Huellas del Pasado.
Capítulo 11:

Si el viaje de ida fue tenso, no sé como explicar cómo es el viaje de vuelta a mi casa. En realidad, no es tensión sino incomodidad; ambos vamos mirando el suelo, incómodos por la presencia del otro. 
Llegamos a casa sin decir ni una sola palabra, abro la puerta y entramos rápidamente; Finnick sostiene una bolsa con el pescado que logró sacar del lago. Se dirige directamente a la cocina y deposita la bolsa en la mesada; yo subo corriendo y voy directo a mi cuarto, tomo unos pantalones de jean, una remera floreada y una campera de hilo fina, después de eso voy al baño. Nada como una ducha caliente luego de un día agitado; me desvisto fugazmente y entro a ducha. El agua caliente cae sobre mi espalda, dando una sensación reconfortante, entonces dejo que mi mente vuele. 
*¡Había querido besarme! Y yo como estúpida que soy, me levanto ¿Qué es lo que me pasa?*
Llevo mis dos manos a mi cara, cubriéndola.
*Entonces… quizás siente algo por mí*. Sonrío.
Termino de bañarme y cierro la llave del agua, me cubro con la toalla, luego me visto y seco mi cabello, pero lo dejo suelto. No tengo reloj, pero supongo que ya es la hora de cenar.
Me encuentro con el resto de los habitantes de la casa sentados en el comedor, con la comida servida, pero ninguno está comiendo. Todos me miran y me sonríen, excepto Finnick, que se dedica a revolver la comida; puedo ver que sus mejillas se tornan de un color rojo muy suave, sabe que estoy aquí.
-Hola- saludo en general.
-Hola Prim- responden todos, Finn saluda también, pero sin mirarme a los ojos.

Durante toda la cena, Finnick y yo ni siquiera nos miramos ni hablamos, tal vez por vergüenza. Tal vez, él está enojado por que corté ese momento tan especial que se había formado, no sé qué es lo que le pasa, pero quiero hablar con él de esto. No tengo idea cómo haré para empezar una conversación de ese tipo, si ahora apenas podemos levantar la vista y mirarnos a los ojos. 
Me sorprende qué, terminada la cena, sea él el primero que se levanta de la mesa; se van sin decir nada, solo saluda a todos con una mano y cuando su madre le pregunta si le pasa algo, él solo contesta “Estoy algo cansado, es solo eso. No te preocupes”.
Decido ayudar a ordenar todo y lavar los platos, eh sido algo desconsiderada con mi familia últimamente en cuanto a tareas domésticas de trata. Annie toma un plato y viene a mi lado, a lavar.
-¿Sabes? Finnick me ha hablado mucho de ti en estos días. Está contento de volver a verte- dice Annie con un tono algo soñador, como suele ser su forma de hablar. Siento que mis mejillas adquieren temperatura, sigo con la vista fija en el plato que estoy lavando. Trato de sonar despreocupada al hablar:
-¿En serio? Bueno, también estoy contenta de volver a verlo, es una gran persona.
-Te quiere tanto- estas tres palabras hacen que casi me desmaye. *Él me quiere*.
-También lo quiero, digo… como amigos, claro.
-Oh- solo dice eso. Y ahí termina la conversación. 
Termino de lavar los platos, me despido de todos con un “Buenas noches” en general y subo a mi cuarto, me pongo el pijama y ni bien apoyo la cabeza en la almohada, caigo profundamente dormida.

Vuelvo a abrir los ojos justo a tiempo para llegar a cambiarme y correr al colegio. No tengo tiempo ni siquiera de desayunar. Claire y Will vienen a mi encuentro cuando me ven entrar por la puerta principal del colegio, parecen algo alterados.
-¿Y esas caras?- digo burlona.
-Emm… no creo que te guste lo que tenemos para decirte- comienza Will.
-Si no me dicen, no sabré.
-Bueno ¿recuerdas lo que le dijiste ayer a Nicky? Parece que la directora se “enteró” de eso- termina Claire.
-¿QUÉ?- abro mucho los ojos y los miro- ¡Esa Nicky es una perra bocona! Ya va a ver cuando tenga mi arco y mi flecha y…
-Ahora no hay tiempo para idear planes de asesinato. La directora y la perra bocona te esperan en dirección.

Salgo hecha una furia hacia donde está el lugar en el que me esperan, nunca lo he visitado por un problema, solo para llevar o ir a buscar cosas cuando la maestra me enviaba. Abro la puerta de un golpe y allí estaban, esperándome.
-Ah, Señorita Mellark, estábamos esperándola. Tome asiento, por favor- dice la directora mirándome a través de sus enormes anteojos. Su cabello canoso está sujeto en un rodete tirante, sus duras facciones están serias; a pesar de que su cara aparente maldad, creo que es una de las personas más buenas del colegio. Por eso no le tengo tanto miedo, pero sí estoy molesta. 
-Buenos días, Señora Wood. 
-Estamos aquí por que alguien…- mira fugazmente a Nicky, como para darme a entender que fue ella la que habló, pero la chica no se da cuenta de esto- me ha informado que le faltó el respeto a la Señorita Mc Cain.
-Acabo de enterarme que decir la verdad es falta de respeto- estoy furiosa, nunca habría dicho eso si no lo estuviera. Podría levantarme en este preciso instante de mi silla y tirársela por la cabeza a la zorra que tengo al lado, que me mira con profundo odio en sus ojos color café.
-¡Me dijo que era una arpía y que me acostaba con todos los chicos que se me cruzaban!- grita Nicky, haciéndose la ofendida y con lágrimas forzosas en los ojos.
-¡Oh vamos! ¡No vegas a decirme que eso es mentira, vayamos a preguntar entonces a cada chico de esta escuela y veremos si dicen que es mentira!- yo también estoy gritando.
-¡Niñas!- el grito de la directora nos hace pegar un salto a ambas- ¡Ya basta! No quiero que vuelvan a faltarse el respeto de esta manera. Esta vez, les saldrá barata; pero prometo que si vuelve a pasar algo de este estilo ¡No se salvarán de un castigo! Ahora, ya pueden volver a su salón de clases. Buenos días.
La Señora Wood nos acompaña hasta la puerta y nos despide. Caminamos a paso ligero, echándonos miradas asesinas de vez en cuando durante el camino.

Por suerte, hoy las horas se hacen más cortas. La primera clase es la de Arte, mi materia preferida; en esta clase logro olvidarme de todos los problemas y dedicarle el tiempo a algo que amo: dibujar. Con el tiempo, me convertí en la alumna favorita del profesor, creo que soy la única que verdaderamente muestra interés en la materia. Las dos últimas horas, son de Historia de Panem. Casi siempre hablamos de “Los Juegos del Hambre”, vemos un resumen año a año de esos juegos, estudiamos los nombres de los tributos y nos muestran videos cortos de cada juego.

Al fin, ya es hora de irse; guardo mis cosas y salgo casi corriendo, con mala cara. No me despido de Claire ni de Will, sólo me voy. 
Cuando llego a La Aldea de los Vencedores, veo de lejos que hay un hombre de anteojos, ojos grises y piel aceitunada parado en la puerta de mi casa, esperando algo. Su cabello castaño oscuro, alterado por algunas canas, está a penas despeinado; rasca su incipiente barba. Por su aspecto, bien podía ser pariente de mi madre; me acerco sigilosamente, al verme abre mucho los ojos, como sorprendido.
-Tú debes ser Primrose- el extraño habla con voz gruesa. Yo asiento con la cabeza, lo inspecciono con la mirada- Eres igual a tu madre- dice y sonríe- Por cierto… ¿Está ella en casa?
-¿Se puede saber quién la busca?- pregunto.
-Oh, lamento no haberme presentado- estira una de sus grandes manos hacia mí- Soy Gale Hawthorne.
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Oooookay, espero les guste. djlshfdhgkjhgfh.