Huellas del Pasado
Epílogo: 
-Pero papi ¿Qué pasa si me caigo? ¡Puedo ahogarme!- la pequeña niña de cabellos color avellana y ojos azules mira a su padre, reprochándole.
-Claro que no vas a ahogarte, Annie, yo voy a estar aquí para cuidar de	ti- Annie mira a su padre, dubitativa por un segundo, pero luego toma su mano y se acerca al agua junto con él. 
Esa imagen es hermosa, padre e hija entrando al mar, con una lección de nado por delante. 
Mi esposo y mi hija.
-¡Hey Finnick! Ni te creas que voy a quedarme aquí en la orilla a observar, yo voy con ustedes- digo risueña. Ellos me reciben de la misma manera; al verme llegar al agua, Finn me salpica con ella. Está deliciosa.

Atrás había quedado aquel hermoso día en que nos conocimos hace ya 10 años. Atrás había quedado el Distrito 12.
Cuatro años después de nuestro primer encuentro, Finnick me propuso matrimonio, y un año después, llegó la luz de mis ojos, la pequeña Annie. Ya en esa época residíamos en el Distrito 4, que ahora se convirtió en mi casa.
-¡Vamos, princesa, no te atrases!- me grita Finn, entre carcajadas. Así somos nosotros, vivimos entre risas, rara vez peleamos. Creo que nos entendemos demasiado.
-Ya voy- corro como puedo entre las diminutas olas de mar que forman la suave brisa. Voy hasta Annie y la levanto en mis brazos, ella ríe. Su risa hace que sonría, ese sonido tan puro, tan inocente, es música para mis oídos. 
Llegamos a Finnick y él nos abraza a las dos, empapándonos por completo, después toma a Annie y la arroja al aire haciendo que la niña ría a carcajadas.
-Ten cuidado, Finn, no vaya a ser que se te escape- digo riendo y pinchando la regordeta pancita de Annie.
-Lo sé, amor, lo sé- Finnick se acerca a mí y me besa.

Todo esto es más de que podría haber pedido: un esposo maravilloso, una hija preciosa, una vida feliz junto a la persona que amo. Pensar que en un momento creí que lo había perdido, que nunca volvería a verlo, y sin embargo, aquí estamos hoy. Casados. 
Cada mañana, al abrir los ojos y ver a Finnick a mi lado, siento que vuelvo a enamorarme como si fuera el primer día en que lo vi, aquel día en que sentí ese cuerpo tan cálido abrazándome, el día de nuestro reencuentro. El día que quedaría grabado en mí por siempre.
Una punzada de felicidad invade mi pecho y se apodera de mí al recordar ese momento tan alegre.
Aunque, debo admitirlo, toda mi vida no es color de rosa. Rara vez logro ver a mis padres y a Cinna, que se quedaron en el Distrito 12; pero la  fuerte anatomía de mi esposo está ahí cuando necesito un abrazo, cuando necesito llorar. Él me cubre con sus brazos de manera protectora y me habla al oído, diciendo que todo va a estar bien.
Y yo le creo. Siempre le creo.

La noche va cayendo con rapidez y cuando el sol comienza a ponerse sobre el mar, los tres salimos del agua y nos sentamos en la arena a observar la escena; Finnick tiene a Annie sentada en su regazo. Con una mano me rodea la cintura y me pega a él. Yo busco sus labios desesperadamente, y al encontrarlos, ambas bocas se unen en un tierno beso.
Finnick apoya su frente en la mía y roza mi nariz con la suya suavemente. Luego susurra sobre mis labios:
-Te amo.
-Y yo a ti- respondo también en un susurro, y otra vez nuestros labios se pegan.

Hoy en día, después de 10 de estar juntos y de tantas veces que me lo ha dicho, no me canso de escucharlo decirme “Te amo”.
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Bueno, espero que les haya gustado la Fanfic y el final. Simplemente GRACIAS por los comentarios hermosos que recibí de su parte capítulo a capítulo y por haberme acompañado con este pequeño "proyecto" desde el capítulo 1. Esto es lo que me gusta: escribir, lo hago con todo el placer del mundo. Y lo voy a seguir haciendo en futuras Fics. Espero que me acompañen con esas también. Otra vez, muchisímas gracias :')