Cap. 51 (17 de 2O/maraton)

Era increíble… llevaban todo el día, allí tumbados, tapados con un simple albornoz. Y ahora observaban las estrellas, juntos. Una noche romántica, perfecta en la isla de Galesnjak. Habían estado hablando de tantas cosas… riendo, enfadándose en broma, coqueteando. Sabiendo, encontrando el punto de felicidad. La compatibilidad de ambos daba al cien por cien. Parecían inseparables, pero a veces las cosas dan giros de trescientos sesenta grados.

- Justin… - ________ se acurrucó en su pecho, aún húmedo. Le había tocado a ella tirarlo al río. Y se notaba mucho… que él se había dejado caer. Porque sinceramente, ________ no podía con Justin. Pero le hizo gracia.

- Dime mi amor. – apartó los mechones húmedos. Que ahora parecían de un castaño intenso a causa de la oscuridad, y a la vez, de un tono más rojizo, por la luz del cuarto de luna.

- ¿Qué es el regalo? – suspiró, haciendo dibujitos en su pecho.

- La luna. – le besó la cabeza.

___________ se rió.

- No puedes regalarme la luna.

- Por ti, haría lo que fuera. Te aseguro que si fuera posible llegar hasta ella y bajártela, lo haría. – ella le sonrió, enternecida. Buscó sus labios para saborearlos. Una vez más, de nuevo.

- Eres hermoso. – dijo mirándolo a los ojos, donde se podía ver a ella misma, en esas limpias pupilas, oscuras como el mismo mantel del cielo.

Justin le dedicó otra sonrisa. Y de la nada, apareció la cajita de antes.

- ¿Puedo? – dijo ________, contenta.

- Si, ahora si… - suspiró mirándola. Un suspiro, ¿quizás de amor? – creo que es el momento.

- A ver, a ver… - Desabrochó primero el lacito. Y después rascó los trozos de celo, con cuidado. Justin amaba observar esos pequeños detalles. Eso que ella hacía, con plena delicadeza.

- ¿Sabes que hoy he descubierto una cosa en ti?

- ¿A si? – dijo __________ concentrada en lo que estaba haciendo: desenvolver su regalo. - ¿Cuál?

- Tienes una peca… - metió la mano entre sus piernas. – justo… aquí… - murmuró. ________ se estremeció, riendo a la vez.

- ¡Justin! – rió y mordió su hombro, juguetona.

- Te amodoro. – dijo, simpático.

- ¿Qué?

- Te amodoro. – repitió.

- ¿Eso qué es? – dijo prestando atención ahora a Justin.

- Te amo y te adoro. A la vez. Más intenso.

- ¿De verdad? – rió. - ¿Una nueva palabra?
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