Huellas del Pasado.
Capítulo 6:

Me encuentro en mi cama, pensando en Finnick. Mañana arriesgaría mi vida por él, bueno… quizás esté exagerando, pero sí arriesgaría unas cuentas salidas a La Pradera, en eso consistían mis castigos. En cambio, si todo salía bien, Finnick tendría ese libro entre sus manos; arriesgarme valía la pena, ver su cara cuando le dije que podía ayudarlo a saber más sobre su padre, no tiene precio. De pronto sus ojos tomaron un brillo de emoción e ilusión, esto es lo que estaba desando desde que tiene uso de razón: saber más de su padre, que hasta ahora para él, es un completo desconocido.

Pero... ¿Por qué es que estoy tan dispuesta a hacerle un favor tan grande a una persona que apenas conozco? Es que, hay algo en su mirada; cada vez que me mira a los ojos con los suyos color del mar siento que se me eriza la piel, desde que llegó está coqueteándome y eso me agrada. Pero es solo eso, un chico lindo. Nada más, no siento nada más que cariño por él, además no puedo estar enamorada de una persona que no he visto hace diez años ¿o sí?
No, definitivamente no, lo único que sé de él es su nombre, su edad y que está soltero… Está soltero, esas dos palabras se repiten en mi mente como un disco rayado ¿Por qué me interesaba tanto? *No, no me interesa, solo me llama la atención que un chico tan guapo como él no consiga una chica*. Recuerdo sus palabras:
“Sí, hay millones, pero ninguna vale la pena”.
¿Qué tal si yo tampoco valgo la pena? ¿Qué tal si termino siendo “una más”? Ese pensamiento me molesta, me cambio de lugar en la cama.
Pero también recuerdo la otra cosa que dijo cuando le pregunté si estaba esperando a la chica ideal:
“Exacto, a veces creo que estoy cerca de encontrarla. En los últimos días he sentido eso bastante”.
¿Estaría hablando de mí? Tengo que descartar esa opción, sinceramente creo que no está hablando de mí. Pero… ¿Y si… y si está hablando de mí?
Son muchas las preguntas que se forman en mi cabeza, hasta que por fin me vence el sueño.

Siento que alguien acaricia mi mejilla, abro los ojos y ahí estaba.
-Buenos días, Princesa- dice Finnick, en un susurro casi inaudible.
-Finn ¿qué haces aquí?- pregunto con voz ronca y con mirada adormilada, de pronto me escondo en la sábanas. Por alguna razón, no quiero que me vea así. Escucho al chico reír.
-No tienes que esconderte, Prim. Te ves linda de todas formas.
Salgo lentamente a la luz del día y vuelvo a encontrarme con su cara.
-No respondiste mi pregunta- digo.
-Oh, lo siento. Lamento haber entrado así sin avisar, es que Katniss le dijo a Cinna que viniera a despertarte y el pequeño no estaba entusiasmado con la idea, así que tomé su lugar con gusto- Finn me dedica una de esas sonrisas que hacen que se me aflojen los huesos, le devuelvo la mía. Recuerdo que estoy en ropa interior y agradezco permanecer tapada todavía.
-Emm ¿Finnick?- el chico me mira- ¿Puedes salir del cuarto? Es que estoy en ropa interior- él abre mucho los ojos y se pone algo colorado y sale rápido de la habitación, no logro contener la risa.

Tomo unos jeans, una blusa blanca y unas zapatillas y salgo de mi cuarto. Finnick no estaba en el pasillo, aprovecho para ir directo al baño. Me lavo la cara, los dientes, cepillo mi pelo y lo ato en una cola de caballo. Esta vez cuando salgo, sí encuentro a Finn.
-¿Ya puedo mirarte?- él se está tapando los ojo y con una sonrisa pícara- ¿Ya te cambiaste?
-No te hagas el lindo ahora, bien que te pusiste como un tomate cuando te dije que estaba en ropa interior- digo levantando una ceja y riendo. Él solo se queda callado y me mira frunciendo el ceño- vamos, seguro mi madre ya preparó el desayuno.

Los dos bajamos por la escalera y entramos, efectivamente, encuentro nuestro desayuno. Pero estamos solos; de repente escucho que mi mamá entra en la sala, nos planta un beso en la mejilla a ambos en forma de saludo.
-¿Y los demás?- pregunto mientras levanto el vaso de jugo y me lo llevo a la boca.
-Peeta llevó a Annie y a Cinna a la panadería, querían mostrársela.
-¿Sales a cazar hoy?
-Sí- responde ella y me mira- ¿por qué?
-Por nada- me apresuro a contestar, no tienen que sospechar nada- es que Finnick me dijo que quería ir a nadar hoy- apunto a Finn con mi cuchara, él me mira con los ojos muy abiertos- quizás podrían llevar a Annie también- trato de sonar despreocupada.
-¿Y tú por qué no vas?- pregunta mamá, me mira de forma rara, como inspeccionándome.
-Tengo deberes que hacer para mañana para el colegio- respondo revolviendo mi cereal.
-Está bien- se limita a responder ella, por suerte había caído- Ahora necesito que vayan hasta el mercado, necesitamos algunas cosas para la comida de hoy- nos entrega una corta lista.

Terminamos nuestro desayuno apresuradamente y salimos de mi casa. Aire fresco entra por mis fosas nasales, dándole a mi cuerpo una sensación de relajación, pero desaparece un par de minutos después.
Un poco antes de llegar, veo algo que hace que se me baje la presión: dos de mis compañeras de colegio (las más creídas de todas) se acercan a Finnick y a mí, bueno, más específicamente a Finnick. 
-¡Prim!- exclama Nicky, una chica rubia, de ojos verdes y bastante alta, acercándose a nosotros. Laureen, pelirroja de ojos celestes y apenas más baja que la anterior, le sigue el paso – ¡Amiga! ¿Linda, cómo estas?- pregunta, mirando a Finn en vez de a mí.
-Yo estoy b…- no llego a terminar la frase.
-Oh ¿Y quién este hermoso chico?- Laureen ya llegó a nosotros y se para al lado de Nicky, escucha la conversación. Finnick, como seductor de nacimiento, le da una sonrisa como la que me hizo a mí y luego le besa la mano delicadamente, hace lo mismo con Laureen; ambas sueltan un suspiro. Siento que mi temperatura levanta y la rabia corre por mi venas, llenando cada una de las partes de mi cuerpo.
-Mi nombre es Finnick, Finnick Odair- dice en su voz seductora, juro que en este preciso momento podría golpearlo- ¿Y ustedes como se llaman, princesas?
-Soy Nicky, y la chica parada a mi lado se llama Laureen.
-Un placer conocerlas, señoritas- otra vez les muestra su sensual sonrisa.
-Finnick, ya sabes lo que dijo mi madre, tenemos que ir hasta el mercado- digo, apretando a los dientes para disimular mi rabia, pero por la mirada divertida que me da Finn, creo que no lo logro.
-Está bien, Prim. Después hablamos chicas- él las saluda con las manos, mientras las dejamos atrás, con cara de desilusión mezclada con enojo. Cuando estamos lo suficientemente lejos como para que no nos escuchen, él vuelve a hablar- ¿Qué fue eso? ¿Una escena de celos?- me mira divertido.
-Claro que no- hago todos mis esfuerzos para mentir lo mejor que puedo- es solo que ellas no me caen muy bien, solíamos ser amigas, pero me di cuenta de que estaban utilizándome para copiarme la tarea. Nada lindo.
-Ah… es solo que… yo creí que… bueno, olvídalo- Finn baja la mirada, estaba algo desilusionado.
-Vamos rápido, mi madre va a matarnos.

Caminamos rápidamente, para llegar al mercado; compramos todo y volvemos a casa a paso ligero.

Sin duda, hoy sería un muy largo día.
-------------------------------------------------
Bueno, comente pipol. Espero les guste.