#MiniMaraton #9,10
#CAPITULO9
La Torre Eiffel era un restaurante de lujo y ostentoso donde estaba cenando con mi mamá, Walter, y Justin. Había mesas cubiertas de manteles con velas perfumadas en el centro. Un hombre con un esmoquin tocaba una música suave en el piano. Los camareros hablaban en voz baja. Todo parecía estar callado.
Miré a mí alrededor, pero no vi a Brooke por ningún lado, así que pensé que se estaba reuniendo con sus padres en otro restaurante. Constantemente me sorprendía por todo lo que este barco tenía que ofrecer. Tenía todo lo que podía pensar, cualquier cosa que alguna vez pudiese necesitar.
Incluso estaba completamente segura que el chico de mis sueños estaba a bordo en algún lugar, simplemente esperando a que yo lo encontrara. Y estaba bastante segura que no era el chico que estaba sentado conmigo en estos momentos. Debería haber esperado que Justin estuviera aquí, pero aún así me tomó por sorpresa. Supuse que sería como era siempre: mamá y yo. Sólo que ahora estaba Walter. Y con Walter, venía Justin.
Mamá se veía más que feliz. Se veía… jubilosa. Ella y Walter se sonreían el uno al otro tanto que hacía que me doliera mi quijada, y al mismo tiempo, me hacía preguntarme por qué querían reunirse para la cena cuando era tan obvio que sólo tenían ojos para el otro.
Cursi, lo sé, pero eso era lo que parecía.
Pero aquí estaba yo, ordenando comida que apenas podía pronunciar, sentada junto al chico con el que había pasado la noche. Realmente esperaba que ese tema no surgiera durante la comida.
—Hasta ahora, ¿cómo estás disfrutando el crucero? —preguntó Walter, sonriendo.
—Bien —dijimos Justin y yo al mismo tiempo.
—Justin, ¿te conté que _______ irá a la Universidad de Texas en el otoño? —preguntó Walter.
Justin me miró.
—No señor, pero anoche ______ lo mencionó.
Ahora Walter me miraba a mí.
—Entonces, eso les da algo en común. Y están atados a estar juntos…
—Es un campus grande —dijo Justin—. Ni siquiera me la paso con mis compañeros de cuarto.
— ¿Qué has hecho hasta ahora en el crucero? —preguntó mamá.
Dormir con Justin.
¿No le encantaría eso?
Le conté sobre el hecho de conocer a Brooke y pasar la tarde en el spa.
—Me dieron un masaje. Se llamaba Cuatro Manos que Derriten Músculos. Fue fabuloso. Si encuentras tiempo deberías pasar por uno.
—Eso suena maravilloso —dijo mamá—. Creo que intentaré reservar uno en la mañana.
—Quiero que ustedes dos tengan un montón de diversión mientras estén en este crucero —dijo Walter. Se llevó la mano al bolsillo de su chaqueta, y le entregó un sobre a Justin—. Tengo los boletos del espectáculo.
Me incliné hacia Justin.
— ¿Cuál película?
Riendo, Justin me entregó un boleto.
—No es una película, sino un espectáculo de baile. Algo así como un cabaret.
Miré el boleto. Ocho de la noche en punto. Eso no iba funcionar.
Levanté mis ojos hacia Walter. Estaba radiante como si me acabara de entregar un diamante. Sabía que tenía buenas intenciones, y yo simplemente no tenía el corazón como para decepcionarlo.
—Gracias.
Se acercó y le dio una palmadita a mi mano.
—No es nada. Eres mi hija ahora, y lo que sea que quieras es tuyo.
La cena parecía no terminar nunca. Walter y Justin hablaron sobre el próximo Tour de Francia. Pasé mi tiempo asegurándole a mamá que estaría bien explorando las islas con Brooke, y que realmente no tenía necesidad de preocuparse por mí. Después de todo, tenía la edad suficiente para votar.
Cuando finalmente terminamos con la cena, Walter y mamá se dirigieron en una dirección. Justin y yo nos giramos en dirección a nuestras habitaciones.
—Vamos, sonríe —instó Justin—. La cena no fue tan mala.
Levanté el billete que Walter tan generosamente había comprado para mí.
—Tenía planes para esta noche. Brooke y yo íbamos a ir a Cruisin’. Se suponía que debía encontrarme con ella a las ocho.
Justin arrebató el billete de mi mano.
—Yo me ocuparé de él.
— ¿A qué te refieres?
—Los cambiaré para otra noche y hora. Mañana en la noche estaremos en St. Thomas, ¿qué te parece la noche después de eso?
Parecía que estaba destinada a seguir cambiando mis planes en este crucero, pero me pareció difícil rechazar la oferta de Justin. Realmente me sentía como si le debiera a Walter el ir a ver el espectáculo. Pero yo misma me había convencido y estaba ansiosa de pasar la noche en la discoteca.
—La noche después de mañana estará bien —le dije—. ¿Crees que puedas conseguir un boleto extra para Brooke?
— ¿Tu nueva mejor amiga?
Sonreí.
—Sí.
—Seguro. No debería ser un problema.
—Gracias, Justin.
—Será mejor que me encargue de esto antes de que el espectáculo de hoy comience, o puede que no los cambien. Te veré más tarde.
Lo vi alejarse, luego me dirigí a mi camarote. Me había vestido de manera reservada para la cena elegante, y quería vestir un poco más informal para esta noche. Me metí en un par de vaqueros y me puse una blusa blanca que se ataba con cordones en la parte delantera y tenía mangas ondulantes. Tenía un aspecto medieval que simplemente me encantaba.
Me senté en la mesa e hice algunas anotaciones para la noche.
+ Beber margaritas directamente del pitcher.
+ Bailar toda la noche.
+ Conocer a algunos chicos.
Deslicé la llave de mi habitación en el bolsillo de mis vaqueros, junto con la tarjeta de crédito que Walter me había dado para usar cuando comprara artículos en el barco. Puse mi bolso en la seguridad de mi armario, y luego me dirigí hacia el club. Estaba tan feliz de haber conocido a Brooke. Si hubiera ido sola me hubiera hecho parecer realmente desesperada.
Y a pesar de que lo estaba… no quería verme de esa forma.


#CAPITULO10 
Cruisin’ era un lugar divertido, con luces de colores recorriendo la pista de baile. Pero incluso con todas las luces parpadeando por aquí y por allá, el lugar seguía pareciendo oscuro y misterioso.
Me tomó casi diez minutos adentrarme entre la multitud y escrudiñar entre la gente para encontrar a Brooke. Y entonces tuvimos que gritarnos en los oídos de la otra para ser escuchadas.
— ¡Hey! —grité.
— ¡Hey! Busquemos una mesa.
Su sugerencia era más fácil decirla que hacerla. Caminamos entre mesas llenas y gente de pie. Decidí que la próxima vez sería mejor si llegáramos un poco más temprano.
Por fin encontramos una mesa vacía en el fondo, pero no tan cerca de la acción como me hubiese gustado.
— ¡Conseguir una mesa es como estar en bienes raíces! —gritó Brooke—. Ubicación, ubicación, ubicación. Mantén los ojos abiertos por si se desocupa una mesa cerca de la pista de baile.
La camarera se acercó. Brooke y yo pedimos un daiquiri helado. Iba a ser mi primer daiquiri no virgen, lo que quizás era un error considerando cómo me fue con el champán. Pero simplemente me parecía demasiado ser virgen, tomar un daiquiri virgen, y encima dirigirme a las Islas Vírgenes. Ya podía ver a alguna cantante country transformar mis vacaciones en una canción gangosa.
Tan pronto como la camarera trajo la mezcla helada y se fue, Brooke chocó su vaso con el mío.
— ¡Por los buenos tiempos y los chicos calientes!
—Estoy de acuerdo.
Miré hacia la pista de baile.
Muchas personas estaban bailando con la música prevista por la banda en vivo. Inmediatamente pude darme cuenta que bailar aquí era muy diferente a hacerlo en el baile de graduación.
Aquí, ningún profesor me iba a golpear el hombro por bailar demasiado cerca o por ser demasiado provocativa.
— ¡A beber! —me gritó Brooke.
Miré su vaso. Mitad vacío.
Yo sólo había tomado un sorbo del mío.
Bebí a través del sorbete… demasiado, muy rápido.
¡Cerebro congelado!
¡Oh! Presioné mi mano contra mi cabeza. Cuando el dolor disminuyó, estaba caliente. No sabía si era por el ron, o por las multitudes en el lugar. Era como si de repente allí no hubiera aire.
La música se detuvo, y el silencio abrupto era casi ensordecedor. Luego las conversaciones empezaron a zumbar a nuestro alrededor.
—Nunca conoceremos a nadie si nos quedamos aquí sentadas —dijo Brooke. Entonces, chocó mi brazo—. Vamos.
Cogí mi trago, y la seguí a través de la multitud mientras la música empezaba otra vez. Quería estar en la pista de baile, pasándola bien.
Al no frecuentar bares o clubes nocturnos, el estar rodeada de extraños era un poco más difícil de lo que esperé que fuera. Casi tropiezo con Brooke antes de darme cuenta de que se había detenido abruptamente. Miré hacia un lado. Una mesa. Tres chicos. Ninguna chica.
Este escenario prometía.
Podía ver la boca de uno de ellos moviéndose, pero era imposible escuchar cualquiera de las palabras que estuviera diciendo. Brooke asintió y sonrió, así que yo asentí y sonreí.
Lo siguiente que supe fue que los chicos estaban cambiándose de asiento alrededor de la mesa, y aparecieron dos sillas vacías. Brooke se dejó caer en una, así que yo me dejé caer en la otra.
Cuando terminó la canción, todos nos presentamos rápidamente: Cameron tenía el cabello rubio en puntas y un oído perforado, David tenía el cabello negro y barba en forma de candado, un aspecto muy de artista, mientras que el pelo de Michael era tan corto que parecía casi calvo como una especie de Bruce Willis.
Mientras estaba sentada allí, estaba pasando por un difícil momento al pensar en algo interesante para decir. Otra canción empezó a sonar por el altavoz, pero no podía echarle la culpa por mi falta de comunicación. Simplemente no era experta en mantener una conversación con chicos que acababa de conocer.
Un par de días antes, Julie y yo habíamos hecho un test que probaba estilos de coqueteo. Respondiendo a todo con A, eras una zorra, con B, misteriosa, con C, comediante. Yo estaba sobre todo el tablero, lo que obviamente significaba que no tenía un estilo de coqueteo. Tal vez ésa era la razón por la cual tenía tan poca suerte con los chicos.
Brooke, sin lugar a dudas, era una zorra. No paraba de tocar el hombro de David como si estuvieran compartiendo un secreto y estaban en peligro de perderse el uno al otro sino se mantenían en contacto físico.
El mío era más como un te-daré-una-respuesta-balbuceante-si-me-dices-una-pregunta-directa.
— ¿De dónde eres? —gritó Cameron en mi oído.
Sonreí. Ésa era una pregunta de la cual sabía la respuesta.
—Dallas.
—Nosotros somos de Oklahoma.
—No hay mucha playa en Oklahoma. —Pensé que esa afirmación podía entrar en la categoría de comediante.
Él sonrió.
—Para nada.
La música se apagó. Esperaba que todos empezaran a hablar ya que éramos capaces de escucharnos, pero nadie dijo ni una palabra. Tan pronto como la banda volvió a tocar, Brooke y David se dirigieron a la pista de baile. Michael se levantó y se movió para quedar junto a mí. Quedé en el medio de él y de Cameron.
— ¿De dónde eres? —preguntó Michael.
Empezaba a pensar que todas las relaciones empezaban con esa pregunta.
—Dallas.
—Oklahoma.
Así que estos chicos, obviamente, se conocían desde antes de subir a bordo.
—Así que, ¿tú y Brooke son amigas? —preguntó Cameron.
—De hecho nos conocimos esta tarde.
— ¿Y con quién estás en este crucero? —preguntó Michael.
Admitir que estaba aquí con mi madre sonaba tan pobre…
—Estoy sola.
— ¿En serio?
—Mi regalo de graduación.
— ¿De la Universidad? —preguntó Cameron.
Reí, indecisa entre ofrecer la verdad u otra mentira. Decidí la verdad.
—Secundaria.
—Pareces mucho más grande —dijo Cameron.
—Soy lo suficientemente grande.
Con una sonrisa que me hizo pensar que me había ido a la categoría de zorra, tomó mi mano.
—Vamos a bailar.
Y así fue como terminé en el medio de las luces de colores de la pista de baile. Golpeando y moliendo. Divirtiéndome.
Los movimientos de Cameron incluían golpes rápidos con sus puños en el suelo, luego en el techo. Una vuelta rápida. Golpe abajo. Golpe arriba. Vuelta. Pero obviamente se divertía con eso, y yo disfrutaba bailar con él… hasta que vi a Justin.
La luz roja se movió sobre él, luego se oscureció; la luz azul, y la oscuridad; la luz verde, oscuridad.
Y el ciclo empezaba otra vez.
Cada luz que pasaba, lo revelaba bailando con una chica de una manera que un profesor consideraría inapropiada, corriendo a través de la pista de baile, con regla en mano. Cerca. Sensual. Caliente.
Para nada de la manera en la cual bailó conmigo la noche anterior. Era obvio que si esta chica iba a su camarote, iban a hacer mucho más que dormir.
— ¿Qué pasa? —gritó alguien en mi oído.
Ese alguien era Cameron, con su ceño fruncido profundamente. Sólo entonces me di cuenta que estaba parada allí como una idiota. La música afortunadamente se detuvo.
—Me gustaría parar un poco antes de que la canción termine —dije.
Asintió como si yo fuera un genio.
— ¡Genial!
Luego Michael estaba parado junto a nosotros.
—Mi turno —anunció.
Nunca había sido tan popular, era una sensación embriagadora. Dos chicos estaban interesados en mí. Habría pensado que estarían peleando por Brooke, la zorra.
Quizás mi estilo de coqueteo era mejor de lo que pensaba.
El tambor inició una nueva canción, y Michael y yo estábamos… bueno, yo estaba bailando. No estaba muy segura de lo que él estaba haciendo. Era todo brazos y piernas, dándole puñetazos al aire, pateando y dando vueltas.
No ayudó que mi mirada se posara en Justin quien todavía bailaba muy cerca de su, lo que fuera, mirando en mi dirección, y obviamente luchando por no reírse.
Sin embargo, admiraba el entusiasmo de Michael, y aunque no acababa de igualarlo, no pensé que yo bailara tan mal. Michael parecía pensar que el sacar la lengua incrementaba su carisma a medida que movía sus hombros hacia mí.
Se me ocurrió que tal vez, como Brooke, tenía un piercing en la lengua, y estaba tratando de asegurarse de que yo lo supiera. Pero en la penumbra de las fluctuaciones del club, un piercing en la lengua no era fácilmente visible a menos que viniera con una luz parpadeante.
Cuando terminó la canción, di unas palmaditas en el hombro de Michael y decidí que su entusiasmo necesitaba ser difundido.
—Gracias. Eso fue divertido. Apuesto a que a Brooke le gustaría bailar contigo.
—No lo creo. Ella y David se marcharon a su camarote.
¡Wow! ¿Tan rápido? ¿Un baile y ella invita al chico a su camarote?
Así que no era que dos chicos se estuvieran peleando por mí porque fuera una chica espectacular. Era porque era la única chica.
Estaba un poco triste porque ni siquiera dijo adiós. A decir verdad, me molestaba un poco dado habíamos acordado venir juntas, y de la nada ella se había ido con el primer chico que vino. Mi entusiasmo por la noche se desinfló como un globo pinchado.
Michael y yo caminamos de regreso a la mesa donde Cameron había ordenado una nueva ronda de bebidas. Mi daiquirí definitivamente no era virgen. Aunque tenía la sensación de que yo iba a seguir siéndolo un poco más.
No es que hubiera algo realmente mal con Cameron o Michael. Eran chicos divertidos, pero no me veía a mí misma intimando con alguno de ellos.
Además, racionalicé, no quería herir los sentimientos de alguno de los dos al elegir a uno sobre el otro.
No sabía muy bien cómo salir indemne. Aunque también estaba un poco más que molesta por el hecho de que Brooke se hubiera largado sin siquiera decírmelo.
— ¿Brooke dijo algo sobre mí antes de irse? —pregunté.
—Nos dijo que cuidáramos bien de ti —dijo Michael. Movió las cejas.
—Ya veo. Bueno, has hecho eso sin duda.
Tomé un gran sorbo de mi daiquiri y cerré los ojos contra otra congelación de cerebro. Había pasado de un fascinante coqueteo al flirteo de chica-muerta en un santiamén.
Abrí los ojos, y vi a Justin de pie entre Michael y Cameron. Movió la cabeza hacia un lado, se volvió y se dirigió a la pista de baile.
¿Era una invitación?
—Ya vuelvo —prometí, sin pensarlo.
Cuando me reuní con Justin, descubrí que, efectivamente, me había invitado a bailar porque empezó cerrado con su mirada pegada a la mía.
— ¿Dónde está la chica con la que estabas? —le pregunté. Inmediatamente quise morderme la lengua. No era bueno admitir que lo había visto bailando con otra persona.
—Estoy probando el terreno —dijo con una sonrisa—. Entonces, ¿cuál es para ti? ¿Tweedle Dee o Tweedle Dum?
Palmeé su brazo.
—Ellos no son tan malos.
—Ellos tampoco no se ven tan bien.
—Son de Oklahoma.
—Eso lo explica. Sabes, la razón por la que Texas no cae en el Golfo de México se debe a que Oklahoma apesta.
—Sólo lo dices porque vas a la Universidad de Texas. —Oklahoma y Texas eran rivales desde hace mucho tiempo. Incluso yo lo sabía. Estaba bastante segura de que Oklahoma tenía sus propios chistes sobre Texas.
— ¿Dónde está Brooke? —preguntó.
Sentí el calor subir a mi cara.
—Se fue con David.
— ¿David?
—Uno de los chicos que conocimos.
—Ya veo.
Oí que la música empezaba a relajarse, y el pánico se apoderó de mí.
—Mira, realmente no quiero volver a la mesa y estar a solas con los chicos. ¿Podrías llevarme afuera, tal vez hacer que parezca que estamos… ya sabes… conectando?
Hizo una mueca como si realmente se arrepintiera de lo que tenía que decir.
—Si lo hiciera, probablemente sientas como que te estoy cuidando, y sé que no quieres eso.
Estaba desesperada por salir de allí.
—Podría hacer una excepción por esta vez.
—Bueno, como un favor a Walter… —Pasó su brazo sobre mi hombro, y salimos del club como si estuviéramos juntos. Tan pronto como nos encontramos en el amplio pasillo, me alejé de él.
—Gracias.
—En cualquier momento.
— ¿Qué harás ahora?
—Regresar y disfrutar un poco más. Te invitaría a unirte a mí, pero sé que eso afectaría a tu estilo.
Lo miré durante un minuto, y luego lancé un profundo suspiro.
—Me oíste hablando con Julie ayer por la noche.
—Después de conseguir algo de comer, me disponía a regresar para unirme a ustedes cuando te oí decirle que no me querías cerca.
—Entonces, ¿por qué bailaste conmigo después?
—Walter se lo esperaba.
¡Ouch! Así que todo lo que había hecho era porque Walter lo esperaba.
—Escucha, no te tomes lo que dije como algo personal. Tengo planes para este viaje… —Me encogí de hombros—. Tengo cosas que quiero lograr…
—Dormir con un chico.
Cerré los ojos. Realmente sabía más de lo que yo quería que supiera. Ojalá nunca hubiera tomado un sorbo de champán. Entonces, abrí los ojos.
—Quiero que este viaje sea inolvidable, para hacer cosas que nunca he hecho antes, Y sí, hacer el amor con un hombre está en la lista de cosas que quiero lograr mientras estoy en este crucero.
— ¿Parapente?
Lo miré.
— ¿Qué?
— ¿Está el parapente tu lista?
Negué con la cabeza.
—No.
— ¿Haces sólo las cosas que están en tu lista?
—Me gusta que las cosas estén planeadas.
—Tal vez podrías encontrar un lápiz y añadir parapente a tu lista. He reservado un barco para mañana.
Nunca había hecho parapente, pero sonaba divertido. Sin embargo…
— ¿Por qué me estás invitando?
—Porque no quiero ir solo.
Así que no era porque estuviera interesado en mí, o porque sentía que necesitaba vigilarme para que Walter fuera feliz. Al mismo tiempo, no se me había ocurrido que Justin pasara el tiempo a solas, si no me cuidaba. Debería, pero no había sido así. Me sentí culpable por eso, y por el hecho de que me escuchó hablando con Julie.
—Está bien. Iré contigo.
—Genial. Te daré los detalles antes de abandonar el barco por la mañana. —Hizo un gesto con el pulgar por encima del hombro—. Regreso a la fiesta.
—Entonces, te veré mañana —dije.
Desapareció en el interior, mientras que me dirigí hasta la cubierta Luz Estrellada.
La mayoría de las personas se encontraba caminando por el lugar. Podía oír a algunos salpicando y gritando en las piscinas de una cubierta a otra.
Se suponía que debía ser el mejor momento de mi vida. En su lugar, todo el mundo que me rodeaba tenía el mejor momento de su vida. Brooke estaba afuera con David. Justin estaba en Cruisin’ bailando con otra persona, o al menos eso imaginé.
Me acerqué a la barandilla y miré el agua. Estaba oscura, con sólo las luces de la nave brillando sobre ella. El cielo era enorme y lleno de estrellas.
Pero yo estaba totalmente confundida.
Justin era agradable, pero no actuaba como si estuviera interesado en mí. Había venido a mi rescate antes, y me había ayudado a hacer una salida elegante del club. Pero luego había regresado a la fiesta, y me alegraba que lo hubiera hecho, porque quería que encontrara a alguien con quien tener una noche especial. Realmente no creo que sea una buena idea tener una aventura con el ahijado de Walter, no importa cuán bueno o guapo fuera.
Podríamos hacer lo del parapente mañana. Podríamos seguir casuales. Pasar un rato juntos, sólo porque Walter lo esperaba.
Pero Justin sabía que tenía una meta. Me daba vergüenza que lo supiera, pero él parecía estar bien con eso. Y comprendió por qué el hecho de estar juntos todo el tiempo no iba a funcionar.
Además, él probablemente tenía una lista de cosas que quería hacer, y yo estaba segura de que no me incluían.
Con un suspiro me senté en una hamaca, y esperé que el día de mañana fuera mejor que hoy.


#Importante
Bueno como vieron chicas les hice mini maraton de nuevo :) asi que disfrutenla y espero ver muchos comentarios o no subire mas mini maratones, los capitulos son bastante largos asi que aprovechen :) bueno las adoro y no olviden leer The boy behind the posters y seguirme en @1DSecreto ;) y en mi cuenta personal @StefyCaro ♥ xoxo