Huellas del Pasado
Capítulo 19:
La casa de Claire es bastante grande, pero la cantidad de gente que hay dentro la hace ver extremadamente pequeña; busco a la chica entre la multitud y logro verla, está con Will cerca de la mesa de dulces. En nuestro camino hasta allí, cruzamos a Nicky y a Laureen que se cuchichean cosas al oído y, al verme pasar con Finnick de la mano, quedan boquiabiertas; yo las saludo con una enorme sonrisa con la mano que tengo libre, Nicky hace una de sus habituales escenas de caprichos (llora, grita y patalea). Por fin llegamos hasta Claire.
-¡Amiga, estas deslumbrante!- dice la pelirroja al verme. Ella lleva un vestido blanco corto arriba de la rodilla, con detalles dorados en la parte del busto, y unos zapatos de tacón alto dorados.
-Gracias, tú igual- le respondo con una sonrisa. Siento la intensa mirada de Will sobre mí, esto hace que sonroje.
-Prim, estas hermosa- dice el chico al fin. Siento que la mano de Finnick se tensa un poco en la mía.
-Gracias, Will- respondo. Veo que Darius se dirige a Claire con paso decidido.
-¿Te gustaría bailar, bonita?- pregunta el muchacho extendiéndole una mano; la pelirroja se pone como un tomate, pero toma la mano de chico y un segundo después están bailando pegados cuerpo a cuerpo.
 Finnick tira de mi mano, llevándome apartada de los demás, al patio de la casa de Claire, un lugar hermoso lleno de flores de todos los colores habidos y por haber, y una enorme fuente adorna el centro del solitario jardín. Todavía podemos oír la lenta música. Con un rápido movimiento que no da tiempo a reacción, el chico me pega a su cuerpo; instintivamente paso mis brazos alrededor de su cuello; nuestras caras están a centímetros una de la otra. Nos quedamos así, balanceándonos lentamente, mientras él recorre mi espalda con sus suaves manos.
-Ya que mi madre no está aquí- me dice Finn seductoramente al oído. Mi cabeza está apoyada en su hombro, así puedo oler perfectamente ese perfume de hombre que me deja idiota- ¿Puedo arruinar tu maquillaje?- pregunta pícaramente, yo asiento de la misma manera. Él acorta los pocos centímetros que nos separan. Casi sin notarlo, nos vamos acercando poco a poco a la parte exterior de la pared de la casa y, cuando caigo en cuentas, Finnick está aprisionándome contra ella con uno de los brazos apoyados en la pared al costado de mi cabeza y el otro brazo acariciando mi cintura repetidamente. Esto es el paraíso. 
Lentamente, recorre con sus cálidos labios todo mi cuello, haciendo que me estremezca a casa beso. Los dedos de una de mis manos están agarrados suavemente al cabello de Finn, apretándolo contra mi cuello, no quiero que se separe, adoro la forma en que su boca pasa por mi cuello y como u cálida y agitada respiración choca contra él. Pasados unos segundos vuelve a mis labios, mordiéndolos delicadamente a veces.
Pero una vez más, la falta de oxígeno en nuestros pulmones hace que nos separemos.
-Tengo calor ¿tú no?- le digo con la respiración entrecortada, Finnick ríe.
-Sí, mucho- responde agitado- Voy por algo de jugo, ¿vienes?
-No, no, necesito aire. Te espero aquí en la fuente- él me da un último beso y luego desaparece entre la manada de gente. Voy hasta la fuente y me siento en el borde a esperarlo, un minuto más tarde, Will aparece en el jardín.
-¡Will!- digo yo con una sonrisa, arreglando un par de mechones de cabello que se me habían soltado entre los besos.
-Hola Prim- noto en su voz que algo le pasa, viene y se sienta a mi lado. Lo miro a los ojos, su mirada de ojos grises es tan intensa que poco puedo aguantarla, así que bajo la vista a mi vestido.
-Oye ¿estás bien?- él me mira.
-Sí, claro es que… 
-¿Es que qué? 
- Es que te veo tan… feliz, con ese chico. Debo confesar, estoy celoso de él por haberse ganado a una chica como tú- escucho lo que dice con atención, pero no logro a comprenderlo del todo.
-¿Qué quieres decir?
-Quiero decir que… me gustas, Prim. Siempre he estado enamorado de ti, desde esa vez que te vi con aquellas dos trenzas y ese pequeño guardapolvo a cuadros rosas en el Jardín de Niños- “me gustas” esas palabras retumban en mi mente.
-Will, yo… No se que de…- no termino la oración, los labios de Will se juntan a los míos, yo abro mucho los ojos. Tardo un par de segundos en darme cuenta de esto, y cuando lo hago, me separo abruptamente del chico, dejándolo anonadado; comienzo a gritarle, sé que no tendría que hacerlo, pero estoy enojada. En serio lo estoy- ¡¿Qué es lo que te pasa?! ¡¿Es que no te funciona bien el cerebro o qué?!- Will me mira con los ojos abiertos como platos, creo que él no esperaba semejante reacción; siento que mi mano tiembla. Estoy por darle un cachetazo, cuando Claire llega y sostiene mi mano en el aire.
-¿Qué te pasa, Primrose?- me mira seria.
-¡Que te lo explique él!- digo gritando, señalando a Will con dedo acusador.
-Yo… yo…- es lo único que el chico logra decir. Entonces recuerdo algo y una angustia me invade el pecho, cerrándome la garganta.
-Claire, ¿has visto a Finnick?- mi susurro está lleno de terror ¿Qué tal si nos vió? ¿Qué tal si me odia y ya no quiere dirigirme la palabra? No, no puede ser; pensar en una vida sin él es como tratar de vivir sin una parte de mi corazón. Soy incapaz de dejarlo desaparecer de mi vida.
Pensar en esto hace que me den ganas de llorar. Pero… quizás no nos vió y solo estoy imaginándolo todo. Sí, mejor me quedo con esa idea; la culpa que me oprime el pecho me deja a duras penas respirar.
-Acaba de irse, vino a despedirse de mí y dijo que tenía sueño, que se iba a dormir por que mañana sería un día largo. Le pregunté si quería que te dijera algo, pero me contestó que no- responde Claire. No le doy tiempo a preguntar nada, solo salgo corriendo, sin que me importen los demás. 
Me llevo a varias personas por delante en mi camino, pero no me interesa, mi objetivo principal es correr, correr hasta llegar a mi casa. Quizás todavía esté a tiempo de arreglar las cosas; gracias a dios, la casa de Claire solo queda a un par de calles de la mía. A mitad de camino siento que mis pies van a estallar y solo me detengo dos segundos a sacarme los tacones. No me importan las piedras o vidrios que puede haber, mi único objetivo es llegar. Y lo logro.
Abro la puerta sigilosamente, pero no tengo la suerte de escabullirme en las escaleras, mi madre está parada detrás de la puerta.
-Prim ¿cómo la pasaron?- pregunta sonriente.
-Bien- respondo secamente, y me apresuro a preguntar- ¿Has visto a Finnick?
-Sí, está en su cuarto, durmiendo. Ni bien llegó dijo que no quería que nadie lo moleste, parecía raro. ¿Segura que está todo bien?
-Muy segura- digo con un hilo de voz. Tapo mi boca y finjo un bostezo- ¡Uf! Tengo mucho sueño, mejor ya me voy a dormir- y sin más, subo corriendo las escaleras. 

Sé que puedo pasar dos horas enteras golpeando la puerta de Finnick sin conseguir una respuesta, sé que no la va a abrir. La única forma de entrar a su cuarto sería derribando la puerta, pero no es la mejor idea.
Cuando entro en mi habitación, me saco el vestido pero no lo acomodo, lo dejo tirado en el suelo junto con los tacones. Me quedo en ropa interior y me acuesto hecha un ovillo.
*Lo sabe, él lo sabe. Nos vió* pienso, y las lágrimas que tanto traté de contener caen por mis mejillas y son amortiguadas por las mantas. No logro dejar de llorar, así que decido dejar salir todo lo que tengo, hasta que al fin me quedo dormida.

Los primeros rayos de sol entran por las cortinas de la ventada de mi cuarto, me desperezo y refriego mis ojos. Me visto con lo primero que encuentro (unos jeans azules y una blusa con pequeñas florcitas celestes). Miro el reloj, son las 11 a.m.
Bajo al comedor a paso pesado y me encuentro solo con mamá, papá y Cinna.
-¿Dónde están Annie y Finnick?- mis padres cruzan una mirada cómplice- ¿Van a decirme o no?- digo entre molesta y alarmada.
-Bueno, Prim…- empieza mi padre sin atreverse a mirarme a los ojos- Annie y Finnick están en la estación de trenes, van a volver al Distrito 4.
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Quedan 2 capítulos, Sweethearts! El gran final se acercaaa!