Cap. 46 (12 de 2O/maraton)

Justin observó la expresión de la cara de __________.

- Dios, esto es precioso… mi vida… - sonrió, y se acercó a él para agradecérselo con un beso. Aun que eso era poco, demasiado poco.

- Todo por ti… estas van a ser nuestras… - se quedó pensando – segundas vacaciones … las primeras de verdad – los dos rieron – y quiero que sean especiales…
aun que mi amor… cada momento que paso contigo es especial… - la cogió de las mejillas y presionó sus labios contra los de ella, impregnándose de su gloss con sabor a fresa.

____________ miraba fascinada la casa que Justin había alquilado. Eso le habría costado un paston. Él la rodeó por detrás y le besó la nuca, ya que ___________ llevaba una trenza lateral.

- Entonces, ¿te gusta, pequeña?

- Muchisimo. – sonrió y volvió a besarlo.

- Vas demasiado guapa. – dijo dándole una palmada en el culo.

- Voy normal.

- Demasiado guapa. – repitió Justin con ese rintintín suyo.

Y era verdad. A ella le gustaba vestirse bien, normal, comoda. Pero a la vez guapa, solo para él. Llevaba unos pantalones pitillo tejanos y unas camperas de tacón. Y la chaqueta con la capucha emplumada.

- ¿Entramos? A dentro encenderé la chimenea, ya verás que bien se estará. – mordió el lóbulo de la oreja de ___________ y ella se estremeció.

- Vamos.

Justin sacó unas llaves y abrió la puerta de entrada. ___________ aún quedó más fascinada por el interior.

- Esta casa es fantástica.

- Si quieres la compro y venimos aquí a pasar las vacaciones.

_________ lo miró boquiabierta.

- ¿Estás loco? Ya bastantes gastos tenemos con nuestra casa en Los Ángeles.
Además de que tienes una cala privada con esa casa… - __________ se sonrojó en pensar todo lo que había pasado allí.

- ¿Y qué? Pues bien que nos lo podemos permitir.

- Tú te lo puedes permitir, Justin. Yo tengo un oficio en el que cobro bien, muy bien para ser exactos, ya que tengo mi carrera y todo eso. Pero no estoy forrada como tú. – alzó una ceja y a Justin le pareció muy gracioso.

- Sabes que mi dinero también es tuyo.

- Demasiado que lo se. – dijo mirando hacia el suelo. – parezco una niña de papá de lo mimada que me tienes.

- No, no pareces una niña de papá. – la volvió a abrazar, pellizcando una de sus mejillas y viendo esos ojos, ligeramente maquillados, deliciosamente teñidos de un color precioso. – eres la niña de Justin. – Y ambos rieron.

- Eso, ni lo dudes.
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