlo. Mi madre entró estrepitósamente en mi habitación, y sin decir absolutamente nada, me dejó la maleta vacía y abierta encima de la cama.

- Mom? - Pregunté.
- Nos volvemos a Mullingar. Tu tío... - No pudo acabar la frase
- ¿Qué? ¡No! ¡No podemos!
- Claro que podemos, y lo vamos a hacer. Tienes cinco minutos, y salimos ahora mismo hacia el aeropuerto.

Obedecí a mi madre entre lágrimas, gritos, y un par de golpes a los muebles de alrededor. Y así fue cómo un día desaparecí de su vida, sin decir absolutamente nada.


*Fin flashback*

- Sabes que no tuve opción.
- No importa Niall... Estuve un año esperándote. Un año. Incluído este último verano, y no... no apareciste.
- Estaba ocupado trabajando...
- Lo sé. Ahora eres una estrella internacional. - Soltó una risita nerviosa, e intenté apartarle las lágrimas de la cara - Pero no importa. Yo he logrado perdonar todo. Él... - Dijo, girándose hacia el chico - Es Yago. Yo... estaba sóla y él... - Comenzó a sollozar y a llorar de nuevo, y rodeé su cuerpo con mis brazos.
- Shhh, está bien, no importa Cris, no me debes ninguna explicación...
- Pero Niall, yo quiero...
- Sí, ya sé lo que quieres. Yo también te quiero a ti, pero ese chico...
- Cris. - Dijo de pronto Yago, sin apartar la vista de mí.

Ella se apartó de mí y se giró hacia él, intentando ocultar sus lágrimas.

- Ha vuelto. Es él, ¿verdad? - Susurró, pero conseguí escucharlo. Cris se limitó a asentir. Le dio un pequeño y corto beso en los labios y acarició su mejilla - Cuídate y sé fuerte. - Ella asintió, y por última vez, él me miró directamente a mí - Y cuídala. No le hagas daño.

No sonaba a amenaza, sino a consejo. Asentí yo también y Cris volvió a mi lado, algo recuperada. Saqué una sonrisa tímida, y ella hizo lo mismo.

- Cris, y...
- No quiero hablar Niall. Te invito a un Nando's - Dijo, mientras cogía mi mano y caminaba en silencio. Comenzó a reírse de mi cara, y pronto desaparecimos de allí.

(Narra Yago)

Estaba sentado en las escaleras, viendo cómo se alejaban dados de la mano, y un largo suspiro salió de mí. A veces era demasiado bueno, no debería haberla dejado ir. Pero sabía que Cris jamás me había querido ni la mitad de lo que quería a aquel pequeño Irlandés, y siempre lo había sabido. Aún así, siempre había quedado una pequeña esperanza dentro de mí.

Me levanté torpemente para irme, pero una pequeña carcajada en la ventana me alertó. Helena, la hermana gemela idéntica de Cris estaba en ropa interior, fumando en la ventana, y mirándome con una sonrisa en la cara.

- Qué, ¿mi hermana te ha roto el corazón, eh? - No pudo acabar la frase que ya estaba riéndose otra vez.
- ¿Desde cuando fumas? - Dije, acercándome a la ventana.
- Las cosas cambian - Se limitó a contestar, encogiéndose de hombros.
- Demasiado tal vez, y muchas veces para mal. - Le quité el cigarro y le dí una larga calada, dejando escapar el humo entre mis labios.
- Eso es porque no sabemos aprovechar las oportunidades que... se nos aparecen. - Dijo, con una pequeña y traviesa sonrisa todavía en la cara, expulsando todo el humo en mi cara.

La aparté con cuidado y entré dentro de un salto, quedando junto a ella de pies, echando un pequeño vistazo a la cara.

- Anda que pagarte un billete hasta aquí... ¿dónde pensabas quedarte?
- Si te soy sincero, esperaba que Cris me invitase a quedarme aquí - Reí.
- Bueno... - apagó el cigarro y lo tiró por la ventana. Dio pequeños pasos hacia mí, hasta colocar una de sus manos en mi pecho - no soy Cris, pero yo te invito a quedarte aquí. - Susurró en mi oído.

Antes de que pudiera reaccionar, junto su cara con la mía y se subió en mi cadera, besándome frenéticamente.

(Narra Liam)

J estaba emocionada cómo una niña pequeña. Tiró de mí hasta que conseguimos llegar a aquella pequeña casa, y me hizo entrar por la parte de atrás.

- Siempre guardábamos una llave en una de las macetas, por si yo o mi hermano llegábamos tarde de jugar con nuestros amigos - Me explicó, quitándose el gorro de paja que le compré por el cámino y poniéndomelo a mí.

Intenté no reirme, porque sabía perfectamente todo eso. Sus padres me habían explicado todo lo que debía saber sobre aquella casa en más de media hora de conversación telefónica. Esperé a que abriese la puerta y entramos dentro. La casa estaba decorada al más puro estilo italiano, y era todo de madera y con estampados alegres. La casa estaba llena de plantas, cuadros campestres y fotografías antiguas. En el salón había una chimenea antigua, y a pesar de tener sólo una planta era bastante grande. Pasamos a las habitaciones, y me enseñó en la que ella dormía de pequeña. Había dos camas, una para cada hermano, y estaba llena de peluches. Le hice un montón de bromas, y acabamos los dos tirados en el suelo, haciéndonos cosquillas.

- Voy al baño un momento. - Dijo, escusándose, y asentí, ayudándola a levantarse.

Aproveché ese par de minutos para correr a la habitación de sus padres, que era en la que habíamos decidido dormir, y dejé el paquete que había intentado ocultar a toda costa y un pequeño sobre. A fuera comenzaba a oscurecerse el día, y me ví obligado a encender las luces. Escuché el ruido de la ducha y supuse que Joanna iba a darse una ducha. Se me ocurrió una pequeña idea, y con una sonrisa llena de ilusión, comencé a prepararlo todo.

(Narra Harry)

Estaba sentado en una glamurosa limusina que me había obligado Allie alquilar. Miraba cada dos por tres mi móvil, por si tenía alguna llamada perdida, pero no. Helena no me había llamado. Allie cogió mi brazo y puso una de sus mejores sonrisas, y no tuve más remedio que imitarla.

Salimos del coche y una oleada de flashes nos invadió. Saludábamos aquí y allí, sonreíamos y caminábamos hacia la entrada del cine, rodeados de paparazzis y fans enloquecidas. Cuando por fin conseguimos llegar, solté inmediatamente el brazo de Allie, y mi cara se volvió otra vez seria. A penas escuchaba sus comentarios de "¿quieres palomitas?" o "¿qué película prefieres, esta o esta?". Simplemente me deje llevar, y durante las dos horas que duró la película, no pude sacarme a Helena de mi cabeza ni un sólo segundo.

(Narra J)

Salí de la ducha y me dejé el pelo suelto y mojado. Me envolví en una toalla blanca que me llegaba hasta casi las rodillas y salí del baño. Lo primero que pude ver fueron flechas, guiándome, y con una sonrisa infantil, me dediqué a seguirlas. Estas me llevaron directamente hacia la habitación dónde ibamos a dormir durante los próximos días. En esta, había un gran paquete envuelto con papel de regalo lleno de los personajes de Toy Story, lo que me hizo reir cómo una loca. Quité con cuidado el lazo y abrí el paquete emocionada. No esperaba para nada encontrarme lo que me encontré.

Saqué con cuidado una Canon réflex de la caja, totalmente alucinada y sin saber qué decir. Miré al sobre que había al lado y lo abrí deprisa, devorándome las palabras que había en él escritas.

" Porque quiero que a partir de ahora fotografíes cada recuerdo, cada momento que vivamos juntos. Te quiere, Liam"

Me mordí el labio sonriendo como una idiota, y dejé todo encima de la mesa, siguiendo una vez más las flechas hasta llegar al jardín. Bajo los árboles que rodeaban este, estaba él, con una rosa roja en la mano, esperándome sonriente. Corrí hacia él y le besé cómo hacía tiempo que no le besaba.

(Narra Zayn)

Me desperté con un dolor de cabeza enorme que ya se estaba haciendo costumbre. Abrí los ojos y no reconocí el sitio donde estaba. Giré la cabeza y ví a una chica morena durmiendo desnuda junto a mí. Achiné los ojos y miré bajo las sábanas. Suspiré, yo también estaba desnudo. Miré alrededor mientras me levantaba, y ví que la habitación estaba llena de copas medio vacías y botellas rotas. Me vestí rápidamente, intentando no caerme al suelo del mareo que llevaba encima, y sin decir ni una palabra, me largué.

Hacía días que no pasaba por casa. Iba de discoteca en discoteca, de bar en bar, de casa en casa y de zorra en zorra. Mi vida se había convertido en un auténtico desfase y ni los chicos, ni los managers conseguían pararme. No había ido al estudio en días, no había hecho ninguna entrevista y tan siquiera había mirado las noticias o las revistas por si decían algo de mí y de mi 'nueva vida'.

Me encendí un cigarro de camino a casa mientras me ponía las gafas para que la luz del sol dejara de hacerme daño en los ojos. Andaba rápido y en silencio, intentando pasar desapercibido. Mi móvil se había quedado sin batería e intenté por todos los medios encenderlo, hasta que al final lo conseguí.

¿20 llamadas perdidas? "Mierda", susurré. 10 eran de Paul, 3 de Harry, 2 de Louis, 1 de Niall , 2 de mi madre, 1 de mi hermana y la última...

¿Paula?